jueves, 31 de diciembre de 2009

PRIMERA DECLARACIÓN DE UNIDAD – MPT


UNIDAD es una nueva agrupación política y social que nace desde el seno del MPT con el fin de fortalecerlo, potenciar su crecimiento, acerar su unidad política y ofrecerle proyecciones y largo aliento.

UNIDAD es una nueva agrupación que fusiona algunas organizaciones preexistentes que confluyeron en el MPT y militantes populares sin organización hasta ahora, cuyo quehacer político se resuelve y funde en la propia arquitectura del MPT y nunca fuera de él. Su labor se concentra e inscribe en la ampliación de la base militante del anticapiltalismo y el antiimperialismo en Chile.

UNIDAD define su ruta estratégica en la lucha más resuelta por la emancipación y felicidad de la Humanidad, a través del socialismo anticapitalista, el latinoamericanismo, el internacionalismo y el antiimperialismo de los trabajadores y los pueblos.

UNIDAD es una nueva agrupación que surge en el curso mismo de la vida del MPT, y hace suyos los mejores aprendizajes y experiencias de la historia de la lucha de los trabajadores y el pueblo de Chile y el mundo. Sobre esa síntesis, se presenta como una agrupación abierta, inclusiva y democrática. Sus formas y contenidos dan cuenta de las actuales condiciones materiales y sociales, y de las presentes relaciones de fuerza entre el capitalismo barbárico y las grandes mayorías explotadas y oprimidas, para aportar, hoy y mañana, a la emancipación de los trabajadores y el pueblo. UNIDADresume historia y devenir para luchar organizadamente contra la dominación destructiva y antisocial de los propietarios en Chile y el mundo actual.

UNIDAD se define política, ética y culturalmente, por la independencia política de los intereses históricos de los trabajadores y el pueblo. Es decir, independiente de las clases dominantes y sus expresiones políticas e institucionales, como, coyunturalmente son, la Alianza por Chile, la Concertación y el Estado burgués, en general.

UNIDAD es una nueva agrupación de personas que busca condensar creativa y proactivamente los principios rectores que originaron y justifican la existencia política del MPT, con el objeto de, en un mismo movimiento dinámico e intervinculado, crecer en y desde el pueblo profundo.

UNIDAD es un conjunto de militantes políticos y sociales que lucha por la nacionalización de los recursos naturales y la banca; la construcción de un Código Laboral al servicio del trabajo sobre el capital; la soberanía alimentaria; la industrialización respetuosa de la naturaleza y precavida del desarrollismo destructivo; el cristianismo liberador; el medioambientalismo y el feminismo anticapitalistas; el respeto y defensa de la diversidad sexual; los Derechos Humanos en sus contenidos ampliados; y se hace hondamente solidaria de la causa de los pueblos originarios en lucha.

UNIDAD es un equipo de militantes, mujeres y hombres, para el mejoramiento y fortalecimiento del carácter unitario del MPT; toda vez que el MPT es un instrumento unificador para la liberación definitiva de los pueblos y los trabajadores.

UNIDAD - MPT

Diciembre 26 de 2009


viernes, 25 de diciembre de 2009

LOS DEFECTOS DEL VERANO CHILENO


Disfónico de explicar las razones para anular el voto en la segunda vuelta electoral del próximo 17 de enero, el periodista de sueldo con boleta a honorarios, siempre asesor sindical, siempre escribiendo en publicaciones reñidas con la ley y la propiedad, siempre tratando de entender lo esencial de los fenómenos y también la dialéctica que hay tras las cosas misteriosas que se aparecen como realidad abrumadora, se sienta en un boliche y pide una gaseosa sin azúcar para suavizarse la piel interior y arrancarse un momento el calor que aplasta Santiago en verano.

Ya dijo, sin preámbulos y junto a sus compañeros de ruta, a los transeúntes distraídos de la plaza principal de Chile que Frei y Piñera representan a los patrones; que el primero en su gobierno privatizó el agua, las carreteras, profundizó el código laboral antisocial; firmó un tratado comercial desigual y que nos vuelve todavía más dependientes de las megacorporaciones transnacionales y sus Estados; que no somos un país pobre sino que empobrecido por la explotación masiva y la fatalidad de contar con una economía que sólo exporta cobre, madera y pescados, pero que no tiene industria productiva ni soberanía alimentaria, y donde más de un 60 % de los asalariados sobrevive vendiendo algo. Que el segundo, Piñera, es un archimillonario dueño de la línea aérea más importante de Chile, de un canal de televisión que sólo muestra a los pobres como víctimas o victimarios, del equipo de fútbol más popular del país, y accionista de innumerables empresas. Que Frei donó plata a Pinochet durante sus primeros tiempos como dictador y que, años después, lo salvó de la justicia internacional (para qué hablar de la nativa), que también es empresario, pero de menor cuantía no más que el otro candidato. Que ambos usan camisas blancas, arremangadas y sin corbata para parecer pueblo, pero que en realidad, viven en el exclusivo y enano primer mundo que existe en Chile, allá lejos, donde terminan todos los recorridos del Transantiago y el metro subterráneo. Y que si los trabajadores y el pueblo no tienen representados sus intereses en las elecciones, no están condenados a votar por el clásico mal menor.

El periodista en cuestión, paladea los restos de su bebida cola mientras mira medio descreídamente un papelógrafo de una conocida brigada de la izquierda tradicional que dice “Trabajadores junten miedo…se viene Piñera”, y piensa en la campaña del terror de la Concertación simbólicamente ampliada hasta la dirección del PC, que cae por todos los medios como plomo desesperado sobre la gente.

Se le ocurre mientras pide una segunda botella sin alcohol (que ya salió hace años de ese entuerto), que en rigor, sin un movimiento popular en alza, sin trabajadores bien organizados, sin originarios, ecologistas, feministas y cristianos reunidos en una lucha simple, pero clarita contra el capital, la cosa puede tener para largo. Y el periodista no se siente ni es ningún iluminado. De hecho, con suerte, en su maletín regalado lleva El Mercurio del día -donde el editorial sigue siendo más decidor que toda la pirotecnia retórica de la derecha- ; las impresiones de los artículos que esa mañana encontró más atractivos enrebelión.org, y Miriam y otros Relatos de Truman Capote que está de morder, y le recuerda sordamente una prima muy creyente que murió con la sangre podrida hace tanto después de hacerse un aborto obligado y clandestino.

El capitalismo se la pasa cayendo a pedazos, piensa, y se recompone para peor mientras menos resistencias le ponemos desde abajo. También piensa que, por lo menos, junto a sus compañeros, que no son tantos como se precisa, ni tan pocos para llorar boca al suelo o reírse a carcajada batiente, tienen algunas ideas y deberes que, con seso alerta y corazón ídem, pueden contribuir a crear una alternativa política independiente de los propietarios y sus partidos, y su alta oficialidad de la FFAA, y su alto clero, y su alta sinverguenzura cotidiana. También se trata de explicar sin palabras porqué mucha gente que quiere bien y vive a su alrededor, insiste en que “corte el hueveo” y piense en su futuro, que el tiempo pasa volando y no se puede ir por la vida de tumbo en tumbo, “con la cabeza llena de pájaros”. Apretando el cigarrillo, el periodista primero le echa la culpa de su majadería a su educación jesuita, a una copia clandestina y barata con pensamientos editados del Che Guevara que cayó en sus manos a mediados de los 80, cuando la dictadura militar, y, claro, a la miseria de siempre que transcurre inolvidablemente, a las injusticias feroces, a lo lindo que sería tener más tiempo para escribir una novela negra con un detective privado de bajo perfil que tiene postergada hace tantos años y que nunca hay tiempo de pasar al segundo capítulo.

En realidad, el tipo está cansado, pero se recompensa con un nuevo cigarrillo y dándole vueltas a cómo las cosas perderían sentido completamente si dejara de pelear con sus compañeros y contra los que mandan. Que no es resentido social, ni terrorista tapado, ni pendejo con tiempo para perder balbuceando y marchando por el socialismo. Que, como a tantos, le indigna la desigualdad de manera estratégica y que hace rato existen las condiciones para que los trabajadores y la gente lleve las riendas de la economía y de la política, que es el resumen de la economía.

Pero ya se desploma el crepúsculo navideño, las transacciones arrebatadas, el sangramiento del dinero plástico. Los periódicos que se resisten en los kioscos titulan promesas espectaculares de Frei, igual que los tantos compromisos incumplidos con la gente de a pie que han hecho los candidatos de la Concertación, desde el primer programa de Aylwin hace 20 años, pasando por el mismo Frei, Lagos y Bachelet. Ya es parte del deporte electoral y la histeria ambiental mientras más se aproxima el balotage.

Cuando sale del boliche, el periodista compra en la cuneta una película pirata deKusturica para subirse el ánimo; llama de un público a un amigo para contarse cómo les fue en la campaña por el voto nulo y cruza los dedos de ambas manos para no hablar en voz alta mientras sueña por la noche, que así se despierta de golpe sin querer y como si fuera otro y que le cuesta media antología de Gabriela Mistral para recobrar la paz y dormir igual como cuando era niño, despreocupado, esperando con ansiedad mal controlada en esas fechas al viejo de Navidad.

Andrés Figueroa Cornejo

Diciembre 24 de 2009


jueves, 17 de diciembre de 2009

PORQUÉ TAMBIÉN HAY QUE ANULAR EL VOTO EN LA SEGUNDA VUELTA DE LAS ELECCIONES EN CHILE

1. La coherencia política respecto de sus intereses de clase no es monopolio de los pocos que mandan.



2. En la primera vuelta electoral presidencial de Chile del pasado 13 de diciembre, prácticamente la mitad de las personas mayores de 18 años y, por tanto, habilitadas para sufragar, no lo hicieron. Sin embargo, la crisis de representatividad del conjunto de la casta política en el poder no es suficiente para transformar la realidad a favor de los intereses históricos de las grandes mayorías del país.


3. Si en la primera vuelta, el Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores, junto a otras organizaciones, llamaron a anular el voto inscribiendo una demanda social en el sufragio, debido a que ninguno de los candidatos representaba los intereses de la mayoría explotada y oprimida, en el balotage del próximo 17 de enero de 2010, las razones para anular se mantienen intactas.

4. Más allá de la ampliación simbólica de la Concertación hacia la dirección del Partido Comunista (que obtuvo tres diputados en virtud de los votos del propio electorado concertacionista), Frei Ruiz Tagle –tal como lo demostró con creces durante su primer mandato presidencial- continúa representando estratégicamente a una fracción significativa de la burguesía, de los grandes propietarios, de los poderosos. Frei Ruiz Tagle ni siquiera es como su padre, Frei Montalva, quien presionado por el pueblo organizado y una correlación de fuerzas más compensada entre capital y trabajo, nacionalizó el 50 % de la propiedad del cobre y sindicalizó a amplios sectores del campesinado con el fin de proletarizarlo. Menos es Tomic. Simplemente es un administrador de las políticas privatizadoras, represivas y antipopulares impuestas por los centros imperialistas, y ahora por la Organización para la Cooperación de Desarrollo Económico (OCDE). Por su lado, Sebastián Piñera representa a la derecha más rancia y radical. Naturalmente, de él –cuya familia se enriqueció durante la dictadura a través de la venta a “precio de huevo” de la propiedad social, y la invención antisocial de la previsión y salud privadas- nada puede esperar el pueblo trabajador.


5. Una vez más, la Concertación emplea la propaganda del terror para que los electores se inclinen por Frei. Sin embargo, Frei y Piñera, rostros aparentemente “muy distintos” políticamente, son las dos caras del mismo puñado que manda en Chile para su beneficio en la empresa privada o la administración del Estado. No es programáticamente ni por buena voluntad que Frei y Piñera, gane quien gane, serán más benevolentes con los de abajo. Aquí el eje ordenador es la lucha de clases, y las fuerzas provenientes de la recomposición del movimiento popular. Frei o Piñera reprimirán y continuarán profundizando la desigualdad e injusticias sociales en Chile, dependiendo del grado de resistencia y organización de los pueblos y los trabajadores. Eso debe quedar claro para los que buscan transformar la vida a favor de las grandes mayorías: sin amplias fuerzas sociales que enfrenten al capital, las cosas permanecerán tal cual como están. Y en el caso, por ejemplo, de la fracción de pueblo mapuche en lucha por su territorio e independencia política, ¿Alguien podría garantizar las “diferencias” de represión y criminalización contra los mapuche entre un Frei o un Piñera, teniendo a la vista a los originarios asesinados durante los propios gobiernos concertacionistas?


6. Si el movimiento popular en ciernes y transitoriamente todavía no es capaz de enfrentar la lucha electoral con un proyecto y candidatos que encarnen un nuevo proyecto anticapitalista para el país, no por ello está obligado a pagar los platos rotos de los malos gobiernos de la Concertación. De hecho, para los socialistas no capitalistas, para los populares, para tod@s quienes viven de un salario que nunca llega a fin de mes, en la segunda vuelta no existe ningún candidato que represente sus intereses. Por el contrario.


7. Si el presidente del Partido Socialista, Camilo Escalona impidió autoritaria y “maquineramente” que hubiera primarias en la elección del candidato de la Concertación, gatillando la salida de Marco Enríquez Ominami, Alejandro Navarro, el propio Jorge Arrate, y una buena fracción de militantes más de esa tienda, además de la furia del ínfimo Partido Radical Social Demócrata, ¿Por qué el pueblo chileno tiene que enmendar los errores garrafales y corporativos de un sujeto que hoy tiene diezmada a la Concertación, y está a “siglos estelares” de luchar por una sociedad más justa e igualitaria?


8. Finalmente, las tareas para el MPT y todas las organizaciones sociales, políticas y político-sociales del país que persiguen la superación del capitalismo son hoy más nítidas que ayer: crecer incesantemente desde y con el pueblo profundo, hacia abajo, para construir las fuerzas sociales capaces de enfrentar, de acuerdo a las condiciones históricas mundiales y nativas, y de manera absolutamente independiente de la partidocracia y la clase que domina, la caminata dura por la emancipación social. Está claro: no es la hora de las armas, pero, al menos hasta el 17 de enero, tampoco es la hora de las urnas.


Andrés Figueroa Cornejo

Diciembre 16 de 2009


ELECCIONES 2009: EN CHILE PERDIERON LOS TRABAJADORES Y LOS PUEBLOS



1. En las elecciones presidenciales y parlamentarias del 13 de diciembre, de los más de 12 millones de chilenos y chilenas de más de 18 años, y, por tanto, habilitados para votar, sólo lo hicieron 6.539.570 de personas. Más de 8 millones están inscritos en los registros electorales, pero mucho más de un millón simplemente no acudieron a sus mesas de votación respectivas. 200 mil personas anularon el voto y más de 80 mil dejaron el sufragio en blanco. Es decir, un 47 % de los potenciales electores en edad de votar no lo hizo. La crisis de representatividad de la actual democracia tutelada que administra el país desde hace 20 años es un hecho incuestionable.

En el Chile actual, la concentración de la propiedad, por un lado, y la desigualdad en todos los planos, por otro, son los resultados que mejor caracterizan a los gobiernos de la Concertación. Ello se observa a través de la falta de oportunidades de la juventud popular, el incremento de la delincuencia y la drogadicción; el desempleo e inestabilidad laboral; en la pésima educación y salud dividida por capacidad de pago y sometida a la lógica mercantil del lucro. En suma, el país no se ha democratizado, y no hay avances en términos de progreso y justicia social.

2. El padrón electoral chileno no sólo está envejecido, sino que notifica invariablemente las relaciones de fuerza electoral originadas en los resultados del plebiscito de 1988, donde ganó el No contra la continuidad del pinochetismo.

3. Para nadie resultan desconocidas las distintas “almas” y tendencias que existen al interior de la Concertación. Hasta la victoria electoral de Bachelet lograron mantenerse atadas. Sin embargo, en las últimas elecciones se expresaron orgánica y diferenciadamente a través de tres candidatos provenientes de sus filas. Es altamente probable que los privilegios del poder los reúna en torno al candidato Eduardo Frei Ruiz Tagle, por medio de concesiones en la repartición de cargos y aspectos programáticos. Por lo menos tendrá que irse el presidente actual del Partido Socialista Camilo Escalona; e integrarse aspectos de la agenda social liberal del candidato Marco Enríquez-Ominami. La dirección del Partido Comunista ya obtuvo lo que buscaba: contar con presencia en el parlamento con los votos de la Concertación en tres distritos. En este sentido, en ningún caso se destruye el sistema binominal consagrado en la Constitución de la dictadura militar de 1980. Sólo ocurre que la Concertación se extiende moderadamente hacia la izquierda tradicional.

4. En la segunda vuelta del 17 de enero de 2010, los electores deberán enfrentar, en rigor, la disyuntiva entre la vieja derecha y la nueva derecha concertacionista, capitaneada por la Democracia Cristiana y ampliada hasta la dirección del Partido Comunista. Ambas fracciones del bloque en el poder –Alianza por Chile y Concertación- actúan como la casta política administradora de la estrategia imperialista y el capitalismo más salvaje. Lo cierto es que, bajo estas circunstancias, los grandes perdedores fueron los intereses de los trabajadores y los pueblos.

5. Más allá de los resultados electorales, de golpe, Chile se ha quedado sin la oposición política de una izquierda que presente una alternativa genuina y no capitalista para las grandes mayorías. Por tanto, esa oposición de izquierda hay que construirla con ímpetu, claridad programática, tácticas simbólicas y mediáticas que den cuenta del sentido común del pueblo trabajador. Al respecto, la renacionalización del cobre, la banca y los recursos naturales, la industrialización urgente, la defensa consecuente del medioambiente y la destrucción de toda forma de discriminación (de género, pueblos originarios, comportamiento sexual, migrantes) y creciente protagonismo popular en los destinos históricos del país son materiales centrales para enfrentar el período desde la izquierda anticapitalista frente a la hegemonía de las clases dominantes, la cultura de la resignación, los patrones y el miedo.

6. Que quede claro: en términos estratégicos, los tres candidatos provenientes de la Concertación representan el mantenimiento transitorio del actual estado de cosas, al igual que el candidato de la derecha tradicional, Sebastián Piñera. Desde abajo, las diferencias corresponden a matices que jamás tocan las estructuras de poder y clase que sostienen la desigualdad más oprobiosa, la explotación y la opresión. El candidato Arrate fue el facilitador para la ampliación de la Concertación hacia la dirección del Partido Comunista con la pretensión de consolidar las actuales formas de dominación y “gobernabilidad”; ME-O capitalizó el descontento generacional ante la vejez de las camarillas de los partidos políticos en el Ejecutivo desde hace 20 años, sin cuestionar sustantivamente su proyecto antipopular; y Frei garantizó la continuidad concertacionista. Nada ha variado considerablemente. Sin movimiento popular articulado, en lucha y conducción política emancipadora, el cuadro general permanecerá relativamente intacto. De allí emanan las tareas y las políticas de la izquierda anticapitalista en Chile. Con el llamado al Voto Nulo, el Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores intenta aportar de manera significativa a la formación de un nuevo bloque de izquierda, propositivo programática y políticamente, y opositora al puñado de poderosos que hegemoniza las relaciones sociales descompensadas en el país a favor de los pocos privilegiados que mandan y sus representantes políticos aparentemente “distintos”.

7. El socialismo anticapitalista existente en Chile está mandatado política y éticamente a intensificar su actuación unitaria, su ampliación, su mensaje y sus luchas profusamente desde y con los trabajadores y los pueblos. No hay otra elección posible para las mujeres y los hombres dignos del país que buscan la edificación de una sociedad de iguales y libres.

MOVIMIENTO DE LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES

MPT – CHILE

Diciembre 14 de 2009

sábado, 12 de diciembre de 2009

MPT - CHILE SALUDA VICTORIA DE EVO MORALES AYMA Y SU PUEBLO


El Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores (Chile) –Federación anticapitalista y antiiperialista-, felicita al Presidente Evo Morales Ayma por su reelección al mando de la República de Bolivia.

Felicitamos también y saludamos fraternalmente a los pueblos y los trabajadores de la hermana Bolivia, por haber ejercido su voluntad soberana en esta acertada opción, lo que demuestra que la unidad de las fuerzas populares puede derrotar al poder de las oligarquías, del gran capital y del imperialismo.

Nos demuestra también que el Presidente Evo Morales –trabajador, indígena y revolucionario- ha logrado cumplir el programa que levanta las justas aspiraciones de los pueblos, lo que constituye un gran ejemplo para los gobernantes de América Latina.

Ningún proceso revolucionario es fácil, ni se desarrolla tal como sus gestores quisieran, ni está libre de imperfecciones. Mientras el eje de la construcción de un nuevo ordenamiento económico, social y político sea el ejercicio del poder popular, el gobierno del Presidente Morales seguirá superando las dificultades que los poderosos le han opuesto y avanzando cada vez con más fuerza en la construcción de una nueva Bolivia.

Presidente Morales, pueblos y trabajadores de Bolivia: a seguir avanzando en la ruta de Tupac Katari y Bartolina Sisa, junto a Bolívar y Sucre. A seguir recorriendo los caminos del Che.

A convertir esta nueva victoria en mayor poder popular, y el poder de los pueblos y los trabajadores, en construcción socialista.

¡¡JALLALLA, JACH'A MALLKU EVO MORALES!!

MOVIMIENTO DE LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES – MPT - CHILE


jueves, 10 de diciembre de 2009

Entrevista con Luis Vitale, académico y revolucionario chileno por elección: “HAY QUE NACIONALIZAR LAS EMPRESAS PRIVADAS QUE PERTENECIERON A LA PÚBL



Luis Vitale es un militante vivísimo y urgente de la causa de los trabajadores y el pueblo desde hace más de medio siglo. Rebelde que hace lo que dice y dice lo que piensa, hoy, pese a una enfermedad que lo tiene atado a la cama, no deja de producir y sintetizar su extraordinaria y extensa trayectoria por los derroteros sinuosos de la construcción del socialismo.

Revolucionario, académico universitario, tanguero impenitente, nacido en Argentina y chileno por elección, sus innumerables obras publicadas abordan temáticas asociadas a la historia social comparada de los pueblos de América Latina; interpretación marxista de la historia de Chile; teoría de la historia; los pueblos originarios; el protagonismo social de la mujer; el deterioro ambiental; vida cotidiana; movimientos estudiantiles; teoría política, etc.

Entre 1952 y 1954 militó en el Partido Obrero Revolucionario –donde realizó sus aprendizajes primeros-; entre el 55 y 64 fue parte del POR chileno; del 64 al 70 integró las filas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR); y del 71 al 73 estuvo en el Partido Socialista Revolucionario. Ya en el exilio se incorporó a diversas secciones europeas de la IV Internacional (74 -75); en Venezuela militó en el Topo Obrero (80 – 85); y junto a su retorno a Chile, entre el 93 y el 95, tomó partido por un nuevo movimiento revolucionario (93 -95).

Luis Vitale fue dirigente nacional de la Central Única de Trabajadores “de los buenos tiempos de Clotario Blest” (58 -62), y en la actualidad se define como “marxista libertario” desde donde contribuye con organizaciones que luchan por una alternativa al capitalismo neoliberal, “que no tiene ni una pizca de liberal”.

¿Cuáles son aspectos que considera esenciales en la caracterización de la presente fase de acumulación capitalista en Chile y el mundo?

“La llamada globalización es en realidad una mundialización del capital que tiene crisis cíclicas, como las de 1994 y 2008-2009. Para nuestra América, y en especial para Chile, las tendencias se resumen en la privatización de las empresas antes nacionalizadas (cobre); el aumento de la deuda externa; la desindustrialización y control de la economía por transnacionales que no representan a un imperialismo determinado. Este proceso nos plantea la necesidad de actualizar nuestro programa antiimperialista. Ahora se trata de luchar por la nacionalización sin pago de las corporaciones transnacionales.”

¿Qué sectores sociales, de acuerdo al período, deberían ser aquellos desde donde recomponer las fuerzas populares?

“Me permito sugerir que para recuperar la conciencia de clase trabajadora es necesario fortalecer las organizaciones locales, como la comuna, donde participen los sindicatos del territorio. Además deben estar los pobladores, profesores de escuelas primarias y liceos, grupos ecologistas, movimientos de mujeres y estudiantes de colegios de cada comuna. Esta proposición habría que aplicarla en los territorios, en cada provincia, de acuerdo a las especificidades regionales. Otro punto corresponde a realizar una propuesta para contribuir a solucionar los problemas de los pueblos originarios mapuche y aymara. Es el momento para aplicar en Chile la reciente resolución del Convenio 169 de la OIT de las Naciones Unidas sobre el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios. Al respecto, sugiero proponer para Chile el Estado pluri-étnico: no se trata sólo de recuperar las tierras de las comunidades, sino de reivindicar sus derechos a la vivienda, salud, educación y establecer la representación política de las comunidades originarias. Otro aspecto importante es proponer la recuperación de las riquezas nacionales, esencialmente del cobre. Hay que nacionalizar las empresas privadas que pertenecieron a la pública Corporación del Cobre (Codelco) y que fueron privatizadas.”

¿Qué claves de la historia de Chile y el mundo rescataría para impulsar una estrategia emancipadora y socialista en la actualidad?

“Por lo menos ya sabemos lo que no queremos del llamado “socialismo real” de la Unión Soviética, lo que nos permite pensar las bases de una sociedad alternativa al capitalismo. Un socialismo distinto al estalinismo burocrático de la URSS. Creo que es pertinente rescatar para Chile y América Latina las experiencias de la Revolución Boliviana de 1952 – 55 en su primera victoria popular, y derrota del ejército burgués. Así también su planteamiento resumido en “todo el poder a la Central Obrera Boliviana (COB)”. Asimismo, los retos y bases de la Revolución Cubana. Para el caso específico de Chile, yo destaco la resolución de la Federación Obrera de Chile orientada por Luis Emilio Recabarren (padre de la clase trabajadora chilena), cuando dice que “derrocando el sistema capitalista, la Federación Obrera se hará cargo de la administración de la economía”. Además, es preciso rescatar y superar las deficiencias del gobierno popular de Salvador Allende; la nacionalización del cobre, la reforma agraria, y la creación del área de propiedad social con autogestión y control obrero de la producción.”

¿Qué personalidades y liderazgos destacaría desde los intereses de los trabajadores y el pueblo chilenos?

“Sin ninguna duda a Luis Emilio Recabarren y a Clotario Blest (fundador de la anticapitalista Central Única de Trabajadores de 1953).”


Andrés Figueroa Cornejo

Diciembre 9 de 2009


CHILE: DATOS DE LA CAUSA

De acuerdo a un conjunto de cuadros otorgado por el académico chileno, Alejandro Saavedra, al 2002, las relaciones y porcentajes de las clases en Chile se dividían en un 62 % de trabajadores que viven de un salario a cambio de la venta de su fuerza laboral a uno o más capitalistas; un 7 % de empleadores; un 2,9 % de empleados públicos; un 0,4 % de directivos del Estado; un 5,1 % de directivos de la empresa privada; un 16,6 % de trabajadores por cuenta propia; y un 5,4 % de empleados domésticos.

En términos convencionales, de acuerdo a la distribución de la población, la burguesía correspondería a casi un 7 %; la pequeña burguesía a un 30,46 %, y los trabajadores asalariados a un 62, 6 %.

En general, la población urbana económicamente activa es casi un 90 % respecto de un 11 % de población económicamente activa que se desempeña en el campo.

Según datos ofrecidos por el diario La Tercera en octubre de 2006, en Chile existen a lo menos 6 familias multimillonarias (patrimonio superior a los mil millones de dólares); 126 familias de grandes millonarios (patrimonio entre 20 y 100 millones de dólares); 506 familias de millonarios consolidados (5 a 20 millones de dólares líquidos); y 3.417 familias de millonarios emergentes (entre 1 y 5 millones de dólares). Lo anterior correspondería a la composición de la denominada “gran burguesía” chilena, donde se encontrarían las familias Angelini, Matte, Lucsik, Solari, Paulmann; Piñera, Cueto, Saeih, etc.

Las propiedades diversificadas de la burguesía mandante se encuentran en las industrias minera, forestal y celulosa, bancos, electricidad, telefonía, grandes tiendas, transporte aéreo, vapores, agua potable, bebidas y vino, gas, combustible y pesca. Los capitales funcionan combinadamente entre los propietarios nativos (de tendencia expansiva hacia los países aledaños) y los transnacionales (especialmente españoles, canadienses y norteamericanos, entre otros). Datos de 2004, afirman que las 20 mayores empresas exportadoras son extranjeras en un 40 %, privadas chilenas en un 22 %, y del Estado en un 38 %.

La naturaleza rentista de la clase que domina en Chile y que determina el contenido del Estado se encuentra en el despojo privatizador del subsuelo (especialmente para el extractivismo minero); los recursos marinos, los acuíferos, y los ligados al suelo y la propiedad territorial. Los monopolios en el ámbito de los servicios funcionan de manera especial en las industrias de la electricidad, gas y agua; teléfonos y comunicaciones; gran comercio; servicios financieros: transporte aéreo y autopistas.

Al 2002, la mediana y pequeña burguesía organizaba su propiedad en casi un 20 % en el sector primario; casi un 20 % en la industria manufacturera y la construcción; y un 60 % en servicios. Este sector de la sociedad chilena, hace 7 años, correspondía a 500 mil personas.

En el mismo año, los trabajadores asalariados se dividían en un 14,8 % en el sector primario; un 26, 6 % en la industria manufacturera y construcción; y un 58, 6 % en servicios. Hace 7 años, en total sumaban a más de 3 millones 600 mil personas. Si se estima tendencialmente el movimiento del capital asociado al aumento de la población y la incorporación de mujeres y jóvenes al trabajo, al número anterior es preciso agregarle alrededor de 500 mil asalariados más, de un universo que todavía no llega a los 7 millones de personas. El diferencial se completa con la proliferación de los trabajadores por cuenta propia y la informalidad laboral creciente.

Hacia el 2010, la tendencia del capitalismo en Chile obra concentrando la propiedad, proletarizando formal, pero más informalmente a un gran número de personas provenientes del empleo ampliado de mano de obra femenina y juvenil, cuyo precio promedio de sueldo es ostensiblemente inferior que el de los asalariados hombres por las mismas tareas. Al respecto, la movilidad social en la actualidad no está asociada al ascenso social, sino, por el contrario, a la migración, la precarización de las relaciones contractuales, la flexibilidad laboral y la intensificación de la explotación. En este sentido, vale relevar la ausencia de derechos sociales adecuados, los cuales, simplemente, reproducen las relaciones polares de clase: una minoría tiene educación, salud, vivienda y recreación de “primer mundo”, mientras la inmensa mayoría está condenada a los mismos servicios, pero de “tercer mundo”.

Con un casi un 10 % de cesantía oficial en Chile producto de los efectos de la crisis capitalista, la contracción de la oferta laboral disminuye drásticamente el precio de los salarios; propala el endeudamiento plástico y usurero de las casas comerciales (las cuales han reconocido que ya más de la mitad de sus utilidades provienen de los préstamos caros, más que de la propia venta de mercancía tradicional). La gran mayoría de la gente en Chile no se endeuda para hacerse de mercancías suntuarias, sino para comprar los alimentos básicos en medio de la proliferación de supermercados altamente segmentados socialmente.

La organización del trabajo cada vez más fragmentada; leyes laborales antipopulares y que destruyen las posibilidades de organización sindical en cualquiera de sus formatos posibles (aun en ellos más inofensivos y con nimia capacidad de negociación); el endeudamiento asfixiante, y el control unidimensional de los medios de comunicación de masas (entretención barata que encabeza el panorama recreativo de las grandes mayorías), operan con violencia en el campo de la alienación social fundado en el miedo, el consenso forzado y la resignación.

De este modo, la lucha de clases se expresa soterrada y episódicamente, facilitando el aumento de una verdadera industria delincuencial –con división muy bien organizada de tareas-, conflictos laborales aislados que pocas veces alcanzan el reajuste salarial, multiplicación de psicopatologías ligadas a la incertidumbre, un movimiento popular que no alcanza a revelar sus intereses históricos y que es presa fácil del clientelismo político; la insatisfacción generalizada, el descrédito del debate y hacer en el ámbito público como automovimiento y regulación desde abajo; la desorientación y el subsecuente acuartelamiento en los intereses inmediatos de la sobrevida a escala individual.

Los diagnósticos (donde se incluyen vergonzosamente estas mismas líneas) se multiplican a puerta cerrada, toda vez que se precisa de la construcción simbólica y resignificación –de acuerdo a los tiempos políticos y la propia conciencia popular- de los aspectos convocantes y que ofrezcan sentido contemporáneo a las claves de la emancipación social. Sobre lo último, la asociación entre ética y política es una matriz desde donde enarbolar la edificación del paradigma propio de la liberación de las mayorías.

Ahora mismo, las elecciones presidenciales y parlamentarias del próximo fin de semana han contado con la indiferencia más extendida desde el comienzo de los gobiernos civiles. La competencia entre tres candidatos estratégicamente de la Concertación (más allá del programa del candidato Arrate de la izquierda tradicional, finalmente llamará a votar por Frei en la segunda vuelta) y uno de la derecha convencional, ha provocado una suerte de confusión e indolencia electoral. Lo cierto es que iniciativas políticas anticapitalistas, como el MPT, pronto deben ser capaces de establecer superiores niveles de sintonía popular, superando la reagrupación inicial que lo justifica. Razón y fuerza siempre van de la mano. Y no hay más remedio que apelar al peruano luminoso, reunir y propiciar el movimiento real de los pueblos y los trabajadores territorializados en Chile, y provocar, una vez más, “la creación heroica”, ya no más copia, ya no más calco. Adiós manuales, facilismos y “vías rápidas”. Sólo lucha, inteligencia, disciplina y corazón.


Andrés Figueroa Cornejo

Diciembre 7 de diciembre.


jueves, 3 de diciembre de 2009

El MPT se pronuncia contra la farsa electoral en Honduras A REPUDIAR LA FARSA ELECTORAL QUE LEGITIMA EL GOLPE DE ESTADO EN HONDURAS




América Latina se enfrenta a la mayor amenaza para la voluntad y soberanía de los pueblos en décadas. El golpe militar que derrocó al Presidente electo Manuel Zelaya y tomó el poder en Honduras en junio ahora está tratando de legitimar su gobierno ilegal mediante el reconocimiento internacional de las elecciones del 29 de noviembre. Ese reconocimiento daría una luz verde a los partidarios del autoritarismo antipopular en todo el continente, pues quedaría establecido que los golpes militares serán tolerados.

El gobierno de EE.UU., aparentando que se oponía al golpe, pretende legitimar mediante elecciones fraudulentas el derrocamiento de Manuel Zelaya, impulsándolo a la trampa de las negociaciones que frenaron la protesta popular masiva.

El candidato del Partido Nacional, derecha, fue declarado el ganador de esta elección hecha a punta de pistola. Al igual que Micheletti, los candidatos Lobo y Santos son todos ricos miembros de la oligarquía hondureña.

Aunque los funcionarios serviles a la dictadura pretenden maximizar la participación electoral, la oposición ha insistido en que entre el 65 y 70 por ciento de los votantes hondureños no participaron en las elecciones.

Era imposible que el 29 de noviembre, se realizara una celebración de elecciones libres y soberanas. Los derechos humanos, libertad de reunión, asambleas y de prensa han sido atacadas en Honduras. La represión bajo el régimen de golpe de Estado ha causado al menos 20 muertos, más de 600 personas heridas y 3.500 personas detenidas. La votación del domingo se celebró en condiciones de la militarización completa del país, con más de 30.000 militares en las calles y la policía se movilizó para intimidar a los opositores del régimen.

En esas condiciones, no se pueden realizar elecciones libres y soberanas sino un fraude, como los que vimos realizar en Chile en los “plebiscitos” falsos de 1976 y 1980. Por diez años más, la dictadura criminal de los grandes capitales, bajo la figura del Presidente Pinochet, se prolongó la apariencia de un gobierno legitimado y todo el mundo sabe que fue un régimen espurio. Por eso, los que se definan demócratas no pueden avalar un régimen surgido del derrocamiento de un presidente legítimo y del desconocimiento de la voluntad soberana.

Adolfo Pérez-Esquivel, Premio Nobel de la Paz 1980, ha dicho: “La comunidad internacional, los gobiernos y pueblos latinoamericanos no pueden avalar las elecciones inmorales e ilegítimas realizadas en Honduras. El gobierno de los EEUU es cómplice y gestor del golpe de Estado en ese país; un golpe realizado para someter al pueblo e imponer políticas de dominación y saqueo en la región. El manifiesto apoyo del gobierno de Obama al llamado a elecciones por la dictadura, es intentar justificar lo injustificable, ocultar y desconocer a la soberanía de todo un pueblo”

Los trabajadores y los pueblos de América Latina y el mundo no deben reconocer jamás las elecciones realizadas bajo un régimen de golpe militar.

Por el momento, casi todos los gobiernos de América Latina han declarado que ellos no lo harán. Por el contrario, Estados Unidos ha reconocido a un gobierno producto de estas elecciones ilegítimas: "Reconocemos que hay un resultado en Honduras en estas elecciones”. Eso está bastante claro. El apoyo norteamericano a los supuestos ganadores, es la mejor prueba de que el fraude electoral ha sido hecho a la medida de los EE.UU.

La política reaccionaria en Honduras, llevada a cabo por Estados Unidos, aceptada por los gobiernos regionales y llevada adelante por Micheletti, demuestra que la lucha por derrotar al régimen golpista está indisolublemente ligada a la lucha contra los patrones, su personal político-militar y el imperialismo.

La experiencia de Honduras muestra, una vez más, que sólo los trabajadores del Continente en alianza con los sectores populares, y con sus propios métodos de lucha, pueden enfrentar consecuentemente al imperialismo, a las burguesías y a las oligarquías locales.

En consecuencia, llamamos al gobierno de Chile a actuar por principios verdaderamente democráticos y a desconocer el gobierno que pretenden imponer la oligarquía hondureña y la Casa Blanca.

Instamos al gobierno chileno a no dejarse someter una vez más a las presiones de Estados Unidos y a no avalar las maniobras de instituciones serviles a éstos, como es la OEA.

El gobierno chileno no debe entrar en tratos y negocios políticos o económicos con vándalos políticos de cuello y corbata, como el usurpador Micheletti y el candidato Lobo.

Exigimos una respuesta efectiva de las autoridades chilenas ante esta situación de legitimación de un golpe militar en contra de la voluntad popular. Que el gobierno chileno y otros que se dicen “progresistas” llamen al desconocimiento de estas elecciones, y especialmente lo haga frente al gobierno de los Estados Unidos, que pretende legitimar el golpe. A mantener el congelamiento de las relaciones diplomáticas de Chile con la dictadura de Honduras, que debe quedar aislada en el escenario internacional.

Lo que está sucediendo en Honduras es una prueba de que deben ser los pueblos, a través del ejercicio del poder popular soberano, los que ejerzan constantemente el control sobre el aparataje de los estados, llevando a la práctica una verdadera democracia no sometida a los intereses corruptos de las oligarquías políticas y económicas.

Ello es una prueba de que no podemos avalar los cambios de mando al interior de las oligarquías; por eso nuestras organizaciones, en Chile, hemos optado por el voto nulo activo, conciente e informado en las elecciones de diciembre.

Llamamos a las organizaciones de trabajadores, a los partidos populares y a los de vocación democrática y progresista de nuestro país, a hacer un alto en la farsa electoral local, para romper el silencio y pronunciarse ante la farsa electoral hondureña, expresando que el golpismo, civil o militar, diplomático o con tropas invasoras, no puede imponerse sobre la voluntad soberana. Y esta voluntad adquiere su perfección, no en las “democracias” vigiladas y sumisas a los megapoderes, sino en la construcción de una sociedad y de una institucionalidad donde los pueblos manden soberanamente. Esa construcción la denominamos socialismo.

Llamamos a nuestras organizaciones hermanas a nivel Continental y mundial, a manifestarse, a pronunciarse y plantear similares exigencias a los gobiernos respectivos.

MOVIMIENTO DE LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES – MPT -CHILE
Santiago, 2 de diciembre de 2009

POSTAL DE CHILE A FINES DE 2009




1. En el call center del Banco Santander de la capital chilena, trabajan 300 telefonistas. Ellas atienden a los eventuales clientes de la empresa por un salario que nunca supera los $ 250 mil pesos (poco más de 500 dólares en un territorio donde ese monto equivale a la mensualidad de las carreras baratas de las universidades privadas y “públicas”). Si contactan a un cliente que quiere hacerse de algún instrumento crediticio, lo derivan a la fuerza de venta de la empresa. Más allá de las pésimas condiciones laborales en las que se desempeñan, las telefonistas son la primera línea de “enganche” para los consumidores. Por ello obtienen un número que mensualmente va a una tómbola donde, si la fortuna es su amiga, pueden llegar a “ganar” una taza para el café, lápices, un cojín o una entrada al cine.

2. Según el críptico Instituto Nacional de Estadísticas, durante el trimestre móvil agosto-octubre, el desempleo cayó a 9, 7 %, el menor del año, en virtud de crecimiento del trabajo informal y por cuenta propia, y a costa de la destrucción de 130 mil trabajos con contrato, es decir, con algún beneficio en materia de estabilidad, previsión y salud. El crecimiento de 6,1% en los trabajadores por cuenta propia significó empleo para 90.140 personas. Del total, 50.870 son hombres y 39.270 mujeres. Este empleo, estructuralmente precario, aumentó en sectores como la construcción (23.120); industria manufacturera (20.160); comercio (19.710); transporte, almacenaje y comunicaciones (11.910) y servicios comunales, sociales y personales (9.480). En agricultura, caza y pesca el aumento fue de 3.550. El gobierno central explicó el fenómeno a través de la dotación de recursos (crédito) a los denominados “micro empresarios” y a la facultad “emprendedora” de la gente. La desaparición de puestos de trabajo asalariado afectó sólo a los hombres, con una caída de 5%. Las mujeres en Chile obtienen por el mismo trabajo realizado por los hombres, un tercio menos de remuneraciones, por lo cual se justifica desde el capital plenamente la preferencia por la fuerza laboral femenina. En rigor, el gobierno de la Concertación (en abierto período de descomposición y emergencia de su recomposición por medio de su ampliación hacia la izquierda tradicional) procura capear la cesantía provocada por los efectos de la crisis capitalista en el país, a través de pésimos y baratos empleos. A ojos de la componenda en el Ejecutivo, ello postergaría el disgusto social creciente y su organización peligrosa. Y, por extensión, atraería inversionistas y serían la base de las buenas notas de las calificadoras de riesgo internacionales, y el cumplimiento de la aspiración del pronto ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico

3. Detrás de la mercancía está el trabajo; detrás del trabajo, las relaciones sociales de producción, la lucha de clases y, en último término, la propiedad privada de los medios de reproducción de la vida. La contrarrevolución capitalista que comenzó con la dictadura militar y se mantiene hasta hoy, transformó, primero por el terror y ahora por la represión y la alienación (asociada al fetiche de la mercancía de manera ampliada y totalizante), a amplios sectores de pueblo para sí, conocedor y luchador de sus intereses históricos, hasta convertirlos en clientes y sujetos de consumo. Aspectos ligados a los programas sociales de gobierno (estratégicamente contenedores de la organización popular y promotores de la proletarización de la marginalidad social) y de su discurso público dominante hablan hoy de “construcción de ciudadanía”, en el sentido de promover la creación de sectores de trabajadores y pueblo como “sujetos de derecho”. La fraseología de los representantes políticos de los propietarios únicamente oscurece la intención de formar una masa de, en el mejor de los casos, “consumidores críticos”. El discurso de la participación ciudadana tiene más de asistencialismo social, clientelismo político a corto plazo, funcionalismo económico, multiplicación de los cuentapropistas y comunidad medianamente informada de los acotados beneficios sociales destinados a las franjas más pobres del país. La ilusión del Estado de bienestar –que, en buenas cuentas, jamás ha existido en Chile en propiedad- opera tras objetivos de disciplinamiento social para gloria de los intereses del bloque en el poder y Estado corporativo reinante. Al respecto, el actual –y al borde de los 40 años- patrón de acumulación capitalista persiste, en el marco general de la división internacional del trabajo organizado por el imperialismo y su hegemonía planetaria, en sostener su tasa de utilidades sobre la privatización absoluta de la antigua propiedad social (incluyendo el despojo de los recursos naturales como el agua, el aire, el borde costero, los espacios públicos, etc.),la precarización de las relación contractuales de los trabajadores, la deslocalización productiva, y la perpetuación de la condición extractivista de bienes naturales y energéticos de Chile. Así, la característica fundamental de la burguesía nacional, dependiente de los polos mandantes del capital transnacional y la hegemonía de sus fracciones aliadas financiera y explotadora de commodities, es el rentismo, es decir el arriendo o venta de la tierra rica en productos minerales, silvícolas y agrarios, asociada a la especulación financiera; el comercio minorista; la desindustrialización y el comercio exterior en condiciones asimétricas. La propiedad del cobre, la madera, la agroindustria, la banca y la expansión del retail, y sus puestos clave en el movimiento del capital en Chile, encuentra allí su determinación. Asimismo, la burguesía dependiente y transnacionalizada de Chile, en su propia constitución histórica, ofrece esos contenidos y no otros, al Estado.

Andrés Figueroa Cornejo
Diciembre 1 de 2009