jueves, 19 de septiembre de 2019

Chile. Toma Violeta Parra de Cerro Navia: Los sin techo organizan la conquista de la vivienda

Andrés Figueroa Cornejo 
“Necesitamos de todo”, dice la señora María Soledad, mientras un filo de sol que atraviesa un toldo de plástico le araña la cara. Ella participa desde el primero de septiembre en la toma de terreno Violeta Parra de la comuna de Cerro Navia, en la periferia de Santiago de Chile. Junto a la señora María Soledad, 400 familias ocuparon un paño de tierra del fundo Santa Elvira. Las y los dirigentes de los comités ya se han reunido con el consejo municipal de la comuna y el Servicio de Vivienda y Urbanismo, Serviu. Las instituciones pertinentes están noticiadas.
La señora María Soledad cuenta que sus padres, “igual que la mayoría de la gente de aquí, también obtuvieron sus viviendas mediante tomas de peladeros, de sitios eriazos. Así se formó la comuna de Cerro Navia”. Ella está prácticamente inválida y como buena parte de las personas sin techo de la toma, trabaja en ferias libres. Estudió para cajera, “pero nadie me contrata porque me traslado en un andador”.
Juan Caripán lucha que lucha. Es dirigente sindical, ambientalista consecuente, mapuche urbano que acompaña el proceso de autonomía y territorio de su pueblo-nación, coordinador de la ocupación Violeta Parra. Austero, franco, cálido, organizador nato, autoridad entre las clases populares que lo vieron nacer. Lector impenitente, no sabe gritar, pero su voz tranquilizadora es un manojo de convicciones blindadas. “El primer conflicto lo tuvimos con los administradores del fundo que intentaron desalojarnos por la fuerza, de manera ilegal, y la inmediata detención de algunos de nosotros, que nos sirvió para notificar de la ocupación”, narra Juan y afirma que “existen muchos comités de gente sin techo en el entorno inmediato que quieren hacerse parte de la toma. Nosotros los entendemos, por supuesto. Se trata de la Unión Comunal de allegados de Cerro Navia, que agrupa unas mil familias (4 mil personas) y un comité mapuche de unas 500 familias. Aún está por resolverse esa situación”.
-¿Y cómo va la organización interna?
“Madurando paulatinamente. Cualquier iniciativa social tiene dificultades que limar durante su propio tránsito. Por ejemplo, en asamblea, democráticamente, se determina un plan de trabajo con personas responsables. Pero ocurre muchas veces que los acuerdos se incumplen debido a irresponsabilidades personales. Entonces nos distraemos en enmendarlas.”
-¿Con quién negocian los terrenos?
“Nos interesa hacerlo con los dueños, pero ni siquiera se han aparecido. Por el momento, contamos con una mesa de trabajo con el municipio, y con el Servicio de Vivienda y Urbanismo del Estado que se ha hecho presente en algunas reuniones nuestras. Con el Serviu ya existe un plan de acuerdo de catastro y registro social de hogares, e inscripciones en el Ministerio de Vivienda. Tanto con la municipalidad como con el Serviu, hemos conversado sobre las normas formales de las postulaciones a viviendas. Es lo que puede hacerse, sabiendo siempre que no existe en Chile una política concreta de vivienda social digna.”
Juan Caripán recuerda que la comuna de Cerro Navia, “como la mayoría de la periferia santiaguina nació a partir de tomas de terreno. Y acá ya existe una tradición de ocupaciones de terreno ante la necesidad de un techo. Un poco más allá vivió el ‘Luchín’ de la canción de Víctor Jara, por ejemplo. Esta zona es histórica en la práctica comunitaria de los pobladores de conquistar por sus propios medios un sitio para vivir”.
Cansado de aplanar tierra, Yordy Hormazábal Mena trabaja en la toma para que su madre y hermano tengan una casa. “Yo viví mucho tiempo en la calle y ahora estoy en un tratamiento de rehabilitación de drogas en otra comuna. De hecho, hacer tareas en la toma me ayuda a desintoxicarme. Por eso pienso que me cambió el mundo desde que estoy aquí”. 
-¿Qué necesitan?
“Apoyo en la lucha. Porque la vida me enseñó que no se consigue nada si no es peleando, protestando. Estas autoridades, esta política, este país de mierda sólo piensan en sus grandezas, jamás en nosotros”.
Va y viene la señora Yovanka Quizoz Gatica, lideresa del comité Nuevo Comienzo. Las familias están sentadas y comiendo sobre una tabla con mantel, mientras ella sale de la cocina, salpicada de aceite. “Yo estoy desde el principio, muchos meses antes de tomarnos el fundo”, aclara la señora Yovanka mientras vuelve a atarse el delantal. “Este proceso es nuevo para mí. Por eso quizás lo encuentro difícil”. Ella es madre soltera, jefa de hogar y trabaja en distintas ferias de la comuna. “Aquí somos todos de carácter diferente, tenemos distintas opiniones, pero con los vecinos solucionamos las cosas conversando”.
-¿Qué es lo que requieren de manera urgente?
“Alimentación y abarrotes, materiales para fabricar casetas, una sede. O sea, madera, clavos, martillos, serruchos. Por otro lado, aquí se ha visto que las mujeres somos más fuertes que los hombres. Las mujeres no dudamos de hacer guardia por la noche, incluso con los niños. Por todos los peligros del exterior. De hecho, nos han mandado hasta drones y helicópteros de carabineros para sobrevolar la toma. Y hacer presión es la única forma que tenemos para conseguir una vivienda. Los ahorros en plata que nos piden para recién postular a una habitación no los tenemos. Ni siquiera endeudándonos nos alcanza para iniciar la postulación. Las casas en Chile son súper caras. Y la mía me la imagino con tres dormitorios: uno para mi hijo, otro para mi hija y otro para mí. En este mismo sitio, con vecinos solidarios, respetuosos.”
Empieza a hundirse el sol en Cerro Navia, en Barrancas. Tienen que organizarse para la asamblea de la noche y resolver los turnos de guardia del terreno. Como pañuelos vibrantes, se levantan sobre las carpas banderas de Chile, del Wallmapu, de Haití. Un viejo se toma un respiro luego de martillar sin tregua sobre madera y plástico. El cielo enrojece.
Fotografías: Tito Carreño

jueves, 5 de septiembre de 2019

Chile. El 5 de septiembre la protesta social saltó de la vereda a las calles

Andrés Figueroa Cornejo  

Las luchas distintas comienzan a converger contra los efectos depredadores e inhumanos del régimen capitalista y sus administradores. Diversas ciudades a lo largo de Chile amanecieron con barricadas, impidiendo el normal tránsito vehicular este 5 de septiembre. Por ejemplo, la protesta en Temuco combinó el derecho ancestral del Pueblo Nación Mapuche por su autonomía y territorio, con la exigencia de la libertad del prisionero político Mauricio Hernández Norambuena, recientemente extraditado de las celdas de Brasil a una de la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago de Chile. En Quinteros-Puchuncaví, la comunidad paralizó por el agua envenenada proveniente del parque industrial que la castiga una y otra vez, sin la menor preocupación del gobierno central.
En Santiago, marchas provenientes de los cuatro puntos cardinales confluyeron en el centro de la metrópolis andina. Pero fueron marchas con obstáculos. Ilegalizada la manifestación por una administración estatal cuya aprobación se derrumba en todos sus aspectos para la opinión pública, el despliegue de Fuerzas Especiales de Carabineros fue similar al de los tiempos bravos de la tiranía pinochetista. Sólo el pasado 2 y 3 de septiembre, debido al éxito del proyecto de ley en la comisión de Trabajo de la cámara de diputados sobre modificar la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales, el régimen de extrema derecha amenazó con acudir al Tribunal Constitucional (suprapoder impuesto en la Constitución de la dictadura militar que aún opera como normativa matriz de los gobiernos civiles) para echar abajo una eventual ley que beneficiaría a millones de asalariados. Igualmente, el gobierno amenazó con un ‘veto presidencial’, de prosperar la legislación. Sea por uno u otro camino, de destruir vía secretaría una medida bienvenida por la inmensa mayoría de la población, terminaría de develarse la dependencia de una institucionalidad secuestrada por los intereses de los grandes grupos económicos, e intensificadora y continuadora de la contrarrevolución ultra liberal inaugurada hace casi medio siglo en Chile. En otras palabras, finalmente se derrumbaría la ficción de la existencia de una democracia representativa en el país.
La convocatoria fue amplia. Desde la Central Unitaria de Trabajadores, hasta organizaciones antifascistas, movimientos progresistas y procesos anticapitalistas en lucha, concitaron el comienzo de la reunión virtuosa de todas las luchas. Lejos, los jóvenes estudiantes secundarios, en la mira del Estado policial y empresarial chileno, fueron los grandes protagonistas de la jornada. Su empeño justo, sus modos de organizarse, su valor incombustible, sus cualidades y su número, detuvieron largamente la Alameda, pese a la represión focalizada que concentraron los piquetes de las Fuerzas Especiales en su contra y en contra a su derecho a la protesta.
Por eso, de acuerdo a la organización de Derechos Humanos Sutra, cientos fueron los detenidos, agredidos, gaseados y empapados con sofisticadas armas represivas, mezclas de tóxicos con agua, gas pimienta y golpes.
Por otra parte, el pasado 4 de septiembre se conmemoró un año más de la victoria del Presidente Salvador Allende y la Unidad Popular en 1970. Al respecto, la máxima dirigenta de la Coordinadora de Derechos Humanos y Sociales, y Presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutadxs Políticxs, Alicia Lira, anunció que “este domingo 8 de septiembre realizaremos la marcha por la memoria viva y el rescate actual de los miles de luchadores que cayeron en la construcción de una sociedad más justa y libre. Así conmemoramos el golpe de Estado de 1973. Invitamos a todas y todos a marchar con nosotros. Nos reuniremos a las 10.00 horas, a la altura de la estación de Metro Los Héroes en Santiago, y de ahí nos movilizaremos al Memorial del Cementerio General”.
El mismo 4 de septiembre, en el monumento a Salvador Allende de la Plaza de la Constitución, la Unión Bicentenaria de los Pueblos, UBP, realizó un homenaje al Presidente popular. En la ocasión, el líder de la UBP, Juan Cuevas, señaló que, “el horizonte de sentido de Allende estuvo inspirado en el independentismo antiimperialista de Simón Bolívar. Por eso Allende cobra nuevos sentidos en la resistencia de los pueblos y los dirigentes de Venezuela y Cuba”.
Finalmente, la protesta nacional del 5 de septiembre cumplió su objetivo. Demostró el descontento manifiesto y estructural de los sectores populares más conscientes de sus derechos por conquistar. Desde los laborales, hasta los medioambientales, antipatriarcales, económicos, culturales. Paulatinamente, como indicó Rodrigo Oyarzún, Presidente de la Federación de Trabajadores de la CCU, empresa del poderoso grupo económico Luksic, “las fuerzas populares retoman su lugar en la historia”.