sábado, 31 de octubre de 2009

Sábado 31 de octubre TERCERA ASAMBLEA GENERAL DEL MOVIMIENTO DE LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES – MPT: LOS DESAFÍOS DE LA UNIDAD


“Vamos a andar,
hundiendo al poderoso,
alzando al perezoso,
sumando a los demás.
Vamos a andar
con todas las banderas
trenzadas de manera
que no haya soledad.”

S.R.


El MPT convoca al conjunto de los miembros de la Federación Anticapitalista a la Tercera Asamblea General del Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores para el sábado 31 de octubre, en el Sindicato Nº 1 de Panificadores, Santa Rosa 1555, Santiago, desde las 9:00 hrs., con el fin de evaluar lo recorrido, enmendar las insuficiencias, proyectar el empeño político-social, y diseñar colectivamente las nuevas tareas para enfrentar el actual período.

Además de las organizaciones federadas en el MPT, la invitación y llamado a participar en la Tercera Asamblea General se extiende a todos aquellos colectivos y agrupaciones sociales, políticas, político-sociales, y personas que compartan los principios fundacionales concordados hace 6 meses y que abajo se reproducen. Se recuerda que las organizaciones participantes deben cancelar $ 5 mil pesos por concepto de gastos asociados al evento.

ACUERDO FUNDACIONAL

En el Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores (MPT) aspiramos a constituir la fuerza destinada a suprimir toda forma de dominación capitalista.

Rechazamos cualquier acuerdo político con la derecha o la Concertación, desde la independencia política de la clase trabajadora, porque ambas componendas son expresiones de los intereses de la minoría que administra el poder a favor de un puñado de privilegiados que dominan a las grandes mayorías a costa de la explotación y mala vida de los trabajadores y los pueblos.

La nueva formación unitaria tiene un carácter federativo y es una alianza política para las transformaciones sociales.

El objetivo es la conquista política de los pueblos para instaurar una sociedad sin clases, solidaria, igualitaria, libertaria y liberadora.

El poder popular será nuestro eje de construcción, entendido en su sentido amplio de bregar porque los pueblos recuperen el protagonismo de los procesos políticos.

Descartamos el apoyo electoral a las fuerzas que son el sostén político del sistema de dominación, así como a los partidos que tengan acuerdos electorales o tácticos con la Concertación.
En el proceso de acumulación de fuerza una multiplicidad de formas de lucha serán impulsadas, siendo lo electoral un elemento que debe discutirse ampliamente y de acuerdo a los contextos pertinentes, y que puede manifestarse de variadas formas; ya sea a través de un instrumento legalizado o con candidaturas autónomas o candidaturas levantadas por organizaciones sociales, y de ser necesario, con campañas de abstención y/o voto nulo.

Nos comprometemos a poner nuestros empeños en la consolidación y prosperidad del instrumento político federativo, amplio, con voluntad de mayorías y ética revolucionaria.
El MPT es anticapitalista, antiimperialista, internacionalista y latinoamericanista. Persigue la agrupación de los pueblos indígenas en lucha, el ambientalismo anticapitalista, el feminismo de clase y el conjunto organizaciones y fuerzas reales cuyas demandas sustantivas sean antagónicas al modelo de dominación.
En el marco contextual de la crisis económica planetaria en curso del capitalismo, la convergencia es una necesidad y una oportunidad para los intereses emancipatorios de los trabajadores y los pueblos.
Iniciamos una activa participación en todo proceso electoral de carácter social, ya sea poblacional, sindical, estudiantil, que nos permita entregar nuestros planteamientos e impulsar la práctica revolucionaria.
Todos hemos convenido cuidar con generosidad y estatura política el continente unitario recién amanecido.

¡UNIDAD, ORGANIZACIÓN Y LUCHA!

MPT

Octubre de 2009


LAS CONDICIONES DE LA LUCHA ELECTORAL PARA EL ANTICAPITALISMO EN CHILE


  • Aspectos centrales de la estrategia anticapitalista en Chile, como punto de llegada para la posibilidad de la construcción genuina de una sociedad de iguales y libres, están ligados a formas combinadas y complejas de sublevación popular y huelga general. Aunque la distancia parezca hoy sideral, de perder de vista la creación del poder popular y propiciar el conjunto de luchas tácticas necesarias para la superación del capitalismo subordinados a los fines estratégicos mencionados, es fácil terminar fortaleciendo a fracciones de la burguesía; siendo perfectamente funcionales al orden de la minoría mandante; o representando franjas testimoniales de “buena conciencia”, pero carentes de convicción de poder y mayorías para transformar la vida radicalmente. La lucha de clases para el anticapitalismo, en último término, sólo tiene sentido estratégico si se conduce sobre fines eminentemente políticos.

  • La política, en general, es el arte de acumular fuerzas y establecer alianzas. Para el movimiento anticapitalista chileno, los pueblos y los trabajadores resumen -desde la independencia política de los intereses históricos de las clases subalternas, plebeyas, explotadas y oprimidas- las alianzas posibles. El pueblo mapuche en lucha contra el Estado y el capital es, por ejemplo, el aliado estratégico de los asalariados y los pobres de la ciudad, así como el proletariado rural y el campesinado tradicional que aún no ha sido transformado en obrero agrícola por el desarrollo de las fuerzas productivas, y los sectores medios precarizados. Esto es, todas las clases, pueblos y láminas sociales castigadas por el capitalismo.

  • La pugna entre capital y trabajo se expresa multidimensionalmente entre la hegemonía actualmente estructural de la clase propietaria mundial (cuya matriz es financiera y parasitaria) y la composición, de menos a más, de la hegemonía de los intereses históricos de los pueblos y los trabajadores. La realización de los intereses históricos de las grandes mayorías dominadas se refiere sobre todo, a la construcción y conquista del poder político de la sociedad. A diferencia de la burguesía, que destruyó el modo de producción feudal a través de su hegemonía económica antes que política, las clases subalternas sólo pueden cobrar posición hegemónica desde la política hacia la economía. Es decir, los trabajadores y los pueblos deben desmantelar los fundamentos políticos del capitalismo como predeterminación para el nacimiento de una sociedad socialista, camino a la extinción de la propiedad privada, sin explotados, ni explotadores, sin clases sociales.

  • Las actuales relaciones de fuerzas mundiales, regionales y nacionales presentan un panorama inmediato extraordinariamente complejo de revertir a favor de las clases dominadas. Aunque la actual crisis capitalista adquiere carácter de crisis de civilización y expone a diario sus límites y estadios de madurez destructivos, no ha provocado mecánicamente la rebelión triunfante de las clases subalternas en ningún lugar del mundo. Ello no significa que el capitalismo es el modo de producción definitivo de la humanidad. Simplemente significa que los desafíos políticos para las fuerzas anticapitalistas del mundo y de Chile resultan mucho más arduos que en otros períodos de la historia. Los sofisticados medios de alienación y los poderosos argumentos militares de la minoría que ordena el naipe mundial y chileno demandan una dirección política rebelde lúcida, creativa, despojada de dogmas y capaz de crear fuerzas y orientación a la luz de la síntesis del conocimiento político atesorado por la historia y la producción esencial de la lucha de los pueblos de la Tierra.

  • Los trabajadores y los pueblos tienen el deber político de emplear todas las formas de lucha existentes para la realización de sus intereses históricos, de acuerdo a las correlaciones de fuerza nativas e internacionales, los contextos dinámicos, la densidad de la lucha de clases, la conciencia de los dominados. Las formas de lucha, sin olvidar las cuestiones estratégicas al respecto, se resuelven en tácticas que conjuntan coherencia política y construcción de fuerzas. En este sentido, la lucha electoral, es decir, la participación en la arquitectura de representación y gobernabilidad política de los intereses de la clase dominante, es una táctica que, sin condiciones claras, se convierte en cretinismo, desesperación, ilusionismo y despeñadero seguro. A veces trágico, a veces ridículo.

  • ¿Cuáles son las condiciones para que un instrumento anticapitalista como el MPT participe en las elecciones del formato democrático burgués reinante?

  • Si bien la sola existencia del MPT manifiesta ya una voluntad política y fuerza mínima de arranque, todavía queda un trecho no breve de consolidación, crecimiento incesante, fortalezas y unidad políticas, territorialización auténtica y luchas sustantivas en el cuerpo. El movimiento real de la lucha de clases condiciona la voluntad política de conducir-participando del MPT. Ni observador analítico, ni voluntarista desesperado. La cohesión estratégica y sin fisuras de fondo de las clases que dominan –más allá de las reyertas mediáticas de sus expresiones políticas- corresponde a una variable significativa a la hora de imaginar la construcción de la crisis “por arriba”, además de la organización blindada de la indignación social “por abajo”.

  • Sin discutir la naturaleza y devenir exactos de los gobiernos de impronta desarrollista, redistributiva y francamente progresista de Venezuela, Bolivia y Ecuador, es preciso constatar que tras cada una de estas experiencias que hoy aprovechan hasta sus límites las coordenadas aún no destruidas del Estado burgués y del propio capitalismo, existieron enormes movimientos populares, por un lado, y profundas crisis de gobernabilidad y legitimidad de la partidocracia tradicional, por otro. El “Caracazo” en Venezuela; las guerras del agua y el gas en Bolivia (además del poderoso movimiento social cocalero e indígena); y los movimientos sociales y originarios en Ecuador; por una parte, más el descrédito generalizado de las políticas antisociales representadas por sistemas de partidos políticos en estado terminal, por otra, crearon las condiciones necesarias para el éxito electoral de Chávez, Morales y Correa. En buenas cuentas, fueron las luchas sociales -verdaderas rebeliones de millares- y la acentuación, por tanto, de la lucha de clases junto a las crisis de gobernabilidad de las viejas componendas políticas, los fundamentos que propiciaron el arribo al gobierno, que no al poder, de proyectos políticos de inspiración popular y antiimperialista. En Chile, en tanto, nada de ello ha ocurrido todavía. Largo resultaría extenderse aquí sobre sus causas.

  • El empleo táctico de la lucha electoral tiene sentido toda vez que preexiste una fuerza social amplia, altamente organizada y con una dirección política acerada en luchas relevantes y aciertos populares. La representación de los intereses históricos de las clases subalternas en cualquier escala de la arquitectura del orden gubernamental burgués funciona como amplificador y facilitador para los objetivos estratégicos de las mayorías explotadas y oprimidas, siempre y cuando se mantenga en sintonía y subordinada a un movimiento popular realmente existente, y como parte de un complejo estratégico de poder. De lo contrario, los riesgos de cooptación, impotencia y desorientación política concurren inexorablemente, como lo ilustra la historia de Chile y del mundo.

  • Sobre las condiciones precedentes, los cargos de representación político electoral deben ser fruto del ejercicio democrático y poliético más amplio de la organización de los pueblos y los trabajadores. Los liderazgos sociales y políticos de las clases subalternas en el escenario de la representación burguesa deben ser refrendados, avalados y sujetos a la democracia popular. La revocación, la supervisión permanente e, incluso, los sueldos devenidos de los cargos de un concejal, un alcalde, un diputado, un senador, tienen, necesariamente, que estar bajo control popular. Las experiencias trágicas de corrupción de gobiernos de inspiración popular dañan imborrablemente las buenas iniciativas y sus sostenes políticos.

  • Los trabajadores y los pueblos no continúan votando por las expresiones políticas del poder por el hecho exclusivo de que “no hay más alternativas”. Eso es creer que la izquierda anticapitalista estaría perdiendo por “vocover” simplemente, desatendiendo el conjunto de variables profundas –asociadas a la megaindustria del consenso, el miedo, la alienación y el fatalismo, y al estado actual de las relaciones de fuerza en todo sus niveles- que explican la realidad planetaria y criolla transitoriamente debilitada de las fuerzas emancipatorias.

  • Si el MPT crece, cobra fuerzas, protagonismo popular, aun a escala local solamente, no debe desdeñar la táctica de la lucha electoral, por ejemplo en el 2011, en las elecciones municipales. Naturalmente, en aquellas comunas donde exista fuerza social auténtica y bajo las condiciones arriba anotadas. El anticapitalismo y el nuevo proyecto socialista para Chile debe armarse de paciencia, de unidad política y trabajo infatigable. Los tiempos políticos de los pueblos no siempre coinciden con los deseos justicieros de los revolucionarios. Hoy es la hora de organizar el voto nulo con contenido. Pero sólo es una táctica coyuntural, jamás un fundamentalismo dogmático. Y la precaución no es temor cuando el MPT se empeña cotidianamente en que un buen día las grandes mayorías se tomen definitivamente el cielo por asalto.

Andrés Figueroa Cornejo

Octubre 29 de 2009


martes, 27 de octubre de 2009

Manuel Cafiu, vocero de los mapuche de ciudad: CHILE: “AHORA ESTAMOS DE PIE, DANDO LA LUCHA CONTRA EL ESTADO Y EL CAPITALISMO.”



La Meli witran mapu (Los cuatro puntos de la Tierra) es la organización que agrupa a los mapuche de la Región Metropolitana que de manera activa resiste la dominación centenaria del Estado chileno y promueve la cultura de su pueblo. Son los mapuche “de ciudad”. Del millón de mapuche existente en el país, más de la mitad vive en zonas urbanas, producto de la usurpación de tierras por el Estado, política sistemática e histórica impuesta por el racismo y los intereses económicos de la minoría propietaria del país.

Manuel Calfiu es profesor y vocero de la Meli witran mapu. Se trata de mapuche nacidos en Santiago y de otros que llegan a la ciudad desde las comunidades del sur. En las urbes apoyan irrestrictamente la causa por el territorio y la autonomía del principal pueblo originario que habita en Chile, sobre todo en los últimos años, donde, desde el 2000 hasta ahora, han muerto ocho personas mapuche, víctimas de la represión estatal.

Son momentos duros para el pueblo mapuche. Diariamente las comunidades originarias del sur sufren el hostigamiento y la violencia. A la policía no le interesa que sean niños o mujeres las víctimas. ¿Qué hace la Meli witran mapu en este contexto dramático?

“Estamos enormemente preocupados por los hechos de violencia cometidos por el Estado. Han sido brutales. A través de la muerte y el asesinato, el Estado pretende frenar las demandas mapuche. La represión es psicológica y física, y no escatima en reprimir a niños en la Escuela de Temucuicui, y realizar numerosos allanamientos. Desde Santiago tratamos de promover la solidaridad de los mapuche y de nuestros hermanos chilenos.”

El gobierno chileno ratificó el Convenio Internacional 169 sobre los derechos de los pueblos indígenas…

“Consideramos una burla que el Convenio 169 haya demorado 18 años en ser ratificado. Con todo, en medio de la tramitación fue asesinado nuestro hermano Jaime Mendoza Collio de un balazo por la espalda. Por un lado, el gobierno dice que nos va a tratar mejor, y por otro, nos reprime. La Presidenta Bachelet se comprometió a no aplicar la Ley Antiterrorista, y ahora observamos cómo a muchos mapuche se les enjuicia por esta ley de los tiempos de Pinochet. Asimismo, los medios de comunicación tildan a nuestro movimiento de “terrorista”; que los mapuche no pueden luchar por sí mismos, sino que están dirigidos por extranjeros, cuando es absolutamente falso.”


¿Qué hay tras estas políticas?


“El Estado chileno lo que quiere es terminar de una vez con la llamada Pacificación de la Araucanía iniciada en 1881, a través del exterminio o la asimilación completa del Pueblo Mapuche. Nosotros hemos rescatado las ideas de nuestros mayores respecto de que somos un pueblo autónomo, y tenemos nuestras propias formas de hacer política y organizarnos. La entrega de tierras del gobierno a los mapuche no ha sido masiva ni satisface a nuestro pueblo. Muchos mapuche, mis antepasados, nos vinimos a las ciudades no porque quisimos, sino porque no teníamos cómo sobrevivir económicamente en territorio histórico.”


“El Estado chileno ahora trata de folclorizarnos”


El avasallamiento y represión contra los mapuche corresponden a procedimientos gubernamentales que se aplican normalmente contra los trabajadores y los pobres de Chile…


“Desde una perspectiva ideológica y política, los pueblos originarios de todo el Continente son la base material del capitalismo, a partir de la invasión europea. Por eso nuestra lucha también es anticapitalista, porque nuestras formas de vida son anticapitalistas. El capital es el principal instigador del daño que se le infringe, no sólo a nuestro pueblo, sino a todos los que habitan este territorio de nombre Chile. Nos atacan a través de la alienación, la educación y la violencia policial. El Estado chileno ahora trata de folclorizarnos, pensando que en el futuro podrán incluso convertir en mercancía nuestras costumbres. Pero nosotros no somos un objeto; somos una cultura viva y estamos en pie. Nos oponemos a dejar de existir por las riquezas de nuestro territorio que los poderosos quieren para sí. No sólo estamos defendiendo un paño de tierra; defendemos una manera de vivir anticapitalista, colectiva, propia.”


“La unidad nos beneficia a todos los pobres”


Los trabajadores y pobres chilenos luchan por su lado, y los mapuche, por otro. ¿Será posible materializar la alianza estratégica entre ambos pueblos que tienen un enemigo común?


“La alianza estratégica debe realizarse en algún momento. Sin la unidad no lograremos vencer al monstruo depredador del capital. Creemos que estamos realizando ensayos de hacer política desde la base, sin vincularnos a ONG’s, ni a los típicos partidos políticos. La Meli witran mapu ha estado conviviendo con muchas organizaciones sociales chilenas. Nos solidarizamos mutuamente, y creemos que hacia allá es preciso emprender el rumbo. La unidad nos beneficia a todos los pobres, más allá de nuestras legítimas diferencias culturales. Nos castiga el mismo sistema.”


¿Qué esperan de los chilenos solidarios los luchadores mapuche?

“La solidaridad existe ya, es tangible. Muchos saben que nuestra lucha es justa. Ahora, esa solidaridad hay que pensarla en un estadio mayor de organización. Lo inmediato es participar en las movilizaciones contra la criminalización del pueblo mapuche. Pero en algún momento hay que pensar en una lucha de todos los violentados por el actual sistema.”


¿Qué piensas de la declaración de guerra contra el Estado chileno hecha por la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM) hace unos días?

“Nuestra organización respeta la autonomía de todos los sectores del pueblo mapuche y validamos todas las formas de lucha. Los hermanos de la CAM ya han tomado una decisión, fundados en Tratados antiguos. Nosotros los respetamos y creemos que deben ser responsables, por las comunidades que sufren la represión.”


La sede de la Meli witran mapu está en el Santiago viejo, donde viven muchos migrantes de pueblos hermanos de América Latina, ¿Cómo es el trato?

“Nosotros también tuvimos que migrar forzosamente. También sentimos que hemos crecido en el exilio. La convivencia con ellos siempre ha sido buena y es alegre de vivir.”


Tú siempre criticas muy fuertemente la ignorancia impuesta en la sociedad…

“La ignorancia está detrás de la discriminación. Desde la historiografía burguesa los mapuche hemos pasado de guerreros libertarios, a flojos borrachos, y hoy nos tratan de terroristas. Lo cierto es que ahora estamos de pie, dando la lucha contra el Estado y el capitalismo.”


¿Cómo te imaginas un Chile anticapitalista en el futuro, un sitio donde gobiernen los de abajo?


“Uno sueña todos los días con eso. Es difícil imaginar este lugar cuando logremos botar a todos los que nos pisotean cotidianamente. Como organización y persona, creo en un territorio federado y unido. Me imagino un Chile próspero, conviviente, con una vida mejor.”


Andrés Figueroa Cornejo

Octubre 26 de 2009


jueves, 22 de octubre de 2009

Sábado 31 de Octubre: CHILE: TERCERA ASAMBLEA GENERAL DEL MOVIMIENTO DE LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES – MPT: LOS DESAFÍOS DE LA UNIDAD



“Vamos a andar,
hundiendo al poderoso,
alzando al perezoso,
sumando a los demás.
Vamos a andar
con todas las banderas
trenzadas de manera
que no haya soledad.”

El MPT convoca al conjunto de los miembros de la Federación Anticapitalista a la Tercera Asamblea General del Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores para el sábado 31 de octubre (lugar por confirmar) con el fin de evaluar lo recorrido, enmendar las insuficiencias, proyectar el empeño político-social, y diseñar colectivamente las nuevas tareas para enfrentar el actual período.

Además de las organizaciones federadas en el MPT, la invitación y llamado a participar en la Tercera Asamblea General se extiende a todos aquellos colectivos y agrupaciones sociales, políticas, político-sociales, y personas que compartan los principios fundacionales concordados hace 6 meses y que abajo se reproducen.

ACUERDO FUNDACIONAL

En el Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores (MPT) aspiramos a constituir la fuerza destinada a suprimir toda forma de dominación capitalista.

Rechazamos cualquier acuerdo político con la derecha o la Concertación, desde la independencia política de la clase trabajadora, porque ambas componendas son expresiones de los intereses de la minoría que administra el poder a favor de un puñado de privilegiados que dominan a las grandes mayorías a costa de la explotación y mala vida de los trabajadores y los pueblos.

La nueva formación unitaria tiene un carácter federativo y es una alianza política para las transformaciones sociales.
El objetivo es la conquista política de los pueblos para instaurar una sociedad sin clases, solidaria, igualitaria, libertaria y liberadora.
El poder popular será nuestro eje de construcción, entendido en su sentido amplio de bregar porque los pueblos recuperen el protagonismo de los procesos políticos.

Descartamos el apoyo electoral a las fuerzas que son el sostén político del sistema de dominación, así como a los partidos que tengan acuerdos electorales o tácticos con

la Concertación.
En el proceso de acumulación de fuerza una multiplicidad de formas de lucha serán impulsadas, siendo lo electoral un elemento que debe discutirse ampliamente y de acuerdo a los contextos pertinentes, y que puede manifestarse de variadas formas; ya sea a través de un instrumento legalizado o con candidaturas autónomas o candidaturas levantadas por organizaciones sociales, y de ser necesario, con campañas de abstención y/o voto nulo.

Nos comprometemos a poner nuestros empeños en la consolidación y prosperidad instrumento político federativo, amplio, con voluntad de mayorías y ética revolucionaria.

El MPT es anticapitalista, antiimperialista, internacionalista y latinoamericanista. Persigue la agrupación de los pueblos indígenas en lucha, el ambientalismo anticapitalista, el feminismo de clase y el conjunto organizaciones y fuerzas reales cuyas demandas sustantivas sean antagónicas al modelo de dominación.

En el marco contextual de la crisis económica planetaria en curso del capitalismo, la convergencia es una necesidad y una oportunidad para los intereses emancipatorios de los trabajadores y los pueblos.

Iniciamos una activa participación en todo proceso electoral de carácter social, ya sea poblacional, sindical, estudiantil, que nos permita entregar nuestros planteamientos e impulsar la práctica revolucionaria.

Todos hemos convenido cuidar con generosidad y estatura política el continente unitario recién amanecido.

¡UNIDAD, ORGANIZACIÓN Y LUCHA!

MPT

Octubre de 2009

Comunicaciones MPT

CHILE: MPT LLAMA A LEVANTAR CAMPAÑA DE SOLIDARIDAD ACTIVA CON LA NACIÓN MAPUCHE


La represión contra los mapuche en el sur del país aumenta cada día. Las imágenes e informaciones que hoy están circulando a través de distintos medios demuestran la crueldad y violencia estatal empleada contra luchadores del movimiento mapuche y la total impunidad con que actúan las fuerzas represivas de carabineros y la PDI. Frente a los acontecimientos –que actualizan la oscuridad de la dictadura militar- no podemos más que expresarnos indignados y exigir el cese inmediato de toda represión.

El MPT tiene claro que en el caso de la lucha de la Nación Mapuche no basta con sacar declaraciones de apoyo. Es perentorio levantar una campaña de denuncia en las principales ciudades de Chile y de movilización activa en defensa de la causa mapuche, que es la causa de todos los oprimidos.

Es labor prioritaria de los movimientos sociales y la izquierda emprender la denuncia contra la represión, sacar a la luz todo lo que hoy están ocultando los medios de comunicación controlados por la derecha y la Concertación.

Está claro que ahora hace falta organizar diferentes jornadas de solidaridad con la lucha mapuche, que destruyan el cerco informativo que hoy pretende acallar la represión y los fundamentos justicieros de la causa mapuche.

La izquierda y el pueblo trabajador chileno deben ser capaces de romper las desconfianzas que existen entre “chilenos” y mapuche. Es preciso desplomar la ignorancia interesada de los poderosos y comprender que todos somos víctimas de la misma explotación capitalista imperante en el país y que debemos luchar unidos contra nuestro enemigo común.

La represión va en aumento en todo el país. La violencia empleada contra los mapuche es la estrategia estatal que le espera al conjunto del movimiento popular. Por ello es necesario llamar a la unidad de todos, mapuche y no mapuche, y de todas las organizaciones sociales y políticas de izquierda para enfrentarla.

Es urgente parar la represión, debemos decir basta de violencia policial contra los mapuche, los trabajadores, pobladores, las mujeres, los jóvenes, el pueblo mayoritario.

Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores - MPT

Octubre 22 de 2009

viernes, 16 de octubre de 2009

CHILE: APUNTES SOBRE ESTRATEGIA Y TÁCTICA PARA LA EMANCIPACIÓN SOCIAL




A la base de las relaciones de poder que gobiernan las condiciones de existencia de la humanidad, se encuentra la lucha de clases. En la fase del capitalismo imperialista en su época madura o crepuscular, la lucha de clases se manifiesta de manera solapada o explícita, dependiendo de un conjunto de variables determinadas por el contexto histórico,las relaciones de fuerza, y el estado de conciencia de las grandes mayorías mundiales, regionales y nacionales. Asimismo, si bien, en general se observan dos amplios bloques en contradicción multidimensional permanente, los explotados y oprimidos –trabajadores y pueblos- versus las clases propietarias; la complejidad del desarrollo de las fuerzas productivas en el presente estadio de la hegemonía del capital sobre el trabajo, arroja a la realidad un conjunto de contradicciones secundarias entre los propios sectores de la burguesía y de los trabajadores y los pueblos. Sin atender la dinámica de la lucha de clases, no como mecánica y simple pugna entre burguesía y proletariado, resulta imposible diseñar una estrategia y táctica plenamente ajustada a las condiciones concretas y reales sobre las que navegan las fuerzas mandatadas a cambiar la vida y, por extensión, con posibilidades de éxito. Por tanto, para la elaboración detallada del proyecto liberador chileno, resulta imprescindible la investigación más acuciosa posible del actual estado de las clases sociales, la organización del trabajo en la presente fase del capitalismo en el país, del Estado y sus expresiones de dominación político-militares, de la industria del consenso y la alienación, y de los dispositivos y políticas concretas destinadas por las clases mandantes para reproducir el patrón de acumulación capitalista y contener socialmente las fuerzas liberadoras de la mayoría popular y trabajadora.

Si bien la contradicción esencial del modo de producción capitalista se sintetiza en la producción social cada vez más ampliada de la riqueza contra su apropiación privada cada vez más concentrada; esto es, la reyerta histórica entre capital y trabajo; de ella se desprenden antagonismos complementarios insoslayables. Se trata de las contradicciones entre capital y naturaleza, capital y pueblos originarios, y capital y segmentos sociales castigados material, simbólica y culturalmente, como las minorías sexuales, la juventud pobre, las mujeres mal pagadas o cuyas faenas domésticas forman parte de la plusvalía indirecta devenida del trabajo asalariado.

La estrategia de cualquier proyecto de emancipación social genuino en Chile está asociada a la construcción-conquista del poder político, y subsecuente edificación de una sociedad post capitalista cuyas nuevas relaciones se funden sobre la destrucción de la propiedad privada, el protagonismo político decisorio, primordial y definitivo de los pueblos y los trabajadores en la formulación de un nuevo orden de las cosas;la preeminencia de la cooperación y las relaciones colectivas sobre la irracionalidad del capital y el fetiche de la mercancía, y el despliegue de las fuerzas creadoras de las grandes mayorías. La confección de una sociedad post capitalista, naturalmente cuenta con un programa concreto ligado a la subordinación de las relaciones capitalistas (que matizadamente subsistirán en tanto las relaciones de fuerza mundiales realmente existentes no se modifiquen sustantivamente en el sentido aquí descrito) a través de la hegemonía de la propiedad social sobre los recursos naturales, los derechos sociales básicos (salud, educación, vivienda, previsión, recreación), los medios de comunicación y el crédito, y la reestructuración profunda de la tenencia de la tierra para, por un lado, garantizar la soberanía alimentaria de Chile, y por otro, cautelar los derechos políticos y culturales (territorio y autodeterminación) de los pueblos originarios. Y, por supuesto, el control participativo, democrático y regulado de los motores de la economía por parte de los propios pueblos y trabajadores. En este sentido, el desmantelamiento del Estado capitalista y la acentuación de la lucha de clases para acabar en el menor tiempo posible con la burguesía transnacionalizada y el gran capital mixto o nativo (siempre subordinado al capital de las mega-corporaciones), son rostros de un mismo movimiento. Ello comporta titánicas labores de democracia y protagonismo populares, políticos, sociales, culturales y militares. El reloj de los intereses históricos de los pueblos y los trabajadores corre con la prisa del rayo a la hora de la construcción-conquista del poder y la implementación de relaciones sociales basadas en el hombre y la mujer, la igualdad y la libertad, la cooperación, la planificación estratégica y radicalmente democrática de la economía, y un plan general de industrialización enemigo del productivismo destructivo, amigo de la naturaleza, pluricultural y plurinacional, respetuoso del consumo racional, y formador de una cultura del trabajo colectivo destinado al interés común. Se habla de un plan de industrialización para superar la condición de dependencia respecto de los países capitalistas centrales y de la división internacional del trabajo dominante que sitúan a Chile, para su explotación y avasallamiento, como mera economía primaria exportadora asociada a la minería, la madera y la pesca.

Asimismo, la emancipación chilena (o en un solo país) tampoco resulta probable sin la existencia de Estados o clases subalternas de naciones del Continente y el mundo que funcionen como retaguardia de cooperación estratégica. De lo contrario, el aislamiento de una victoria específica, bajo la hegemonía del capital reinante, tiene sus días contados y, en el mejor de los casos, vería su desarrollo violentamente acotado programática y políticamente por el imperialismo y sus Estados regionales, satélites de sus intereses, mediante la asfixia económica, comercial, política y militar. Por ello, el carácter internacionalista de la emancipación chilena debe estar en su ADN.

Para la ejecución de la estrategia es preciso contar con un movimiento de masas de luchas anticapitalistas de extensión y profundidad indiscutibles cuantitativa y cualitativamente, y de un partido altamente organizado, cuya constitución política y orgánica rime dialécticamente con el movimiento de masas en construcción. Pero el partido no es el movimiento de masas, ni el movimiento de masas es el partido. Se conjugan, se condicen políticamente, se permean, pero jamás se confunden. Ello debido a los roles y tareas específicas y especiales pertinentes a cada campo de construcción. Se trata de continentes interdependientes, pero necesariamente diferenciados. La historia de las victorias populares en el mundo es taxativa al respecto.

Por ejemplo, el Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores –MPT- es un instrumento político-social con vocación de mayorías, poroso,amplio, inclusivo y de composición necesariamente heterogénea (sin lastimar su independencia de clase), capaz de congregar al conjunto de sectores castigados por el capital. Sin embargo, no es el partido, independientemente de que asuma esa rúbrica legal para fines eventualmente electorales.

La táctica de cualquier proyecto de emancipación social genuino en Chile pasa, de acuerdo al actual estado de cosas, palmo a palmo y combinadamente, por la construcción de la hegemonía de los intereses históricos de los pueblos y los trabajadores. Es decir, el laborioso proceso de acumulación de fuerzas sociales anticapitalistas apuntan a la generación de un bloque histórico transformador y alternativo a la dominación de las relaciones capitalistas en todos los planos, y a través de todas las formas de lucha, siempre condicionadas por el estadio de la lucha de clases en curso y transformación permanente. Esto es, por el contexto de las relaciones de fuerza realmente existentes en la sociedad en un momento dado. En este sentido, y debido a que las clases dominantes no se suicidan ante los intereses de las clases dominadas, el poder popular y la violencia política ejercida por el pueblo corresponden a puntos de llegada necesarios. Asimismo, la lucha electoral en Chile es un gesto táctico del movimiento de los pueblos y los trabajadores, pero, probadamente, no el decisorio. La lucha de clases jamás se sintetiza en el parlamento o, incluso, en el Ejecutivo de la democracia burguesa tutelada chilena, sino en las fuerzas sociales organizadas de las clases subalternas en movimiento y pugnas concretas contra el Estado y el capital. La representación política es parte de la estrategia del Estado corporativo chileno destinado a encorsetar al eventual movimiento popular y sus expresiones políticas más aceradas. Es perentorio concentrarse en la participación por sobre la representación. Las luchas del movimiento real de los pueblos y los trabajadores son la materia esencial para las transformaciones orientadas hacia el objetivo estratégico propuesto. Las representaciones de los intereses populares en el poder Legislativo o Ejecutivo capitalista sólo colaboran con el movimiento real de los pueblos y los trabajadores, y son luchas complementarias al interior de un diseño emancipatorio general asociado a la insubordinación blindada de los pueblos.

Las tareas ligadas a la confección de la hegemonía de los intereses de los pueblos y los trabajadores, cuenta con una arquitectura táctica (dependiente de la estrategia)donde la construcción de un instrumento político unitario, con independencia de clase y plataformas de lucha adecuadas a los contextos y condiciones de fuerza, juega un papel irreemplazable.

Al respecto, el MPT es un paso táctico trascendental, por cuanto concentra empeños dispersos sobre acuerdos básicos, pero fundamentales, y constituye el motor mínimo de arranque para las labores liberadoras que demanda el período. Su urgente territorialización debe prosperar desde el seno de las luchas concretas de los pueblos y los trabajadores. Sobre todo de aquellos sectores que forman los eslabones más frágiles del complejo social regido por las relaciones impuestas por el capital.

El MPT tiene que enfrentar con estatura e inteligencia la manera de establecer alianzas sustantivas con franjas de pueblo mapuche en lucha; con mediambientalistas y feministas disfuncionales a las políticas paraestatales; con trabajadores sindicalizados y la inmensa mayoría de asalariados no sindicalizados. Sobre este último aspecto, es pertinente discutir en profundidad, desprejuiciadamente y desalojando las mitificaciones históricas, la pertinencia de encarar una nueva agrupación central de trabajadores de contenidos clasistas y de lucha, independiente del Estado corporativo y sus expresiones políticas, capaz de constelar de manera creativa a los asalariados organizados y a los trabajadores más precarizados, imposibilitados de sindicalizarse legalmente; a los subcontratados, los pagados a honorarios sin ninguna seguridad social garantizada, los jóvenes y los migrantes con sueldos de hambre, las mujeres superexplotadas; a todos quienes jamás han podido negociar colectivamente sus condiciones laborales.

El MPT debe convertirse en contraparte protagónica en la lucha de las ideas frente al sentido común dominante y su industria unidimensional de enajenación. La cooperación popular frente al individualismo, la poliética solidaria de los de abajo contra el egoísmo y la competencia embrutecedora de los de arriba. La cultura popular fundada en la crítica a través de todos los medios por modestos que sean contra la alienación mediática de masas dominante.

Las actuales condiciones de explotación y mal vivir no son fatales. Más bien son el gatillo histórico, concreto e ideológico, que sustenta las razones profundas para cambiar la vida, y emprender la caminata dura hacia la superación del capitalismo.

Andrés Figueroa Cornejo
Octubre 15 de 2009

martes, 13 de octubre de 2009

12 de octubre, nada que celebrar EN SANTIAGO DE CHILE MARCHAN MILES POR LA CAUSA MAPUCHE: “Nuestra lucha es antiautoritaria y anticapitalista.”



Cinco mil personas, mapuche y chilenos, marcharon por las calles de Santiago desde Plaza Italia hasta el Cerro Huelén el 12 de octubre, para demandar los derechos profundos del pueblo-nación mapuche y denunciar la violencia estatal que impera en territorio ancestral, en el sur del país.

Manuel Calfiu es dirigente de la organización Meli Witran Mapu, una de las principales agrupaciones mapuche y principal convocante a la caminata de protesta.

Manuel señala que mediante la numerosa marcha, “Manifestamos nuestro repudio a 500 años de la invasión española al Cono Sur. También expresamos nuestro repudio al bicentenario que va a cumplir pronto el Estado chileno. Para nosotros han sido 200 años de discriminación, de racismo, de despejo, tanto en nuestros derechos políticos, como territoriales. Estamos descontentos con la militarización que se da en el sur del país, en nuestro territorio mapuche, y especialmente condenamos el asesinato vil y despiadado por parte de carabineros de Chile contra nuestros hermanos por reivindicar nuestros derechos como pueblo-nación mapuche. La discriminación es parte de la ignorancia: conociéndonos mejor entre nosotros vamos a construir una relación mejor entre los pobres.”

A mediados de septiembre el gobierno chileno ratificó el Convenio Internacional 169 sobre los derechos indígenas…

“Pensamos que el Convenio 169 nos daría un mejor estatus como pueblo. Estuvo 18 años parado en el Congreso Nacional, lo que constituye una falta de respeto profunda. Ahora, cuando se aprobó, demoró un año en entrar en vigencia, durante el cual fue asesinado otro hermano por la espalda: Jaime Mendoza Collío. Por un lado nos dan analgésicos prometiendo leyes que se supone nos ofrecerán un mejor vivir, y por otro, continúan con la política del garrote.”

¿Les satisface la firma del Convenio por parte del Estado?

“La aplicación del Convenio 169 la miramos con cierta disconformidad y desconfianza. Las medidas legales que formalmente está adoptando el Estado chileno para los mapuche sólo son fruto de las movilizaciones y el sufrimiento de nuestro pueblo. Nacen por el asesinato de hermanos en comunidades del sur del país. Y no nos dan las garantías de que se van a respetar nuestros derechos. A los mapuche no se nos reconoce siquiera que somos un pueblo distinto al chileno. La Constitución Política es discriminatoria y racista.”

¿Han cambiado las cosas para los mapuche con los gobiernos de la Concertación?

“Para nosotros la dictadura no ha terminado. La represión contra nuestro pueblo sigue tal cual. Tenemos ocho hermanos asesinados durante los gobiernos de la Concertación, y existen cuarenta prisioneros políticos mapuche.”

¿Cómo evalúas la solidaridad de los miles de chilenos que se han congregado en esta marcha?

“Nosotros estamos contentos y agradecidos con la cooperación de los hermanos chilenos concientes. Nosotros no tenemos mayores diferencias con los chilenos pobres. Nuestra lucha es contra el Estado chileno, no contra los pobres y los trabajadores.”

¿Qué papel juega el capitalismo en la lucha antigua que llevan adelante?

“El capitalismo es el principal responsable del sufrimiento de nuestros niños, ancianos y mujeres. Los carabineros reprimen a solicitud de los latifundistas en el sur, y a petición de los políticos de turno que hay en las distintas gobernaciones. El capital es el instigador del divisionismo en el movimiento social en el país. Los recursos naturales, para el capital, son una presa que tratarán de conseguir a través de cualquier medio. Nuestra forma de vida es una opción ante la forma impositiva de organizar las cosas del capital. Nuestra lucha es antiautoritaria y anticapitalista.”

“LA FUTURA SOCIEDAD POST CAPITALISTA SERÁ INEXORABLEMENTE CON LOS PUEBLOS ORIGINARIOS.”

Para la periodista Paulina Acevedo del Observatorio Ciudadano “Las políticas del gobierno para el pueblo mapuche han fracasado. No han dado respuesta a las necesidades más urgentes de los pueblos originarios. Es cínica y mentirosa, porque, por un lado, habla de diálogo, pero, por otra, el Convenio 169 que entró en plena vigencia el 15 de septiembre de 2009, ha sido inconsulto. Aquí el gobierno no habla de Estados pluriculturales o plurinacionales.”

¿Se trata de una simple formalidad?

“Mientras por una lado, el gobierno muy publicitadamente procura adoptar algunas iniciativas a favor del pueblo mapuche, por otro, sostiene altísimos niveles de criminalización contra los originarios y sus legítimas demandas. Sólo en el último tiempo ya hay tres niños heridos por perdigones y balines de acero. En territorio mapuche, actualmente, los latifundistas están fabricando trincheras para, según ellos, “defender su ganado”; pero en la realidad son ocupadas por la policía para disparar con armas de grueso calibre contra los mapuche. No existe proporcionalidad alguna entre la violencia estatal y los medios de resistencia del pueblo mapuche. Estamos frente a un verdadero terrorismo de Estado. Ello sin contar con la corrupción de la gubernamental Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, Conadi.”

Pero también en la marcha multitudinaria estuvieron presentes migrantes, como Raúl Paiva, miembro del Comité de Refugiados Peruanos en Chile quien argumentó la presencia de su organización, señalando que “Nosotros entendemos que los pueblos no tienen fronteras. Los de arriba nos pretenden dividir permanentemente. Los problemas del pueblo chileno son también nuestros problemas. Por eso buscamos siempre la alianza contra quienes nos explotan.”

Asimismo, los trabajadores vitorearon por la causa mapuche a lo largo de la Alameda. Álvaro Lartia, delegado del Sindicato N° 1 de Profesores de La Florida, y miembro del empeño político Estrategia Libertaria, enfatizó que “El conflicto que genera el actual modelo de dominación no solamente castiga a los trabajadores. Con los mapuche compartimos un mismo escenario, y nos une la lucha contra las desigualdades sociales.”

Por su parte, Tamara Vidaurrázaga del Colectivo Feministas Tramando opinó que “Las feministas consideramos que es violento lo que ocurre con las comunidades mapuche, con sus hombres y sus mujeres. La violencia tiene que ver con que no tengas casa, con la discriminación, con que las mujeres mapuche sean llevadas a los tribunales y no puedan defenderse en su lengua.”

Carlos Ruiz es miembro del Consejo Ejecutivo del Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores, MPT, y en la Federación político-social cumple una función particular en relación a los pueblos originarios y a los mapuche, en particular. Sus palabras son elocuentes cuando afirma que “El capitalismo nació con Colón en América. Allí se provoca la primera gran acumulación de capital, a partir del despojo de nuestras naciones originarias. Los pueblos indígenas siempre han sostenido una organización de la vida de carácter comunitario, basado en la tenencia de la tierra no individualista. Si hoy es preciso destruir el sistema capitalista, hay que aprender de los pueblos originarios. La futura sociedad post capitalista será inexorablemente con los pueblos originarios.”

Andrés Figueroa Cornejo
Octubre 12 de 2009