viernes, 31 de enero de 2014

Bachelet en apuros antes de asumir presidencia de Chile y otros litigios

Andrés Figueroa Cornejo

1. A la hace poco reelecta presidenta Michelle Bachelet por un 25 % de los posibilitados legalmente para votar en Chile -confirmando la crisis de representatividad del sistema político austral que desde el plebiscito de 1988 mantiene prácticamente el mismo padrón electoral- todavía le resta más de un mes para asumir el Ejecutivo y ya su gabinete anunciado comienza a hacer agua por varios costados. En términos inmediatos y con lógica de arquero futbolístico, Bachelet puso de ministro de Educación al ex titular de Hacienda y ex funcionario del Fondo Monetario Internacional (prestamista y productor de deuda impagable, y evaluador de Estados para orientar a inversionistas de talla mayor), Nicolás Eyzaguirre. El objetivo es contener y desmantelar al poderoso movimiento estudiantil contra el lucro con un cuadro financiero que, de acuerdo a sus resultados, bien puede convertirse en candidato presidencial para el 2018. Sin embargo, a los inexistentes expedientes de Eyzaguirre en materia educacional, se agregó la nominación como subsecretaria de esa misma cartera a Claudia Peirano, reconocida defensora de la enseñanza privada. Es decir, una clásica tecnócrata que considera la educación como una mercancía más. Con el argumento de ‘conflicto de intereses’, ahora mismo Peirano es objeto de críticas no sólo de los que fueron representantes estudiantiles y hoy están en el parlamento, sino de los estudiantes empobrecidos que privilegian la acción directa contra la enseñanza del negocio y la deuda, e incluso del propio partido Demócrata Cristiano en el cual milita la subsecretaria. Hasta hoy, Bachelet, pese a los cuestionamientos multiplicados provenientes de su propia Nueva Mayoría, ha confirmado a Peirano en su cargo. ¿Por qué en vez de sacar a la funcionaria y enfriar el problema, Bachelet desafía el sentido común? Es probable que la presidenta desde marzo de 2014 tema que la renuncia de Peirano cuestione en conjunto su gabinete. Hoy es Peirano, pero junto a Eyzaguirre, ya han provocado ruido fundadamente las autoridades de Minería, Salud, etc. El criterio predominantemente nepotista, familiar, consanguíneo en la confección del gabinete, suele parir políticas con cola de chancho. Y eso que aún falta paño que cortar en otras carteras que, seguro, serán portada compartida con el Festival de Viña del Mar en febrero de 2014.
Si la administración de Bachelet arranca con una pobre votación, la relativización diaria de su programa original y un gabinete jaqueado por la opinión pública, potencialmente no tendrá tregua social ni tiempo.
Bachelet es la presidenta de la embajada norteamericana, del empresariado -y sacando a los aspirantes a llenar las planillas estatales- y de la población que votó contra la derecha militarizada encarnada en Evelyn Matthei, hija de un ex miembro de la junta pinochetista.
El verano chileno abandonó su paz vacacional. Esa paz mítica que sólo existe en los suplementos del matutino El Mercurio. 

2. La II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) es una victoria de la política exterior de Cuba en materia de posicionamiento mundial y como añosa estrella pro-articuladora de la unidad continental. Otra cosa serán los resultados concretos en materia de acuerdos económicos de largo plazo en un contexto de ofensiva norteamericana y opacidad de sentido del regionalismo brasileño. De cualquier modo, la superación en los hechos de la Organización de Estados Americanos (OEA) obliga al imperialismo usamericano a comenzar a explorar una nueva fórmula  para recrear una institución para Latinoamérica de acuerdo a la guerra fría del siglo XXI. Es decir, entre la actual disputa comercial y financiera, política y militar intercapitalista de mercados mundiales entre China y Rusia versus Alemania y EEUU.
Al respecto, las iniciativas del Estado corporativo estadounidense que funda su poderío inestable y hegemonía del dólar como divisa planetaria en su industria-vanguardia de producción de tecnología bélica, se anclan en la Alianza Transatlántica de Comercio e Inversión con la Unión Europea; el Acuerdo de Asociación Transpacífica, y la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú, Chile y eventualmente Panamá y Uruguay).
La Alianza del Pacífico fue la variable que condicionó el diferendo marítimo de ‘resultado salomónico’ entre Chile y Perú el pasado 27 de enero. Ambos enclaves de los intereses norteamericanos en Suramérica están destinados a mantener complementaria y competitivamente la producción cuprífera y minera, sin ruidos que puedan entorpecer los objetivos estadounidenses.

3. Hasta el momento, la crisis civilizatoria del capitalismo no ha abierto una nueva temporada de insurrecciones populares de horizontes post capitalistas en la periferia. Las resistencias pro populares, en particular de Venezuela, continúan reproduciendo el patrón primario exportador con una notable distribución social de sus excedentes. Sin embargo, tanto las burguesías preexistentes como las provocadas en el propio proceso de centralización estatal continúan beneficiándose incluso en un marco de relaciones de fuerzas de clase sustantivamente más simétricas que jamás antes en la historia venezolana. Pero mientras el gobierno bolivariano coexista con la clase gran propietaria y parásita y no traspase definitivamente el poder a las fuerzas sociales históricamente oprimidas y actualmente auto-conscientes, el tiempo favorecerá a los poderes tradicionales.

(4. Los últimos análisis de coyuntura del prestigiado economista de izquierda Claudio Katz han intentado realizar una suerte de clasificación matizada entre un sector de intelectuales que plantea que se estaría transitando por una fase ‘pos liberal’ y, al otro extremo, por quienes ‘uniforman’ la condición de dependencia primarizada de toda América Latina. Cada esquina, naturalmente, comportaría conclusiones y proyectos políticos distintos (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=179989).
Al respecto y con el respeto y admiración por la trayectoria de Katz, a quien suscribe este borrador le resultan forzadamente dicotómicos los cortes establecidos por el académico y luchador social argentino, y no necesariamente convincentes. La política no es el arte de promediar discrecionalmente posiciones tan extremas como abstractas. Es más bien el arte de acumular fuerzas para conquistar el poder. Y de tomar partido por los intereses de los pueblos y los trabajadores, como es el caso, entonces la política es el arte de acumular fuerzas sociales destacadas a destruir el Estado burgués y establecer una sociedad radicalmente democrática que acabe con la dictadura del capital y siente las condiciones del fin del trabajo asalariado, el patriarcado y la sociedad de clases. En este sentido, el llamado ‘pos liberalismo’ –de existir más allá de la propaganda- ilusiona engañosamente, mientras que la denominada teoría del Consenso de commodities se hace cargo de uno de los vértices históricos de la dependencia de las economías periféricas. Esto es, ella es concretamente útil para caracterizar y dirimir rumbos libertarios. ¿Pero qué tiene que ver lo anterior con el paralelismo insostenible entre la política y la economía?
Ahora bien, ¿qué quiere decir el que ahora escribe apuradamente y parece emplear el material de Katz casi como fraterna provocación y excusa para exponer sus acentos? Que la crítica dialéctica y eminentemente práctica no se sitúa desde un cociente entre pos liberalismo y Consenso de commodities, ni desde una distinción casi contradictoria entre política y economía, sino desde la radicalidad impuesta por las condiciones concretas de un sistema-mundo dominado por la deuda, la especulación, el saqueo, la explotación multidimensional del trabajo humano y la concentración y formación de nuevos bloques conflictivos entre los mandarines del capital planetario. Las formas ‘nacionales’ de la actual fase capitalista, devenidas de la financiarización mundial en línea (y por tanto, de los aislamientos nacionales imposibles), como tendencia, resultan mucho menos determinantes y nítidas que en la fase previa fechada entre la II Guerra Mundial y la implosión de la Unión Soviética.
Por supuesto que existe una diferencia política entre la administración de los Estados mexicano y venezolano. México es hoy extensión de EEUU y Venezuela resiste esa condición. Pero México es mucho más ultraliberal que socialista es Venezuela. Y no hay promedio entre ambas realidades. Hay hegemonía del capital, de lo contrario Venezuela habría destruido a la burguesía.

Lo más probable es que este escribidor malinterprete a Katz y lo emplace injustamente. Que incluso no esté haciendo sino continuar bien o mal su clasificación diferenciada entre los procesos disímiles que mapean a América Latina.  Sin embargo, la economía en su sentido elemental es el lugar sobre el cual se producen las relaciones sociales. Y la política no corre autónomamente. Salvo en los relatos, los deseos, el parlamentarismo cazador de clientela. Es decir, salvo en los discursos contingentes y de interés inmediato propios de la democracia burguesa representativa. Todos aspectos muy lejos de Claudio Katz.)

sábado, 25 de enero de 2014

La temperatura político-social cuando se desvanece enero en Chile

Andrés Figueroa Cornejo 

1. Que el gabinete presentado el 24 de enero por la hace poco electa primera mandataria por un 25 % de la población habilitada para sufragar en Chile, Michelle Bachelet, en general, sólo confirma el mantenimiento de la administración de un Estado clave en la organización geoeconómica, política y simbólica del imperialismo norteamericano para Latinoamérica.
Los nombramientos de los titulares de cartera –una anécdota en la orientación estratégica del ultraliberalismo de manual que gobierna al territorio más austral del planeta desde la segunda parte de los 70 de siglo XX- fueron primero promovidos y luego aplaudidos por el empresariado y los representantes políticos de la derecha tradicional aún en La Moneda.
No es preciso detenerse mucho para conocer, por ejemplo, la función que cumplirá el nuevo ministro de Educación (¿y eventual candidato presidencial para el 2018?), Nicolás Eyzaguirre, ex ministro de Hacienda del ex presidente y luego funcionario de la ONU por decisión estadounidense, Ricardo Lagos Escobar. Eyzaguirre fue designado por esos mismos poderes como asesor y consultor del Fondo Monetario Internacional (FMI, una de las fábricas mundiales de la deuda para volver más dependientes a las economías ya dependientes) en plena tiranía pinochetista asediada por el movimiento popular. 12 años después, bajo los gobiernos civiles, fue premiado con el cargo de Director Ejecutivo del Departamento para el Hemisferio Occidental del FMI. Asimismo fue parte del directorio del canal 13 de televisión abierta de propiedad del grupo Lucsik y uno de los medios entrañables de los sectores más reaccionarios de la Iglesia Católica en Chile.
En la misma administración de Lagos Escobar, Eyzaguirre, ante las demandas estudiantiles por la crisis financiera del sistema de enseñanza superior, creó una forma de crédito universitario para beneficio de la banca privada –no existe una pública en Chile- con aval del Estado. Es decir, Eyzaguirre es uno de los funcionarios que gatilló el histórico movimiento estudiantil contra el lucro en la enseñanza. Al conocerse su nombramiento, el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago no dudó en afirmar que “Su historia lo condena”.
La mayoría de las individualidades que completan el Ejecutivo de Bachelet tiene vínculos de parentesco o jugaron roles determinantes en materias energéticas y mineras con destrucción ambiental –humanidad y naturaleza- durante los últimos años. Ello resulta absolutamente coherente con el lugar de la economía chilena en la  organización internacional del capitalismo. El país de Salvador Allende hoy se sostiene sobre la exportación primaria de commodities ligados al extractivismo minero y maderero (celulosa); es plataforma financiera transnacionalizada; y por el retailer (tiendas comerciales y supermercados que obran también como financieras) en plena expansión transfronteriza. Es decir, capital financiero concentrado que ordena la realización del saqueo de recursos naturales, la industria de la deuda y la especulación, la seguridad social privatizada y en crisis, y la desregulación absoluta de la explotación del trabajo asalariado.  La desigualdad meridiana de los ingresos es sólo una manifestación de las contradicciones sociales producidas por uno de los más audaces procesos de acumulación y reproducción del capital en el planeta.
Claudia Pascual es la primera dirigenta del PCCh en acceder a un ministerio en más de 40 años, efecto de la incorporación de esa tienda al compuesto liderado por Bachelet. Se trata de la cartera, en teoría, destacada a enfrentar las formas más excluyentes de una sociedad patriarcal. Pascual tiene los méritos para encarar con rigor y seriedad esa y otras tareas. Sin embargo, los ministerios no operan como estancos autónomos de la dirección ejecutiva estratégica de un gobierno condicionado por los dictados imperialistas. La administración del Estado antipopular chileno funciona como una totalidad de alta unidad de sentido. Y ello sobrepasa las capacidades e intenciones de las personas en particular. Claudia Pascual es antropóloga y lo sabe perfectamente.       

2. Que el fallo de la Corte de la Haya, como ya se ha señalado en textos previos, ‘favorecerá’ al Estado peruano. Pero los Estados de Chile y Perú son eslabones necesarios para el sometimiento de América Latina a los intereses norteamericanos. De hecho, Perú y Chile no sólo sostienen fluidos acuerdos comerciales y financieros, sino que constituyen la Alianza del Pacífico, tratado de libre comercio impuesto por el imperialismo Usamericano, tanto para descalcificar el Mercosur, el Unasur y cualquier intento de acuerdo comercial sobre fundamentos simétricos entre los países de América Latina y el Caribe en la lucha de Venezuela y Cuba por dar pasos contundentes hacia el fin de la dependencia político-económica; como para intentar ralentizar la expansión china en los mercados del continente suramericano.
La llamada ‘política de las dos cuerdas separadas’ entre los Estados de Perú y Chile para referirse al mantenimiento de una actuación paralela entre los diferendos fronterizos y las relaciones económicas, es una expresión abstracta salida del diccionario diplomático y no de la realidad. La realidad corresponde a los acuerdos comerciales, la tutela norteamericana y la Alianza del Pacífico. Por eso, más allá de gestos mediáticos y declaraciones ambiguas, los dos Estados supeditarán el fallo favorable a Perú a sus relaciones comerciales.
De todas maneras, más allá de las puestas en escena por arriba, por abajo, organizaciones sociales y personas han ofrecido significativas muestras de hermandad entre los pueblos, aislando el relato y la conducta patriotera y belicosa de grupos abiertamente fascistoides de ambos países.

3. Que mientras la lucha de los trabajadores portuarios remece enero de 2014 y cobra la solidaridad activa de sus pares en Europa y EEUU a través de la disposición a boicotear el arribo de naves provenientes de puertos chilenos que no han logrado su paralización, el gobierno y el empresariado debieron llamar a una mesa de negociación, hasta ahora, ‘mesa de negación’ a las demandas laborales por parte del empresariado. En la madrugada del 25 de enero, el gobierno y los portuarios alcanzaron un pre acuerdo que debe ser refrendado por las corporaciones. Hasta hace muy poco los trabajadores negociaban sus demandas sin desmovilizarse, mientras el Estado empresarial decía negociar, pero sin dejar de reprimir violentamente el movimiento.
La huelga portuaria ha afectado las fibras sensibles de un capitalismo exportador. De ello y de su voluntad insobornable y organización radicalmente democrática dimanan sus fueros. Como se ha mencionado antes, la batalla de los portuarios, más allá de los pesos, ha encarnado un capítulo ejemplar de la resistencia de los trabajadores contra el subcontratismo y la tercerización, tendencia actualmente predominante en las relaciones capitalistas para extraer un mayor excedente de la explotación humana y de la expoliación de recursos naturales. Al interior del país, los portuarios han recibido la solidaridad de otros sectores del sindicalismo en lucha, estudiantiles y Mapuche. Y la población, en general, aprueba el combate sensiblemente, pero de manera inorgánica.
Quedan pendientes entonces y por ahora, la firma empresarial al pre acuerdo, la evaluación crítica del comportamiento obsecuente de la dirección de la Central Unitaria de Trabajadores y sus consecuencias políticas en el campo del trabajo organizado, y las potencias del pueblo trabajador para refundar un sindicalismo de lucha, independiente de los intereses estatales y del capital.   

sábado, 18 de enero de 2014

Chile: La batalla de los trabajadores del mar

“¿Por qué me desenterraste 
del mar?”
Rafael Alberti

Andrés Figueroa Cornejo 

1. Mientras por arriba se espera el fallo oficial de la Corte de la Haya respecto de las reyertas limítrofes entre los Estados de Perú y Chile, y en una maniobra de sainete se ‘desintegra-depurándose’  el partido del presidente Piñera, Renovación Nacional, en la vida real la huelga de los trabajadores portuarios hace historia.

Sobre el dictamen internacional a favor de Perú, cuyos efectos concretos no se verán salvo en las tiras cómicas y mapas escolares, los capitales transnacionales de asentamiento chileno en plena expansión en el mercado peruano, como el pronorteamericano tratado de libre comercio Alianza del Pacífico (Chile, Perú, México, Colombia y Panamá), organizan y ponderan las reacciones de ambas cancillerías. Los más pacientes sabrán escuchar las bravatas abanderadas de rigor, y habrá algún incidente menor para ilustrar las querellas.

En cuanto al partido de gobierno, Renovación Nacional –variante aparentemente menos conservadora que la derecha militarizada (UDI)-, su desmantelamiento es un ejercicio de oportunismo y espléndida reformulación, tal cual un banco quebrado cuyos accionistas más audaces retiran los pocos papeles con algún valor que restan ante el desastre del emprendimiento. Un modelo de resiliencia y capacidad de flotación que puede seguirse por televisión abierta.

Pero la huelga portuaria es lo importante.

2. Las condiciones salariales, laborales y contractuales de los trabajadores portuarios en Chile son paradigma de una de las formas que el capitalismo emplea en la actual fase para intentar amortiguar la caída tendencial de sus utilidades a través de la intensificación de la explotación del trabajo humano en el área de las exportaciones, clave y sentido de la economía dependiente chilena.

En términos inmediatos, las demandas de los hombres de mar y de la comunidad que gira y sobrevive a su alrededor sintetizadas en la paralización de faenas que arrancaron en los puertos de San Antonio y Mejillones tienen que ver con los sistemáticos incumplimientos de las administraciones del Estado, tanto de la ex Concertación, como de la Alianza (*). La reivindicación de fondo apunta al fin del subcontratismo, la tercerización, el subempleo. Esto es,  al término de uno de los modos capilares de acumulación, concentración y reproducción capitalista a escala mundial.

Debido a lo anterior la artillería estatal, empresarial y sus extensiones representativas en el sistema de partidos políticos, se ha descargado con saña sobre el movimiento que comenzó la última semana de 2013. La represión, amenaza y hostigamiento se han manifestado a través de los cercos de la policía militarizada y la Armada,  las penas del infierno de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC, gremio empresarial) debido a las ‘pérdidas millonarias’ en materia de exportación, daño a imagen-país a la hora del examen de las evaluadoras de riesgo internacionales por ‘falta de disciplinamiento laboral’ y eventual retraso de compromisos comerciales; y el tradicional chantaje de los camioneros –peonada y carne de cañón del capital-, que dramatizan presiones de ‘solución urgente’ sobre el gobierno para que intervenga con mayor protagonismo. Naturalmente, y como si fuera poco, la lucha portuaria ha debido encarar rompehuelgas, dirigentes falsos, distorsión mediática de sus objetivos, etc.

En tanto, la solidaridad activa de sectores mineros y estudiantiles al interior del país (y solidaridad amplia de otros ámbitos del trabajo, de formaciones de DDHH del siglo XXI y de pueblo organizado), como internacional, se multiplica por minuto. Sin embargo, aún resulta insuficiente.

3. Si bien las revoluciones sociales no las hace el sindicalismo, sino que el conjunto mayoritario de los oprimidos -donde los trabajadores cumplen un rol estratégico por su situación objetiva, sentido y posibilidades de aportar a la ingobernabilidad y a la conducción política de un pueblo insurrecto-, la lucha portuaria hoy, con su solo movimiento y resistencia, construye las condiciones de la superación de la mansedumbre, resignación, fatalismo y ausencia de disposición combativa de la fuerza asalariada en Chile  e incluso de sus instituciones convencionales.

En este sentido, la incorporación subsidiada electoralmente de la dirección del PCCh a la ex Concertación (hoy, Nueva Mayoría) a cambio de vaciarse poli-éticamente, se ha expresado en la conducta del directorio de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), cuyo silencio frente al conflicto portuario descubre su funcionalidad sistémica para la contención social. Y atención, que el descrédito de la militancia bacheletista que hegemoniza el directorio de la CUT no tiene nada que ver con alguna conspiración solapada y febril del también ineficaz ‘sindicalismo rojo’. La prioridad estratégico destructiva contra los trabajadores organizados (ejecutada con venganza cerebral, criminal y luego legal) desde la madrugada de la contrarrevolución capitalista inaugurada por la dictadura militar de 1973 y profundizada durante los gobiernos civiles desde los 90’, debilitó hasta la propia posibilidad de existencia de un sindicalismo economicista tradicional.

Por ello la batalla de los portuarios marca una inflexión histórica. Y por eso los portuarios en particular son promesa de polo, eje tractor y puesta al día del nuevo sindicalismo chileno.

4. Así como los niños no salen de un repollo, los movimientos sociales no son espontáneos. Tienen historia. Y la historia de la batalla de los trabajadores portuarios ha cumplido plazos, quemado alternativas, combatido muchas veces. El pueblo trabajador del mar privatizado de Chile (cuyo lugar en el mundo es apenas un borde costero apretado contra la armadura andina) es hoy resultado y resumen de las transformaciones capitalistas llevadas a su propio límite. De allí la radicalidad de la organización portuaria, su escepticismo ante las promesas de las administradoras ejecutivas del Estado, del empresariado y del sistema político. Si bien siempre existen los peligros de la cooptación de sus liderazgos, esta vez los portuarios han tomado precauciones, adoptando la arquitectura democrática de los estudiantes secundarios y del pueblo mapuche: vocería en permanente evaluación y potencial revocabilidad. 

Las articulaciones políticas anticapitalistas no pueden restarse de semejante experiencia. De hecho es precisamente en el movimiento real que resiste y en cuyo seno están los materiales de la superación del sindicalismo de la obsecuencia, donde debe navegar la rebeldía cuando se trata del territorio del trabajo. Poniéndose a disposición y ofreciendo destrezas complementarias, compartiendo y sistematizando aprendizajes en la práctica concreta, politizándose mutuamente. Hermanándose.

También de esa reunión infatigable, auténtica y fraterna amanece la conducción política autorizada para revolucionar la vida.   


*Respecto de los antecedentes generales, contexto y aspectos del proceso que enmarcan el actual conflicto, pueden revisarse las siguientes entrevistas con dirigentes portuarios  realizadas durante los últimos 7 años: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=144478,

domingo, 12 de enero de 2014

Enero 2014 en Chile: El factor portuario, las inequidades y una pérdida

Andrés Figueroa Cornejo 

1. Los principios metálicos del imperialismo dictados durante la administración de George W. Bush (2001-2009) para los países dependientes se sintetizan en la multiplicación de tratados de libre comercio donde el sur es reprimarizado y se consolida como objeto de saqueo y expoliación de naturaleza y trabajo humano barato, mientras el norte monopoliza las finanzas y el conocimiento científico y tecnológico estratégico. Así también se impone  que los territorios periféricos sancionen leyes antiterroristas para reprimir preventiva y ejemplarmente cualquier gesto popular que lastime de verdad, en potencia o imaginariamente al capital en general y a los intereses del Eº corporativo norteamericano en particular; y el establecimiento de democracias sin pueblo y de sistemas de partidos políticos funcionales al poder geopolítico central del planeta. En la actualidad  EEUU permanece conflictuado por la emergencia de China y Rusia y su competencia en mercados  comerciales y financieros tradicionalmente considerados de su propiedad. Como parte vital de la guerra económica por arriba,  EEUU apura un pacto de sangre con los Estados cruciales de la Unión Europea (Asociación Transatlántica de Comercio e Inversiones) para enfrentar la arremetida asiática. Lo anterior se dibuja con tiza fresca en la lucha interimperialista de la repartición del mundo.

Subordinado a los principios previos -cumplidos sobreactuadamente- se explica y desenvuelve la clase hegemónica en Chile a enero de 2014.

2. Un 30 % menos que el 2012 acumuló el superávit comercial fundado sobre la exportación de minerales y otros commodities secundarios. Si bien ese guarismo se mantiene aún favorable, así como el crecimiento y los índices macroeconómicos –pese a una tendencia gradualmente descendente-, Chile es uno de los países del planeta donde la desigualdad social y asimetría en la distribución de los ingresos resulta más tangible y brutal, e incluso se manifiesta geográficamente en la organización territorial de los empobrecidos y los pocos enriquecidos, tanto en las ciudades capitales como en la provincia profunda.

Respecto de las inequidades, el  economista Marco Kremerman de la Fundación Sol afirmó que “Acá, según un sondeo, el 1% más rico concentra el 31% de los ingresos, cifra que puede verse como escandalosa si se considera el caso de Suecia, donde el número llega al 9% o en Alemania (11%). Incluso en Estados Unidos, reconocido por su alta desigualdad, este valor asciende a un 21%.”

La misma entidad informó que el promedio de los ingresos no alcanza los USD450 dólares al mes, que el 75 % de los hogares (4 personas) obtiene USD1400,  y que desde 2010, de cada 10 empleos asalariados, 7 son tercerizados.

La sobrevivencia económica de la inmensa mayoría de la gente sólo se explica por una de las dinámicas motoras de la reproducción capitalista: la deuda y la expansión y diversificación de la industria crediticia. El capitalismo tiene su primavera ganancial en el momento financiero, sorteando el momento productivo  y donde el momento comercial (intercambio) en el retailer opera como respaldo y excusa para vender deuda.

La asimetría abismal entre los magros ingresos del pueblo trabajador y sus precarias condiciones laborales respecto de la minoría enriquecida a su cuenta y espalda, sólo es el termómetro del estadio de las relaciones de fuerza entre opresores y oprimidos en la sociedad chilena. Es decir, la fotografía de la lucha de clases en un momento determinado.

Asimismo, las políticas estatales de contención social hacia la población más empobrecida a través de programas asistenciales resultan muy acotadas en relación a otras economías de la región.

Como en Chile todo es mercancía –todo en su sentido más estricto y literal-, las relaciones sociales resultantes condicionan correlativamente el acceso precario a la salud y la educación de excelencia, a los derechos sociales, a la recreación y al tiempo para la producción y consumo de bienes simbólicos. Este fenómeno redunda particularmente en el no ejercicio de la política –en términos ampliados-, la ignorancia cívica y en una de las dificultades principales para los polos anticapitalistas en sus tareas contra-hegemónicas. Junto a la eficaz usina de la alienación explotada por la minoría gran propietaria, la falta de tiempo libre de los trabajadores y los pueblos atentan contra su organización, disposición de lucha y autoconciencia de sus intereses históricos. Si para el capital el tiempo es oro, para el trabajo y los oprimidos el tiempo es uno de los requisitos de su recomposición como sujeto y promesa de protagonismo político.    

Por otro lado (de la totalidad sistémica), la uniformidad de los ingresos de la mayoría social –más allá de la segmentación aparente y balanceada por la deuda- debería colaborar objetivamente con la unidad orgánica y, por tanto, de sentido de las clases subalternas a la hora del combate social. De hecho, esa misma uniformidad obra como un facilitador  provocado contradictoriamente por la forma nacional de la acumulación y reproducción capitalista en Chile.

3. Una semana antes del fin de 2013 y todavía cuando se escribe este artículo, los trabajadores portuarios de San Antonio y Mejillones, marcando a fuego las primeras líneas de 2014, realizan una paralización de actividades, tanto contra los incumplimientos del empresariado, como contra una de las formas más eficientes de la apropiación privada del excedente producido por el trabajo: la tercerización o subcontratismo o trabajo basura.

La pelea dura de alrededor de 4 mil trabajadores de los puertos ha obtenido la adhesión y solidaridad militante de los asalariados de 9 puertos chilenos, sectores estudiantiles y organizaciones populares de todo tipo.

Si la demanda central –la superación de la precarización contractual, laboral y salarial de los trabajadores- es una reivindicación transversal para la mayoría de los asalariados del país, por causas asociadas a la coyuntura de la recomposición orgánica de la clase trabajadora, hasta el momento otras áreas del extractivismo y los servicios sólo han manifestado una solidaridad declarativa.

Sin embargo, las condiciones materiales para una huelga general están dadas. Los portuarios han ofrecido poderosa resistencia a la represión policial y política. El poder estatal y empresarial los criminaliza desde el gremio de los dueños (Confederación de la Producción y el Comercio), como desde el Ejecutivo de turno en su ocaso anunciado, empleando policía militar, rompehuelgas, falsos representantes sindicales, celda y amenaza.

El capital exagera sus pérdidas y como desde el nacimiento del movimiento obrero en Chile, acusa a los trabajadores de ‘anarquistas’ y digitados por la ‘infiltración’, como si sus demandas no fueran genuinas.

Pero lo anterior es repertorio conocido de los opresores. El dato grave es el silencio obsecuente de la dirección de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), compuesta por militantes de comités centrales y planas mayores de los partidos políticos de Nueva Mayoría (o ex Concertación más el Partido Comunista de Chile). Antes de que asuma Michelle Bachelet en marzo de 2014, la CUT revela una vez más su rol contencioso y complementario de la estrategia antipopular del capital desde el inicio de los gobiernos civiles post tiranía.

Los trabajadores portuarios, los estudiantes secundarios y universitarios, y el pueblo mapuche constituyen el movimiento real visible que contingentemente pugna contra los intereses del empresariado. Su unidad y ampliación de fuerzas sociales es posibilidad para conquistas de los oprimidos. Ningún sector puede alcanzar victorias estructurales por sí solo.

La tragedia tras este enero promisorio capitaneado por los portuarios, es la vuelta de tuerca explícita, formal, real y legal, de la dirección del Partido Comunista chileno al integrarse a Nueva Mayoría, un compuesto apoyado por el empresariado y la embajada norteamericana por su teórica capacidad de gobernabilidad, represión social probada y sin temblores y continuidad ultraliberal. Pero Nueva Mayoría no es el Frente Popular de los años 40 y 50 del siglo XX y su política nacional desarrollista y de sustitución de importaciones. Nueva Mayoría es el instrumento en crisis de representatividad del capitalismo realmente existente arriba descrito de manera apretada.


Resulta tremendamente dolorosa la pérdida de una tienda en cuya cuna se forjó una enorme franja de luchadores sociales que interpretaron, condujeron y protagonizaron episodios extraordinarios para los intereses históricos de los trabajadores y pueblos de Chile. Todavía no se ha basculado suficientemente este vuelco, impensable hace un par de décadas. Al respecto, la conducta reprochable de la dirección de la CUT ante la huelga de los portuarios es sólo un botón de muestra de las negativas repercusiones para el movimiento popular en el presente período y fase de su reestructuración. La propia realidad se encargará de hacer su diagnóstico.