sábado, 31 de diciembre de 2011

2012


“(…) y el pueblo llene las calles vacías
                                                                                                       con sus frescas y firmes dimensiones.

Aquí está mi ternura para entonces.

La conocéis. No tengo otra bandera.”


Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto




Que desde la madrugada de 2012  la lucha de clases no nos sea extraña, que las fronteras se vuelvan invisibles, que los cabros chicos y los cabros grandes explotados sean prehistoria y álbum de daguerrotipos, puro registro en sepia; que las mujeres sean igualitas a los hombres en derechos y oportunidades, que las condiciones materiales y culturales para que todos tengan esos  mismos derechos y oportunidades se hagan realidad por combate y encanto; que el imperialismo y las clases dominantes cedan, los ganemos para la causa o se suiciden razonablemente ante la justicia de nuestros argumentos o, de lo contrario, apuremos el tranco para la creación del medio político independiente desde y con y para poner en su lugar los intereses históricos de los trabajadores y el pueblo; que los días duren por lo menos el doble y la mitad de tiempo el trabajo; que uno de los buenos descubra el remedio para el cáncer y otras maldiciones; que nunca seamos eternos, pero que al menos el turno que nos tocó por ventura, accidente y misterio en esta ínfima piedra galáctica sea más decentito; que si por alguna situación no habida en nuestras cuentas cortas llegamos al poder, el tramo del control estatal de la economía, la sociedad y la defensa del triunfo demoré menos que un suspiro y rápidamente manden todos y así desaparezca la palabra Estado y su materia amarga. En fin, que el 2012 nos sorprenda un par de palmos más cerca del hombre nuevo que del viejo simio.

Andrés Figueroa Cornejo

Diciembre 31 de 2011

jueves, 29 de diciembre de 2011

“Se abre un ciclo renovado de desobediencia civil en Chile”


  • Entrevista con el Secretario General de los Trabajadores Bancarios chilenos, Luis Mesina.


Luis Mesina


Andrés Figueroa Cornejo


(Cuando se edita la siguiente entrevista, la comisión de la cámara baja del Congreso aprobó la ley promovida por el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, denominada "Resguardo del orden público" que aumenta las penas contra el movimiento social y popular, criminalizándolo todavía más. A propósito, el 2011 hubo en el país 6.000 marchas  entre mayo y diciembre, de acuerdo a la policía, y en Santiago, 115 marchas autorizadas, de las que 44 fueron del movimiento estudiantil, y se detuvo  nacionalmente a 13.000 personas.  Por otra parte, un estudio sanitario reveló que  hasta el 2008 la  tasa de suicidios era de  7,7  personas de entre 10 y 19 años por cada 100 mil habitantes, pero que en 2020 la cifra proyectada aumentará a 12 suicidios por cada 100 mil habitantes de esa misma edad, convirtiendo a Chile en una de las naciones con los índices del espanto más altos del globo. De hecho, 64 % de las licencias médicas de los asalariados son por  trastornos depresivos frecuentes. En otra línea de actualidad, el Movimiento de Pobladores en Lucha (MPL) denunció que “los sin casa de Santiago no podemos quedarnos a vivir acá. Nos acaban de informar que no nos quieren vender los inmuebles que recuperamos por autogestión en el centro de la capital. (…) La clase política hoy nos dice que prefiere licitarlos públicamente y no para nuestro proyecto de vivienda popular. En definitiva nuestro sitio recuperado en la ciudad está siendo arrebatado por el Estado para el lucro inmobiliario.” Pero los golpes a los pueblos no se detienen. El martes 27 de diciembre, el joven Leonardo Quijón Pereira, de la comunidad de Chequenco, comuna de Ercilla, en la Región de la Araucanía, alrededor de las 12.30 horas  fue detenido y sometido  a un control por tres carabineros que escoltaban camiones de una empresa forestal. La aprehensión policial incluyó agresiones físicas y verbales, insultos por su condición de mapuche y amenazas de arresto por causas inexistentes. “Leonardo Quijón fue uno de los expositores en el reciente seminario Violencia Institucional hacia la Niñez Mapuche en Chile, realizado por Fundación Anide y la Red de ONGs de Infancia y Juventud Chile. En la ocasión relató que en 2009, cuando era menor de edad,  fue baleado por carabineros, recibiendo más de 200 perdigones en una pierna que lo dejaron en condición de semi inválido, tras lo cual fue sometido a dos juicios bajo acusaciones que calificó como montajes de la Fiscalía. Detalló las presiones sufridas para que culpara a otros mapuche y los maltratos y torturas padecidas durante los meses que pasó recluido en el Centro de Internación Provisoria de Cholchol, tras lo cual resultó absuelto”, afirma un comunicado de la Fundación de Apoyo a la Niñez y sus Derechos. Por otro lado, vale comunicar que Sebastián Piñera declaró que no se mantendrá el  20%  de impuesto de primera categoría que pagaron las grandes empresas por algunos meses con el objeto de colaborar en la destrucción provocada (también a ellas, por supuesto) por el terremoto-maremoto de febrero del año aún en curso. Desde el 1 de enero de 2012, los grandes capitales continuarán pagando menos que el IVA o impuesto  que cancela todo chileno por cualquier mercancía y servicio que adquiere (19 %). Finalmente, en comunicación directa con el chileno desterrado político en Finlandia -que residía temporalmente en Buenos Aires- desde hace casi 20 años, Hugo Marchant, el ex militante de la resistencia contra la dictadura militar (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=140874&titular=destierro-pol%EDtico-en-democracia:-la-historia-del-chileno-hugo-marchant-) acusó recibo a las 15:00 hrs. del 28 de diciembre de que la Corte Suprema le concedió una estadía en Chile de 15 días. Al respecto, Hugo señaló que “Compañeros,  los invito y llamo a que sigamos por el camino de la lucha. El desafío que tenemos por delante es enorme. Que esta celebración sólo sea un instante, sea lo suficientemente breve para que no signifique una tregua a nuestro enemigo que arrasa,  cada día,  con los derechos de nuestro Pueblo y los Pueblos oprimidos del mundo entero”.)


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El Secretario General de la Confederación de Trabajadores Bancarios de Chile, Luis Mesina, es por larga distancia, uno de los más notables dirigentes sindicales  del país andino. No roba, no es flojo y es austero. No se le han mojado las convicciones anticapitalistas, no tiene acciones en empresa alguna, es tan  impulsivo como cerebral, es miembro del directorio de un sindicato base y  académico universitario en materias pedagógicas y de filosofía. Cuenta con poderosos enemigos en la Asociación de Bancos –que reúne al gremio patronal de la industria financiera-, y una breve barra hostil, anónima la mayoría de las veces, y artera siempre. Mesina es dirigente de la única multisindical del área bancaria y de las finanzas de Chile. Almuerza normalmente en el centro de Santiago, en un patio de comida cercano a la sede de la Confederación y la ausencia de alcohol en las actividades ligadas a la lucha o a la convivencia sindical resulta una queja secreta entre algunos. Es cierto, su obsesión compulsiva lo lanza hacia adelante, lo vuelve un lector voraz, una persona inquieta, belicosa y argumentativa. Abajo está su visión actual del país antes de que se evaporen los últimos sudores de 2011.      

-¿Cómo evalúas los efectos del movimiento estudiantil chileno

“Se han abierto perspectivas en todo el mundo, no sólo en Chile, con la irrupción del mundo joven a la lucha social, especialmente en los países del norte africano, el sur de Europa, Estados Unidos y en América Latina (Colombia, Puerto Rico) –que no es algo nuevo, pensando en la juventud de Europa y América en los 60; la de los 50 y que culminó con la Revolución Cubana; de los 40 con la Revolución China, etc.-. En el caso actual, a diferencia de los períodos anteriores, el capitalismo priva los proyectos de vida de los jóvenes. Esto provoca un dilema existencial. Ahora las generaciones se vuelven más dependientes de sus antecesores, los cuales resultan atacados sistemáticamente en el ámbito de la seguridad social y los derechos básicos. También la movilización es fruto de la acumulación de insatisfacciones durante los gobiernos de la Concertación, desde la década de los 90’. Esas administraciones traicionaron la promesa de una mejor vida para las grandes mayorías. Por eso también cayó la Concertación en las urnas, aunque fuera por un porcentaje minoritario de los habilitados para votar. Los estudiantes chilenos se han alzado como uno de los movimientos de mayor combatividad del planeta.”

-¿Qué faltó en el movimiento estudiantil chileno?

“Lo mismo que en todos los movimientos estudiantiles desde 2000 hasta ahora. No se ha logrado generar una vinculación fuerte entre estudiantes y  trabajadores organizados, entendidos como fuerza motora de la sociedad. Los trabajadores perdieron capacidad transformadora por varios motivos. Entre ellos, no porque carezcan de potencia  ‘por naturaleza’, sino porque sus direcciones capitularon -y me refiero a la socialdemocracia y al PC, entre los cuales sólo existen matices indistinguibles- ante las políticas del G7, G8, G20, la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Parlamento Europeo, La Confederación Económica Sindical (CES). En buenas cuentas, no existe movimiento de trabajadores. El sindicalismo que busca representar honestamente los intereses de los asalariados se encuentra fragmentado justamente por el tipo de institucionalidad que se generó para ese propósito.”

-Pero no todo se resuelve de manera puramente institucional o moral…

“El trabajo está organizado de manera distinta. Existen grandes cantidades de trabajadores desempeñándose en el mundo tercerizado o del subcontratismo, en particular en el sector servicio y financiero. Sin embargo, al respecto, es preciso aclarar que, más allá de que se hable de la ‘época de la financiarización’ especulativa, ello en caso alguno significa la extinción de los momentos productivos (en términos ampliados) que son los que en realidad originan el valor y la mercancía. ¿Dónde está la producción, entonces? En los grandes países que cuentan con un alto crecimiento económico, como China, India, el sudeste asiático. En cambio, en la división internacional del trabajo, América Latina está situada como oferente del sector primario, commodities, agro industria. Por eso no hay que obnubilarse con cifras transitorias.”

-¿Qué responsabilidad le cabe a la Central Unitaria de Trabajadores de Chile (CUT)?

“Está controlada por una suerte de socialdemocracia descompuesta. El rol que juegan el PS y el PC en el movimiento sindical chileno –que es preciso no sobredimensionar- es relativo, pero hasta ahora ha funcionado para dilatar la unidad necesaria de los pocos asalariados organizados entre sí y con los estudiantes. Confunde y produce desconfianza. Y en esas condiciones, la gente no se atreve a dar un paso  con perspectiva, pese al enorme apoyo a los contenidos de la causa estudiantil de la inmensa mayoría de la sociedad. Es como si la única reserva moral y de dignidad   del pueblo trabajador chileno estuviera en los estudiantes, ante un mundo y un país agobiado de injusticias que la gente, hasta ahora, simplemente padece.”

-La Confederación de Trabajadores Bancarios se hizo parte de la lucha estudiantil en las marchas por la educación pública gratuita y de excelencia, al menos toda su dirigencia. ¿Cuáles son las distintas variables, además de la composición de la dirección de la CUT,  que explican sólo el apoyo ‘de gradería’, pero no la presencia concreta de los asalariados en una lucha que los afecta en pleno rostro, bolsillo y vida?

“Hasta hoy, los trabajadores reflejan la apatía general de la sociedad chilena, ante una facción del pueblo que intenta buscar modos de organización y participación. La fragmentación impuesta por la organización del trabajo, sitúa a Chile en la triste vanguardia mundial al respecto. Por ejemplo, en Italia la Fiat está imitando el modelo chileno (http://www.elclarin.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=21665&Itemid=47). A eso le llaman ‘relaciones laborales modernas’, y suponen un campo donde el derecho al trabajo cede frente a la concepción civilista basada en el vínculo individuo / empresa. Las consecuencias no únicamente comportan un impacto negativo para el trabajo en la distribución del ingreso, sino que profundizan el largo proceso de alienación incubado en el sujeto y que se resume popularmente en que ‘cada cual se salva solo o se rasca con sus propias uñas’. Ese es, acaso, el mayor triunfo del capitalismo en Chile. Al punto que ante la disyuntiva de hacerse parte o no de una movilización estudiantil cuyos intereses le son propios, fueron incapaces de incorporarse. El temor a perder un empleo-miseria, con el agravante de la altísima rotación laboral y donde el 70 % de los asalariados percibe una renta mensual de US$ 600 (2/3 de la fuerza de trabajo), es más fuerte que la voluntad y necesidad de luchar. Y estamos mencionando un elemento sustantivo que ni siquiera pudo lograr el mismo Pinochet. En rigor, la dirigencia de la CUT es un puñado de funcionarios de la administración de turno del Estado que cumple un papel auxiliar en el problema de fondo que corresponde a los niveles superlativos de alienación promovidos premeditadamente por los gobiernos de la Concertación y de los cuales coyunturalmente goza Sebastián Piñera. En este sentido, los puntos de inflexión simbólicos y políticos se encuentran en la validación de la Constitución del 80 durante el gobierno del socialista Ricardo Lagos, y más tarde, esta vez, bajo la administración Bachelet, cuando el líder del PS, Camilo Escalona, levantó los brazos junto a Larraín (Renovación Nacional), Sergio Bitar (http://www.youtube.com/watch?v=q-3MaNKVAV4), la propia Bachelet y comparsa, a modo de acuerdo estratégico frente a una institucionalidad fundada en la enseñanza lucrativa, pura mercancía. Entonces todos los paradigmas de la educación, desde el racionalismo académico hasta las corrientes de la teoría crítica, que jamás sostuvieron y sostienen que el actual sistema de educación camina hacia el mejoramiento del sujeto con capacidad de aprendizaje, fueron  barridos políticamente.”

LA LUCHA POR LOS AHORROS PREVISIONALES

-Los trabajadores bancarios se han caracterizado por su lucha contra el saqueo de los ahorros previsionales administrados por empresas privadas (AFP). ¿Qué medidas recientes han tomado?

“Presentamos la primera demanda contra la Afp ING Capital (holandesa con capitales del grupo Saieh) el pasado 16 de diciembre, que forma parte de un conjunto de demandas contra otras Afpes que realizaremos las próximas semanas.”

-¿Cuál es el contenido de la demanda?

“Es una acción legal que involucra a 155 trabajadores bancarios por un monto de US$ un millón 260 mil dólares, debido al daño previsional ocurrido el 2008. Los obstáculos tienen que ver con que la demanda debe hacerse por institución, y dado el presente ordenamiento jurídico, hemos tardado dos años en presentar la acción. El procedimiento es tremendamente farragoso, y se sustenta sobre el artículo 48 del Decreto Ley 3.500 que establece que los fondos de pensiones tienen que contar con una rentabilidad mínima, cuestión que no ha ocurrido con los ahorros para la jubilación de los chilenos. Lo que nos espera, de continuar las Afpes, son pensiones de hambre para muchos, y para otros, ninguna. El sistema sólo reporta beneficio a sus dueños. Y tienen la facilidad para invertir y colocar representantes en directorios de distintas empresas, como el retailer en crisis La Polar, donde se dilapidaron US$ 1.900 millones de dólares de nuestros ahorros. ¡Y no existe ningún resguardo ni control sobre los fondos aventurados en la inversión! El tramo de ahorros de más riesgo puede ser invertido en bolsas o corporaciones extranjeras hasta en un 70 %. Hoy lo más grave, debido a las pérdidas millonarias de capital, corresponde a los anuncios de aumentar en dos o tres puntos las cotizaciones forzadas de los trabajadores. Ya está entre un 12,5 a un 13 % de los salarios. Como si no bastara, quieren incrementar en dos años la edad para jubilar; esto es, en los hombres de 65 a 67 años.”

-¿Qué propuesta de salida se advierte desde los trabajadores?

“Una intervención total del Estado en los fondos, donde las inversiones sean de superior seguridad. Porque ocurre que los ahorros latinoamericanos ahora se están prestando a Europa que le urge liquidez ante la crisis. Es preciso avanzar contundentemente a un régimen previsional solidario y universal.”

LA BANCA O LA VIDA

-¿Cómo está la salud de la industria financiera que opera en Chile?

“A diferencia de lo que pasa en otras latitudes, aquí la banca continúa siendo un negocio tremendamente exitoso.”

-¿Y cómo se ha sostenido la alta tasa de utilidades?

“Por la intensificación de la explotación de los trabajadores de la propia industria que significa no sólo más tiempo de trabajo impago, como podría suponer la curva o ley de rendimientos decrecientes. Los controles laborales son altamente eficientes y provocan, contra la propia naturaleza humana, mayores niveles de productividad, con el respaldo jurídico correspondiente, por supuesto. Por otra parte, porque no hay prácticamente ninguna regulación sobre ella y actúa de manera coludida a la hora de imponer las tasas de interés a los créditos. El Banco Central les vende el dinero a tasas cercanas a cero, pero el sistema financiero lo ofrece a los usuarios  30 y 40 veces más caro. Asimismo, más del 15 % de los ingresos de la banca provienen de los llamados ‘gastos operacionales’ (administración, seguros, etc.).”

-¿Y la relación entre la gente y el sistema financiero? A fin de cuentas, el crédito de consumo cumple la función de compensar los bajos salarios.

“Primero, se trata de la gran mayoría de los chilenos, y segundo, le impacta con brutalidad. Los sectores altos, una minoría, no pide crédito, y sólo una fracción de otra minoría, la medio-alta, lo requiere. El crédito lo demanda el 80 % de los trabajadores para costear la educación de sus hijos y para satisfacer necesidades básicas. En Chile el crédito se ha convertido en parte del ingreso permanente. Las personas comunes y corrientes ya tienen incorporadas en sus gastos las cuotas mensuales que deben pagar por el crédito. Ya no es algo esporádico o transitorio. Hoy el endeudamiento es permanente. Antes de que venza el plazo de la última cuota del crédito, vienen las repactaciones que vuelven infinitos los pagos de los créditos. El endeudamiento es clave en el ordenamiento económico de los chilenos.”

¿2012?

-El 2012 se presenta a gritos como un período de profundización de la crisis económica mundial. Tú, como dirigente social, político, como académico, como sujeto integral, ¿qué perspectivas adviertes para Chile?

“Tiene por lo menos dos rostros y contradictorios. Por un lado la crisis permite pulsar cómo se comportan los más jóvenes y los que comprenden  que hay que construir una resistencia más organizada, con todos los matices imaginables. El común denominador es que hoy la gente se cansó de sobrevivir impávidamente aplastada por un sistema colmado de injusticias, y quiere hacer algo. Se abre un ciclo renovado de desobediencia civil. Los jóvenes, sobre todo, confían más en sus fuerzas que en las instituciones tradicionales del Estado, es decir, hay una crisis de representatividad que obliga al propio Estado a modificarse. El viejo Estado republicano está haciendo agua, sus pilares fundantes agonizan. Ello resulta esperanzador. Y la cara negativa está asociada a nuevas presiones de los grandes foros internacionales donde se concentran los gigantescos grupos económicos que gobiernan el mundo, los cuales continuarán imponiendo la transferencia de capitales del Estado a las corporaciones financieras, como se observa en Grecia, Italia, España. Eso significa intentar liquidar las conquistas que alguna vez alcanzaron los trabajadores. De hecho, puntualmente, existe un ataque frontal a la negociación colectiva porque es el único medio que  permite a los asalariados contrarrestar de alguna forma la alienación y la peor vida. La negociación colectiva es el espacio donde los trabajadores están obligados a compartir una propuesta única. ¡Y en Chile negocia colectivamente menos del 5 % de los trabajadores! Ni siquiera el sector cuprífero (columna económica nacional). Se trata de simulacros de negociación.”

-Desde los intereses de los trabajadores y el pueblo, ¿cómo se avizora las componendas Alianza por Chile y Concertación?

“Es posible que Bachelet sea la carta de salvación que el sistema capitalista espera para Chile. Las clases dominantes determinan todos los comportamientos humanos y sociales del país: las administraciones de turno, los medios de información, la opinión y agenda públicas, la salud, la educación, la cultura. Pero los trabajadores no podemos tener ninguna confianza en un eventual gobierno de Bachelet, cuyo ex ministro de Hacienda (Andrés Velasco Brañes) hace campaña con las mismas fórmulas ultraconservadores y monetaristas en el plano mundial, afirmando mentirosamente que la distribución del ingreso se resuelve con más empleo (menos con los empleos-miseria de Chile). Una medida provisoria al respecto, sería una política progresiva con una tasa de impuesto a las altas utilidades del país; permitir la negociación colectiva real; eliminar el concepto de empresa a través de los multi-rut, y que, en definitiva, los sindicatos sean organizaciones genuinamente representativas de los trabajadores.”

-Hacia el término de 2011, ¿existen mejores posibilidades para la creación de una alternativa política propia de los trabajadores y el pueblo?

“Son más favorables que en el pasado. Los ritmos en que pueda fructificar no están claros. Lo cierto es que cada vez hay más fuerza real, sobre todo de los jóvenes estudiantes y trabajadores. Lo hemos visto en amplios sectores de estudiantes secundarios. A las condiciones objetivas se agregan en la actualidad, las subjetivas. En el corto plazo, se avecinan reuniones entre trabajadores y estudiantes para evaluar en conjunto cómo enfrentar el 2012.”


Diciembre 28 de 2011  



miércoles, 21 de diciembre de 2011

Marcha en Argentina a 10 años de insubordinación popular: Que febril la mirada



“Cuando estuvimos desesperados, alguien
contó la historia.”

Francisco Urondo, poeta argentino caído en combate contra la dictadura en julio de 1976



Por Andrés Figueroa Cornejo

Fue hace 10 años, duró, en tiempo real un día entre el 19 y 20 de diciembre, cobró la vida de casi 40 personas aún sin justicia, e hizo noticia en el mundo entero.

Quien suscribe recuerda vagamente las imágenes repetidas y ‘bien poco argentinas’ de los noticieros desde un Santiago de Chile donde los afortunados con contrato dormitaban en la fila  del aguinaldo, el paquete de mercadería y las compras navideñas, mientras media ciudad estaba volcada en las calzadas y plazas, vendiendo copias orientales de juguetes ya copiados de imposibles originales gringos.

Ahora en Argentina ya ha cursado una década de los piquetes de desempleados, barriadas llevándose mercadería del gran comercio al detalle, Madres de Detenidos Desaparecidos poniendo el cuerpo contra la policía a caballo y también a bala; mujeres, jóvenes, estudiantes y trabajadores en la delantera de una militancia de izquierda sorprendida por la insubordinación aparentemente espontánea de los empobrecidos, como si no hubieran existido saqueos en 1989, ni Santiagazo en 1993, ni huelgas generales tres años después, y nuevos paros el 2000, esta vez, compuestos de sindicatos y cesantes. Sin contar con el disgusto caceroleado, de groserías sin mantel y en primer plano, de ahorristas violentados ‘porque ya no se puede confiar ni en los bancos’.

El entonces Presidente Fernando De la Rúa, firmó su renuncia ante el levantamiento  y se alejó de la vida real en helicóptero luego de promesas, amenazas, represión y un Estado de Sitio que fue gasolina para el incendio popular. El desfile de presidentes desechables no se hizo esperar. Así, como en una pasarela, se vio bien vestir a Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá (quien declaró la quiebra financiera argentina y la imposibilidad de pagar las cuotas de la deuda externa), Eduardo Camaño, y Eduardo Duhalde. El 2003 asumiría Néstor Kirchner y, desde el 2007, la actual mandataria Cristina Fernández.

Pero acaba de comenzar la marcha desde el Congreso Nacional hacia Plaza de Mayo. Y son más de 10 mil.


LA IMPUNIDAD Y LA ACTUALIDAD DE LAS LUCHAS

“Hace 10 años fuimos uno de los tres sindicatos que se movilizó y encaró la represión desde las primeras horas de la mañana hasta la tarde, junto a los motoqueros que hacían de conexión y tuvieron dos muertos, y el Suteba Combativo de La Matanza”, evoca marchando, Liliana  Schelotto de la mesa ejecutiva de la Asociación Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires.

-¿Qué asignaturas están pendientes desde el 2001?

“La falta de presupuesto para que la educación se ponga al servicio de los intereses populares. Presupuesto significa no únicamente tener edificios en condiciones, que no tenemos; no solamente tener seguridad en el trabajo, que hoy no tenemos; contar con todos los trabajadores rentados porque hoy existe un alto porcentaje de docentes universitarios que se desempeñan ad honorem, sin sueldo. Lo mismo que los investigadores. Significa becas para los estudiantes, que tampoco las tenemos o que llegan a 45 dólares. También, como al conjunto de los trabajadores, se nos retiene parte del salario –que es el impuesto a las ganancias-, cuando debería existir un impuesto a los grandes capitales y fortunas. Por eso estamos aquí. Nos movilizamos contra el ajuste, contra el aumento de las tarifas del gas, la electricidad, el agua, que va a repercutir negativamente en los recursos públicos. Y estamos porque tenemos compañeros docentes que son delegados sindicales con juicios y sumarios abiertos, o que están siendo expulsados de la universidad por luchar. Queremos paritarias libres (negociaciones laborales sin condicionamientos) para marzo-abril de 2012.”

Por su costado, Martín Alderete es un abogado que pertenece a la Coordinadora Anti-represiva por los Derechos del Pueblo. Martín afirma que participa en la marcha como una manera de “reivindicar la reacción popular frente a una situación de absoluta miseria que se sufría en ese momento. La protesta fue contra un sistema político que estaba contra el pueblo.”

-¿Qué aspectos consideras incumplidos?

“Sigue existiendo pobreza, falta de educación, vivienda. Más allá del discurso del gobierno, continúan violentándose los derechos humanos, especialmente a partir de estos últimos tiempos donde hemos observado movimientos de trabajadores sindicalizados para demandar mejores condiciones salariales y laborales. Pero la respuesta ofrecida es judicializar la protesta, abrir procesos criminales, cuando el único delito ha sido exigir derechos legítimos.”

-¿Qué opinión tienes de la reforma a la ley antiterrorista que busca sancionar el Ejecutivo?

“Ello constituye un avance para quienes quieren criminalizar la protesta social. Con el ropaje de que sería una ley antiterrorista, los supuestos que castiga son conductas que sólo pueden ser llevadas adelante por organizaciones populares. Por ejemplo, se criminaliza que un individuo o grupo de personas tenga por finalidad exigir a la autoridad nacional, a un gobierno extranjero o a una institución internacional que haga algo o se abstenga de hacerlo. ¡Eso es lo que se hace en las calles y en cada huelga!”

-¿Qué tareas realiza frecuentemente la Coordinadora Anti-represiva por los Derechos del Pueblo?

“Atendemos las situaciones ligadas a la represión del Estado. Hay muchos jóvenes pobres que son asesinados y torturados en las comisarías por las policías. Asimismo, asistimos legalmente a las personas acusadas en la dimensión penal por el solo hecho de salir a luchar.”

El abogado Martín Alderete recuerda que hace 10 años él tenía 26, ya era profesional, “estuve en las calles y fui a las comisarías a sacar a algunos compañeros que habían sido detenidos ese día en la ciudad de Buenos Aires. Incluso un amigo y compañero fue asesinado en Avenida de Mayo y 9 de julio por las balas policiales. Era Carlos ‘Petete’ Almirón.” Martín escucha una nueva pregunta y contesta que “siento la alegría de un pueblo que después de muchísimos años de no participar activamente en el ámbito público, se arrojó a las calles a pelear por lo que consideraba justo y no retrocedió, aun frente a la represión y la muerte. Eso cambió la historia argentina. Hoy la gente se toma las vías públicas y cree que su presencia activa es mucho más relevante que poner un voto en las urnas. Y en otro sentido, tengo mucho dolor por los compañeros muertos y porque esos crímenes siguen impunes hasta hoy. No hay nadie condenado por los que faltan y, se sabe, que se trató de violencia estatal ejercida por las más altas esferas del gobierno de ese momento.”


LA BUENA RELACIÓN ENTRE EL ESTADO Y LAS CLASES DOMINANTES

En el último número de la revista Sudestada, el sociólogo y cientista político, Atilio Borón, afirma que después de 10 años, “El modelo económico, en lo esencial, se ha mantenido (…) La Argentina hoy tiene un índice de polarización económica  donde el 10 % más rico gana 27 veces más que el 10 % más pobre (…) pero cuando empezamos el período democrático estábamos en 13”, y añade que “Hubo algunos cambios importantes que hizo el gobierno (de Néstor Kirchner y Cristina Fernández) (…) Primero y más importante, la quita de los bonos de la deuda externa. El segundo es la Asignación Universal por Hijo (…) cambiaron algunos elementos como la reestatización  de las AFJP, cuya privatización había sido votada por gente de este mismo gobierno. Pero no alteran las estructuras fundamentales del modelo neoliberal que todavía tiene como uno de sus puntales, la ley de entidades financieras, que rige todo el sistema financiero y bancario (…) la clase dominante ha respaldado de manera muy fuerte la gestión del actual gobierno (…) Más allá de chisporroteos ocasionales, que son inevitables, hay una muy buena relación entre el Estado y las clases dominantes”.

En la misma publicación, el Doctor en Ciencias Políticas, Guillermo Almeyra escribe que “El estallido, la gran pueblada, esta vez en Buenos Aires, fue resultado de la combinación entre el corralito para favorecer al capital financiero y el lento desgaste político provocado por el cierre de empresas, privatizaciones, el aumento de la desocupación que había dado origen a los piqueteros” y continúa, “Había voluntad de cambio del personal político, no de cambio del sistema capitalista. (…) La Central de Trabajadores de Argentina y la Central General de Trabajadores, apoyaron pero no organizaron. (…) La hegemonía capitalista, la visión nacionalista, el verticalismo estatista y la visión desarrollista de la economía siguen intocados, como en tiempos de Perón o de Frondizi”.


LO QUE FALTÓ

“Hace 10 años yo tenía 15”, relata Matías Cisneros, mecánico y delegado sindical de los trabajadores del subterráneo porteño Línea C, “el 20 de diciembre lo viví encerrado en mi casa, mirando la tele. Vi los saqueos, vi las movilizaciones, vi la represión, y vi como se cagaban de hambre en mi casa. Me cambió la cabeza. Y cuando entré a trabajar al subterráneo, vi la asamblea, vi un método de organizarse y hoy estoy acá, como un indignado de 2001, pero organizado.”

Matías habla rápido y fuerte con fondo de cánticos contra la impunidad de los casi 40 muertos de entonces, mientras dice que “las causas por las que salieron a la calle en ese tiempo siguen vigentes. Los que ahora están en el gobierno son los mismos sólo que reciclados, y siguen vendiendo al país como hace una década. El único cambio es que ahora estamos en medio de una crisis económica internacional y antes sólo fue una bancarrota argentina. Ya sabemos en la actualidad que viene un ‘tarifazo’ (quita de subsidios a servicios básicos), y no pensamos entregar nuestras conquistas sociales.”

-¿Qué faltó el 2001?

“Una organización política capaz de organizar a los trabajadores.”


Diciembre 21 de 2011

jueves, 15 de diciembre de 2011

La asunción de Cristina Fernández y un fresco parcial de la Argentina profunda


Por Andrés Figueroa Cornejo


1. Ante alrededor de 25 mil personas reunidas en la Plaza de Mayo, el 10 de diciembre la Presidenta Cristina Fernández invocó las columnas centrales que persigue para su segundo período a la cabeza del Ejecutivo argentino. De este modo señaló esperar en materia de Derechos Humanos que los juicios en curso provenientes de la dictadura militar de 1976-1983, “puedan ser terminados”. Sobre la crisis capitalista internacional, Fernández fustigó el momento financiero privilegiado por los países centrales, por sobre el acento en “la economía real” (momento productivo). En relación a la deuda pública, la mandataria celebró su cancelación anticipada  e indicó que “en moneda extranjera se redujo a 27,5% del PBI”. Asimismo, informó una vez más que durante su primera administración hubo “5 corridas bancarias” donde “el Banco Central vendió casi 16 mil millones de dólares” para impedir la devaluación. Cristina Fernández relevó la ley de medios –que aguarda su aplicación-; el fin de las privadas administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP) y el retorno al sistema de reparto anterior (2008). Respecto de la industria del crédito, la Presidenta afirmó que en la actualidad las grandes empresas del rubro “tienen el 19%”, y el Banco Nación (estatal) el  “57% de la cartera de préstamos (que van) “a la pequeña y mediana empresa”. El turno de los sindicatos fue mencionado, haciendo una comparación con el gobierno de Juan Domingo Perón, donde ahora habría “derecho de huelga, no de chantaje ni de extorsión”. Asimismo, anunció la implementación de la evaluación docente y que “hagamos un inmenso esfuerzo colectivo por cumplir todos los días de clase, los unos (profesores) y los otros (gobernadores provinciales).” Finalmente, Fernández comunicó la creación de la Secretaría de Comercio Exterior y la Subsecretaría de Competitividad.

Ese es el “relato oficial”. Y se escribe “relato” porque  esa es la expresión impuesta desde arriba. Entonces, un “relato” (¿política lingüística o lingüística politizada?) es un recurso comunicacional que recoge aspectos de la realidad a discreción y que pretende guardar coherencia interna según una intencionalidad política bien determinada. Esto quiere decir, que resulta innecesario que el “relato” sea real. Basta que sea verosímil y coherente consigo mismo, como un texto literario.

Desafortunadamente, la vida es relaciones sociales, de poder y de clases; fuerza, coacción e intereses; modo en que se reproduce la existencia, sus contradicciones permanentes y otros asuntos. Menos es un cuento.


2. En Argentina es extraordinariamente difícil encontrar cifras duras, positivas, siquiera encuestas meridianamente confiables para hacerse de una panorámica de la realidad, tanto fenoménica (empleable como síntoma), como profunda. Los datos, en general, resultan opacos o derechamente invisibles. Que no se entienda como excusa. Es una variable con la que brega cualquier análisis en el país del tango, la cumbia villera, el folclor intacto, el rock latino, la pizza económica, las migraciones  añosas y las recientes, los contrastes por doquier, el barrio Palermo y el tren-miseria a Moreno, los granos y los vacunos, las calles bien numeradas y un subterráneo porteño cuya línea A es de la segunda década del siglo pasado y permanece tal cual lo dejaron; los fines de semana sagrados, un pueblo que abraza y una fracción del sector medio bonaerense que obsequia a sus hijas quinceañeras “tetas” postizas y anorexia. En fin.


3. El economista y académico Fernando Azcurra afirma que  la administración de Cristina Fernández es ideológicamente “pequeño burguesa democrática” y que para ella la “democracia y el capitalismo corporativo  financiero serían opuestos en lucha irreductible”.  Del mismo modo, Azcurra indica que la condición pequeño burguesa  del actual gobierno cree que “la sociedad burguesa y el capitalismo democrático correctamente administrados desde el Estado, puede y debe eliminar las desigualdades, la pobreza, la marginalidad más escandalosa y acceder al pleno empleo, el bienestar económico, la equidad social y la auténtica igualdad ante la ley”. Sin embargo, lo anterior corresponde al “relato” cuando el economista argentino asegura que “cada vez que (la pequeña burguesía democrática) accede a la administración del Estado choca inevitablemente con los intereses y poderes reales del capital financiero interno y mundial que la coacciona y la corrompe”. Más claramente, Azcurra manifiesta que la “pequeña burguesía kirchnerista ha asumido el papel de “burguesía nacional”, aunque la burguesía argentina “tradicional”, tomándola como un todo, no se sienta representada por aquella. Su drama es que carece de partidos y líderes políticos, carece de independencia y representación política ante el resto de la democracia. Por eso apela  y apura muchas veces los expedientes que le da el poder económico y financiero dominante en la economía argentina: golpes de mercado, corridas contra la moneda nacional, presión contra el tipo de cambio, fuga de capitales, intimaciones desde el capital financiero internacional (FMI, BM, Club de París, etc.) para imponer sus intereses económicos y políticos”.

Pero con honestidad, Fernando Azcurra reconoce que “Néstor Kirchner y Cristina Fernández nunca defraudaron sus convicciones ni cambiaron los objetivos: jamás se propusieron a ellos y a la sociedad suprimir la oposición entre el capital y el trabajo asalariado. Lo que ha proclamado Fernández es lo que ha hecho, hace y hará: atenuar tal oposición y transformarla, si puede y la dejan, en armonía de clases. Lo que sí podría establecerse es una comparación entre sus aspiraciones de juventud y sus realizaciones de senectud. A saber: querían combatir al capital, pero lo administran sin combatirlo; querían tomar el poder, pero el poder los tomó a ellos; querían cambiar el sistema, pero el sistema los cambió; y querían una sociedad sin clases, pero pertenecen a la clase pequeño burguesa de la sociedad”.


4. Sobre la hipótesis de la existencia de una “burguesía nacional”, en un encuentro elitizado de la Fundación Endeavor, el dueño de la centenaria cadena de venta al detalle supermercadista La Anónima, Federico Braun, se quejó de la escasa gravitación de los capitales argentinos en la economía y la comparó con el peso que conservan brasileros y chilenos. En verdad, Brasil es un coloso de inspiración subimperialista del cual depende un conjunto de economías regionales, entre las que se cuenta Argentina, y a su vez si llueve en China, el país carioca debe abrir paraguas. Y en Chile la “burguesía nacional” no existe. Los capitales del piño que ordena el naipe en el país trasandino están genéticamente subordinados al gran capital mundializado. Una vez, por rareza y sorpresa, quien suscribe el artículo compró una prenda tosca de ropa cuya etiqueta prometía su origen chileno. Aunque se destiñó al primer lavado, todavía la conserva. 


5. Respecto del famoso alegato internacional de la Presidenta  de retornar al “capitalismo en serio” o productivo contra el “anarco capitalismo financiero” –como si estuvieran compartimentados y no fueran en la realidad dinámica, momentos de un solo capitalismo donde hegemoniza el financiero sobre los demás momentos del capital desde la fase inaugurada en los 70 y 80 de la centuria pasada-, el economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, Augusto de la Torre, informó que “El financiamiento a la inversión es escaso en la región”, y agregó que “tenemos un sistema financiero más estable, pero parece que todo lo que hace es financiar el consumo”.

Según Zona Bancos de Argentina, la industria de la deuda transfirió el aumento de las tasas que pagan por plazos fijos a los consumidores. Esto es, que los créditos personales más baratos de la plaza que en abril de 2011 promediaban un interés a 12 meses del 36,4 %, en la actualidad se incrementaron 7 puntos (43 %). Sin embargo, en el mercado el costo total puede arribar a casi un 90 % anual, considerando las tasas más IVA y gastos operacionales.

Por su parte, el dinero plástico alcanzó un alza de 36 % en su precio. Desde un banco importante argumentaron que “nos movemos con cautela porque no vemos un horizonte claro. Estamos esperando qué pasa con las tasas, la inflación y el consumo”. La banca enfría los créditos de consumo, los encoge y recorta sus plazos de tal manera, que el gobierno debió “solicitarle” que no lo hiciera.

Por si no resultara suficiente, las mutuales, que ganan prestando a los trabajadores jubilados, en muchos casos, venden sus carteras de crédito a los bancos para contar con dinero constante y sonante. Al fin, las mutuales son parte de la malla del capital financiero, y operan como una subcontratada fuerza de ventas.

¿Por qué la banca y las instituciones financieras –que forman holdings con “el capitalismo en serio”- se tornan renuentes con la demanda crediticia para las personas?  ¿Saben algo que el resto de Argentina desconoce y que podría lastimar sus utilidades y jaquear hasta el negocio mismo?

El gobierno de turno, contradiciéndose con los propios reajustes salariales del segundo trimestre  de 2011, continúa afirmando que la inflación es de un 9 %, toda vez que analistas de distinto signo político consensúan una desvalorización del peso de alrededor de un 25 %. A su vez -y como no existen economías blindadas y el mundo entero está todavía supeditado a un puñado de corporaciones deslocalizadas cuyos avales son los Estados y sus bancos centrales “autónomos” de los intereses del 99 % de la humanidad-, el 2012 el planeta y sus partes sufrirán una profundización de la crisis económica que estalló el 2008, proporcional a su situación contable nacional y regional. La economía china, que sostiene los precios históricos de las materias primas sobre las que se funda la inmensa mayoría de las economías latinoamericanas, ralentiza sus motores gradualmente, impactando a la baja en el precio de la soya, los granos y la minería en territorio argentino. Esos recursos, base de la economía primario agro-extractiva del país, representan el 45 % de las ventas al mercado internacional, del cual un 25 % ingresa al Estado.  Asimismo, el presidente de la empresarial Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), Daniel Funes de Rioja, dijo que “No sabemos si no estamos en  la puerta de un nuevo 2008. (Ese año) Rusia bajó todos los embarques de frutas y vinos. Ahora lo estamos viendo con industrias como la pesquera. España e Italia no están comprando y son casi mil millones de dólares menos de ingresos”.  Los exportadores, de no ocurrir un milagro que cambie la situación recesiva en Europa y Estados Unidos, estiman que pueden perder hasta un 20 % de las ventas al exterior el año entrante. Junto con la eliminación de los subsidios a los propietarios de los servicios básicos, el empresariado ha expresado que en materia de remuneraciones, “tiene que haber moderación”.

Sin descontar siquiera el 25 % de inflación (a qué restar impuestos, ahorros jubilatorios, seguros sanitarios, etc.), el salario mensual promedio de un trabajador ‘en blanco’ argentino es de US$ 767, al día de tallarse el presente artículo. Y existe más de un 30 y menos de un 40 % de personas de toda la fuerza laboral que se emplea ‘en negro’, ilegalmente, en condiciones infrahumanas, sin beneficios sociales ni reajustes y con salarios cuartomundistas. Esto, en un Buenos Aires, por ejemplo, donde el arriendo  de una vivienda “digna” para una familia de 4 personas cuesta mensualmente 465 dólares, empleando los mismos criterios usados para medir el salario promedio.

Sólo en el último período en Argentina, pese a la contracción reciente de venta de dinero para el consumo, se está expandiendo su área de créditos para consumir y, por tanto, la tasa de morosidad todavía es bajísima comparada con la de Chile u otros países donde el espiral de sobreendeudamiento parece no tocar techo. Se puede observar en Buenos Aires a profesionales y empleados de oficina, con la misma cantidad de tarjetas de crédito que el Santiago de Chile de fines de los 80, hasta ahora, donde las deudas se concentran en una sola cuenta acumulada y muerden los sueldos del trabajador tipo ferozmente, promediando un endeudamiento financiero de consumo de 6 a 8 veces su salario. Hace mucho tiempo que en Chile no existe capacidad de ahorro. De hecho, se está acabando la capacidad de endeudamiento. En Argentina el trabajador gasta todo lo que gana y además, ya está requiriendo suplementos que sólo consigue en el sistema financiero comercial. En este y otros aspectos nada alentadores para las grandes mayorías, Chile es el futuro de Argentina.

Lo anterior  podría contener  algunas de las variables significativas que intimidarían a los bancos a la hora de ofertar créditos de consumo. Si existen riesgos, se dificulta la dotación de préstamos a las personas.

Por otra parte, aún Banco Nación se concentra en la oferta de créditos para la pequeña y mediana empresa, que es la que explota más trabajo en general. Naturalmente, la economía y el mundo del trabajo es un sistema completo y complejo, y resultaría preciso tener acceso a las condiciones remuneracionales, contractuales y laborales en las que se desempeñan los trabajadores de un sector tan gravitante como las PYMES para obtener una lectura más concreta de la situación.


6. Como se ha vuelto hábito en América Latina, la educación formal es síntoma y resumen de sociedades divididas en clases de intereses irreconciliables. En Chile y Colombia han sido movimientos telúricos los que prueban en los hechos el mito de la movilidad social a través de la enseñanza. La segmentación brutal de la educación reflejada en el avance de la escolaridad y enseñanza terciaria o superior privatizada contra la  pública, estatal, laica y gratuita es apenas una señal de la actual fase capitalista mundial. Sólo en Argentina, la mitad del sistema escolar ya se encuentra privatizado. Los resultados posteriores en las universidades especialmente públicas no hacen más que refrendar dramáticamente las desigualdades sociales, consolidándolas, aunque el acceso parezca ilimitado y no haya que costear un cobre del bolsillo personal (que sí menos visiblemente del excedente del trabajo asalariado acumulado por millones y administrado por el Estado).

Cristina Fernández dijo en su alocución inaugural que debía implementarse un sistema de evaluación docente en todo el país. El objetivo sería mejorar “la calidad” (terminología que inmediatamente homologa la enseñanza a una mercancía más). El problema entonces, serían los profesores, su talla al momento de impartir clases, de prepararlas, de capacitarse, etc. El problema de la “calidad” y sus resultados estarían dentro del aula entonces.

Sin embargo, hace pocos días se publicaron los números y conclusiones del censo escolar aplicado el 2010 a 277.959 estudiantes del último grado de la secundaria pertenecientes a 7.308 establecimientos de toda Argentina. De acuerdo a la prueba, de los jóvenes más pobres, apenas el 4,4 % obtuvo un alto desempeño en Matemática y un 8,7 % en Lengua. De los alumnos de los entornos más adinerados, un 26 % alcanzó los mejores puntajes en Matemática y un 31,7 % en Lengua. Es decir, a contextos familiares más empobrecidos, peores resultados y viceversa.

¿Cuál es el conflicto de fondo? ¿La ausencia de evaluación docente o las inequidades estructurales de una sociedad fragmentada en materia económica, y por tanto, culturalmente? Ello sin medir las tareas extra escolares que realizan los educadores de la educación pública, sustituyendo por fuerza y ética, las descompensaciones y descomposiciones familiares de sus estudiantes, teniendo que hacer además, de psicólogos infanto-juvenil, trabajadores sociales, guardia disciplinaria, colaborando en los comedores urgentes, bregando con madres y padres sobreexplotados, sin tiempo ni recursos. Qué mencionar sus salarios enanos y pésimas condiciones contractuales y laborales, de infraestructura y enfermedades profesionales. La enseñanza privada, que funciona llanamente como una empresa con fines de lucro, toma y expulsa docentes a gusto del cliente. Sus problemas son otros. Desde los malos tratos de propietarios y concesionarios escolares, apoderados e incluso de los propios estudiantes, hasta precarización y alta rotación laborales.

¿En qué consiste la evaluación docente de la Presidenta? ¿Qué busca calificar, qué efectos tendrá sobre los docentes? ¿Sabrá el ministro de Educación que la enseñanza es un proceso y no un engranaje productivo? ¿Buscan proletarizar la marginalidad excluida para bien de la demanda empresarial de mayor cualificación de  mano de obra  barata y abundante? Por ahí señaló un independentista mayúsculo del Caribe, uno de espada y letras, que “sólo un pueblo culto es un pueblo libre”. ¿Qué tiene que ver la cultura acaudalada por la humanidad con una evaluación docente con objetivos, en el mejor de los casos, operativos?       

7. El discurso de Cristina Fernández en Plaza de Mayo tuvo su especial mensaje hacia los trabajadores en general, y para los organizados en particular. Otro de los ajustes económicos contra el trabajo en vista a las paritarias o las grandes negociaciones remuneracionales que deben darse en la primera mitad de 2012 (la otra archicomentada medida tiene que ver con la quita de subsidios a las energías, la telefonía, el transporte colectivo, agua, etc. y el subsecuente aumento del precio de todas las mercancías) está asociado al tope de un 18 % de reajuste. Allí la Presidenta aseveró extrañamente que “…cuando estaba Perón no había derecho a huelga, digo por los que reivindican a Perón y no a nosotros (…) En cambio, ahora sí hay derecho a huelga, pero no al chantaje y la extorsión”.   

En lo formal, constitucionalmente, Perón no ganó el veto o ilegalidad de las huelgas cuando fue gobierno en la época de las políticas de sustitución de importaciones e institucionalización de derechos sociales básicos, aplicadas en prácticamente toda América Latina. De hecho, hubo huelgas significativas entonces (ferroviarios, marítimos, etc.).

Más allá de la anécdota, tras el fenómeno y contextualizadamente, lo anterior ocurrió entre los 30 y comienzos de los 70 del siglo XX, debido a causas ligadas a la Gran Depresión de 1929 y el avance del socialismo. Es decir a motivos vinculados a las correlaciones de fuerza mundiales, la división internacional del trabajo, las crisis del propio capitalismo, y todas ellas dialécticamente combinadas.   

Y en términos tanto estructurales, como históricos, la huelga es una adquisición de los trabajadores que se remonta a los orígenes del capitalismo industrial, y bien específicamente a la Inglaterra de 1810-1811, y a la propia Revolución Francesa. Primero fue la huelga, luego la ley. Primero fueron las condiciones de miseria en las que se desempeñaba el asalariado, su toma de conciencia elementalmente  económica, su organización precaria, su realización contra la máquina y el propietario. Tuvo que pasar tiempo para comprender las relaciones sociales de producción, la generación del excedente socialmente producido y privadamente apropiado. La pugna irreconciliable entre capital y trabajo, la necesidad histórica de su superación aún pendiente. La reacción de los propietarios, del capital, acorralado ante la fuerza que oponen los intereses de las clases subordinadas, como recurso de sobrevivencia ante la ofensiva de los que tienen como mercancía nuclear la venta de su fuerza de trabajo, dio como conquista de los asalariados cuerpos legales de “beneficios”  arrancados del propio excedente producido colectivamente, de acuerdo a las relaciones de fuerza a toda escala. No al revés.

Por eso en la provincia de Chaco, trabajadores del propio Estado de una gobernación kirchnerista realizaron importantes movilizaciones antes de que terminara noviembre. Y manifestaciones y huelgas existen ahora mismo. No por nada hay alrededor de 4 mil trabajadores, dirigentes y delegados sindicales judicializados por luchar por mejores condiciones de existencia. Y contra una burocracia sindical, de directivos empresarios, sustantivamente antidemocrática y vertical (como espejo del propio modo de gobernar del Ejecutivo, sin participación alguna, inconsultamente), que colabora con el empeoramiento de la vida de los trabajadores, delincuencial ella misma o que ocupa al lumpen para castigar a su propia disidencia a través de “patotas”, se asoman nuevas organizaciones de trabajadores que sí caminan tras sus intereses de clase. Aunque la administración del Estado busque aprobar precautoriamente una ley “antiterrorista” que amplía hasta el delirio las facultades legales para intentar detener al venidero movimiento de los trabajadores y el pueblo argentino. En la actualidad, el sindicalismo independiente del Estado, el gobierno, los empresarios y los partidos tradicionales, es minoría. Pero la fatalidad se disuelve instantáneamente cuando la lucha, el movimiento real de los trabajadores cobra bríos, destruye el miedo y la alienación, y se reconoce como fuerza, voluntad y sostén de la totalidad social. El futuro está abierto. Condicionado, por cierto, pero pleno de posibilidades.

Los intereses de los trabajadores no son chantaje o extorsión. Son realidad objetiva, concreta, nunca “relato”. Así como los intereses de la minoría gran propietaria tampoco son un discurso. De lo contrario hace tiempo que habitaríamos el reino de la libertad y la felicidad plenas.
  

8. No es posible en un solo y apretado análisis abarcar el “relato” fotográfico  agendado por la   Presidenta Cristina Fernández. Las fronteras de un artículo  no alcanzan ni para un paneo relativamente parcial, primero de la coyuntura y luego de las relaciones de fuerza. Quedan en carpeta la caracterización del sistema político actual, las alternativas políticas del campo de los trabajadores y el pueblo, la violencia estatal y su relación con la lumpenización de amplias franjas sociales, el lugar de Argentina en el mundo, sus pugnas de clase internas, el papel del imperialismo, etc., etc. Quien suscribe, inexorablemente, queda en deuda  hasta una nueva partida.


Diciembre 15 de 2011

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Destierro político en democracia: La historia del chileno Hugo Marchant



“Y bien: concedo que al final ganaron la batalla,
Que falta conocer el resultado de la guerra.
Pero confieso que yo no extravié un grano de polen
Puesto que de esta tierra no me podrán apartar.”

Patricio Manns




Por Andrés Figueroa Cornejo

Dos veces antes, Hugo Marchant Moya intentó ingresar a Chile. Pero el 2006 y el 2009 las campañas se organizaron muy lejos del país y con un insignificante apoyo interno. En cambio, el miércoles 30 de noviembre de 2011, Hugo -ex combatiente de la resistencia política y militar contra la dictadura, ex militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), y parte del último destacamento al que había sido reducida esa agrupación  por la Central Nacional de Informaciones (CNI) en el primer tercio de la década de los 80’ del anterior siglo-  se encontró en el aeropuerto chileno con la posibilidad real de entrar a su territorio natal.

A comienzos de los gobiernos civiles de la Concertación que coincidieron matemáticamente con los albores de los 90’, a los presos políticos “implicados en casos emblemáticos” en la lucha antidictatorial (como el atentado frustrado a Pinochet) se les trocó los consejos de guerra por  penas de extrañamiento. De  alrededor de 30 antiguos prisioneros políticos, restan 8 en el exilio y Hugo Marchant informa que ‘entre el 2012 al 2014 vamos a quedar 4: Jorge Palma Donoso, Carlos Araneda Miranda, Carlos García Herrera y yo, que tengo hora para el 2017’.

Hugo (58 años, casado, 4 hijos, dos de su mujer y dos en común, Javiera y Juan Manuel), participó en el ajusticiamiento y muerte del general e Intendente de Santiago del gobierno militar, Carol Urzúa, en la mañana del 30 de agosto de 1983. El 11 y 12 de ese mismo mes se había realizado la cuarta protesta nacional contra la junta castrense. Sólo en la capital fueron asesinadas 29 personas, hubo más de 200 mil heridos y un millar de detenidos, sin anotar los allanamientos masivos, con tortura incluida, a poblaciones populares. Por su investidura pública como jefe de la jurisdicción de la comuna de Santiago, Carol Urzúa talló como uno de los responsables políticos del crimen y la represión. Marchant  sería detenido e iniciado su periplo de terror a una semana de la ejecución de Urzúa. De la captura de Hugo, su tortura de espanto, su consejo militar y castigo de fusilamiento, su celda por 10 años, y su destierro dictado por la administración concertacionista del demócratacristiano y furioso alentador del golpe de Estado de 1973, Patricio Aylwin, han transcurrido más de 28 años.

Sin embargo, en esta ocasión,  Hugo relata que ‘cuando llegué a la cabina de Policía Internacional en el aeropuerto, pasé mi pasaporte finlandés. Noté lo que había aparecido en la pantalla del computador por el rostro que puso el funcionario y su inmediato llamado a un comisario. Él me comunicó que tenía prohibición de ingresar a Chile. Yo le replique que ya lo sabía y  que mi presencia era y es parte de una campaña porque estoy cumpliendo una condena injusta en el extranjero. Los abogados que están con mi causa –Alberto Espinoza y Alejandra Arriaza- solicitaron que me dejaran un día en el aeropuerto, mientras la comisión de derechos humanos del parlamento hacía la solicitud al Ministerio del Interior para que me permitieran el ingreso a Chile. Sólo pedían  24 horas para que el juzgado correspondiente tomara resolución. Desde el Ministerio y por orden explícita de Sebastián Piñera se dio una rotunda negativa y se extendió el mandato de que debía devolverme por donde llegué. Mi pasaporte fue entregado al vuelo que me retornó a Buenos Aires el 1 de diciembre. En la capital argentina compré de nuevo pasaje para Chile, y en cuanto pisé otra vez el aeropuerto en Santiago, me comunicaron que el juez me había suspendido la pena de extrañamiento y otorgado el permiso de ingreso por razones humanitarias, como consta en el oficio número 392 / 2011 de la Corte de Apelaciones, firmado por el Ministro de Fuero, Joaquín Billard Acuña. Pero la policía me metió en el mismo avión de regreso a la Argentina. Las autoridades del aeropuerto esgrimieron que el decreto por el caso Carol Urzúa debía contar con el permiso del Presidente de la República. Y aquí estoy en Buenos Aires, contigo, a un costado del Obelisco.’



‘MI CABEZA NUNCA SALIÓ DE CHILE’

Mientras la mañana bonaerense del domingo 4 de diciembre pone el sol en clave vertical, Hugo Marchant explica que las campañas previas contra el destierro ‘no tuvieron efectos prácticos. Además coexistían lecturas encontradas respecto de sus contenidos. Algunos compañeros planteaban que la Concertación nos había traicionado y por tanto, tenía una deuda con nosotros. Yo en cambio, postulaba que las banderas de los Derechos Humanos pertenecen al campo popular, es decir, la Concertación no podía traicionar algo que no era parte de su naturaleza política. Todo lo que hemos logrado ha sido resultado de la lucha; nunca ha sido por “buena voluntad” de las clases dominantes. En esas dos campañas quedé en minoría.’

-¿Y esta última campaña?

‘La organizamos con mi compañera, Silvia Aedo. Como el movimiento estudiantil está en pie de lucha, pensamos agregarnos con nuestras reivindicaciones. Compramos los pasajes en Finlandia hace tres meses y se creó en el camino con muchos el Comité Fin al Destierro Ahora. De más está decir que los recursos son escasísimos.’

-¿Qué pensabas hacer durante el eventual permiso para estar en Chile?

‘Ir a encontrarme inmediatamente con Guillermo Rodríguez, “El Ronco” (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=64759), para conversar. Salir a caminar y visitar viejos amigos con mi hija. Participar de alguna movilización social,  mirar las caras, escuchar a la gente. En fin, abandonar al ermitaño que dejé en Finlandia.’

-¿Qué lectura haces de lo acontecido hasta hoy?

‘Que cuando el Estado carece de fundamentos impone la represión. Como ocurre contra los movimientos sociales y populares.”

-¿Y ahora qué?

“La cancha está bien rayada. Los abogados no han detenido su labor. El viernes 2 de diciembre interpusieron un recurso de amparo a mi favor. Mi batalla por retornar a Chile no ha terminado.”
   
-¿Por qué alguien que lleva casi 20 años fuera de Chile en un país tan desarrollado como Finlandia todavía busca retornar?

‘A mí la dictadura no me derrotó. Yo me siento tan revolucionario como toda la vida. Y estoy retratado en los libros que ha escrito Guillermo Rodríguez. Finlandia me recibió en noviembre de 1992 con los brazos abiertos, pero allí yo he vivido como un ermitaño. Primero trabajé paleando nieve y en la actualidad me desempeño como gestor inmobiliario. Estudié sin terminar, Ingeniería en Automatización e Informática, pero nunca logré hacer la práctica profesional por mis antecedentes. Pero más allá de la calidad de vida que ofrece Finlandia, hacer lo que uno quiere no tiene precio. Mi vida no tiene sentido si no participo de la lucha política de mi pueblo. Mi cabeza nunca salió de Chile.”


“HUGO, NOSOTROS CONFIAMOS HARTO EN TI”

Mientras el periodista paladea una gaseosa, Hugo enciende un cigarrillo de humo sin raíz y piloteando su máquina del tiempo recuerda que ‘Desde los tres años de edad yo viví en la población La Palmilla de la comuna de Conchalí (zona norte de Santiago pobre) con mi familia. Esos terrenos entonces eran  viñedos. Mi madre compró un sitio ahí. Ella trabajaba de obrera en una fábrica  de calzado, y se le pasaba pensando en voz alta. Era muy activa en la población, en la junta de vecinos. Mi padre en su juventud fue militante del Partido Comunista. Corría comienzos de los 60’ y en mi casa se hablaba mucho de política. Mi madre siempre fue allendista. Yo trabajaba con ella en un taller que había donde vivíamos. En la secundaria, a los 13 años, fui elegido presidente de curso en el Liceo de Hombres Nº 12, muy cerca de la Municipalidad de Conchalí. Entonces era nuevo el establecimiento. Por mi parte no tenía ningún apuro de militar en algún partido político; no entendía las discusiones de los muchachos más grandes y mis ideas tampoco encajaban mucho. Yo pensaba que los cambios debían ser profundos. Me acuerdo que mi hermana trabajaba de empleada doméstica en la calle Vitacura (avenida de adinerados) y me impactaba mucho cómo vivía la gente rica. Me costaba comprender que mi madre laborara de 12 a 14 horas diarias en la fábrica, que mi padre también trabajara en la construcción, mientras en casa apenas teníamos para comer. Carecíamos de alcantarillado, el piso era de tierra y el techo de fonola. Sacábamos el agua de un ramal. ¡Y además había gente todavía mucho más pobre que nosotros: personas, niños, jóvenes, que nos pedían a nosotros para comer!’

Hugo aplasta el cigarrillo con el zapato y relata que ‘cuando tenía 8 años, mi madre llegó una noche de la fábrica mientras mi hermana la esperaba con una taza de agua caliente, y se echó a llorar, contándole a mi hermana que “Don Jesús”, el jefe de producción de la fábrica le propuso que yo pudiera comenzar a ir a la empresa donde me instalarían un tablero de diseñador y pasarme lápices, porque era posible que hubiera heredado las habilidades manuales de ella. “No quiero para ninguno de mis hijos el trabajo miserable que tengo”, dijo. A mí se me grabó ese episodio.’

También evoca que ‘en la época de la guerrilla boliviana (años 60’) escuché por radio la lectura de la carta de un joven chileno dedicada a su novia para ser publicada en caso de que muriera en esa decisión.  Me impactó mucho que un  muchacho de Chile partiera a pelear de esa forma a otro país y hubiera caído en combate. Yo tenía 14 años de edad. Comencé  a madurar la convicción de que yo no sería del Partido Socialista ni del Comunista, grandes organizaciones que no habían logrado realizar transformaciones de fondo en la sociedad. Entonces la revista Punto Final imprimía en sus ediciones “El mini-manual del guerrillero urbano”, del brasilero Carlos Marighella. Por primera vez tengo noticias de la existencia del MIR; que se hablaba de la lucha por el poder, que estaba Cuba, Vietnam, el barrio alto, mi población. Cuando apareció el Frente de Estudiantes Revolucionarios en 1971 (FER, brazo estudiantil de masas y parapartidario del MIR) en mi liceo, me incorporé de inmediato. Había algo que me chocaba en el FER, eso sí. El muchacho encargado, súper infantilmente,  andaba uniformado con un abrigo azul marino, bototos, pelo largo, lentes oscuros y una pistola inútil. Él decía que era un militante “clandestino”’, y agrega que ‘Yo leía la documentación del MIR y me sentía interpretado por ella. Entonces había que ser “simpatizante” primero que militante. El joven “clandestino”, frente a mis solicitudes de ingreso, me informó que antes que todo había que “asumir tareas”. Yo estaba dispuesto, claro. En mi liceo campeaba la Democracia Cristiana y venían las elecciones de la Federación de Estudiantes Secundarios (Feses). Por la noche un pequeño grupo empapelamos el establecimiento. El director del liceo me envió a buscar al día siguiente. Mientras esperaba mi expulsión, recibí a cambio un “última vez” y la colocación de paneles de propaganda por agrupación al interior del recinto escolar. Asimismo, participé en un par de asambleas pro MIR para los jóvenes de liceo. A una de ellas asistió Nelson Gutiérrez (fallecido por una dolencia hepática y diabetes el 11 de octubre de 2008 en Concepción, Chile). Quedé tremendamente impresionado ante un análisis de la situación política que hizo. ¡Era primera vez que le entendía a alguien y me sentía plenamente identificado! En otra oportunidad oí hablar a  Bautista van Schouwen (líder del MIR, detenido el 13 de diciembre de 1973, según El Mercurio, y posteriormente  desaparecido) y quedé con la boca abierta. En fin, terminó 1971 y yo aún no podía ser militante del MIR. Salí ese año del liceo e hice el servicio militar.’

-¿Para qué?

‘Quería conocer las fuerzas armadas por dentro, en especial, con la Unidad Popular en el gobierno. Lo hice en la Infantería de Marina. Los primeros 4 meses permanecí de recluta en el Fuerte Borgoño en Talcahuano, donde pocos años después torturarían a los marinos democráticos. Los dos comandantes de compañía que estaban en mi época, el capitán Koeller y el teniente Cáceres, luego serían los señores del horror. Fui de los conscriptos mejor calificados de toda la compañía, y hasta me condecoraron. Elegí irme el último año del servicio militar a Iquique (Norte Grande). En el regimiento era fuerte la discusión política. Nació una gran simpatía con los sargentos y los cabos, en especial con el Sargento 1º Flores. Cierta vez nos dijo “¿Ustedes creen que esa cagada de uniforme y fusiles es para ir a pelear contra los bolivianos y peruanos? No huevones. Es para hacer lo mismo que el ejército contra los mineros en la matanza de la Escuela Santa María en 1907, donde asesinaron a mi abuelo.” Como yo siempre tuve facilidades para las matemáticas y había que enseñar a la tropa, y, por supuesto, era un muchacho de izquierda, hicimos rápida amistad con el Sargento Flores. Dentro de la suboficialidad el grueso era allendista, mientras que en la oficialidad pasaba lo contrario. En 1972 la burguesía y el imperialismo organizaron el paro de octubre para desestabilizar a la UP. Días antes, el Sargento Flores me aclaró que toda la preparación militar oficial fue echa para atacar al pueblo y que “si nos envían a la calle, la salida es sin regreso”. La Infantería de Marina operaba en unidades pequeñas y sobre objetivos concretos. Un cabo democrático, dependiente del entramado antigolpista diseñado por el Sargento Flores, y con quien saldría  en la patrulla llegada la ocasión, me instruyó sobre la manera de reducir a los soldados “obedientes” del mando oficial. Todo el paro de octubre estuvimos en disposición combativa. El 72 acabó mi servicio militar y en la despedida, Flores me dijo “Hugo, nosotros confiamos harto en ti. Pórtate bien”. Nunca más supe de toda esa gente.”


‘EL PODER POPULAR ERA LA LUCHA DE CLASES DESPLEGADA HASTA DENTRO DE LOS PARTIDOS’

El mediodía rebota en el Obelisco cuando Hugo narra que ‘De vuelta a Santiago las cosas habían cambiado notablemente. En mi población funcionaba el Comité de Abastecimiento Directo. Todas las señoras estaban muy bien organizadas y a mí me habían reservado el cargo de delegado. En La Palmilla estaban todos juntos y revueltos: comunistas, socialistas, lo que hubiera, creando poder popular. Vecinos que jamás había visto mover un dedo u opinar sobre algo, ahora se encontraban activos y politizados.’

-¿Cuál era la contradicción esencial en el campo popular en ese momento?

‘Hablo de lo que mejor conocí. De las poblaciones La Palmilla, La Pincoya, Juanita Aguirre. Los sectores más avanzados estaban empeñados en construir poder popular, formular sus propias organizaciones de poder. Y por otro lado, algunos sectores del PC, el PS, el MAPU, el MIR y la Democracia Cristiana estaban asociados excepcionalmente allí, unidos en el discurso contra el poder popular y con el apoyo obsecuente, acrítico, al gobierno de la UP. Los partidos estaban cruzados por esta discusión en su interior. Era la lucha de clases desplegada dentro de los partidos.’

-¿Qué rol asumiste en tu territorio?

‘Se realizó una asamblea en la población dirigida por militantes del PC, el PS, MIR, MAPU y DC. Ellos sostenían que, en materia de distribución de mercadería, había que sostener una buena relación con los comerciantes porque de lo contrario llegaría el fascismo. La asamblea estaba cocinada, claro. Yo solamente podía hablar con el compromiso de apoyar la mesa que conducía el encuentro. Como estaba la DC, se había eliminado la palabra “compañero” de las intervenciones. Entonces decidí subirme a un mueble, pedir la palabra y defender las posiciones que consideraba más justas, como la promoción del poder popular. Desde entonces los vecinos comenzaron a invitarme a todas las asambleas, mientras comenzaron a llegar militantes del Ejército de Liberación Nacional (ELN), anarquistas, expulsados del MIR, etc. El objetivo era prepararnos para resistir el golpe de Estado que era inminente. ¿Pero cómo conseguir armas si no teníamos recursos?  En medio de esa dinámica, se dio el “tanquetazo” el 29 de junio de 1973 (ensayo y toma de temperatura de las FFAA para realizar el golpe poco después). Allí, casi por accidente,  participé en mi primera acción operativa. La idea era partir al barrio rico de Santiago, robar un auto y venderlo inmediatamente para comprar armas. En la acción misma -donde había militancia graneada o sin militancia como yo-, los otros compañeros se amilanaron e instintivamente tomé la iniciativa. Ahí me di cuenta con sorpresa para mí mismo, que las cosas con las que me comprometía las asumía sin vacilaciones. Desde la salida del servicio miliar no paré más. En las noches nos enfrentábamos a los grupos de ultraderecha de Patria y Libertad y la Brigada Rolando Matus que se tomaban los locales de las poblaciones. El tiempo tenía una dimensión distinta. Era como vivir muchos días en una hora. Y esta situación se repetía en otras poblaciones también. Abajo, las fronteras de los partidos políticos se habían transgredido en los hechos. Las políticas y discursos de Allende en orden a  que el pueblo es el propio sujeto de las transformaciones, se volvieron una realidad masiva. Fue el movimiento “natural” que desplegó la propia UP. La gente sola entendió que “ahora es cuando”.’

-¿Y el MIR?

‘Mi opinión, madurada en los años posteriores, es que el MIR, habiendo surgido como una generación revolucionaria, no logró superar lo que el propio MIR criticaba. En un partido revolucionario siempre va a expresarse también la ideología burguesa. Por eso, la lucha ideológica al interior del partido es una cuestión crucial. Es preciso el centralismo democrático y los congresos para readecuar las tácticas según el curso de la lucha de clases. Pero en el MIR las decisiones se tomaban en el estrecho ámbito del Comité Central únicamente. Es más, yo considero que el MIR no fue capaz de romper con la escuela estalinista. Ya en 1971 recuerdo que un militante del MIR me confidenció que estaba “la cagada” adentro porque un sector quería integrar la Unidad Popular y otro, no. (Mucho después, estando en el exilio en Viena, conocí dos miristas que ilustraban esa pugna. Uno era militante en el momento del golpe, seguía adentro, y el otro, Enrique Leiva, que había sido director de la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso, se había retirado en 1979. Era socialista y había participado en la fundación del MIR. Enrique siempre me alabó la conciencia de clase y me criticó la mala formación intelectual. Empezó haciéndome leer novelas de García Márquez. Luego me anunció que ya era hora de entrar a textos más contundentes y me confió el “¿Qué hacer?” de Lenin. Paso a paso comencé a entender las cosas, recién entre el 75 / 76, luego del golpe de Estado).’

-Ya llegaba 1973…

‘En el 73 comenzaron a manifestarse las vacilaciones, enmascaradas de argumentos políticos que le hacían el quite a la lucha frontal y a su preparación. En ese devenir, caí detenido y encerrado en la cárcel pública a fines de agosto de ese año mientras hacía propaganda, lanzando por la noche unos panfletos muy sencillos.  5 días antes del golpe terminó nuestra condición de incomunicados. Como no estábamos encargados reos, podíamos salir en libertad. El “Conejo” Grez –uno de los 119 asesinados por los servicios de Inteligencia de la tiranía en 1975 en Argentina-, anarquista y estudiante de Filosofía, que era de armas tomar y a quien el propio Miguel Enríquez expulsó del partido, con pistola en mano le exigió al responsable político del PS en Conchalí que gestionara nuestra salida de la cárcel. El sábado 8 de septiembre ya estábamos en la calle de nuevo, ¡con la fortuna de que los días lunes los tribunales no funcionaban!’

-¿Qué hiciste?

‘Me fui a la casa de mi polola y el martes fue el golpe, donde sufrí uno de los días más tristes de mi vida. En la población Juanita Aguirre los compañeros se me fueron encima a demandarme las armas prometidas para la resistencia. “Armas no hay”, les dije. Un grupo quería amotinarse con piedras y barricadas. No me quedó otra que pedirles que por favor no lo hicieran, que lo único que quedaba era replegarse y aprender a luchar en otras condiciones. Finalmente los convencí y se fueron todos. Con el “Conejo” Grez y otros pocos nos dedicamos a meter en las embajadas a los “cadáveres políticos” que resultaban muy peligrosos si caían en manos de los milicos. El encargado militar del PS de Conchalí, con entrenamiento en Cuba, ya se había deshecho de las armas que guardaba. Nos advirtió sin enrojecer que si “no me protegen, yo voy hablar”, así que lo trasladamos a una embajada. En eso nos la llevamos al principio. En la Plaza Chacabuco existía un restaurante donde nos reuníamos alrededor de 12 personas de Recoleta, la Pincoya, Conchalí, en un apartado. Era gente dispuesta a seguir luchando y que provenía de la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP), del ELN, del PS, del PC, de todo. En eso andábamos hasta que hubo la oportunidad de sacar al exilio –por intermedio de varios dirigentes del PS- gente que estaba mal, y a otros más jóvenes que estuvieran dispuestos a regresar. Era noviembre del 73’. Así que con unos pocos nos asilamos en la embajada de la India y sacamos la cabeza en Austria con Leonel Carreño.   Marcovich se fue a Bélgica. En Austria esperé largamente mi contacto para irme a Cuba, pero no pasó nada. Así es que me puse a trabajar remuneradamente.’


EDUARDO FERNÁNDEZ Y ENRIQUE LEIVA

Hugo Marchant propone un paréntesis hecho de materiales de agradecimiento y homenaje. ‘A mediados de los 70 comencé a estudiar con Enrique Leiva. Y cuando, tiempo después, le conté que había solicitado mi ingreso al MIR, Leiva se enojó. Le expliqué que había estado todo ese período con la maleta hecha, que era joven, que debía elegir entre el PC y el MIR, que conocía los problemas internos, pero que el partido lo hacía uno también. Corría fines de 1977. Entonces Leiva me reveló asuntos del MIR que jamás me había comentado, como que la distancia de estatura política entre Miguel Enríquez y el resto de la militancia era sideral (con la excepción de   Bautista van Schouwen), y que Miguel equivocó la puntería cuando sobrevaloró su capacidad y no permitió que el partido se depurara íntegramente. “Por eso me fui”, sentenció Leiva, y agregó que le puntualizó a Miguel, “¿Qué pasa con la derecha del partido? ¿Con Nelson Gutiérrez? Porque la derecha puede adquirir formas tanto ultraizquierdistas, como abiertamente derechistas”.’

Y Marchant expone su memoria como una mano que sostiene algo que no se puede ver. ‘El otro mirista viejo que conocí bien fue al porteño Eduardo Fernández, que se desempeñaba en la unidad de Inteligencia  que dirigía Andrés Pascal en el partido, y que fue de los que salió “sin permiso” de Chile. De hecho, Fernández  partió a París a ofrecer explicaciones a Edgardo Enríquez (hermano de Miguel, tercer hombre del MIR, detenido y desaparecido en Buenos Aires, Argentina, el 10 de abril de 1976) que el dirigente no aceptó y lo envió a reunir dinero para la organización. A Pascal Allende le pasó otro tanto con Edgardo. En esa época llegó a Austria  Erik Zott. Cuando cayó José Bordás, asumió la jefatura militar Zott, como tercer o cuarto hombre del partido. Había sobrevivido a la destrucción de la dirección del MIR en Valparaíso, y al centro de torturas de Colonia Dignidad. Eduardo Fernández y Enrique Leiva eran amigos, ambos provenían de Valparaíso y se conocían bien. Yo participaba de sus conversaciones, llenas de anécdotas y entretelones de los primeros años del MIR. Leiva se quitó la vida a fines de los 90’ y Fernández en 1986. Una frustración profunda y signada por la incomprensión los llevó a esa decisión, yo creo.’


LA OPERACIÓN RETORNO

-¿Y la famosa y trágica Operación Retorno?

‘En mi calidad de simpatizante del partido, pasó un compañero de la dirección regional a preguntar quién estaba dispuesto a retornar a Chile para hacerse parte de la resistencia. El hombre se entrevistó con cada uno de los miembros del local al que pertenecía y por fin me comunicó que yo había sido reclutado para cumplir las tareas del regreso. Al comienzo éramos 8 los comprometidos, pero a medida que se aproximaba la fecha de volver a Chile, se reducía la cifra. Al final quedé solo y partí  a recibir entrenamiento durante un año 4 meses en Cuba, donde me especialicé en logística, en el marco de un plan general que contemplaba una estructura de células clandestinas de trabajo. En esa especialidad éramos 5 compañeros, de los cuales reingresaríamos a Chile, dos.’

-¿Y luego de Cuba?

‘Volví a Austria para recibir las últimas instrucciones y despedirme. A solas, Enrique Leiva me dijo “te envidio”. Cada uno de los compañeros me manifestó lo mismo y alguno agregó que “simplemente no tengo el valor”. En el caso de Erik Zott fue distinto. “Lo único que puedo hacer es contarte mi experiencia”, y se largó en ese trámite. Él había alcanzado a conocer el trabajo de la Inteligencia de la dictadura y esa conversación fue riquísima.’

-Ya estabas listo para Chile…

“A los 27 años de edad, en noviembre de 1980 llegué a Chile. Volvimos varios compañeros que luego murieron en el intento guerrillero de Neltume y con quien participé en los cursos en Cuba. Mi teatro de operaciones fue en Santiago en la Fuerza Central, laborando en las tareas de logística.’

-Hay quienes plantean que la Inteligencia francesa, fogueada en Argelia, tenía permeado al MIR y sabía los detalles del retorno a Chile…

‘De eso no sé nada concreto. Lo que sí sé es que Nelson Gutiérrez había anunciado públicamente la Operación Retorno, incluso cuando todavía se estaba reclutando a la gente. La actividad era clandestina, pero no era difícil ubicarnos. Además que los servicios de Inteligencia europeos son muy sofisticados. A ello hay que añadir las dificultades que reportaba la falta de recursos de la organización, y que se conocía a quienes volverían. Nos manteníamos  compartimentados, pero de vez en cuando todos parábamos en el mismo sitio.’

-¿Cómo estaban las cosas en Chile?

‘Me encontré con lo que más o menos imaginaba. Los compañeros me corearon “bienvenido al frente” y que cuánto dinero llevaba. De los US$500 que traía me solicitaron 400. La organización se encontraba arruinada. No existían casas de seguridad, armas, ni fachadas. Nunca caminé tanto en mi vida. Carecía de medios hasta para el transporte público.’

-Pero pocos años después se voltearía el reflujo apabullante del movimiento popular con la crisis de la deuda…

‘En efecto. Sin embargo, en enero de 1981 la dictadura le dio un duro golpe a las Fuerzas Centrales del MIR cuando capturaron a Carlos García y detuvieron a buena parte de la militancia, entre ellos a “El Ronco”. Yo pienso que teníamos una concepción muy equivocaba de cómo operaba el enemigo. La dirección y cuadros medios del partido padecían un mal causado por los casos de Leonardo “Barba” Schneider (ex mirista, tornado en funcionario del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea, SIFA), “El Fanta”, y otros, porque frente a los golpes que recibíamos, siempre buscaban una infiltración que pudiera explicar lo sucedido. Yo estimaba, por ejemplo, que si la represión nos detectaba, de inmediato nos mataría. Y que si ello no ocurría, era porque la tiranía nos había olvidado. Sin embargo, la realidad era muy distinta. Tanto ellos, como nosotros, cometimos errores. Después, ya en la cárcel, se dio una profunda discusión en el marco de cómo había sido diezmado el partido.’

-¿No tuviste encuentros casuales en el país?

‘En 1983 en Santiago, accidentalmente, me topé con el antiguo compañero que se disfrazaba de clandestino en los tiempos de mi secundaria en el FER y que nunca me permitió ingresar a militar al MIR. Él me dio una mirada entre que me ubicaba y no, y yo lo abordé con un saludo directo. Inmediatamente me respondió que “yo ya no soy el que tú crees. Ahora soy empresario, tengo una fábrica de pantalones y mi estadía en el MIR sólo fue la que tú conociste (1971). Sabía que andabas clandestino en el país y nunca me lo imaginé…” A lo que le contesté un simple “cómo nos cambia la vida”.’

-La resistencia reforzada ya se hallaba preparada para actuar…

‘En 1980 comenzaron a realizarse las primeras acciones contundentes, como el ajusticiamiento del Teniente Coronel Roger Vergara (director de la Escuela de Inteligencia del Ejército), las recuperaciones de dinero en distintos bancos y al mismo tiempo, y otras. Yo no participé en ninguna de ellas porque mi trabajo se centraba exclusivamente en la unidad de aseguramiento de la organización.’

-¿Cómo evalúas la iniciativa general del MIR en ese período?

‘Pésima. Pero para mí no era ninguna sorpresa, porque la Operación Retorno fue mal preparada desde el inicio. Lo más terrible es que por parte de la dirección del partido se efectuó una sobrevaloración de las condiciones para el tipo de lucha que emprendimos. El primer contingente del MIR que cayó justo después del golpe fue víctima de torturas atroces. Yo no puedo creer que de las mil personas que hayan pasado por esa experiencia, todas resistieran la represión salvaje. Hubo gente, claro, como Guillermo Rodríguez que salió de todo eso para continuar reagrupando compañeros y seguir la pelea. Son varios, es cierto. Pero son más quienes no estuvieron dispuestos a pagar los costos. También hay una buena cantidad que llevó adelante un buen trabajo en la retaguardia, en el exilio. Entonces para la Operación Retorno, la dirección dibujó proyectos de dimensiones imposibles ante los recursos humanos con que el MIR contaba. Faltaba la unidad ideológica necesaria y, por tanto, la disposición combativa para la misión. Por lo demás, ningún partido revolucionario tiene a todas sus fuerzas capacitadas para actuar en primera línea. El arte al respecto, es emplear a cada hombre y mujer en el mejor lugar que le corresponde, atendiendo sus habilidades. La Operación Retorno fue un derroche de oro. La dirección estaba empecinada en que los planes se cumplieran a como diera lugar. Y las debilidades eran palpables.’

-¿Pero no manifestaste lo que señalas?

‘Tuve una discusión con Arturo Villavela. A él me correspondía informarle sobre mi preparación logística y cómo concebía la tarea. A Villavela le molestó que fuera tan voluminoso el documento que le presenté. Abrió la primera página de mi informe y me indicó que yo tenía “serios problemas”, y  que “tú tienes que considerar que en Chile estamos frente a una dictadura militar y el ejército es profesional; y la única alternativa de triunfo que tenemos es a través de un ejército popular, profesional y revolucionario. Eso está concebido en nuestra estrategia”.’

-¿Por qué te hizo esas puntualizaciones?

‘Porque de acuerdo a mi análisis, a los estudios y la experiencia que había acumulado, quien hace la revolución son las masas. Por lo tanto, y según el contexto del Chile de entonces, por muy desolador que fuera el reflujo popular y terrible la dictadura, tendrían que emerger determinadas condiciones objetivas que dieran lugar a la irrupción popular mediante formas históricamente conocidas. Por eso para mí era preciso desarrollar desde ya toda clase de prototipo de lucha directa y armada para, estratégicamente, llegar a armar al pueblo. Se trata de intervenciones efectivas, exitosas, simples, con la convicción de que el propio pueblo será capaz de realizar políticas concretas mejores. Es decir, nuestra labor era crear condiciones mínimas materiales para que el pueblo contara con algo más que la piedra y el fuego para enfrentar al enemigo. En ese punto, Villavela me espetó que yo “estaba loco”. Le repliqué que de dónde saldrían los miembros de ese supuesto ejército revolucionario del pueblo. Finalmente quedamos en seguir la discusión después.’


DESESPERACIÓN  Y DEBACLE

No deja de mirar a los ojos Hugo cuando sintetiza que ‘En noviembre de 1982 lo único que quedaba de la Fuerza Central del MIR era nuestra unidad, la de aseguramiento. Y algo de la unidad financiera que dirigía Ginio Sperger. Aquí es imprescindible entender la relación que existía entre el hombre y el aparato. Hay un tipo de militante que jamás realizó trabajo público, de masas, que siempre se mantuvo al interior del aparato partidario, cautelando su funcionamiento endógeno. Y esta reflexión era vital porque la represión nos había castigado con acierto extraordinario. La situación política cambiaba diametralmente. Irrumpieron las marchas contra el hambre y las primeras protestas sociales. Es decir, la organización debía corregir su actuación, hacer un trabajo profundo en el pueblo. Pero ya la crisis en el MIR era honda.’

-¿Y tú en medio de la crisis?

‘De los tres años que estuve clandestino (80 / 83) muy escasamente participé en una reunión partidaria. Creo que fueron 4 veces. Un partido revolucionario debe siempre ser una organización de cuadros políticos, es decir que el militante condensa la política del partido, el militante es el partido. Mientras tanto, en la dirección se sufría una dura pelea entre Nelson Gutiérrez, Hernán Aguiló y  Hugo Ratier, como efecto de que  el MIR estaba aislado del pueblo y la represión nos vapuleaba neurálgicamente. Sobre todo en la primera línea de combate y no en otro lado.  En ese escenario nos llegó el mensaje de que había una postura muy fuerte al interior de la dirección que estimaba que entre nosotros existía un infiltrado, porque no se explicaba por qué la unidad a la que yo pertenecía todavía sobrevivía (!). A mí me pareció, por lo menos, descabellado. Pero yo tampoco contaba con argumentos fidedignos para fundamentar lo contrario. La escuadra financiera, 22 compañeros, se fue del partido casi en el acto. Paralelamente, en diciembre de 1982, apareció un artículo muy breve en el diario La Segunda (hijo vespertino de El Mercurio) donde se imprimió que el MIR estaba reducido a su mínima expresión y que no quedaba más que una sola unidad, fuertemente armada y militarmente bien calificada, y se mantenía dirigida por un ex cabo de la Aviación, como era la verdad. La dirección sacó de Chile a ese compañero rápidamente.’

-¿Qué hacer ante un cerco tan hábil sobre ustedes?

‘Se le ocurrió a la dirección que se realizara una operación de alta envergadura para ver cuál era la situación real.’

-¿Qué? ¿Planear una acción fuerte para detectar una eventual infiltración?

‘Jorge Palma Donoso, el jefe de la unidad,  me dijo que preparara armamento y que nos acuartelaríamos por un día y una noche. En la reunión, discutimos a “calzón quitado”. Lo más probable era que ya estuviéramos encuadrados por la dictadura. Todos convenimos en no aceptar salir en esas condiciones “con una cruz en la frente”. Sin embargo, según nosotros, el enemigo era incapaz de concebir solamente un tipo de acción por nuestra parte. No le interesaban los bancos ni la voladura de torres. Lo que no tenía contemplado supuestamente era que ajusticiáramos a uno de los suyos. Por tanto, asumimos el desafío de realizar una acción antirepresiva. Pero tenía que ser “diversionista” en términos de Inteligencia. Es decir, debíamos realizar maniobras que se leyeran como que estábamos apenas marcando el paso para mantenernos. No asaltar bancos, sino hacer operaciones de poca monta, como recuperar recursos en gasolineras, tanto para financiar la acción grande, como para distraer a la Inteligencia de la tiranía. El objetivo era montar una estructura clandestina nueva a partir del trabajo político que cada uno de nosotros tenía. En ese momento nos dimos cuenta que la cantidad de personas que confiaba en la resistencia era enorme. Asimismo, constatamos que constituíamos una fuerza operativa altamente cohesionada en lo ideológico-militar, y con potente disposición moral de combate. Confiábamos plenamente en una operación que significara una demostración de fuerza. En lo práctico, no trabajaríamos bajo ninguna fecha fija. El momento sería cuando tuviéramos preparados todos los requerimientos.’

-¿Qué curso tomaron las cosas?

‘Yo laboraba con Carlos Araneda. Asaltamos bombas bencineras, hicimos escuelas con la gente. Nosotros queríamos que el enemigo mostrara sus cartas. Como el golpe que daríamos sería duro, la respuesta sería peor. Incluso pensamos en que la operación no pudiera realizarse simplemente porque nos estuvieran esperando o nos capturaran antes de hacer nada. Nuestra apuesta principal estaba en la compartimentación. Ninguno de nosotros debía ni tenía cómo llegar a la dirección, ni tampoco entre los propios compañeros del equipo. Con la dirección el único que se vinculaba era el “Chico” Palma y se suponía que estábamos completamente desconectados. Los contactos eran mínimos.’

-Todo iba tal como lo organizaron hasta ese instante…

‘Así fue hasta el “Día D”. Todo el mundo se acuarteló y se realizó  la operación tal cual estaba planificada.’

-¿Qué hizo la dictadura?

La represión respondió cayendo sobre Fuenteovejuna y Jaraqueo (nombres de las calles donde habitaban militantes que fueron asesinados por agentes de la Inteligencia pinochetista, mientras otros ofrecieron resistencia armada), y capturaron al “Chico” Palma, Carlos Araneda y a mí. Mi turno ocurrió el 7 de septiembre de ese mismo año, a las 13:45, en San Pablo, muy cerca de Bandera. Yo venía llegando de un contacto realizado con Carlos Araneda en el cementerio de Maipú. Cuando viajaba hacia otro punto, noté algo extraño en el microbús así es que me bajé sin mirar hacia atrás. Vi a un policía de gendarmería que al advertirme abrió los ojos desmesuradamente. Iba a sacar mi arma cuando una mano me paralizó un brazo, otra mano el otro brazo, otra me jaló del pelo e inmediatamente me hicieron lo mismo en las piernas. Me metieron a un automóvil donde se percataron entre recriminaciones de las armas que llevaba encima, y me golpearon hasta dejarme anestesiado. “A la vida, no más”, me dije. En mi detención participaron alrededor de 30 agentes. Ahí comenzó el episodio con la Central Nacional de Informaciones (CNI).’

-¿Te trasladaron al cuartel de la CNI instantáneamente?

“Sí. Al principio me encerré en el discurso de que era un mero simpatizante de la resistencia, hasta que apareció un nuevo personaje que gritó “¡Qué va a ser simpatizante este huevón. Aquí yo soy el jefe y termina el hueveo!”  Deletreó mi nombre completo, mi nombre político correcto (“Manuel”), y a cada uno de los compañeros con los que trabajaba. Me consultó sobre Carlos García y si sabía lo que le había pasado. Yo respondí que no lo conocía personalmente, pero sí lo que le había ocurrido.  Carlos fue detenido con su mujer a quien, torturándola  en la “parrilla”, le arrojaron a su bebé mientras le aplicaban electricidad. El tipo, amenazándome, me dijo que acababa de tener en sus brazos a mi hija Javiera de 7 meses de vida. (Tiempo después, el propio Carlos García me contó que había soportado la tortura dos días). Entonces el funcionario me preguntó “¿Qué trato quieres hacer conmigo?”. Yo le repliqué, “¿qué trato podemos hacer si me tienes engrillado, con los ojos vendados, tienes a mi hija y mi mujer, y estoy en tu cuartel? ¿Qué capacidad de negociación puedo tener en estas condiciones?” Me dio un palmetazo y me espetó que “reconozcas lo que hiciste”. “¿Quieres que reconozca lo que yo hice en el ajusticiamiento de Carol Urzúa?”, manifesté, en tanto me corrigió “¡Mi general Carol Urzúa, concha de tu madre!”. “No tengo ningún problema”, terminé y me trasladaron a una celda.’

-¿Qué hiciste?   

‘En el calabozo me puse a pensar y pensar. Pasaron repartiendo comida y comí para asombro de mis captores. Ocurría que en esas condiciones el cuerpo me demandaba alimento por el desgaste energético. Incluso podía dormir, a menos que me despertaran. Cuando salí de la CNI, la doctora que me realizó el chequeo médico, me preguntó en qué fecha y hora estábamos. Acerté en la fecha y erré por 15 minutos de atraso en la hora. Me guiaba por la rutina de los milicos.’

-¿Qué pensaste?

‘Que la CNI decidía quién vivía y quién moría. En los periódicos ya había aparecido que habría pena de muerte para los autores del caso. Y a la CNI le interesaba corroborar quiénes habían efectuado todas las operaciones ligadas a los asaltos a gasolineras, el tema de los automóviles e información surgida por distintas vías. Y fundamentalmente, papeles con formas de escribir que encontraron en casa de Hugo Ratier y otros. Ahora, yo creo que cometimos un error grave cuando estábamos planificando el asalto a la segunda bomba de bencina. Éramos tres. Uno debía encontrar los lugares apropiados. El modo era el siguiente: nosotros reducíamos al taxista y luego lo llevábamos a un sitio donde meterlo en el portamaletas. Para el caso, fue en la comuna de La Florida que tenía calles anchas. Era mediodía, hacía mucho calor y no había un alma. Salvo un grupo de personas que nos topamos que estaba haciendo unos trabajos en la vía. Nos cercioramos de estar bien armados y llegamos al lugar convenido. Yo planteé que nos encontrábamos bajo vigilancia, pero mis compañeros me contradijeron. Cada una de esas operaciones tuve que relatarlas con lujo de detalles  a la CNI. E intentaba alargar al máximo las historias para que ganaran tiempo afuera. En un momento, uno de los agentes se molestó y me dijo que estaba mintiendo. ¿Pero por qué si conocían todo a través de sistemas de micrófonos? De hecho, el día que partí a acuartelarme justo antes de la acción, en el microbús, mientras me revisaba el cuerpo, me di cuenta de que me había quedado con las llaves de mi casa y como todavía tenía tiempo, me devolví tomando un transporte de vuelta para regresárselas a mi compañera. Los agentes de la CNI me recordaron el episodio, pero ellos lo interpretaron como una medida conciente de mi parte de contrachequeo. Nada que ver. Yo concluí que en realidad me querían vivo para fusilarme después. Es decir, efectivamente, la CNI nos tenía encuadrados. Y el único vínculo con que contaban para llegar a la dirección éramos nosotros, porque no quedaba nadie más activo.’



EL EXILIO SIN REINO

-¿No consideraste que la dictadura de algún modo, les permitió realizar lo planificado?

‘Algunos piensan eso. Sin embargo, yo creo que no fue así. Me baso en que la prensa de la época ya nos consideraba aniquilados y que sólo quedaba una base del MIR. Y que cuando comenzamos las acciones de poca monta, el régimen únicamente se dedicó  “a mantenernos” y que, por tanto, nunca podríamos dar un golpe serio. Es más, yo estimo que con la operación mayor los sorprendimos. Hubo acciones que no salieron ni en los periódicos ni en los interrogatorios. Yo creo que el ajusticiamiento de un general –que no estaba en su lógica- le generó un verdadero problema a la tiranía. A algunos generales, hasta ese momento, sólo la dictadura los había eliminado. Y además cometimos un desacierto. Después de la acción nosotros debimos haber regresado al lugar de acuartelamiento y esperado ahí lo que ocurriera. Pero luego de la operación cada uno se fue para su casa.’

 
-¿Y políticamente?

‘La Operación Retorno dio cuenta nítidamente de que existían diversos esfuerzos y proyectos al interior del partido, y que las diferencias al final se resolvían por consenso. Convivían estrategias insurreccionalistas, de guerra popular prolongada, tesis más conspirativas, etc. La dirección del MIR no se detuvo en la reacción represiva que recibiríamos en las condiciones de fragilidad en que nos encontrábamos. La dirección se obsesionó con una teoría basada en golpear con lo que hubiera, y blandió el argumento de la infiltración para explicar las innumerables bajas de compañeros y zanjar problemas en su interior. Pagaron y seguimos pagando muchos la ausencia de discusión colectiva. Y los sobrevivientes de la acción habríamos sido fusilados sino fuera por el movimiento social en alza y el surgimiento del Frente Patriótico Manuel Rodríguez en ese período (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=113276).’


MIENTRAS TANTO

Hugo Marchant Moya tiene tras de sí el Obelisco. Su estadía en Buenos Aires quiere ser pasajera porque necesita volver a Chile, a esa lengua tumefacta que obliga a vivir de costado justo antes de caer al Pacífico. Hugo Marchant Moya lleva tanto gastando vista en fotografías, relatos a miles de kilómetros de su adolescencia y juventud, atrapado en el exilio, esa palabrota vieja y de rejas insondables, disciplinaria, castigo político que inventaron los griegos para equipararla con la pena capital.

Hugo nunca ha dejado de regresar a Chile. ‘Estuve preso desde el 7 de septiembre de 1983 hasta el día que partí al destierro. No fui liberado con el fin de la dictadura simplemente por la derrota política que sufrimos. Para la Concertación, bajo ningún punto de vista era posible la legitimidad de nuestra lucha. La salida de Pinochet había sido pactada y dentro de las condiciones y las convicciones de la Concertación, no estaban contempladas transformaciones en el modelo económico. Por un lado se sacaba de La Moneda al Capitán General,  y por otro lado, la Concertación ofrecía gobernabilidad y obtenía la administración ejecutiva del mismo ultraliberalismo reinante. De hecho, en una entrevista, luego de haber sido el primer Presidente elegido en las urnas post dictadura, Patricio Aylwin consultado por nuestro indulto a cambio del destierro, dijo que nosotros no estábamos en libertad, estábamos recibiendo nuestro castigo; y que los presos políticos éramos simples delincuentes con algún nivel de conciencia social.’

‘Vaya conciencia social’, piensa el periodista, y piensa en la solidaridad que se está organizando en ese mismo momento en Chile y en otros costados del planeta. También, con vergüenza, piensa en sus propios dolores, en sus muertos y sus militancias siempre atrasadas. Y contempla, con una libreta y un retrato fotográfico enmarcado de Gabriela Mistral bajo el brazo, a Hugo mientras se devuelve sobre sus pasos y le da un saludo como el de Guillermo Rodríguez la última vez que lo vio, en medio de una marcha de más de 100 mil estudiantes en Santiago de Chile, hace 4 meses atrás que parecen años.


Diciembre 6 de 2011