Andrés Figueroa Cornejo
La
tiranía, cuyo capataz de turno es Juan Hernández, riega de ejército y policía
militar acceso a capital hondureña por marcha de la oposición democrática. TSE
confirma fraude.
Recién el sistémico Tribunal Supremo Electoral (TSE),
como se suponía, acaba de confirmar los números del fraude, intentado legitimar
la nueva forma de la tiranía. Le da al ultraderechista Juan Hernández un 36 % y
a Xiomara Castro de LIBRE, un 28 %.
El 30 de noviembre se
realizará una marcha popular entre la Universidad Pedagógica Nacional hasta las
bodegas sonde se encuentran los votos de la elección violada por la dictadura
hondureña el pasado 24 de noviembre. La convocatoria es a las 08.00 hrs. y se
desplegarán contra el fraude electoral las fuerzas sociales agrupadas en el
Frente Nacional de Resistencia de Honduras y
el Partido LIBRE.
La cara de la tiranía
impuesta por el fraude imperialista, Juan Hernández del Partido Nacional, desde
anoche mandó la militarización de los accesos a la metrópolis de Honduras,
en un contexto donde ya se ha asesinado a un militante de Libertad y
Refundación sólo hace horas.
Luego de vacilaciones y tiempo solicitado por la
verdadera presidenta ganadora en los comicios, Xiomara Castro y su marido, el
mandatario de origen liberal depuesto en 2009 por los partidos de la
oligarquía, Manuel Zalaya, para contar con superiores pruebas del fraude -que
ya sobraban el mismo día de las elecciones-, por fin se realizó el llamado a la
movilización popular, único medio para impugnar con fuerza y más allá de las
leyes de la minoría en el poder y los intereses del Pentágono, el robo
electoral.
Estudiantes, campesinos e indígenas en lucha han
protagonizado protestas durante la semana pasada contra la dictadura. En los
hechos, son los sujetos sociales, el pueblo real que resiste la tiranía
digitada desde la embajada estadounidense. El Partido LIBRE es un instrumento
básicamente construido para enfrentar la coyuntura electoral y contener al
conjunto policlasista de la oposición contra un poder dinosáurico en un
territorio donde el 70 % de la población es pobre y re-pobre.
La realidad son las relaciones de fuerza concretas.
La ley ya fue transgredida a vista y presencia del mundo. Se ejecutó el fraude
como estaba vaticinado, el cual, no faltaba más, fue refrendado por el
histórico instrumento imperialista OEA, y no bastaron las denuncias de delitos
electorales por los más de mil observadores internacionales para cambiar nada.
La política no sólo es economía concentrada, sino también movimiento, fuerza y
consenso. La crisis de gobernabilidad o quiebre del consenso social ya es un
hecho hace tiempo y sólo resta la fuerza, actualmente monopolizada por el
Estado y su administración de turno.
Se termina el momento de la lucha electoral. El
pueblo organizado y conciente hondureño remece el rápido cambio de coyuntura
tras sus intereses históricos. Hoy el combate de la mayoría oprimida tiene
carácter pacifista. El movimiento real de las fuerzas sociales, su acelerada
maduración, le impone una batalla dura y larga, y de superior organización. Va
siendo la hora de los jóvenes, mujeres, indígenas, campesinos y asalariados que
luchan frontalmente contra la dictadura. Se liquida velozmente el ámbito del
cuestionamiento electoral. En verdad, ello ofrece un argumento esencial para
poner el reloj popular a la hora que impone la propia tiranía. Al respecto, por
lo menos, la conducción, ahora mismo, debería ser compartida por la autoridad ganada
en la lucha por quienes ponen el cuerpo sin vacilaciones.
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