domingo, 23 de marzo de 2014

En Argentina los docentes hoy son vanguardia y promesa del pueblo

“Tu obra es grande, redimes a los pueblos 
les pones en la sangre nueva vida”
Fragmento de “El Maestro” de Alfonsina Storni


Andrés Figueroa Cornejo 

1. La huelga docente en la provincia de Buenos Aires (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=182227)  que ya despidió el verano e ingresó impetuosamente al otoño, ha sido censurada por “irresponsable”, “irracional” y “política” según el jefe del Ejecutivo de la partición más grande de Argentina, Daniel Scioli. 

Las autoridades políticas de todo rango y tienda subordinadas al programa del tradicional ajuste antipopular ante la crisis económica en curso (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=180566) han colocado de su parte contra los educadores a los medios de comunicación de masas (tan concentrados y editorializados por los que mandan como en casi todo el planeta) y ahora es el poder judicial –otra extensión de las clases dirigentes- quien castiga el movimiento de los que enseñan y enseñando aprenden a sobrevivir bregando a diario contra la realidad de miseria de millones de niños, niñas y jóvenes que acuden a la educación pública en peligro.

Hasta el Papa Francisco ha llamado al ‘diálogo’, cuando en este caso, el diálogo significa que los docentes se resignen a la contracción real de su salario, al empeoramiento de sus condiciones de vida y a consecuencias negras para las mayorías de la sociedad argentina. (Yo voy también con el Cristo de los pescadores y toda mi formación escolar primaria y secundaria la transité en el establecimiento educacional emblemático de los jesuitas en Chile. Entonces era la tiranía de Pinochet y los jesuitas tuvieron el valor de ‘poner el cuerpo’ contra el crimen. Ahora es su costilla del orden la que hegemoniza. ¿El resultado? La ambivalencia imposible en el rigor de la lucha por la emancipación humana).     


2. En materia de remuneraciones, la imposición decretada por el gobierno provincial para casi 400 mil maestros bonaerenses los últimos días de la semana anterior fue de un aumento nominal de un 20,9 % en las planillas de marzo y otro 10% en agosto de 2014. Los profesores  de 13 provincias se mantienen en paro total (existen 24 provincias en Argentina y la de Buenos Aires concentra casi al 40% de toda la población), otras aguardan y la menos ya negociaron a la baja.

La suma del 30,9% dictaminada por el gobierno de Buenos Aires liquidable en dos cuotas, apenas compensa la inflación convenida por la clase política de un 30% en 2013. Si el dinero puede comprar un 7,2% menos entre enero y febrero de 2014 según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, INDEC, intervenido por los gobiernos de turno desde el 2007, sólo en la provincia de Buenos Aires (la menos empobrecida del país), a agosto del presente año luciría un 28,8 % de inflación acumulada. Es decir, junto al pago de la última cuota de la remuneración docente prometida, en este momento la destrucción e involución del precio del salario alcanzaría un 58,8 %, y a fines de 2014, un 73,2%. Únicamente si la inflación de cifras políticas se mantiene como hasta ahora. Sin embargo, y debido al traslado de los costos de la crisis a los trabajadores y al conjunto social en el marco general del ajuste económico, el porcentaje expuesto tiene posibilidades de incrementarse más que de disminuir. En forma de inflación o en forma de rebajas salariales reales, restricciones crediticias y desempleo.

Los docentes cuyo empleador es el Estado (un 75% del total del sistema educativo a nivel nacional), organizados en distintas agrupaciones de dirigentes también de distintos colores partidistas –incluido el partido del gobierno provincial y nacional-, demandan entre un 42% a un 61% de reajuste (ya les adeudan un 30% de 2013). Ambos porcentajes ya han sido licuados hasta por la inflación oficial. Igualmente si se realiza la proyección para el 2014. Esto es, las demandas estrictamente remuneracionales de los educadores consideran una caída real en sus ingresos. Sin contar la fracción de salario “en negro”, la infraestructura escolar congelada en el tiempo y, en consecuencia, atentaroria para la salud de los educandos.

Los docentes de las escuelas privadas -que en la Ciudad de Buenos Aires corresponde a la mitad de la matrícula y en la provincia de Buenos Aires a por lo menos un 25%- no paralizan sus actividades no porque gocen de mejores condiciones salariales, laborales y de trabajo, sino porque la inmensa mayoría de sus empleadores les prohíbe sindicalizarse. Como en Chile, el profesor que levanta cabeza en un establecimiento particular privado o particular subvencionado por el Estado es “desvinculado” del colegio en el acto. En este, como en muchas situaciones, la cordillera andina diluye las distancias entre Chile y Argentina. No para mejor, claro.


3. Mientras escribo, anoche 22 de marzo un tribunal de La Plata ordenó que los estudiantes vuelvan a las escuelas y los docentes terminen la huelga el martes 25 de marzo, un día después de la conmemoración de los 38 años del golpe de Estado cívico militar que regó de sangre preciosa y crímenes inefables a Argentina.

¿Qué ocurre que 4 de las 5 centrales sindicales –llamadas burocracias sindicales por sus prácticas, conducta mafiosa, directorios de representantes dueños de grandes y medianas empresas, extensión de los intereses del capital, de sus partidos y del gobierno, etc.- no han solidarizado en la acción y no sólo retóricamente con los maestros?

Ellos saben perfectamente que las negociaciones del magisterio son referencia para los trabajadores todavía con facultades para pactar sus sueldos, condiciones concretas de trabajo y calidad de las relaciones contractuales en un país donde oficialmente existe un tercio de trabajadores laborando ‘a la mala’, ‘en negro’, sin seguridad social ni beneficio alguno. Es un derecho a la duda bien fundada estimar que el denominado ‘trabajo en negro’ llega a la mitad de la fuerza laboral en Argentina y que constituye una de las principales formas de arrancar máximas ganancias mediante la más intensa y descontrolada explotación humana. Mientras tanto, a un lado dejaré el trabajo esclavo y semi esclavo, el trabajo infantil, la cesantía y precariedad de los jóvenes empleados, y el maltrato salarial y abuso general contra la mujer.


4. Toda la fusilería mediática y constructora de sentido común y opinión pública centra su puntería contra la huelga docente. La queja de los padres y apoderados por no contar con las escuelas disponibles para que los niños y niñas ‘tengan donde quedarse’ mientras ellos mismos son súper explotados, es una victoria parcial de los que mandan y un desafío tanto para los maestros, como para el pueblo trabajador como totalidad expoliada, criminalizada y objeto del ajuste económico. Y escribo objeto, porque los trabajadores sólo podrán convertirse en sujeto cuando desborden la sola lucha económica –que se multiplica en virtud del propio ajuste y la mala vida-  y cuando comprendan que ya están maduros hace tiempo para conducir la sociedad. Que su deber inmediato es articularse en amplios movimientos inclusivos que, en su devenir y armadura política y organizativa, teórica y prácticamente, superen los modos del viejo sindicalismo, superen incluso al propio sindicalismo (que en ninguna parte del mundo el sindicalismo ha cambiado la historia a favor de las mayorías avasalladas) y apresuren sus propios liderazgos revocables, con vocerías sujetas a permanentes pruebas de blancura y lealtad política respecto del conjunto. Con viejos y nuevos militantes. Los viejos, por supuesto, rehabilitados de pestes politiqueras verticalistas, corrupciones grandes y pequeñas, nepotismo y amistocracia. Y los nuevos, con sus modos creativos para encarar la ofensiva contra los trabajadores y el pueblo en la presente fase, sin perder nunca la continuidad histórica de lucha y organización de los desheredados de Argentina y el mundo.

Por eso la huelga docente es mucho más que una negociación salarial. Lo saben bien los de arriba, pero nos cuesta entenderlo a nosotros los de abajo. La huelga del magisterio contiene en potencia las pistas de lo que es necesario que devenga, pero todavía no es. De ampliarse -y ya se resolvió una marcha nacional hacia el Ministerio de Educación para el próximo 26 de marzo-, esta lucha aparentemente sectorial, puede ser el prólogo de la más poderosa resistencia contra las políticas antisociales que imponen los pocos mandarines a través de sus mediadores en el Ejecutivo, Legislativo y Judicial.     

Con la poeta gigante Alfonsina Storni, transcibo un verso dedicado a las maestras y maestros: “Tu obra es grande, redimes a los pueblos / les pones en la sangre nueva vida”.     

martes, 18 de marzo de 2014

Argentina: El combate de los educadores y la unidad popular

Andrés Figueroa Cornejo 

1. Cuando la huelga docente de la provincia de Buenos Aires –la que concentra más profesionales de la educación y tres millones de educandos de los 7 millones que atiende la enseñanza pública de Argentina- junto a otras importantes unidades federales marchan hacia su segunda semana de negociaciones colectivas o paritarias, quiero decir más claro todavía.
El 2013 terminó con un ‘consensuado políticamente’ 30% de inflación reconocido por el gobierno, su oposición política sistémica y diversas consultoras privadas. Esto es: ya a fines de diciembre de 2013 los salarios carecían de, por lo menos, un 30% de poder adquisitivo que el 2012.
La negociación en curso es para el 2014. Según el desacreditado Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) -en una vuelta de tuerca discursiva que busca crédito nacional e internacional (se manifestó incluso que el instrumento usado había sido recomendado por el Fondo Monetario Internacional (FMI))- afirmó que, a través de una metodología ‘nueva’, enero arrojó una inflación de un 3,7%. El reciente 17 de marzo, el gobierno reveló que febrero habría tenido un 3,4% de inflación. Es decir que de acuerdo a números políticos  tendientes a ocultar el verdadero y misterioso Índice de Precios al Consumidor (IPC), oficialmente entre enero y febrero la inflación sumó un 7,2%. Anualizada, la inflación de 2014 llegaría a un 43,2%.
Si ingenuamente sólo se consideran los números de la administración del Estado (en la realidad, palpablemente no verdaderos), para que los docentes cuenten nada más que con una actualización de su poder de compra, el incremento salarial debería ser de un 73,2% (independientemente de con qué modalidad en cuotas perciban los ‘incrementos’ durante el presente año).
La oferta del empleador estatal se reduce a un 30,9%. En buen castellano, lo ofrecido constituye una feroz y grosera reducción a la remuneración de los educadores.
Respecto de ese 30,9%, la titular de la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB), Mirta Petrocini, precisó que ese porcentaje "solamente alcanza a los maestros de grado que recién se inician (…mientras que…) el aumento para el resto es de entre un 21 y 23%".
El pre candidato presidencial  oficialista –entre varios- y gobernador del Gran Buenos Aires, Daniel Scioli, ante la disposición resuelta de lucha del magisterio, acudió a las amenazas de rigor. La respuesta de la dirigenta docente Petrocini no se hizo esperar: “no nos han intimidado con el tema de los descuentos (ni) con las inspecciones del Ministerio de Trabajo (…de hecho…) es su obligación fiscalizar el estado de los establecimientos entre ellos las escuelas de la provincia". A decir verdad, los profesores desean la fiscalización de los establecimientos escolares debido a las pésimas condiciones de infraestructura en que se encuentran muchos de ellos. Está en su pliego de reivindicaciones.
En este sentido, Scioli también adelantó que pretende que se abra un debate en la Legislatura provincial para declarar a la educación “un servicio esencial” y no un derecho, con el autoritario, ilegítimo y antilaboral objeto de terminar con cualquier tipo de movilización de los educadores (y de todo lo que se mueva) y para que simplemente asuman mansamente sus dictados. Como súbditos embotados.
Asimismo, el gobierno nacional, luego de la llamada “conciliación obligatoria” entre las partes inscrita en la ley, de no haber acuerdo, puede dictaminar las cifras que le parezcan mediante un decreto. Fiel al estilo de la política de los grupos de poder en la Argentina: de arriba hacia abajo, como rayo desprendido en la tormenta, que no importan los incendios, los heridos ni los muertos.

2. El  aumento o detrimento del salario docente que resulten de las actuales negociaciones son referencia obligada para los sectores del trabajo que todavía pueden pactar sus condiciones remuneracionales y laborales. Por eso el conjunto de la sociedad debe hacer causa común con los educadores. Sobran los motivos que arquitecturan al sujeto educador formal -aquí la urgencia no es debatir sobre la filosofía de la enseñanza- como un profesional precarizado haciendo una labor socializadora multidimensional, en medio de un país donde la mitad de la población no terminó la secundaria. Aquí está en juego un hito que condensa y sienta precedentes sobre las condiciones de vida de millones de familias que supera con creces al solo gremio magisterial. Estas palabras negras sobre blanco no alcanzan para describir las consecuencias para el devenir concreto de tantos.
La Argentina del “capitalismo nacional” -como caracterizó las aspiraciones de su administración la propia Presidenta Fernández en su última cadena de medios de comunicación- es hoy la del clásico ajuste estructural antipopular.
(Vale indicar que no existen los capitalismos nacionales. Sólo existe la hegemonía mundial del modo de producción capitalista. Hace mucho tiempo que el capitalismo y su división internacional del trabajo ponen a Argentina y al conjunto de las economías empobrecidas en condiciones geopolíticas dependientes de las grandes corporaciones co-mandadas financieramente por sus Estados centrales. Ellas no tienen más patria que sus intereses, basan su acumulación en la más intensa explotación del trabajo asalariado y su apropiación privada y concentrada, el saqueo de recursos naturales y la herida irreversible del ambiente, la destrucción de los pueblos indígenas para  hacerse de sus territorios, el reino del patriarcado y otras iniquidades largas de detallar y cotidianas de sufrir.)
Como el gobierno de turno en Argentina resolvió capear la crisis económica (pago de deuda externa ilegítima, déficit fiscal y de la balanza de pagos, estanflación, desinversiones, etc.) a costa del pueblo trabajador, entonces al pueblo trabajador no le queda más alternativa que la organización, la unidad, y la politización y producción teórica acelerada de sus luchas. Más allá de los partidos políticos de impronta anticapitalista que preexisten e incluso tienen una poliética representación y conducta parlamentaria, la nueva dirección compartida políticamente del movimiento real de los trabajadores y los pueblos saldrá de sus propias batallas, con militantes y sin militantes de las agrupaciones tradicionales. (Incorporo a los pueblos en plural, no sólo a los oprimidos ‘clásicos’, sino también como ejemplo, al pueblo Aymara, al Kolla, al Quechua, al Mapuche, al Wichí, al Qom, entre muchos).
La historia de la lucha de clases nos enseña que para oponer resistencia, acumular las fuerzas necesarias para vencer e incluso para perder, hay que ofrecer combate organizado. Yo no vengo a repartir caramelos ni me engaño con ‘vías rápidas’ o atajos indoloros.

3. Me resulta muy duro llegar a comprender los niveles de tolerancia de la sociedad de Buenos Aires frente al empeoramiento lastimoso de la vida y las puestas en escena cada vez más pobres de la clase política argentina. Quiero entender que la crisis de 2001-2002 funciona todavía como trauma social al que nadie quiere retornar y, por tanto, desde la política de los de abajo se sufre una suerte de anestesia hábilmente fortalecida por el mensaje amplificado por todos los medios desde el poder. A pesar de que, contradictoriamente, en todos los lugares públicos no se habla de otra cosa. ¿Será el miedo que no deja caminar? (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=144661)
Notables son los paulatinos reagrupamientos de los trabajadores como el reciente Encuentro Sindical Combativo efectuado en Buenos Aires que emplazó a sus fuerzas hacia un paro nacional “contra el ajuste y contra la burocracia sindical”, resolviendo en lo inmediato marchas y piquetes en todo el país para el próximo 9 de abril. Notable el puñado de diputados de izquierda. Notable el muchacho que realiza campañas de alimento para comedores infantiles y produce cultura de excelencia inventando lo imposible. Notable la mujer que dice No y enfrenta la mano criminal. Notable quien se desvela ante el sufrimiento de los demás. Notable el cristiano que codo a codo con sus hermanos desempleados, vestido con camisa sin bolsillo y armado del Cristo de los pescadores, cierra la calle. Notable la juventud que arriesga el pellejo contra el extractivismo de hidrocarburos (petróleo y gas), en particular mediante el uso ruinoso del fracking (o explotación por fractura hidráulica (http://www.opsur.org.ar/blog/)). Notable el trabajo voluntario -y en casos, de talla profesional superior al de las emisoras comerciales- de quienes hacen realidad las radios independientes, comunitarias y populares.
No obstante, todas las resistencias por sí solas son fuerza insuficiente para encarar el ajuste estructural proveniente de los intereses capitalistas y su Estado. Claro está que tampoco la añadidura aritmética de las resistencias dará como resultado la victoria de nada. El orden de las fuerzas y sujetos sociales en lucha y resistencia se organiza en la combinación dinámica de la situación objetiva de algunos de ellos y la sintaxis política que deviene del combate real contra las distintas formas del capitalismo. Nadie sobra, nadie está sobre o bajo otro. Simplemente la radicalidad democrática del movimiento de los territorios populares que enfrentan al capitalismo sabrá determinar con las pruebas de la realidad y los propios fueros, la agenda, los tiempos, los puntos neurálgicos de la inhumanidad, qué posiciones del capitalismo resultan más cruciales para sus intereses y, en consecuencia, prioritarios de acometer.

Pero el único instrumento político, plataforma o condición sin la cual es imposible todo lo anterior, es siempre la unidad más amplia  y autónoma (no autonomista) respecto de la clase minoritaria que temporariamente fija las reglas relativas de la vida.  

domingo, 9 de marzo de 2014

La lucha del salario docente dimensiona la crisis en Argentina

Andrés Figueroa Cornejo

1. Las clases deberían haber comenzado el 5 de marzo en el país. La demanda salarial de los docentes en Buenos Aires, la más poblada provincia argentina, oscila entre el 41% y el 61% para el 2014. El gobierno provincial referenciado por Daniel Scioli (precandidato oficialista para las elecciones presidenciales de 2015) sólo ofrece un 25,5% en cuotas (“como si fuéramos electrodomésticos”), y tal vez un 5% más, financiado por el gobierno nacional en forma de bono-incentivo por  el llamado ‘presentismo’ de los educadores. Como según las autoridades, los docentes faltan mucho a clases, tienen muchas licencias médicas y movilizaciones y huelgas, entonces  habría que pagarles un adicional para que se enfermen menos y no paralicen sus actividades por acuerdos incumplidos, o porque la infraestructura de gran parte de las escuelas facilita los derrumbes, no hay calefacción, las lluvias entran a las aulas por ventanas que no existen, etc. Es decir, un bono suplementario para trocar por unos pesos más las pésimas condiciones de trabajo, las enfermedades propias de la profesión docente y  por cerrar los ojos cuando el frío y el agua multiplican las dolencias respiratorias de los estudiantes.

Los docentes corresponden a un territorio social que, al igual que en casi todo el continente y más allá, los sitúa como profesionales pauperizados. Tienen fama de buenos pagadores, de austeros, de ordenados, de muy exigentes académicamente con sus propios hijos y de gregarios. Como su labor es cara a cara con el futuro, su sentido de realidad supera la de las profesiones liberales. También 15 años haciendo clases no es lo mismo que 15 años conduciendo un vehículo, armándose el sueldo en un solo lugar físico o terminando de trabajar  a una hora precisa. Los educadores no ‘están’ educando; ‘son’ educando. Sin reloj y haciéndolas de psicólogos infantiles y juveniles, trabajadores sociales, ocupándose de los comedores y de los piojos, de los chicos embotados por la ausencia de algún alimento esencial y que provienen de contextos infrahumanos.

Sí, es cierto. Son excesivamente corporativos para luchar (característica general de los gremios en Argentina y el globo), carecen de una política real, sistemática y hasta comunicacional eficiente para establecer alianzas estratégicas tanto con la comunidad escolar, como con otras zonas del trabajo organizado. Y -como conjunto, que no como individuos o corrientes al interior de sus agrupaciones-  separan arbitrariamente la pelea económica del combate político por el poder. Como si su condición de clase fuera eterna y no histórica. En fin. Otra tarea para la casa.

2. ¿Pero por qué los docentes exigen un reajuste entre un 41 y un 61%, aunque muchos dirigentes de sus agrupaciones son militantes del actual gobierno nacional y provincial? Obviamente que a causa de que las asambleas de docentes concretos no militan en ninguna parte y presionan firmemente a sus representantes. ¿Pero son caprichosos los educadores, buscan privilegios que ningún otro sector laboral tiene, están conspirando para derribar a la presente administración del Estado con reivindicaciones imposibles?

No. Según números consensuados (es decir, políticos y no necesariamente reales) los salarios docentes están ‘atrasados’ ahora mismo en un 30% respecto de 2013. (Quien suscribe estas líneas no confía en que la inflación sea de un 30% el 2013. No sólo por lo ‘redondo’ del guarismo, sino porque los precios reales de las mercancías y servicios a boca de consumidor han aumentado mucho más.)

Más grave se vuelve el encogimiento de las remuneraciones docentes si el porcentaje de la inflación o Índice de Precios al Consumidor  (IPC) del primer mes de 2014 fue de 3,7% y se proyecta uno superior para febrero, luego de la aplicación de la metodología impuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para las mediciones económicas del gobierno argentino como requisito para tomar más deuda y obtener ‘mejores calificaciones’ para tentar a capitales inversionistas. Esto quiere decir que, anualizado, el IPC puede calcularse en alrededor de un 50% para el 2014.  Sin embargo, a ese 50% de 2014 es preciso agregarle el 30% de la inflación del año pasado que todavía no se actualiza.

El resultado de las negociaciones salariales de los educadores, la primera del año, es referencia histórica tanto para los trabajadores del Estado como para todos aquellos sectores que tienen la fuerza y organización  para pactar sus sueldos con el capital. Si bien se trata de la minoría de la fuerza de trabajo en Argentina –la mayoría no está sindicalizada-, por razones de equilibrios económicos básicos, efectivamente el reajuste que logren los organizados sí tendría que impactar –aunque sea en menor medida- en el conjunto del pueblo trabajador.

Mientras más bajan los salarios, naturalmente, menor es la capacidad de compra y, en consecuencia, afecta cardíacamente al comercio y a la producción. Todos los trabajadores de Argentina pierden. Se abarata aún más el precio de los salarios, crece el desempleo y empeora la vida de toda la sociedad. Menos del capital o de la minoría de capitalistas primario exportadores (en tanto se mantengan los precios de la soja y auxiliares productos del agro); la inversión megacorporativa del extractivismo petrolero, de gas y minerales, ya sin barreras legales ni medioambientales; y el capital financiero o comando de controles de la totalidad de la reproducción capitalista en el país.

En una marcha docente en la provincia de Mercedes de Buenos Aires, un maestro le resumió a este periodista que su negociación “es la variable del ajuste estructural que está aplicando el gobierno”.  Quien escribe agregó que “para los trabajadores en blanco o con contrato, claro”.


Por eso la batalla actual de los docentes reclama el concurso de toda la población. De lo contrario, la carga empobrecedora de la crisis argentina será costeada totalmente por quienes venden su fuerza de trabajo para mal vivir. Y hasta la tarjeta de crédito, los cupones del supermercado, los contados e ineficaces “precios cuidados” y los programas sociales más sólidos terminan por reventar.

domingo, 2 de marzo de 2014

Venezuela: Vengo a preguntar, Presidente Maduro

“…y lo he dicho en Chile, que nosotros –que no queremos la violencia- a la contrarrevolución y a la violencia reaccionaria responderemos utilizando primero la ley, después utilizaremos la violencia revolucionaria.”
Salvador Allende, La Habana, 1972

Andrés Figueroa Cornejo 

1. Cuando no ocurría nada bueno para los pueblos de América Latina y la izquierda anticapitalista mordía el polvo de la implosión de la Unión Soviética –a la que hacía tiempo criticaba con dureza por motivos fundados y conocidos, aunque calladamente no esperaba ni deseaba que desapareciera- ocurrió el Primero de enero de 1994, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y la figura de Marcos. La fecha escogida para el levantamiento en una de las zonas más abandonadas y empobrecidas de México tenía un doble sentido: el de la oportunidad para protestar político-militarmente ante la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte ese mismo día del año, y el simbolismo empático con el Primero de enero que calendariza el triunfo de la Revolución Cubana.

La irrupción zapatista de impronta indígena, si bien fracasó en su objetivo inmediato (gatillar la masificación de la insubordinación popular contra el mal gobierno y el imperialismo), definitivamente sí insufló nuevos bríos, dignificación, renovado sentido y reposición de la lucha de los pueblos indígenas en todo el continente. Es decir, la insurrección zapatista ofreció luz y moral de combate al sujeto indígena mucho más allá de México. Un ejemplo que hoy, entre otras causas históricas, también explica la resignificación social de los pueblos preexistentes de América Latina, su radicalización y organización política protagónica en amplios territorios.

Tuvieron que pasar 8 años hasta el fallido golpe de Estado en Venezuela contra el gobierno y el Presidente Hugo Chávez cometido por sus medidas pro-populares sintetizadas en 49 leyes, entre las cuales la más progresiva fue la Ley de Tierras o de reforma agraria. La intentona golpista del empresariado embravecido por los intereses norteamericanos, redundó en la intensificación del discurso y la acción antiimperialista del gobierno, la nueva Doctrina Militar Bolivariana o Plan Sucre, (http://www.edugn.mil.ve/documentaciones/pedfanb.pdf), la creación de TeleSur el 2005, la nacionalización del petróleo en 2007 (cuyo proyecto original era que el Estado fuera propietario del 51% y el resto estuviera compuesto por accionistas minoritarios) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) con el fin de establecer un tratado comercial y político regional, simétrico, ético y justo, distinto a las fábricas de la deuda de las entidades de las economías centrales hegemonizadas por EE.UU.  Junto a lo anterior se encuentran los amplios programas sociales sanitarios, laborales, educacionales, de vivienda, llamados Misiones y basados en una política inédita en Venezuela de redistribución social más democrática de la renta petrolera y que incluso beneficia a personas de otras latitudes, sobre todo en materia de salud e independientemente de sus posiciones políticas. Asimismo, se aumentaron sustantivamente los porcentajes del PIB destinados a inversión y derechos sociales.

2. El socialismo es un proceso fruto de otro proceso que consiste en crear las condiciones suficientes y necesarias para la imposición de la hegemonía de la clase trabajadora y los pueblos en una sociedad. En América Latina el socialismo revolucionario ha debido superar su origen eurocéntrico para que sea útil como arma teórico-crítica de la realidad, junto a los oprimidos de África, Asia y Oriente Medio.

Sólo como ejemplo, sin la comprensión y potenciación del co-protagonismo indígena y del cristianismo insurrecto -absolutamente cruzados por la lucha de clases-, no habría devenir emancipatorio ni su posibilidad.    

Sin embargo, en Latinoamérica se sostienen -porque sus combates existen y no han sido resueltos objetivamente-, las contradicciones esenciales entre independencia / dependencia de los centros del capitalismo planetario; sociedad comunista / modo de producción capitalista en su fase liberal y de dominio articulador del momento financiero en la totalidad de su reproducción.

En el circuito impuesto por la división capitalista internacional del trabajo, la lucha libertaria y liberadora bajo la dirección de los intereses de las grandes mayorías oprimidas que pueblan las economías dependientes es, al mismo tiempo y como un solo momento, antiimperialista y anticapitalista.

Desde su incorporación por la fuerza al propio movimiento del capital -cuando la burguesía se volvió hegemonía mercantil en la Europa de los siglos XV y XVI- que América Latina y el Caribe es periferia, trabajo esclavo, trabajo semi-esclavo, trabajo asalariado barato, saqueo histórico, botín, retaguardia y humanidad experimental, carne de cañón y denso tráfico migrante, capital originario incesante y expoliación sangrienta para beneficio de las economías centrales del planeta.

En Latinoamérica, como en todos los paisajes dependientes, no existe ni ha existido una ‘burguesía nacional, patriótica y revolucionaria’. Sólo han existido proyectos políticos que desean e imaginan una burguesía nacional independiente de los capitalismos mandantes. El análisis crítico y trágicamente profuso en casos señala que cuando los intereses de los trabajadores y oprimidos organizados establecen alianzas con las supuestas burguesías nacionales industriales, sólo triunfa el capitalismo. Las burguesías nacionales ‘puras’ o más bien, las oligarquías latinoamericanas, nacieron y continúan siendo rentistas: apenas una extensión formal de los intereses del imperialismo especialmente norteamericano. Y las burguesías nativas más ofensivas son vagón de cola en la cadena vertical que arranca en los polos capitalistas que antes y ahora organizan el orden de las relaciones geoeconómicas, políticas, militares y sociales. Al respecto, vale recordar que el capital no tiene más patria que sus intereses, acumulación, concentración y ganancia. Al igual, por tanto, que el pueblo trabajador. ¿Por qué también el pueblo trabajador y demás clases avasalladas? Porque el capitalismo, hoy más que nunca, es totalidad sistémica. En consecuencia, el concepto de patria es un fetiche funcional para la minoría que manda todavía, y alienación para la inmensa mayoría aún mandada.        

3. Las revoluciones triunfantes en los países dependientes con miras a la construcción del socialismo revolucionario no sólo han conquistado el Estado burgués para destruirlo y reformularlo radicalmente, sino que, como antesala necesaria, han expropiado a la burguesía y a los intereses imperialistas, política y militarmente. No por ello los burgueses expropiados y el imperialismo se han echado a dormir la siesta. Sus intereses y movimiento objetivo les imponen recuperar todo el poder con superior violencia y programas liberales aun más profundos. En las revoluciones triunfantes de los países dependientes la lucha de clases a escala mundial se intensifica. Por eso la internacionalización de la revolución se torna un imperativo de sobrevivencia política y económica en el contexto mundial de la guerra social. Los tiempos de la disolución más rápida posible del propio Estado revolucionario, hasta el más hondamente democrático, participativo y socializado, depende de la liberación popular en muchos territorios. 

4.  Venezuela no es el socialismo realizado. Es promesa de socialismo bajo determinadas condiciones. La última arremetida golpista iniciada el 12 de febrero de 2014 y todavía en curso no tiene ninguna razón para cesar hasta no intentar, a cualquier costo y empleando todos los medios, cumplir su objetivo restauracionista. Que no sea la táctica privilegiada hoy por el imperialismo es sólo eso: táctica. Tal vez el Pentágono preferiría ganar en las urnas, que tiene ‘mejor ver’, o provocar una situación de ingobernabilidad que impusiera al Ejecutivo la convocatoria a un plebiscito, como el que Salvador Allende en Chile no alcanzó a anunciar el 11 de septiembre de 1973.

Y  la burguesía y el imperialismo quieren terminar con el gobierno de Nicolás Maduro y con el desenvolvimiento, conciencia y armadura del pueblo organizado para hacerse, como antes, de todo el petróleo y exterminar precautoriamente cualquier ‘aventura’ que cuestione seriamente su dominio y se transforme en paradigma para la región y el globo.

Ninguna revolución del mundo, ya ni siquiera importando su contenido de clase, ha sido concretada por la mayoría cuantitativa de una población, sino por su mayoría crítica o aquella fracción de pueblo con la autoridad, politización y comprensión de su misión histórica suficientes como para contener en sí misma los nudos de la emancipación humana. Liberado el esclavo, desaparece el amo. Aunque a los esclavos domésticos les tome más tiempo traspasar el miedo a la libertad. 

5. Presidente Maduro, ¿cuánto tiempo un gobierno realmente de objetivos socialistas y revolucionarios puede convivir con los enemigos del pueblo, es decir, con la burguesía y el imperialismo sin que ello signifique en la práctica ofrecerles más oxígeno para hacer y rehacer sus planes?

¿El derrotero duro para llegar a una sociedad libre e igualitaria, sin explotados ni explotadores, debe estar estratégicamente sujeto a las normas de la democracia burguesa cuyos límites son precisamente la sociedad dividida en clases, los intereses del capital y el trabajo asalariado?

¿Ante una ofensiva reaccionaria lo más adecuado es llamar al diálogo con los que jamás han querido dialogar, salvo cuando ello significa imponer garantías para sus intereses antipopulares?  


Presidente, ¿es posible la paz duradera en una sociedad de clases de intereses antagónicamente irreconciliables?