domingo, 26 de diciembre de 2010

Chile: “La unidad y el paro son el camino: para allá va la micro”

Entrevista con Fernando González, presidente de la Federación Nacional Unión de Trabajadores del Transantiago:


Por Andrés Figueroa Cornejo

Fernando González Arias es presidente del Sindicato Unión de Trabajadores Express, presidente de la Federación Nacional Unión de Trabajadores (conductores del Transantiago) y secretario general del Movimiento Unitario de Trabajadores del Transporte. Las organizaciones que dirige agrupan asalariados de las empresas Alsacia (líneas 100), Veolia, Express (líneas 400, zona G y H, entre otras), Transaraucaria, Milenium, que reúnen al 50% de los trabajadores del Transantiago organizados. Tiene 43 años, un hijo en la universidad y hace 18 años que inició su derrotero sindical, en los tiempos de los microbuses amarillos.

El 10 de septiembre y el 15 de octubre, Fernando González junto a un grupo de dirigentes resolvieron fiscalizar la empresa en los ámbitos del cumplimiento del horario de trabajo y el buen estado de los buses. Eso provocó una demanda de la empresa, que tiene a 19 dirigentes en proceso de desafuero, pese a que la legislación permite a los representantes sindicales realizar esa función. “Hemos puesto acciones legales y dejado cartas en la Inspección del Trabajo, en el Ministerio del Trabajo, tribunales, Congreso Nacional. Las misivas al presidente jamás han tenido respuesta. Por ir a dejar una carta a La Moneda fueron detenidos 8 dirigentes”. Los 19 están separados de sus funciones como conductores hace 14 meses con remuneraciones no íntegras. Pero la empresa no sólo no les permite trabajar; ni siquiera admite que ingresen al recinto con el fin de que no puedan hablar con los socios. Los trabajadores tampoco salen por temor a ser despedidos. Sin embargo, el 7 de diciembre de 2010, los dirigentes ganaron el juicio en primera instancia y, por tanto, no los pueden despedir. Luego de la orden de la justicia de reintegro inmediato, la empresa se negó arbitrariamente a que lo hicieran, desacatando a los tribunales. Más tarde la empresa apeló para que fuera anulado el fallo. Los abogados de los dirigentes sindicales pusieron un recurso de reincorporación con la solicitud de orden de arresto contra el gerente general de Express de Santiago Uno, Claudio Castillo. Por otra parte, el gerente de recursos humanos de la corporación, Luis Zavala, que antes fue gerente en Tur Bus (la línea de transporte de personas que rankea los accidentes con resultado de muerte en la historia de Chile), aplicó su conocida maniobra de comprar dirigentes sindicales, y dividir el movimiento de los trabajadores. En marzo de 2011 debe realizarse la negociación colectiva, y Luis Zavala está evitando a toda costa que ello ocurra, llamando a otros sindicatos a que firmen un convenio colectivo anticipado, en el cual ofrece a los trabajadores un sueldo de $ 350 mil pesos (US$ 744), sin negociación para evitar el conflicto. Por eso quiere a los 19 dirigentes fuera.

Express y Alsacia (que son la misma compañía con distintos rut) pertenecen a capitales colombianos. El actual ministro de Minería, Laurence Golborne (súper héroe mediático del rescate de los 33 mineros de San Felipe y uno de los defines políticos de Sebastián Piñera), es accionista y director de la empresa del Transantiago Alsacia, como también es parte del directorio el ex ministro del Trabajo de la Concertación, Ricardo Solari, y Ricardo Lagos Escobar, ex presidente del país, junto con la ex primera dama, su mujer, Luisa Durán.

El presidente de la Federación Nacional Unión de Trabajadores del Transantiago, Fernando González, afirma que “nuestra plataforma de lucha son los intereses de los trabajadores y crear conciencia de clase. Somos los únicos que podemos transformar las cosas.”

-¿Y cómo se hace?

“Tenemos que unirnos con otros sectores, dejar las diferencias chicas de lado y concentrarnos en una sola plataforma de pelea para la clase trabajadora. En nuestro caso específico, luchamos para que se cumpla la ley laboral vigente; que se nos respete trabajar las 7,5 hrs. diarias; que podamos descansar cada 4 horas de conducción; que se nos paguen las horas extras; que contemos con los 30 minutos de descanso que corresponden. Estamos reivindicando lo que dice la ley.”

AMARILLAS V/S TRANSANTIAGO

-¿Cómo evalúa el sistema del Transantiago en relación a los anteriores microbuses amarillos?

“Mal. Respecto de las micros amarillas, estamos ganando la mitad ahora. Obtenemos un promedio de $ 450 mil pesos (US$ 957) al mes, y laboramos al día entre 10 a 12 horas, sin pago de horas extras.”

-¿De que manera se trabajaba en el modelo “amarillo”?

“Con las amarillas trabajábamos una tarde y una mañana un día, y luego teníamos una tarde y una mañana libres. Y contábamos con un fin de semana por medio libre completamente. Es decir, había tiempo para recuperarse, para la familia.”

-¿Cómo opera el Transantiago?

“La empresa debería funcionar con la resolución 805. Existen dos formas de resolver el tema: con un sistema biométrico o con planillas de ruta. Sin embargo, el sistema biométrico sólo indica la hora de inicio y de término de jornada. Es decir, si yo empiezo a trabajar a las 6:00 hrs. debería terminar a las 13:00 hrs. Pero normalmente finalizo la jornada a las 15 o 16:00 hrs. porque hay tacos o desfases.”

-Puede describir la rutina de un conductor promedio del Transantiago…

“Empieza alrededor de las 2:30 hrs. de la madrugada, cuando lo pasa a buscar al domicilio una camioneta de la empresa. Llega al depósito a las 4:00 hrs. de la mañana, donde tiene que esperar hasta las 6:00 hrs. para salir a trabajar. Da dos o tres vueltas de su ruta para recién poder hacer sus necesidades biológicas. Descansa 10 minutos y de nuevo a la calle hasta que termina el ciclo a eso de las 14:00 hrs. Vuelve a su casa a las 16:00 hrs.”

-¿Qué ocurre con la salud de los trabajadores?

“Ya no hay calidad de vida posible. La salud de los trabajadores es deplorable. La gran mayoría sufre estrés laboral. Muchos deben conducir con psicotrópicos. Uno de los tantos problemas es que descuentan demasiadas horas si se toman licencias médicas, y el estrés producto del trabajo no es considerado enfermedad laboral. Ya muchos se han separado de sus parejas por razones estrictamente económicas. Hasta hoy, se han suicidado cuatro conductores por estas causas. Las empresas no respetan la ley. Los conductores no deberían trabajar más de 4 horas continuas con un descanso de 20 a 30 minutos. Pero el conductor al retornar de su vuelta, sino tiene quien lo reemplace, es obligado a seguir arriba de la máquina. Innumerables compañeros tienen problemas a la próstata y de incontinencia. Por eso muchos trabajadores usan pañales. Para las mujeres conductoras es mucho peor. Hay una cantidad de gente que no dice que lleva pañales por vergüenza. Con las micros amarillas se salía de un paradero y se llegaba a otro en un intervalo de dos horas, máximo, y con 30 minutos para descansar y comer. Eso ahora no es posible. De hecho, los casinos que existen en las empresas actualmente venden café y galletas, pura comida chatarra.”

-¿Y los accidentes?

“Los principales accidentes son resultado de la mala mantención de los buses: frenos defectuosos, puertas desbloqueadas. Los buses originalmente fueron diseñados para que no se movieran con las puertas abiertas. Ahora cualquier persona aprieta el botón, se abren las puertas y el bus sigue andando. Se ha caído gente, por supuesto.”

-¿Y la supervisión de las instituciones pertinentes?

“Aquí nadie fiscaliza porque las empresas del Transantiago gozan de un “blindaje político”. Los partes son rarísimos. Antiguamente siempre estaban supervisando si las máquinas estaban en malas condiciones, y si era así, la máquina era retirada a los corrales. Las autoridades ahora hacen vista gorda. Lo que si se práctica es multar a los conductores por pasarse una luz roja, cuando va con 170 personas arriba y los frenos están en mal estado. Aquí se pusieron de acuerdo la Inspección del Trabajo, el Ministerio del Trabajo, el Ministerio de Transportes y el gobierno. Nuestro compañero conductor Leopoldo Valdivia, en un acto de protesta por las graves deficiencias de los buses, el 2009 cruzó el bus en plena Alameda en Santiago.”

-¿Tienen muchos ojos sobre ustedes?

“El primer control es cuando se llega a la empresa. Después, cuando te entregan el bus. Luego, en el momento en que te dan la salida del bus. El cuarto, cuando sales a la puerta del depósito y llegas a la esquina y se anota la frecuencia. Si el bus queda en pana, se llama a la grúa, se engancha la máquina, y se da la vuelta completa –con el conductor adentro- para que a ese bus se le pague de todas formas por un servicio, en este caso, que no se hace. Esto es, pagan por kilómetro recorrido.”

-¿Por qué hay máquinas que viajan vacías con la luminaria que dice ‘Posicionamiento’?

“’Posicionamiento’, ‘En Tránsito’ o ‘En Servicio’ es lo mismo. Ocurre que como no todos tienen paraderos, hay recorridos que salen de un lugar y luego vuelven al mismo sitio de una sola vez. Por ejemplo el 401 sale de Maipú, llega a Paul Harris, da la vuelta por el Camino El Alba y baja hasta Maipú otra vez. Ese no tiene paradero arriba (en el barrio alto). La vuelta dura 4 horas, sin parar. Hay otros recorridos donde el conductor tiene que ir a buscar el bus a Pajaritos y toma postura en Plaza Italia o en La Concepción. Por eso los nombres esos. Y cuando un bus no se detiene en un paradero en el que debería hacerlo es porque, generalmente, los que controlan el sistema a través de un monitoreo ubicado en la Estación Central, ordenan a los buses que van atrasados que apuren la marcha, no tomen pasajeros y avancen dos o tres paraderos sin recoger usuarios. Por eso queda la gente botada, porque van atrasados en el ciclo. Y esto es producto del mal funcionamiento y la mala administración del sistema. En realidad, todos los buses deberían andar a 60 kilómetros por hora (que es la velocidad legal), en un Santiago donde todo el mundo va apurado. Si se completara de personas el bus rápidamente, la máquina demoraría menos la vuelta y todos podríamos desocuparnos temprano. Pero según el diseño, mientras más lento, mejor el sistema. ¿Con quién descarga su ira el pasajero que sale atrasado mientras los buses no se detienen o marchan lento? Con los operadores, con nosotros. Creen que estos problemas de producen por negligencia nuestra, pero no es así. Lo que pasa es que el proyecto del Transantiago en el papel es bonito, pero no se educó a la gente antes de su implementación. Como era un muy buen negocio, se tiró no más. Si las empresas tomaran en cuenta nuestra opinión, esto podría tener solución. Pero los famosos ingenieros en tránsito –que ni siquiera viajan en los buses- inventan recorridos incluso donde no hay usuarios. Si los trabajadores fuéramos considerados a la hora de tomar decisiones, podríamos hasta descongestionar el metro subterráneo.”

LA PARALIZACIÓN GENERAL

-Ya existen diversos sectores del trabajo que se plantean seriamente el paro general, ¿qué piensa usted?

“Es lo mejor que puede pasar, y es el camino. Yo soy dirigente del sector transporte, pero me vinculo con dirigentes de otras áreas económicas y vemos que tenemos los mismo problemas. Cambia a veces la forma, pero el fondo es el mismo. En ninguna empresa se respeta la ley laboral; no se cancelan salarios justos y dignos; hay un terrorismo laboral generalizado; el abuso y acoso laboral es permanente en todos los sectores. El tema es la unidad, y para allá va la micro.”

Diciembre 23 de 2010

martes, 21 de diciembre de 2010

Apuntes sobre el Paro General en Chile


Andrés Figueroa Cornejo



1. La táctica del Paro General se inscribe como una fase en el horizonte estratégico de la hegemonía de los intereses de los trabajadores y el pueblo, y subsecuentemente, en la marcha larga hacia una sociedad sin clases donde las relaciones de fuerza internacionales condicionan y lo nacional determina (en tanto territorio complejo y acotado respecto de las variables propias de los pueblos, originarios y mestizos, que habitan Chile).

Es decir, la táctica del paro general es una de las maneras y parte al interior de un proceso duro para que un futuro bloque político popular y mayoritario gobierne el conjunto de las relaciones sociales en el territorio. La estrategia, al mismo tiempo, se enmarca en las condiciones mundiales de la lucha entre el establecimiento del socialismo o la dominación de la barbarie capitalista.

2. La más numerosa huelga general que se organizó en Chile (proporcional a la cantidad de trabajadores y habitantes de la época) data de 1955, cuando alrededor del 80% de los trabajadores formales de un Estado e industrias asociadas mucho más grande que el actual –donde galopaba un desarrollo pujante del patrón de sustitución de importaciones- estaba agrupado en la Central Única de Trabajadores dirigida por el mítico Clotario Blest. Un millón doscientos mil asalariados, entre formales e informales, de la ciudad y el campo, detuvieron las actividades laborales. Dos años después se realizó una protesta popular en Santiago que terminó con 36 muertos. Sólo un año más tarde, Salvador Allende perdería las elecciones presidenciales con el 28,91% de las preferencias (un millón doscientos veinte y cinco mil doscientos veinte y seis votos) debido a la candidatura usada por la derecha del llamado “cura de Catapilco”, Antonio Zamorano. Esto es, el ascenso del movimiento popular y la lucha de clases fueron capitalizadas por la izquierda predominante de la época, caracterizada por la ingenuidad legalista y el paternalismo político. Considerando con el respeto y la estatura debida, la honra, ética, heroísmo, entrega superlativa de la militancia social mayoritaria de ese entonces, desde Salvador Allende hasta la o el adolescente que practicaba sus luchas y compromisos primeros.

La realidad presente revela una sindicalización de alrededor de un 15% de los trabajadores (de los cuales, apenas un 7 a un 9% puede negociar colectivamente –cuando lo hace-, pero en pésimas condiciones de fuerza frente al empresariado por razones que son materia de otro análisis), fragmentados en un sinnúmero de sindicatos, federaciones, confederaciones y centrales de distinto signo. Además ya no existe la Central Única de Trabajadores, y la actual Central Unitaria de Trabajadores, refundada en 1990 –la más importante del país- se sostiene por los empleados públicos, los profesores y fragmentos de organizaciones menores. Desde sus inicios ha sido una CUT funcional al Estado. Y el Estado durante los gobiernos civiles, al igual que durante la dictadura militar, tiene un nítido contenido burgués, es decir, responde estratégicamente a los intereses de la clase dominante que aún ordena las relaciones sociales, políticas, militares, económicas y culturales a su antojo. Sus principales victorias subjetivas han sido tanto la desmoralización, como la alienación de importantes franjas del campo popular.

3. Por eso el paro general se postula como un punto de llegada durante un período determinado por los tiempos políticos de la recomposición del movimiento social o real. Esto es, el movimiento formado por personas, trabajadores y oprimidos, que organizadamente –y en parte, espontáneamente- comienzan a presentar lucha frente a las maldiciones del capitalismo y que de manera habitual, arranca a propósito de demandas muy sencillas, inmediatas y básicamente económicas.

El paro general, en los hechos, no podría tener la forma de una huelga general clásica de trabajadores. Dadas las condiciones reales, el paro general sólo se ofrecería eficientemente – a través de un proceso político y social no calendarizado, sino mediante un tránsito lleno de altibajos, avances, contracciones y contradicciones- si es asumido por los sectores más adelantados del mundo del trabajo organizado (cobre, puertos, sistema financiero, transporte, empleados públicos), aunque sea parcialmente. Sin embargo, y he aquí por qué es pertinente la táctica de un paro general, al igual que en la dictadura militar y en períodos que se remontan a fines del siglo antepasado y principios del XX, la autoridad transversal de clase que comportan los trabajadores hacia el conjunto del pueblo, convierte a los asalariados organizados en el territorio social y sujeto con la legitimidad suficiente para construir la convocatoria y marco de un movimiento general de los pueblos y los trabajadores, tanto formales como informales, estructurados o no, subempleados y cesantes, estudiantes (camino a ser trabajadores), pobladores (trabajadores más pobres), pueblos originarios, agrupaciones ambientalistas consecuentes, diversidad sexual que pugna contra el patriarcalismo propio del capital, etc.

Probadamente, ni el sindicalismo corporativo (ese que únicamente se mueve por privilegios inmediatos y sectoriales, funcional y sin visión más allá de sus narices), por una parte, ni el pueblo mapuche por sí solo, ni el ambientalismo por sí solo, ni los estudiantes, ni la diversidad sexual u otros núcleos de resistencia anticapitalista, por otra, tienen la capacidad de convertirse autónomamente en la plataforma con la ascendencia y transversalidad objetiva y simbólica que sí contiene la clase trabajadora organizada y con perspectiva unitaria y, al menos, que cuenta con las pistas nucleares de un proyecto en formación ligado a la dirección general de la sociedad. No sólo porque los que viven de la venta de su fuerza de trabajo, o son cuentapropistas dependientes de la capacidad de consumo precisamente de los asalariados, en los servicios o la producción, son el sostén económico general y motor insoslayable de la valorización del capital, sino que en el ámbito de la percepción pública, los trabajadores son, por sí mismos, la síntesis de la contraparte sistémica y simbólica de la minoría capitalista. La concentración de la riqueza crea al mismo tiempo la ampliación del trabajo desde sus modos más constituidos hasta los más precarizados (la tercerización o subcontratismo, la informalidad más extrema, el trabajo familiar por cuenta propia o el mismo desempleo). Por la historia y las presentes circunstancias determinadas por las relaciones sociales impuestas por el capital, el llamado a un paro general devenido en un mismo momento, en una movimiento general y popular –y no se dice nacional por el respeto inclusivo que reivindican las luchas del pueblo mapuche cuyo concepto de nacionalidad es distinta al del pueblo mestizo chileno-, libera las posibilidades de un novedoso ciclo dinámico del movimiento social y político compuesto por todos aquellos que sufren los dolores del actual orden de cosas.

4. Naturalmente, la lucha amplia por la organización cuantitativa y cualitativa (inseparables) de los intereses de las grandes mayorías no termina en el llamado ancho a un paro general devenido en movilización general de los más. No es obra de un solo acto. Es un puerto de arribo que inmediatamente se transforma en un nuevo punto de partida y continuidad de un período renovado de los populares como actor político visible, influyente, ofensivo. Y como resulta imposible que sólo el paro y la movilización generales se vuelvan por arte de magia en alternativa política ante las expresiones políticas hegemónicas de la clase en el poder (Coalición por el Cambio y Concertación), ese propio movimiento real de lucha -cuyo programa resuelto por los propios sujetos sociales congregados se asienta en la soberanía de la mayoría sobre los recursos naturales, el derecho al pleno empleo, la conquista de derechos sociales ultimados por los pocos gran propietarios (salud, educación, seguridad y previsión social, vivienda, servicios básicos accesibles), la destrucción de la relaciones patriarcales, machistas y racistas dominantes, y el respeto irrestricto por el medioambiente- creará las condiciones, como una necesidad proveniente de su propio curso y desarrollo, de las nuevas conducciones políticas de los intereses de los trabajadores y el pueblo.

5. Sin embargo, todo lo anterior es terreno y posibilidad en disputa. No está escrito en las estrellas, de forma fatal, que ocurra de esa manera. De hecho, también es altamente probable que un escenario así, bajo las actuales relaciones de fuerza, sea amañado electoralmente por la “nueva” Concertación o, incluso, por sectores de la propia Coalición por el Cambio. O por un caudillo digitado oportunamente por los intereses del capital. Ello también ha ocurrido en otros pasajes de la lucha de clases en el país.

6. Las fuerzas anticapitalistas, y sus direcciones provenientes del movimiento popular concreto en un período igualmente concreto, de no contar con la audacia, flexibilidad táctica, capacidad de adaptarse rápidamente (sin jamás perder el horizonte estratégico) a los nuevos modos, contenidos, conductas y formas de lucha de los pueblos y los trabajadores, y sobre todo, con vocación de triunfo, están condenadas de antemano a la derrota. La voluntad de poder expresada en organización y lectura apropiada de las circunstancias, límites y potencias de la realidad en su sentido más fuerte, es la condición cardinal que determina sus posibilidades para convertirse en alternativa política.

Diciembre 17 de 2010

Tres son los Muertos en Faenas Portuarias en el 2010



Este jueves 16 de diciembre del 2010 se ha producido un nuevo accidente con consecuencias fatales en los puertos de Chile, nuestra Patria. En nada han quedado las promesas del Presidente Piñera del nuevo trato laboral y la fiscalización de las normas de seguridad laborales. Debemos lamentar la muerte, de uno más de nosotros los trabajadores informales, que somos, según la Ministra del Trabajo, el 32 % de la masa laboran de Chile.


Desde 1536, de la llegada del Santiaguillo a nuestras costas, la industria portuaria ha generado grandes ganancias, haciendo ricos a foráneos avecindados en nuestro suelo y produciendo muertos por la represión del Estado y labores de la industria, llegando hoy a TRES víctimas promedio por año.

Hoy los señores de los puertos de Chile son los grupos Von Appen y Claro, dueños del 87% de los puertos de nuestra Patria. Para ellos lo más importante es la productividad, en nada los conmueve la muerte de uno de nuestros hermanos.


Veinte días en paro prolongado e indefinido llevan los trabajadores portuarios de San Antonio, y dos días de manifestaciones de nuestros hermanos de la Octava Región. Sin embargo, el Ministerio de Transporte nada dice y se niega a dialogar.


¿Serán necesarios más muertos o un paro general de los puertos de Chile para que se entienda, que la industria portuaria necesita formalizarse y despedir a nuestros viejos dignamente?


Hoy tiene la palabra el poder, o sigue el estado actual de cosas o, definitivamente, deberán esperar 60 años más para gobernar.


Compañero Portuario descansa en paz, los vivos seguiremos luchando por nuestros derechos, los tuyos y los de nuestras familias.


Jorge Bustos

Presidente

Congemar


Chile: Contra la traición a los trabajadores públicos


A las compañeras y compañeros empleados públicos asociados a la ANEF y a su Directorio Nacional:

El Comando por los Derechos Sociales y Populares y el Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores –MPT- saluda la lucha dura que de manera ejemplar emprendieron las semanas anteriores ante la magra oferta impuesta por el mal gobierno, en el marco de la negociación de la Mesa del Sector Público con el Ejecutivo.

Somos militantes sociales, trabajadores, estudiantes, mapuche, jóvenes y no tanto, pueblo amplio que normalmente mantenemos un contacto directo con los empleados fiscales y que observamos con desconcierto las condiciones laborales en las cuales se esmeran por ofrecer un servicio de excelencia y de alta vocación social.

Por lo paradigmática que resulta la negociación del sector público para el conjunto de los trabajadores y los pueblos, en tanto impacta de manera sustantiva en las propias negociaciones, salarios y contexto de sobrevivencia de las grandes mayorías, de nuestras propias condiciones de existencia, nos solidarizamos frente a los últimos y reprochables acontecimientos que clausuraron “por arriba” la materialización de sus justas demandas.

Cuando observamos la Asociación Nacional de Empleados Fiscales, estalla como una aparición ejemplar la memoria insobornable de Clotario Blest. Y cuando se nos llena de Clotario la caminata difícil de los trabajadores, se nos reúne la bronca limpia por la justicia social, por la igualdad, por una vida centrada en el hombre y la mujer, que no en la mercancía, que no en la dentadura antisocial de un Estado y un empresariado que se vale del trabajo de todos y del despojo de los recursos naturales para engordar sus privilegios. Porque hoy, más que nunca, el Estado es el aval de los grandes propietarios que operan en el territorio chileno, sean nacionales, transnacionales o combinados. Estratégicamente buscan lo mismo: maximizar sus utilidades en el menor tiempo posible y a costa de la explotación y peor vida de las grandes mayorías.

Compañeras y compañeros empleados fiscales; con indignación vemos cómo, una vez más, el actual presidente de la CUT, Arturo Martínez (Coordinador de la Mesa del Sector Público), y el presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade, se vuelven facilitadores de los intereses de la minoría que manda en Chile, e hipotecan vergonzosamente la defensa de los asalariados por razones oscuras y antipopulares.

Simplemente estimamos que en ellos no se puede confiar y que tienen la estatura del capataz miserable que castiga al trabajador digitado por el capital voraz, enemigo histórico de los pueblos.

Las armas subjetivas que emplean el Estado y el capital son la desmoralización, el temor, la amenaza y la alienación social. Hoy Martínez y Andrade son cómplices de esas maniobras que impiden siquiera enmendar en parte un Código Laboral al servicio de los dueños del país, son promotores de la concentración económica y la desigualdad social abrumante que sufre la gran mayoría; y del empobrecimiento de un Chile que, bajo relaciones de fuerza distintas, tendría la capacidad de distribuir con equidad la riqueza y no de socializar la pobreza, como lo hace el actual sistema.

Estamos convencidos de que las cosas no pueden continuar tal cual estaban hasta antes del resultado de su negociación. De lo contrario, el sindicalismo en general, se presenta ante los trabajadores y la opinión pública como parte del problema y no de la solución frente a la mala vida y el abuso cotidiano. Clotario fue un hombre sin precio, lleno de honor y decoro. De ese dirigente señero y otros muchos debemos ser legatarios. Los martínez y los andrades son el reverso de la ética y honra de nuestros mayores, de los representantes de los trabajadores que escribieron con su práctica recta el camino de las conquistas de los que viven de un sueldo, de las conquistas de un pueblo entero.

Con entereza y convicción, y marchando hacia el Paro General,

Fraternalmente,

Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores - MPT

Coordinadora por los Derechos Sociales y Populares

Diciembre 20 de 2010

martes, 14 de diciembre de 2010

Chile: Los griferos de Fas S.A. en huelga


Por Andrés Figueroa Cornejo

La Fábrica de Fittings y Artículos Sanitarios S.A. (FAS) se fundó en 1955, en el barrio Yungay, en pleno nervio de Santiago viejo. En la actualidad y según su página corporativa, “35.000 metros cuadrados de superficie total, son los que albergan a los casi 20.000 metros cuadrados de infraestructura de nuestra planta productiva, en la cual se desarrollan las actividades que Griferías FAS requiere para entregar la más moderna línea de productos a unos exigentes consumidores. Es así como nuestra casa matriz se ubicó finalmente en la Avenida Gladys Marín #6098, del barrio industrial de Estación Central” de la Región Metropolitana.

Más allá de las declaraciones publicitarias, el Sindicato de Trabajadores de FAS S.A., luego de realizar los pasos regulares de la negociación colectiva, y con una oferta última de la empresa que, de acuerdo al presidente del Sindicato, Marco Fica, “rebajaba la mayoría de los beneficios y no incrementaba nada”, se votó la huelga con un 90% de aprobación el 30 de noviembre pasado.

Los dueños de la fábrica, dos uruguayos de apellido Laurini que están en Chile un par de veces al mes, delegaron el poder de negociar a sus representantes, quienes una vez comunicados de la votación, solicitaron los buenos oficios el 1 de diciembre. Reunidas las partes con la mediadora de la Inspección del Trabajo, la empresa “usó los buenos oficios no para negociar, sino para reafirmar su postura de menoscabar los beneficios de los trabajadores a cambio de nada”, señaló Marco Fica y agregó que “la misma señorita mediadora calificó como insólita la postura de la empresa, ya que fue absurdo utilizar esta herramienta de negociación con el fin de no-negociar y querer impedir la huelga a cambio de nada”. Como si fuera poco, durante la mediación, la representación de los propietarios manifestó que los trabajadores debían acceder a una rebaja salarial, junto a la aceptación del despido de 35 de ellos.

El Sindicato nació en 1967 y en la actualidad reúne a 34 afiliados de 120 operarios y administrativos que laboran en FAS, luego de que la empresa “inventara” otro sindicato con el fin de destruir sus facultades negociadoras. Los trabajadores organizados obtienen salarios mensuales promedio de $250 mil pesos (US$ 500), salvo los más antiguos (cuatro) que ganan $400 mil pesos (US$ 800 dólares). Lo mismo rentan los trabajadores no sindicalizados a quienes “se les exige como condición de ‘lealtad’ no integrarse al Sindicato, pese a que reciben el mismo sueldo”, explicó Fica.

El Sindicato en huelga demanda a la empresa la actualización de 18 meses acumulados del precio de las remuneraciones sin reajustes, lo cual se traduce en la reivindicación del aumento de un 2,9% en los sueldos base. Asimismo, solicitan garantizar el IPC semestral durante dos años y medio.

Al igual como ha ocurrido en un sinnúmero de industrias productivas, a causa de la nula protección al producto nacional, la baja del dólar y el ingreso masivo y sin costos a Chile de mercancía asiática mucho más barata por las condiciones en que son producidas en sus naciones de origen, con el tiempo, FAS –una mediana empresa- ha pasado de ser una productora de artículos de grifería a convertirse en una distribuidora de importaciones principalmente chinas.

Diciembre 11 de 2010

domingo, 5 de diciembre de 2010

Chile: Frente a la gran propiedad privada, soberanía nacional


Por Andrés Figueroa Cornejo

1. Cosa antigua y actualización de la cosa antigua. ¿Por qué la clase dominante, minoritaria, rentista, transnacionalizada, explotadora y opresora que reina en Chile cuenta con expresiones políticas que se muerden con dentadura criminal, pero finalmente logran subordinar sus reyertas y actuación de manera estratégicamente común? Porque son los propietarios de los medios de reproducción de la vida y pugnan hasta lo indecible por mantener sus privilegios. Es decir, porque la propiedad privada –a pesar de los discursos postmodernos cada vez más demolidos ante un nuevo de ciclo de lucha de clases en los países centrales del capitalismo euronorteamericano, ampliado adjetivamente a los países BRIC- está en la base de las relaciones sociales del capitalismo. Naturalmente, la propiedad privada como modo material y jurídico que es capaz de producir utilidades, plusvalor y renta. No se trata de la propiedad privada de una vivienda familiar, un auto o un horno para hacer pan para vender en el barrio, o subsistir de una chacra de hortalizas. Se trata de la propiedad privada de aquello que somete a las mayorías a vender su fuerza de trabajo o pagar intereses extraordinarios por un crédito. Es decir, la clase dominante es capaz de someter, en general, sus disputas como condición para sostener la hegemonía sobre los más. Y las expresiones políticas –sus partidos y componendas- de la clase dominante no se reducen a la derecha tradicional, a la “nueva derecha”, al populismo asistencialista con fines de control social, sino que amplifica el sostén político de sus intereses históricos, “metiéndose al bolsillo” a su propia oposición –que siempre tiene forma de alternancia y nunca de alternativa-, imponiendo su programa al llamado “centro-izquierdismo”, “progresismo”, e incluso, “izquierda convencional”. La cooptación, al respecto, se manifiesta como consenso resumido en que la actual manera de vivir, “es la única posible”, fatalmente.

2. En cambio, ¿por qué las agrupaciones anticapitalistas, en general, no logran su unidad? ¿Representan cada una de ellas distintos intereses de clase? ¿Tienen un programa mínimo incompatible? ¿Sus direcciones son abyectas, torpes, sectarias, no aprenden nada del enemigo? ¿El movimiento popular en Chile está al borde del poder por abajo y por arriba, entonces los matices de los proyectos anticapitalistas resultan decisorios, innegociables? ¿Las clases subordinadas enfrentan un período álgido de lucha social y política, y por tanto, ya existe el partido o los partidos políticos paridos por el movimiento real de los trabajadores y el pueblo? ¿A nadie convence que no hay nada qué perder y todo qué ganar? ¿No se comprende que hoy más que nunca, el horizonte anticapitalista tiene que ver con socializar las riquezas y no la miseria, debido al desarrollo de las fuerzas productivas en el presente estadio histórico del país y la humanidad? ¿O es que el anticapitalismo no tiene propiedad privada qué defender y, por tanto, sólo es capaz de construir relatos sobreideologizados –pura mala conciencia y simulacro- y testimoniar las injusticias del capital, como si la construcción de una sociedad de libres e iguales fuera un asunto de “idealismo”, en su sentido más fuerte, de sectas (que viene del número 6) autoproclamadas como “preclaras”, sin que se entere nadie, ni conduzcan nada? Contra la propiedad privada de los medios de producción –que, por lo demás, tienen carácter transnacional, mundializado, “sin patria”-, del crédito, de los recursos naturales, el anticapitalismo bien puede abocarse a desarrollar el concepto de soberanía nacional y popular, y de los pueblos originarios. Y no sólo de soberanía alimentaria, esto es, no como un tema, sino como una estrategia y sentido. La soberanía, es la propiedad social sobre la totalidad de recursos naturales e industrias cardinales de la economía, entendida ella, como “el lugar donde ocurren las cosas”. La soberanía social, nacional y popular es la condición sin la cual resulta imposible acceder a una sociedad donde gobiernen relaciones determinadas por el bien común, la humanización de la vida, los pilares de la felicidad. Las formas de la soberanía son un solo momento con el desmantelamiento de la propiedad privada que reproduce el capital y la dominación de los menos contra los más. Y el inicio de la lucha larga por la soberanía en Chile tiene que ver con el paro general y la superación de los combates parciales y puramente económicos de las clases no propietarias. No porque el paro general o muchos paros generales conducirán a la soberanía de las grandes mayorías sobre las riquezas del país. Sino porque el paro general, aunque sea relativo debido al limitado segmento de trabajadores estructuralmente organizados, creará el marco de la protesta general, liberando el malestar social probadamente existente, aupando a todos los convocados a presentar lucha, primero por sus demandas inmediatas, y dinámicamente, por sus demandas políticas reunidas. Porque la estrategia soberanista de las grandes mayorías precisa de un punto de arranque, de una convocatoria autorizada en términos de clase. Y en la contención exitosa del reflujo del movimiento popular chileno están las pistas de la construcción de la o las nuevas conducciones políticas de los trabajadores y el pueblo. Es decir, existe una ligadura dialéctica y necesaria entre la recomposición del movimiento social que se bate por la recuperación de la soberanía y sus derechos asociados, y la formulación de una renovada dirección política cuya maduración sea hija del propio movimiento real de los desheredados. Es allí donde la construcción de una alternativa política contra la alternancia matizada de la clase que domina, brinca como un imperativo pleno de sentido para amplios territorios del pueblo. Es en un plano de relaciones de fuerza tensionadas, basculadas, visibles y genuinas que, por ejemplo, ya se puede hablar de cambiar la Constitución Política de los poderosos, e incluso del poder popular como punto de llegada, realización y acción de las fuerzas propias de los trabajadores y el pueblo. Sólo entonces el Estado corporativo, empresarial o capitalista, sufrirá un jaque promisorio para el ejercicio socializado de la soberanía.

3. Cada tiempo político origina sus instrumentos políticos más adecuados. Su reverso es la nostalgia –que no tiene nada que ver con la memoria-, el apego inoficioso a una política y representaciones simbólicas y orgánicas correspondientes a otra época. Y cada instrumento político auténtico, con vocación de organización y poder, es fruto de las luchas reales de un período, al menos en sus formas. Hoy se propone un contenido fundado sobre la recuperación de la soberanía nacional y originaria. Ese es su programa.

4. El anticapitalismo debe empinarse sobre su estatura transitoriamente disminuida y fragmentada, objetivar las relaciones sociales y la realidad opresora del capitalismo en Chile. Una vez más, el porvenir de la alternativa política de los intereses de los trabajadores y el pueblo, tiene que ver invariablemente con la participación activa de los militantes sociales en las luchas reales del pueblo, en el análisis concreto de la realidad concreta, en un programa soberanista, en el combate en todas sus variantes contra la hegemonía de los intereses del capital, y en la unidad más amplia posible sin hipotecar principios y objetivos estratégicos, pero flexibilizando tácticas y sepultando el sectarismo. Salvo que a alguien le resulte conveniente el presente estado de cosas y enmascare el egoísmo y la prebenda sucia del beneficio inmediato e individual con retórica antisistémica, pero que jamás cuaja, sospechosamente, en voluntad unitaria.



Noviembre 29 de 2010

Chile: El retorno de Lagos y el combate contra el olvido


Por Andrés Figueroa Cornejo

1. En un paisito donde casi el 20% de la población es bebedor problema (OMS) producto, entre otras variables, de las malas condiciones de existencia ancestrales –culturales y materiales- y cuyo movimiento social comienza lentamente a despercudirse de un largo letargo apenas estremecido los últimos años por las protestas estudiantiles de los jóvenes secundarios, de los trabajadores subcontratados del cobre y de los forestales que, lamentablemente, terminaron en mesas de negociaciones infructuosas y amañadas por el gobierno anterior, ya arrancan los motores de la formación de pactos electorales de una Concertación noqueada por la victoria de la derecha tradicional para encarar las municipales de 2012.

2. Hace muy poco retornó el ex presidente de la República Ricardo Lagos Escobar al Partido Socialista “a colaborar en la formación de nuevos liderazgos”. Como una manifestación más de crisis de la Concertación, quien fuera el mandatario del súper aperturismo económico chileno –que en definitiva volvió más dependiente del capital transnacional al país, osificando el modelo exportador extractivista y cuprífero-; que propició con vocación de accionista la privatización de carreteras, agua y cobre; que durante su gobierno acentuó la cruzada contra el pueblo mapuche y sus demandas históricas, aplicando sin temblor la Ley Antiterrorista –rémora de la dictadura-; y protagonizó los escándalos de corrupción asociadas a las licitaciones y concesiones tramposas del Ministerio de Obras Públicas (casos MOP-Gate y MOP-Ciade), de la CORFO-Inverlink , y de Ferrocarriles del Estado, ya está de vuelta. En virtud de los enormes favores hechos graciosamente a los dueños de Chile (con lágrimas de despedida genuinas del empresariado en un acto exclusivo cuando acabó su período) y a las políticas emanadas de las entidades imperialistas como el FMI y el Banco Mundial, irónica o bien por esas mismas razones, el 2007 Lagos fue investido por el Secretario General de la ONU de la época como enviado especial para el cambio climático, toda vez que bajo su mandato la celulosa Arauco (Celco) se acriminó con los cisnes de cuello negro en el sur de Chile, y propulsó el proyecto minero Pascua Lama que castiga actualmente con especial fiereza el medioambiente de la zona; eliminó la medida contemplada en el Plan de Descontaminación Atmosférica de Santiago que impedía la extensión de la capital sobre tierras agrícolas, como asimismo, la violación de áreas de valor natural y preservación ecológica. A qué mencionar que Lagos fue el único gobernante del continente en reconocer al gobierno que se instaló por algunas horas mediante un golpe militar contra el presidente Hugo Chávez en 2002, que sería rápidamente frustrado.

¿A qué habrá regresado? ¿A colaborar con el posicionamiento de Carolina Tohá, actual coordinadora de la Concertación, la cual usufructúa políticamente del prestigio de su padre, el vicepresidende de la Unidad Popular de Salvador Allende, José Tohá, asesinado en 1974? ¿A allanar el camino presidencial a Bachelet? ¿A testear una segunda oportunidad para las presidenciales de fines de 2013, aprovechando la escasez de memoria nacional reinante? ¿A todas las anteriores?

3. Mientras tanto, Carolina Toha juega sus cartas a ampliar la Concertación hacia el ex candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami, el senador Navarro del MAS, el presidente del Partido Regionalista Independiente (¿independiente de qué?), el Partido Humanista y el Comunista, primero bajo la forma de un pacto político-electoral para enfrentar conjuntamente las municipales de 2012 como ejercicio preliminar hacia la consolidación de una componenda lo suficientemente maciza con propósitos de intentar la alternancia inmediata respecto de la derecha tradicional. Las reacciones de los invitados, al menos de Enríquez-Ominami, el PRI y el PC han sido bien recepcionadas en tanto existan inclusiones programáticas en la carrera de refundar una Concertación desrumbada. Con las dificultades que comporta que el gobierno de Piñera ha resultado un fiel continuista de las mismas tareas antipopulares y privatizadoras, y ha facilitado las tendencias del capital en orden a acentuar su concentración, desigualdad social, y precarización del trabajo. Tal cual los gobiernos civiles anteriores.

Los mismos que ayer siguieron a pies juntillas el catálogo del capitalismo más salvaje, fundado en la explotación humana y el despojo de los recursos naturales, ahora sí que van a proponer a los chilenos –siempre por arriba, cómo no- un programa para beneficiar a las grandes mayorías. ¿Será tanta la confianza de los dirigentes de la Concertación en la peste del olvido de los chilenos?

Por otra parte, la marginalidad política no termina con la existencia simbólica de representantes políticos subsidiados electoralmente en las instituciones del Estado. Para quienes buscan inagotablemente cambiar la vida, el orden infame e infeliz del actual estado de cosas, la contienda electoral es apenas una de las formas en que se expresa la lucha de clases. El movimiento real de los trabajadores y el pueblo es el protagonista. Siempre por abajo, cuando se pueda por arriba. Y cuando es por arriba, para los que persiguen transformaciones ligadas a la recuperación de la soberanía nacional y los derechos sociales asaltados por la clase que manda, es únicamente para colaborar con la dinámica participativa y radicalmente democrática de los populares. No al revés. Porque “la historia la hacen los pueblos” y otras razones bien sabidas.

Nuevamente, sectores de la izquierda tradicional prestan oídos a los cantos de sirena de una Concertación descompuesta y desesperada, que ya tuvo su oportunidad –y 20 años no son poca cosa, a pesar de Gardel- y que con retórica transformista y apremiada, procura su recomposición a través de supuestas concesiones a su programa histórico y expresión política de los intereses de la clase en el poder. Que si la táctica se vuelve estrategia, en medio de una correlación de fuerzas donde los partidos políticos no neoliberales van a pérdida, las alianzas con la Concertación sólo fortalecen al más poderoso. Y en este caso, la componenda más poderosa no es más que una versión matizada (y muy relativamente) respecto de la derecha tradicional de la minoría dominante. El costo de semejante contubernio es claro para las direcciones de las agrupaciones convocadas: hipotecar las transformaciones más estructurales y pro populares de sus programas y estrategias originales.

4. En tanto, el movimiento social comienza tímidamente un nuevo ciclo de luchas, aún dislocadas y parceladas, pero auspiciosas. Se multiplican las huelgas –todavía parciales y atomizadas-, y las primeras coordinaciones multisectoriales, tanto de los propios trabajadores, como de la izquierda que no sueña con su inclusión en una “nueva” Concertación. Los estudiantes y trabajadores de la enseñanza ya asoman la cabeza contra la “revolución educacional” de Piñera, comandada por el pre candidato de la UDI para las próximas presidenciales, el ministro de Educación, Joaquín Lavín, y cuyas políticas únicamente promueven a través de incentivos perversos el traspaso de lo que va quedando de educación pública –en todos sus niveles- al área privada, consagra una enseñanza desintegrada socialmente, tecnifica en su peor acepción el currículo para producir trabajadores disciplinados e irreflexivos para bien del capital, y busca destruir las pocas conquistas que restan del Estatuto Docente.

Del lado ancho y mayoritario de humanidad, la caminata por los derechos fundamentales, por la riqueza socializada y la soberanía plena debe retornar por sus fueros, construir las condiciones del paro general y la protesta ampliada de los humillados. De esos combates iniciales brotarán como necesidad y sentido las futuras conducciones políticas de la auténtica alternativa política de los intereses de los asalariados y las grandes mayorías. Lo demás sólo engorda al capital, robustece y reproduce su hegemonía, y oxigena los días de la dominación de una minoría gran propietaria y que constituye sus privilegios sobre la apropiación de la riqueza socialmente producida, el crédito, el despojo de los recursos naturales, la ruina ambiental, el menosprecio y castigo a los pueblos originarios, la cultura del patriarca y el fetiche esclavizante de la mercancía.

Diciembre 3 de 2010