jueves, 30 de junio de 2016

Chile. Ex Cuartel Borgoño, centro de tortura dictatorial, será Sitio de la Memoria de la Resistencia

“Es fácil ser heroico y generoso en un momento determinado,
lo que cuesta es ser fiel y constante”
Karl Marx

Andrés Figueroa Cornejo  

La policía política de la dictadura cívico-militar (1973-1990) que lideró el principal asesino público del pueblo chileno en toda su historia, Augusto Pinochet, primero se llamó Dirección de Inteligencia Nacional, DINA, y en agosto de 1977, por diversas causas, trocó su nombre por el de Central Nacional de Informaciones, CNI. La dirección donde operó la sede central de la CNI fue en la calle Borgoño 1470, en la comuna de Independencia de Santiago de Chile. En el Cuartel Borgoño, en sus tripas y extremidades espantosas, se organizó la muerte y la represión política en contra de las y los luchadores antifascistas, anticapitalistas y socialistas revolucionarios a escala nacional.
Rita Peña es una ex combatiente de la Resistencia antidictatorial y revolucionaria. Rita cayó en marzo de 1982 y fue trasladada inmediatamente al hoy, ex Cuartel Borgoño. “Se trataba de secuestros de 20 días”, cuenta Rita, “y fuimos torturados/as por verdaderos profesionales. Non llevaban a los calabozos subterráneos y lo primero que nos hacían era quitarnos la ropa y colocarnos un buzo, zapatillas y vendas en los ojos. Las celdas eran unas fosas de cemento que tenían especies de tarimas donde a veces ubicaban colchonetas en horarios que desconocíamos, porque también los torturadores jugaban a desorientarnos temporalmente. Allí dormíamos con luz artificial. A mí frecuentemente me cambiaban de calabozo para desubicarme espacialmente. Del Cuartel me transfirieron a la Fiscalía Militar. Entonces yo estaba embarazada y los agentes se esmeraban en que el daño que nos infringían se notara lo menos posible. Herida en una costilla, y agravada por la “parrilla” (1), debieron llevarme a una clínica, creo que a la Clínica Vitacura (zona ‘pudiente’ de Santiago), y ahí me vieron médicos que malamente pude distinguir debido a la cinta adhesiva que me pusieron en la vista. Recuerdo muy bien la sensación de andar en la calle custodiada por agentes de la policía política de la CNI, con los ojos cubiertos bajo lentes oscuros y pensando que mucha gente pasó junto a mí sin saber que yo era una secuestrada.”

“El sitio está muy a maltraer y lleno de escombros, pero se conservan intactas las estructuras”

Sin embargo, el devenir de los acontecimientos es contradictorio y en ocasiones le sonríe a las y los oprimidos por su acción colectiva, su lucidez y corazón antiguo, sus razones multiplicadas de sentido. Hace poco más de dos meses, en abril de 2016, un llamado telefónico que realizó un vecino de la comuna de Independencia de la Región Metropolitana de Santiago, denunció que lo que quedaba del ex Cuartel Borgoño, endemoniada matrix de tortura y crimen, estaba siendo demolido. Rápidamente, los sobrevivientes de la también llamada de manera macabra “casa de la risa”, se autoconvocaron y pronto crearon el Comité de Sobrevivientes y de Personas Amigas por la Recuperación del Cuartel Borgoño, con el objetivo de evitar su desaparición. Los lugares donde el terror fascista tuvo su mediodía y su impunidad son la geografía y el cuerpo duro de la memoria llena de futuro.
El 26 de junio de 2016, además de conmemorarse el natalicio 108 de Salvador Allende, es el Día Internacional contra la Tortura. Ese mismo día la grabadora del periodista que escribe se enciende bajo el invierno capitalino, a los pies del ex Cuartel y en medio de una actividad cultural anti-lacrimógena, con participación de sobrevivientes, vecinos, jóvenes, migrantes y refugiados políticos, entre muchos/as.
Toño Kadima, sobreviviente del castigo sin nombre de la tiranía, legendario luchador social, político y cultural por los derechos humanos y sociales de quienes resisten las maldiciones del capital, y artífice del Taller Sol (2), dice que “ya al segundo día del aviso telefónico, hacia fines de abril de 2016, logramos instalarnos aquí con el objetivo de parar la demolición. De hecho, al tercer día de los derrumbes impedimos el ingreso de los camiones contratados para la desaparición definitiva del sitio. Luego de dos semanas haciendo el aguante, logramos tener una reunión con el director de la Policía de Investigaciones (PDI), bajo cuya jurisdicción está el ex Cuartel de la calle Borgoño. A esa cita llegamos con una mesa barrial donde participaron la Municipalidad de Independencia, el Consejo de Monumentos Nacionales, la Agrupación de Zonas Patrimoniales, un representante de los vecinos, y el propio Comité de Recuperación que funciona básicamente con miembros de la Mutual de ex Presos/as Políticos/as. Allí conseguimos que el director de la PDI, luego de una obvia pugna durante la reunión, se comprometiera a paralizar la demolición.”

-¿Y cómo asegurar el compromiso?
“A través de nuestra presencia permanente y semanal en la puertas del ex Cuartel Borgoño. Claro que no estamos simplemente parados tomando café. Viernes tras viernes organizamos actividades culturales amplias y abiertas donde ha transitado un número increíble de artistas de todas las áreas. Por otra parte, sostuvimos una cita con el ministro de Bienes Nacionales para que nos definiera los territorios, las formas de acción, la mirada que tiene el Estado al respecto. También tuvimos una reunión con los abogados de DDHH del Ministerio del Interior que han tenido una muy buena disposición a nuestros objetivos, al igual que la asesora de Monumentos Nacionales.”

-¿Cuál es la finalidad de las gestiones, más allá de evitar la destrucción del Cuartel?
“Conseguir que el sitio se declare Monumento Histórico, y, en efecto, el consejo respectivo unánimemente estuvo de acuerdo. En consecuencia, ahora sólo estamos esperando la firma de la ministra de Educación para finiquitar esta tramitación. Ello significa la seguridad muy grande de que nadie más pueda hacer nada en el sitio y se mantenga tal como está.”

-¿Y saben cómo se encuentra el lugar?
“Sí, porque conseguimos entrar 6 sobrevivientes. Ingresamos a las casas, a los calabozos y a los subterráneos. El sitio está muy a maltraer y lleno de escombros, pero se conservan intactas las estructuras.”

“Socializar todo lo que fue la Resistencia revolucionaria en contra de la dictadura y del capitalismo”

Eduardo Arancibia, ex miembro de la Resistencia durante la dictadura, ex prisionero político y escritor (3) forma parte del Comité de Recuperación del ex Cuartel Borgoño. Dando la espalda al portal de entrada al lugar, dice que “a diferencia de los campos de concentración de la dictadura, el Cuartel Borgoño fue el enclave represor que se instaló con el fin de enfrentar la arremetida insurgente y revolucionaria que se activó con mucha fuerza desde 1978, en el marco general de la denominado entonces “Operación Retorno” del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR (4). Por eso el Cuartel Borgoño surge como una modalidad orgánica y científica, distinta a la represión masiva e indiscriminada que caracterizó a los primeros años de la dictadura. En este lugar se sintetizó sistemáticamente el arsenal de dispositivos del Estado para contener y aniquilar cualquier expresión revolucionaria de la época.”

-¿Qué proyecto acarician para el porvenir del ex Cuartel Borgoño?
“Un espacio de recuperación de la memoria de la Resistencia, de esa memoria que nos ayuda a diseñar el futuro desde una ética que nos hizo incorruptibles. Acopiando las mejores tradiciones de lucha y los más distinguidos valores de nuestro pueblo. Este sitio debe ser un ámbito donde se pueda socializar todo lo que fue la Resistencia revolucionaria en contra de la dictadura y del capitalismo. Una instancia política y cultural, en resumen.”

-¿Qué podría decirle un espacio así a las novísimas generaciones de luchadores/as y rebeldes del siglo XXI?
“Eso tiene que ver con la formación y acompañamiento de nuestros propios hijos e hijas, sobre todo en el plano de que sepan cuáles son sus derechos y deberes sociales.”
Se apaga la grabadora y se enciende el porvenir.

Notas

miércoles, 22 de junio de 2016

Chile. Un puñado de enunciados rebeldes y provisionales

“Todos los documentos se comunican en lo material.
En los documentos domina la materia. Materia es lo soñado.”
Walter Benjamin


Andrés Figueroa Cornejo  

1. La existencia precede a la esencia; la tecnología a la ciencia; el producto al intercambio y el intercambio al consumo; la inversión a la demanda, como el movimiento social real cuyo desenvolvimiento se enfrenta a la opresión, al amo o al propietario privado de la tierra o al capitalista, precede a la formación de los instrumentos políticos liberadores de los oprimidos/as. La antelación, en este caso, se refiere a los momentos que hacen parte del análisis o la distinción. En verdad, la totalidad de la realidad funciona como un solo movimiento contradictorio y cuyas variables contienen la incertidumbre, el riesgo y la crisis incesante. La infancia es la antesala y promesa de la vejez de cualquier individuo, como la semilla es la promesa de la Araucaria, pero sólo potencialmente. La interrupción o modificación secuencial de un proceso aparentemente progresivo es recurrente. La enfermedad, el rayo calcinante, el terremoto, por ejemplo, son fenómenos que perturban drásticamente aquello que parece lineal y programado. No existe destino, sólo historia. Y la vida es un combate entre dos silencios.

2. Toda creación humana es el resultado complejo y dinámico de su relación con la naturaleza. Y lo que se denomina ‘cultura’, ‘civilización’ o ‘creación’ es trabajo socialmente acumulado, muerto o vivo. En consecuencia, aquello que emerge de tal relación, como por ejemplo las innumerables formas de la espiritualidad, el arte, las ciencias, etc., corresponden a propiedades orgánicas de la humanidad a lo largo de su devenir. Esto es, la estructura y la superestructura se impactan mutuamente, remodelándose y adecuándose casi de manera imperceptible. Como el inconsciente del sujeto impacta en su comportamiento consciente y viceversa.

3. Los conjuntos sociales relativamente homogéneos y sometidos a la dominación (los trabajadores/as asalariados/as, por ejemplo) no nacen libres: deben llegar a ser libres. Por eso la voluntad colectiva y organizada premeditadamente de las y los oprimidos es la condición política de su emancipación multidimensional. Y como toda emancipación es inestable, está condenada a generar una y otra vez las garantías materiales y relacionales de su reproducción. De lo contrario, el momento de la emancipación se osifica y perece. Y cuando tiemblan los fundamentos de la liberación humana, el pasado, que nunca se extingue completamente, restaura sus relaciones de poder, pero con modos más sofisticados. Ello también obliga a las fuerzas derrotadas transitoriamente de la emancipación a actualizar las maneras de la próxima arremetida liberadora.

4. En un mismo territorio pueden convivir diversos modos de relaciones sociales y económicas. No obstante, una hegemoniza sobre las demás. Bajo la hegemonía del capitalismo, el cooperativismo de sobrevivencia e incluso el trueque no especulativo pueden desarrollarse de manera acotada. Siempre y cuando no atenten contra los intereses del capital en su época de súper concentración oligopólica. Y en general, el capital es valor que se valoriza.

5. ¿Cómo intenta hoy el capital contrarrestar la caída de su tasa de beneficio, resultado de la robótica, la informática y de la inteligencia artificial en general, considerando que la destrucción de trabajo humano que implican esas tecnologías en la producción de bienes y servicios en su totalidad sistémica genera menor plusvalor y el derrumbe de la demanda? A través de la especulación financiera y la deuda (donde los ahorros previsionales de los trabajadores/as juegan un papel clave); del extractivismo devastador de la biodiversidad; de la súper-explotación del trabajo humano y de la llamada ‘flexibilidad laboral’; de las políticas monetaristas; de los ajustes estructurales; de las guerras de baja y alta intensidad; de los tratados de libre comercio asimétricos y de la más vertiginosa concentración del capital y destrucción de competencia.

6. La regulación y planificación colectivas de una economía cualquiera subordinada a las necesidades de su sociedad toda, atenta orgánica y estructuralmente contra los intereses privados del capital súper concentrado. El gran capital que especula, produce, comercia, expolia, explota y compite, también tiene maneras de planificar estratégicamente su actividad, pero conforme a la acumulación y apropiación privada del excedente proveniente del trabajo enajenado, a la segmentación y detección de tales o cuales mercados (o grupos de personas capaces de pagar por una mercancía o servicio cualquiera). Por eso la regulación colectiva y democrática de la economía es completamente contradictoria respecto de la regulación fraccionada y los fines privados del gran capital. En consecuencia, todo ejercicio de economía socialmente organizada por las y los comunes y solidarios, aunque sea limitada geopolíticamente, se vuelve una suerte de competencia disfuncional, tanto más si logra reproducirse y ampliarse. En todo caso, la competencia disfuncional no es necesariamente subversiva si carece de un proyecto local, nacional, continental y mundial de desarrollo que tienda a superar la hegemonía del modo de reproducción del gran capital y sus relaciones, como si no porta, junto y en medio del conjunto diverso de las expresiones de resistencia popular, un proyecto político de poder. Esto es, las resistencias de las y los comunes y solidarios no son revolucionarias si escasean de un horizonte de sentido antiimperialista, anticapitalista, eco-comunista y antipatriarcal. Y aquí la expresión ‘sentido’ tiene que ver con la práctica concreta y ahora de esos principios colectivamente convenidos, como de las tareas inmediatas que exige semejante desafío.

7. El Estado por sí sólo es la manifestación de una sociedad donde existen oprimidos y opresores. El Estado no es un medio inofensivo o neutral o fruto de un pacto social. Es la armadura política y militar, jurídica y económica, cultural y espiritual de una minoría social sobre toda la sociedad. En el período histórico denominado capitalismo (donde, de la contradicción esencial entre trabajo y capital, se ha llegado dramáticamente a la contradicción ampliada de humanidad versus capital, o más radicalmente, vida versus muerte), el Estado, salvo excepciones transicionales y sólo justificadas por la defensa política y militar de una revolución cuyo sujeto es la y el oprimido, es una estructura de dominación. Y una estructura es el conjunto de sus partes más las relaciones que existen entre ellas. Entonces, el Estado es también un complejo de instituciones donde se concentra el poder de una minoría opresora. De una minoría compuesta por los contados dueños/as y colosales propietarios/as de todo. Por eso más Estado, por sí sólo, no es garantía de superación de las relaciones de clase y de poder. Por eso las contradicciones predominantes y en crisis entre las facciones del gran capital y los distintos imperialismos (organizados, deslocalizados y movilizados geoeconómica y geopolíticamente) requieren y se deben a los Estados corporativos realmente existentes y encadenados en degradación según la división internacional del trabajo y del capital. La dictadura política inestable del capitalismo planetario, hegemónicamente financiero, comercial y extractivista, se habría deshecho del Estado de lo contrario. Pero lo necesita por su composición y movimiento. Para la coacción y para la promoción del consenso social de acuerdo a sus intereses objetivos en un momento determinado. Como primer y último recurso político, militar y económico cuando peligra su gobernanza. Y al respecto, no importa que adopte las formas de la tiranía, el parlamentarismo, la representación electoral, los golpes de Estado blandos o duros, o modos de administración edulcorados o francamente genocidas. Las formas de la dictadura del capital están condicionadas por sus propias crisis internas, como por la lucha irreconciliable entre opresores y oprimidos. Por tanto, las batallas intercapitalistas e interimperialistas que persiguen la mayor ganancia posible con el menor costo posible, producen inexorablemente su negación entre el pueblo trabajador y los oprimidos/as. Sin embargo, esa negación presente durante todo su devenir, no es suficiente para su superación como sistema o totalidad opresora. Por más caótico que se manifieste el orden de cosas predominante, la cólera colectiva y en acción de la sociedad oprimida que pugna por su emancipación demanda de un instrumental político condensado, de medios políticos condensados. La existencia de diversos medios políticos escalonados, específicos y labrados en la lucha concreta del pueblo trabajador y de las y los oprimidos (y construidos en su seno) no es un capricho de la rebeldía. Es una necesidad histórica que resuelve su factura ya no como consciencia desde afuera (vanguardismo, aparatismo, iluminismo, sustitucionismo, estrategias basadas en atajos políticos y no en trabajosos procesos de acumulación de fuerzas sociales, etc.), sino que como consciencia ampliada desde el movimiento real que emerge casi siempre como pura negación, pero que de la lucha netamente economicista o redistribucionista (o sea, luchas que no se proponen la destrucción de las relaciones de clase y de poder, sostén necesario para una eventual sociedad de libres e iguales), sitúa su espacio-tiempo de sentido basado en sus intereses histórico-liberadores. ¡Cuántos dolores de cabeza y cortes de cabeza se habrían ahorrado las y los rebeldes organizados si sólo bastaran los levantamientos populares para echar abajo a la opresión! Justamente la producción de los instrumentos políticos de la emancipación son el resultado de lecciones históricas cuyo dolor no tiene palabra con que nombrarlo.

8. En Chile y en el mundo, la opresión capitalista emplea una batería de estrategias para su reproducción y generación de consenso y alienación social. Desde las doctrinas militares antipopulares y subordinadas a los Estados corporativos imperialistas, hasta los medios masivos de comunicación, el márketing de punta; la organización arquitectónica, de circulación y geográfica de las ciudades y de las relaciones desiguales entre el campo y las urbes o las regiones/provincias con las metrópolis; el sentido común fundado en los intereses de la minoría en el poder; la escolaridad y la educación formal; la narrativa de la alta jerarquía de las iglesias y del sistema de partidos políticos dominante; las leyes; las burocracias públicas y privadas, etc. Y cuando, así y todo, la insumisión se despliega, entonces cae como plomo un repertorio viejo que corre desde la cooptación y compra de los liderazgos populares, hasta el crimen y la represión directas, pasando por labores de inteligencia política en medio de la resistencia y cuyo objetivo es dividir, atemorizar, desorientar y desmoralizar al conjunto insurrecto. Al menos de ese modo actúan los custodios del orden actual de cosas en el movimiento por la autodeterminación plena del Pueblo Mapuche, como en el movimiento estudiantil universitario y secundario. No vale la pena referirse a lo que acontece en el pobre sindicalismo chileno (salvo notables, pero acotadas excepciones), ni al secular clientelismo partidista.
Sin embargo, nunca la ética y la insobornabilidad están ausentes de la insumisión. El poder no puede comprar a todos/as. Ni siquiera puede matar a todos/as, aunque cuente con los recursos y medios para ello. Allí se encuentra el espanto de quienes aún mandan y ahí está la oportunidad y la armadura ética, épica y política de quienes resisten. Asimismo, si bien únicamente se puede confiar en las fuerzas propias de la desobediencia socialmente organizada, la lucha de clases permea hasta el clero y las religiones. De ahí la Teología de la Liberación nuestramericana y la fracción de protestantes indignados y en lucha contra las relaciones capitalistas.

9. ¿Por qué la corrupción y el nepotismo no sólo son inherentes al capitalismo, sino que son fenómenos anteriores a su emergencia histórica como modo de producción dominante? ¿Por qué en Chile el movimiento popular tiene condiciones más favorables de desarrollo en los bordes geográficos y sociales y no en las grandes capitales? ¿Existe en Chile un fascismo focalizado territorialmente? ¿Qué es exactamente el Poder Popular? ¿Es válida o no, eficaz o no, la lucha institucional en el país para un proyecto emancipatorio a la luz de los procesos denominados progresistas del Continente y de las condiciones y relaciones de fuerza internas de Chile? Frente a las estrategias de la alienación social del poder, ¿qué se debe y se puede hacer? ¿Qué tipo de propiedad privada es funcional al capital y cuál no? ¿Cuáles son los pasos para pasar de la llamada ‘unidad en la acción’ a la ‘unidad política’? Enunciados pendientes.
Quienes hayan llegado hasta aquí del texto, sepan que sólo se trata de un artículo breve que, por urgencia del escribidor, alcanzó apenas a titular un puñado de enunciados que busca colaborar con la discusión de las resistencias populares de Chile y sus alrededores. Aunque todavía no exista el o los instrumentos de la emancipación chilena (que jamás pueden estar aislados de las experiencias al menos continentales de los empeños rebeldes en las sociedades dependientes y auxiliares respecto de los polos centrales del gran capital), ciertamente, sí es preciso hacer las tareas de ese instrumental por venir. Sí hay que articular las resistencias que se oponen a toda forma de dominación; sí hay que potenciar colectiva e imaginativamente la cultura desde y con las y los de abajo; sí hay que hacer-formando a las generaciones nuevas que amanecen a la lucha insubordinada; sí hay que fomentar la crítica y la autocrítica conjunta y solidaria, y fomentar la producción política propia del pueblo trabajador y las y los oprimidos cuando ya caminamos a la segunda década del siglo XXI. 
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jueves, 9 de junio de 2016

Chile y Mauricio Hernández Norambuena, prisionero político en Brasil: Presentan denuncia a Comisión Interamericana de DDHH

Entre salón y salón también hay guardianes, cada uno más poderoso que el otro. Ya el tercer guardián es tan terrible que no puedo mirarlo siquiera.”
Franz Kafka

Andrés Figueroa Cornejo  

Mauricio Hernández Norambuena, uno de los ex líderes de la formación política y militar antifascista, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (Histórico e independiente del Partido Comunista de Chile), que enfrentó con las armas a la dictadura cívico-militar de Pinochet tutelada por el imperialismo norteamericano durante 17 años en el país andino, lleva como prisionero político 14 años y 4 meses en las más crueles e inhumanas cárceles de alta seguridad de Brasil, bajo el llamado “Régimen Disciplinar Diferenciado” (RDD).

Mauricio Hernández, docente profesional y militante internacionalista de los pueblos, está acusado de la retención involuntaria del empresario carioca Washington Olivetto con fines de acopiar recursos con objetivos políticos. Hacia mediados de abril de 2016 fue trasladado por enésima oportunidad de penal, esta vez, a la Prisión Federal de Mossoró, en el interior de Rio Grande do Norte, a casi 6.000 kilómetros de Santiago de Chile. Cada transferencia penitenciaria comporta un empeoramiento de su situación en materia de aislamiento, abandono y negativos efectos en su integridad sanitaria.

Aprovechando la reunión en Chile de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH (1), el pasado 8 de junio, el abogado defensor de Hernández Norambuena en su país natal, Alberto Espinoza, el más prestigioso jurista chileno del área, presentó una denuncia a la institución. En ella se dirige al Secretario Ejecutivo del organismo, Emilio Álvarez Icaza, señalando que “En mi calidad de abogado peticionario del caso de la referencia (12.835) sobre Mauricio Hernández Norambuena, y atendido el estado actual del caso, solicito a usted que se agilice la tramitación de manera urgente en atención a que los hechos que dieron origen a esta denuncia no sólo se han mantenido, sino que se han agravado, toda vez que el régimen aplicado a mi defendido por el Estado de Brasil no ha variado (….), manteniéndose el Régimen Disciplinario Diferencial que sólo puede ser calificado como inhumano. A ello se suma la negativa a los beneficios carcelarios y los permanentes traslados de cárcel, sin previo conocimiento de sus familiares, provocando incertidumbre acerca de su paradero.”. Alberto Espinoza agregó que “solicito a usted una pronta tramitación de esta denuncia, emitiendo el informe de fondo, conforme al mérito de los antecedentes en contra del Estado de Brasil, considerando la vigencia y la actualidad de los hechos constitutivos de la violación de derechos fundamentales consagrados en la Convención Americana de Derechos Humanos”.

-Si se acoge rápidamente la gestión que presentaste a la CIDH, ¿qué curso toma la tramitación?
“La Comisión presenta un denominado Informe de Fondo, que es una suerte de denuncia que ella hace a laCorte Interamericana de DDHH en contra del Estado de Brasil por infracción a la Convención Americana de DDHH, por hechos constitutivos de violaciones de DDHH realizadas a Mauricio Hernández debido a las condiciones carcelarias en las que se encuentra.”

-¿Y cómo funciona la Corte Interamericana de DDHH?
“Hace un juicio. Esto es, asisten las partes, los testigos, se presentan las pruebas; acude la representación del Estado brasileño, hace sus descargos, también presenta sus pruebas. Luego alegan las partes, tanto las de Mauricio Hernández como las del Estado de Brasil, y finalmente la Corte emite una sentencia con carácter de resolución.”

-¿Qué fuerza legal tiene esa resolución si favoreciera a Hernández Norambuena?
“La de una sentencia de protección de DDHH que tiene todo el carácter vinculante del Derecho Internacional. De lo que carece es del imperio de hacerla cumplir forzadamente. No existe una especie de policía internacional que obligue al Estado a materializarla. Ahora bien, estas resoluciones tienen un peso sustantivo en el orden internacional porque todos los Estados están comprometidos a respetar los DDHH y sometidos a la Convención Americana de DDHH, como a cualquier tratado internacional. En consecuencia, los Estados no pueden ignorar sus resoluciones. De lo contrario, se ponen al margen del sistema.”

-¿Qué jurisprudencia inmediata hay al respecto?
“Por ejemplo, la denuncia de los Lonko mapuche presentada ante la CIDH por la aplicación de la ley antiterrorista que terminó con la condena en contra del Estado de Chile por parte de la Corte IDH. Ello significó que el Estado debió pagar una indemnización a los comuneros mapuche; se le ordenó publicar la sentencia y modificar aspectos de la ley antiterrorista. Se declaró que la ley antiterrorista correspondía a una normativa que no se ajusta a los estándares que legalizan el delito del terrorismo y un largo etcétera (2). En fin. Todo eso tiene un peso emblemático y en algunos casos, real. El Estado chileno canceló la indemnización y publicó a través de distintos medios de comunicación el fallo. Esto es, las condenas de la Corte IDH no son cualquier cosa para los Estados que las reciben.”

-Bien. Una cosa es el derrotero legal de la denuncia a favor de Mauricio Hernández por la conducta inhumana del Estado brasileño, independientemente del gobierno de turno que lo administre. ¿Pero qué ha pasado por el costado del Estado chileno y su gobierno?
“Nada. Sólo silencio y la indiferencia más absoluta. Es un hecho inexcusable frente a un caso de violación flagrante de DDHH en contra de un chileno que está preso en Brasil. El Estado chileno ni siquiera ha instado a Brasil respecto de la modificación del cruento régimen carcelario de Hernández Norambuena. En este sentido, sólo queda que las instancias competentes, como las comisiones de DDHH de diputados y senadores, la oficina de DDHH del Ministerio de Relaciones Exteriores, la Subsecretaría de DDHH del Ministerio de Justicia, efectúen un pronunciamiento.”

Durante la larga lucha de los familiares y de la coordinadora de amistad y solidaridad por la libertad de Mauricio Hernández Norambuena, se ha logrado concitar a favor de la causa justiciera del ex combatiente antifascista e internacionalista a numerosas personalidades nacionales e internacionales, como a agrupaciones chilenas y argentinas, con la exigencia de la liberación del prisionero político, y como mínimo, de su extradición inmediata a Chile. Entre los adherentes se encuentran la Confederación de Estudiantes de las Universidades de Chile (Confech); Tomás Moulian, Sociólogo, académico y Premio Nacional de Ciencias Sociales 2015; Gabriel Salazar, Historiador y académico, Premio Nacional de Historia 2006; Juan Pablo Cárdenas, Periodista, académico, Premio Nacional de Periodismo 2005 y Director de la Radio de la Universidad de Chile; Gabriel Boric, ex dirigente estudiantil y Presidente de la Fech, actual Diputado de la República; Alberto Mayol, Sociólogo y académico; Alicia Lira Matus, Presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP); Cristián Cuevas, dirigente social; Carmen Soria, de profesión ciudadana; Pablo Salas, realizador audiovisual; Víctor Hugo Robles (El Ché de los Gays), periodista y activista social; y las agrupaciones y personalidades argentinas, como la  Asociación Gremial de Abogados y Abogadas de la República ArgentinaNora Cortiñas y Mirta Baravalle, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; Alfredo Grande, Psiquiatra y psicoanalista, escritor y periodista, actor y director teatral; Osvaldo Bayer, escritor y periodista; el Equipo de Educación Popular Pañuelos en Rebeldía; laCoordinadora AnticarcelariaOscar Castelnovo, escritor y periodista; la Agencia para La Libertad; la Comisión Antirrepresiva y por los Derechos Humanos – Rosario; la Cátedra Popular Derechos en Clave HumanaCarlos Aznárez, Periodista y Director de Resumen Latinoamericano; Norman Briski, actor, director teatral y dramaturgo;Vicente Zito Lema, poeta, dramaturgo, periodista, filósofo, abogado y docente argentino; el Comité por los Presos Políticos y los Luchadores Sociales (Córdoba); la Liga Argentina por los Derechos del Hombre; Herman Schiller, periodista y luchador social; y muchos y muchas más.

Por su parte, las personas que componen la solidaridad chilena por la libertad de Mauricio Hernández han estado presentes en todas las manifestaciones públicas y marchas en ese país; han realizado foros-paneles en distintas zonas de Chile; protestas en el Ministerio de Relaciones Exteriores y otras dependencias gubernativas, murales y varios documentales explicativos sobre el caso. Junto al presente artículo, va la el URL de la producción del director y creador audiovisual, Antonio Vargas.

La solidaridad no afloja ni hace la siesta. Aunque muchos/as que ayer fueron furibundos anti-pinochetistas y aplaudieron en secreto las acciones más audaces del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, sin saber siquiera que entre sus mejores miembros estaba Mauricio Hernández, hoy le dan la espalda y lo prefieran hecho escombro humano, lástima sobornable, colaborador del acomodo y la traición. Allá ellos/as. Allá esa pobre gente. Intentan olvidar que las causas que transformaron a un hombre común y corriente en un sujeto extraordinario como Mauricio, se reproducen ahora mismo, orgánica y estructuralmente. Porque es la opresión barbárica y multiforme el propio movimiento que provoca la emergencia de sus libertadores/as. ¿Fantasía? ¿Que no ven lo que ocurre en territorio Mapuche, entre los jóvenes estudiantes y los trabajadores/as más castigados por los pocos que aún mandan? Cuando retornemos al futuro actualizado con las maneras del siglo XXI en Chile, NuestrAmérica y el mundo, y triunfe la Humanidad contra el saqueo, la especulación financiera, los privilegios endemoniados y la súper-explotación, allá y aquí, entonces la libertad conquistada les dará una oportunidad. La oportunidad de librarse de su condición transitoria de opresores/as y de regresar al horizonte desplegado de las y los comunes y distintos. Ese lugar donde alguna vez les dieron “la fraternidad hacia el que no conozco” y la hechura indestructible de no terminar en sí mismos/as.





Notas

lunes, 6 de junio de 2016

Colombia y el Paro General: La piel insumisa de los pueblos

“Y el pueblo llene las calles vacías
con sus frescas y firmes dimensiones”
Pablo Neruda

Andrés Figueroa Cornejo  
 
En medio de una de las más brutales ofensivas del imperialismo norteamericano en contra, tanto de los gobiernos progresistas de Nuestramérica (Venezuela) como de las democracias representativas no sujetas al cordón pentagonista del Pacífico latinoamericano (Brasil), los pueblos de Colombia en paro general desde el 30 de mayo pasado, ofrecen resistencia pacífica creciente. La llamada Minga Nacional, Étnica y Popular, a velocidad lumínica, dejó de limitarse a los sujetos y territorios rurales y como espuma y humanidad en lucha, se extiende por las principales capitales y ciudades de ese país nuestro. El mal gobierno liderado por Juan Manuel Santos apostó a la muerte y al crimen mediante el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) y al Ejército, restando la vida de, hasta ahora, tres indígenas, contando a cientos de detenidos/as ilegalmente y heridos de gravedad, como a personas desaparecidas, y haciendo uso hasta de municiones de fragmentación no convencionales, prohibidas internacionalmente. Sin embargo, los de abajo no se intimidaron. La piel azul y plural de las y los oprimidos de Colombia se resuelve en superioridad numérica y cualitativa. Las y los negros del Puerto de Buenaventura, los trabajadores del petróleo y del transporte de carga, los estudiantes y ambientalistas, se agregaron en los últimos días a los más de cien puntos estratégicos movilizados por la sociedad civil organizada y desarmada, que ya cubren la totalidad de la geografía colombiana.

La inmensa mayoría de América Latina y el mundo desconoce que la actual Colombia alzada tras la conquista de sus derechos sociales elementales no tiene ninguna relación orgánica con las guerrillas (Fuerzas Armadas Revolucionarias, FARC, y el Ejército de Liberación Nacional, ELN), las cuales, de manera diferenciada, sostienen mesas de diálogo por la paz con la administración gubernativa de turno desde hace tiempo. 

Con fines represivos y tendientes a confundir a la opinión pública de dentro y de fuera del país, ha sido el oficialismo desde el Estado corporativo, oligarca y rentista de Colombia quien ha usado los medios de comunicación dominantes (que les pertenecen) para castigar y maldecir a la sociedad de personas comunes en resistencia. Lo que persigue la Minga en acción es la fundación de un espacio complementario y distinto al de las mesas del gobierno con las insurgencias político-militares. En consecuencia, nunca el paro general en curso ha sido el resultado de la “reconversión mágica y por sustitución” de las fuerzas guerrilleras transformadas en pueblo protagonista e inerme. La gente común y corriente, y organizada en agrupaciones independientes de las insurgencias es la que hoy llena e interrumpe con su movimiento las carreteras, calles, ciudades, oficinas, fábricas, caseríos, universidades y puertos.

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Colombia funciona como un todo en cuyo vientre se desenvuelven las clásicas contradicciones del capitalismo de los siglos XX y XXI, propias de los territorios periféricos y dependientes respecto de las economías centrales del capital. Por eso la demanda capilar de la Minga es la paz con justicia social y ambiental. Los pueblos colombianos no viven en un mundo paralelo, distinto al de quienes han optado por el camino de la lucha político-militar y en la actualidad, complejamente, llevan conversaciones con el gobierno para la paz. Esto es, la sociedad civil, las y los comunes, auto-valentes y conciente de sus intereses históricos, se moviliza ampliamente porque las causas estructurales (económicas, políticas, sociales, étnicas, culturales, medioambientales, etc.) que originaron las insurgencias, son las mismas que sufren las mayorías.

Haciendo eco de la declaración emitida por la solidaridad internacionalista de las organizaciones populares de Chile con los pueblos de Colombia, “La sociedad civil y organizada de Colombia hoy lucha por sus derechos sociales básicos: tierra, agua, trabajo seguro y decente, inclusión social, participación política, autodeterminación de los pueblos, infancia digna, soberanía alimentaria y soberanía nacional, pluri-cultura y pluri-etnicidad, educación y salud de excelencia, vivienda, seguridad social, resguardo del medioambiente y de los recursos naturales”. No hay misterio detrás de la Minga. Su batalla pacífica tiene la finalidad meridiana de una Colombia en paz y con un proyecto de desarrollo que en síntesis arribe a una democracia radical, participativa e inclusiva multidimensionalmente. ¿Será larga esa batalla? Tan larga y proporcional a la fuerza social que logren acumular los pueblos para derrotar la versión más endemoniada del capitalismo financiero y extractivista que azota al país, sin olvidar nunca el desmontaje necesario de la industria transnacional del narcotráfico y del paramilitarismo asesino.

Asimismo, el Congreso de los Pueblos de Colombia, una de las fuerzas-eje de la Minga Nacional, señala que una eventual Mesa Social para la Paz con el gobierno debe contemplar los cambios en materia de “la doctrina militar, el tratamiento a la protesta social, la política de seguridad, una agenda humanitaria para atenuar los impactos de la guerra, la situación de las víctimas del conflicto armado y de las legislaciones de despojo, garantías para ejercer el derecho a la oposición, las problemáticas alrededor de la tierra y los territorios, el derecho a una ciudad digna, los bienes comunes, los derechos de la madre tierra, el empleo y los derechos del pueblo”. El horizonte político y su programa concreto no provienen ni de la academia ni de vanguardias auto-proclamas: emergen volcánicamente del movimiento real de la lucha de clases ampliada y de alta densidad, y es original y originaria en forma y contenido. Como fruto de un árbol maduro que no ceja de resistir una y otra vez condicionado por un lugar y un tiempo determinado. Por lo demás, los pueblos de Colombia no son satélite de ninguna potencia mundial. Ellos deciden y actúan por sí mismos, aleccionando a cierta ‘izquierda’ que teme a la libertad y a la incertidumbre, categorías constituyentes de la vida real, y conservadoramente se acuartelan en los convenientes y confortables relatos y conductas políticas del posibilismo, el acomodo y la corrupción legalizada.
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A la hora en que finaliza la redacción del presente artículo, la vocería unida férreamente de la Cumbre Nacional Agraria, Étnica y Popular, en el marco de la protesta general indefinida y pacífica, se reunió en la ciudad de Cali con los ministros del Interior y de Agricultura del gobierno. En este primer contacto entre las partes se acordaron oficialmente las garantías en Derechos Humanos y la legitimidad de la protesta en términos de no más agresiones de la fuerza pública a las personas movilizadas en todo el territorio nacional; la reactivación de la Comisión de Derechos Humanos conjunta con el Ministerio del Interior en acompañamiento de la Defensoría del Pueblo y las Naciones Unidas (ONU); y el intercambio de propuestas para la instalación y metodología de negociación para la Mesa Única.

No obstante, de manera paralela e incumpliendo los acuerdos recién convenidos, continúan los “fuertes hostigamientos, represión y abusos de autoridad por parte de la fuerza pública (ESMAD, Ejército y Policía) con armas convencionales y no convencionales en contra de las comunidades concentradas en los diferentes puntos del país, entre los más críticos: Cauca; Quinamayó-Santander de Quilichao; El Túnel-Cajibío, Los Robles-Timbío, en Cesar; San Martín, Besotes, Agua Chica, La Mata, La Gloria, en Santander; La Lisama, Barrancabermeja, en el Norte de Santander; Berlín, en Valle; La Delfina, Buenaventura, en Nariño; Pedregal-Ipiales, en Huila; Bruselas-Pitalito, El Hobo, Uraba Antioqueño; escenarios donde aún no ha llegado la defensoría del pueblo y las entidades de derechos humanos internacionales como se acordó con Gobierno Nacional en el primer punto (…) haciéndose evidente el incumplimiento del gobierno y agudizándose así la afectación y violación de los derechos humanos y el derecho legítimo de los pueblos a la movilización social, ahora víctima de la fuerza pública colombiana, la cual ha venido dándole un tratamiento de guerra a las y los manifestantes”.

Pero no existe por parte del poder y la opresión la violación de los compromisos sin el uso y abuso de los medios de comunicación hegemónicos y de su propiedad. La vocería unida de la Cumbre Agraria en lucha denunció que “nos encontramos con diferentes posturas y declaraciones del gobierno nacional que buscan dividir y desinformar a la opinión pública, afirmando que tienen toda la disposición, pero que es la Cumbre Agraria la que está dividida y que no está lista para iniciar el diálogo. (Al respecto) rechazamos y desmentimos categóricamente esas afirmaciones y declaramos nuestra disposición al diálogo con presencia de garantes de la Cumbre, ONU, Defensoría del Pueblo, Congresistas y la Iglesia, así como las condiciones acordadas en términos de garantías humanitarias y logísticas para la movilización, acentuando nuestra posición de unidad, cohesión y trabajo conjunto de cara a un escenario único de negociación”.

Del mismo modo, la Cumbre Agraria termina saludando “las manifestaciones de apoyo y de movilización que vienen realizando estudiantes, camioneros, sindicatos, pobladores en diferentes momentos y regiones, y hacemos un llamado a toda la población colombiana a lo largo y ancho del país a tener conciencia colectiva, a entender y solidarizarse con esta justa lucha del campo colombiano que busca reivindicar los derechos de todos y todas a tener una vida digna, justa, respetuosa de los territorios y el ambiente, que garantice la soberanía alimentaria con frutos sanos de la tierra y economías justas para nuestros productores agrarios”.

Ahora mismo en América Latina, la piel profunda e insumisa de las y los comunes se concentra en la resistencia y movilización de los pueblos de Colombia. Miren su estatura. Ocurre aquí y ahora, no en otra época, no en otra plaza. Que esta humanidad encendida alumbre ejemplarmente cada corazón nuestroamericano y mundial, indígena y mestizo, negro y amarillo y blanco, citadino y campesino. La lucha por la supervivencia y porvenir justiciero del género humano es una sola. Y en el instante mismo en que acaban estas palabras, se condensa paradigmática y amorosamente en todos los territorios de Colombia insumisa.

viernes, 3 de junio de 2016

Chile: Agrupaciones populares solidarizan en la acción con Paro General de los Pueblos de Colombia

“No habrá noche que nos detenga”

Andrés Figueroa Cornejo, Prensa Internacional-Congreso de los Pueblos de Colombia

Con la participación de representantes de diversas organizaciones sociales y políticas chilenas, se realizó a las 13.00 hrs. del 3 de junio de 2016 la primera manifestación solidaria con la Minga Nacional o Protesta General de los Pueblos de Colombia que comenzó el pasado 30 de mayo.

Bajo la lluvia y el frío del otoño chileno y a metros del río Mapocho, única arteria fluvial de la capital del país andino, las y los solidarios con la causa de la Paz con Justicia Social y Ambiental de la Cumbre Agraria, Étnica y Popular colombiana, se apostaron en las puertas del Consulado de Colombia, ubicado en la comuna de Providencia de la Región Metropolitana. Acusando recibo de la acción internacionalista, las autoridades consulares resolvieron cerrar al público sus oficinas de manera ‘excepcional’ y lograron que los medios de comunicación dominantes no acudieran al evento. Mientras tanto, la policía chilena montó guardia visible en las inmediaciones del Consulado.

Las y los voceros de las distintas agrupaciones que se dieron cita en la actividad de solidaridad con la Minga Nacional colombiana, la primera de una agenda que considera varias manifestaciones y foros-debate, señalaron que “La sociedad civil y organizada de Colombia hoy lucha por sus derechos sociales básicos: tierra, agua, trabajo seguro y decente, inclusión social, participación política, autodeterminación de los pueblos, infancia digna, soberanía alimentaria y soberanía nacional, pluri-cultura y pluri-etnicidad, educación y salud de excelencia, vivienda, seguridad social, resguardo del medioambiente y de los recursos naturales”, y agregaron que “Reunido en la Cumbre Nacional Agraria, Étnica y Popular, el pueblo de Colombia, con presencia movilizada en el 85% de su país y en 100 puntos estratégicos a lo largo y ancho toda su geografía, desde los más pequeños poblados, hasta las principales capitales y ciudades, no tiene ninguna relación orgánica con las insurgencias político-militares de Colombia, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias, FARC, y el Ejército de Liberación Nacional, ELN, como lo han señalado irresponsable y malintencionadamente autoridades oficialistas. Emitir semejante mentira y estigmatización por los medios de comunicación sólo tiene la finalidad de justificar la más cruenta represión en contra de un pueblo desarmado que lucha a mano limpia por sus derechos negados históricamente”.

Asimismo, informaron que, de acuerdo a la Organización Nacional de Indígenas Colombianos, “ya van tres asesinados, 135 heridos de gravedad, 5 retenidos ilegalmente y un desaparecido, principalmente del sur-occidente de Colombia, a 600 kilómetros de Bogotá. La represión proviene de las fuerzas policiales y militares del Estado colombiano, comandadas por el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos. En especial del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) y del Ejército Nacional, que han acometido en contra de las movilizaciones pacíficas de la población con gas lacrimógeno y ‘recalzadas’ o municiones de fragmentación no convencionales”.

Las y los manifestantes chilenos denunciaron que “La actuación del Estado de Colombia frente a las garantías comprometidas para el curso legal de la movilización social y pacífica, niega en los hechos concretos sus propios dichos públicos. El paro de la sociedad colombiana tiene como objetivo el diálogo y el fin del conflicto, pero con inclusión y justicia social; esto es, con el término de las causas estructurales, sociales, económicas y políticas que originaron el propio conflicto desde hace más de medio siglo. En resumen, la protesta general sólo persigue por vías estrictamente pacíficas, la participación protagónica de la sociedad civil colombiana en la ruta de convertir a ese país en una casa justa y digna, democrática e inclusiva, para vivir muy lejos de la violencia y muy cerca de una sociedad de derechos. En este sentido, los derechos a la libertad de expresión, asociación, reunión y manifestación pacífica están reconocidos en la Constitución Política de Colombia, como en distintos instrumentos internacionales de derechos humanos, los cuales el Estado de Colombia ha suscrito y en consecuencia está obligado a cumplir”.

Finalmente, la solidaridad chilena exigió al gobierno de Colombia “Las garantías legítimas y legales para la movilización, y que cesen los ataques y la represión indiscriminada en contra de las comunidades indígenas, campesinas y urbanas en la Minga o protesta general; la instalación de la mesa de negociación nacional encabezada por el Presidente de la República y sus ministros con el fin de cumplir con todos los acuerdos pactados con los diferentes sectores sociales movilizados; y la inmediata liberación de las y los indígenas retenidos durante el paro general, y la investigación y persecución acuciosas de los responsables de las personas muertas, heridas de gravedad y desaparecidas durante el desarrollo de la protesta pacífica”.


Con la bandera colombiana sobre el Consulado y debajo de la lluvia inclemente, en la manifestación participaron organizaciones como la Confederación Nacional de Pequeños Productores Chilenos-Vía Campesina, Leonel Retamal (HispanTV y El Ciudadano), Partido de los Trabajadores, Museo a Cielo Abierto de La Pincoya, Inquietando desde el Margen, Ukamau, Casa Bolívar, Colectivo Andamios, Izquierda Libertaria, Izquierda Guevarista y el Congreso de los Pueblos de Colombia-Capítulo Chile.