martes, 28 de julio de 2015

Las condiciones del plan de austeridad fiscal y de la fascistización en Chile

“(La burguesía) En lo sucesivo, está condenada a mantener formas dictatoriales de gobierno y a imposibilitar la instauración de un régimen democrático que permita la libre competencia para retener o alcanzar el poder político…”
Joan Garcés, uno de los principales asesores de Salvador Allende en la UP

“…el gobierno alemán, incluida su ala socialdemócrata, ha dilapidado en una noche todo el capital político que una mejor Alemania había acumulado en medio siglo. Y con “mejor” quiero decir una Alemania caracterizada por una mayor sensibilidad política…”
Jürgen Habermas, luego de la restructuración de la deuda griega

Andrés Figueroa Cornejo  
 
Primero.

Segundo.
La crisis multidimensional del capitalismo está asociada, entre otras variables, al desenvolvimiento del imperialismo financiero y especulativo; a la tendencia a la baja de la tasa de ganancia del capital cada vez más concentrado y monopólico; a sus combates interimperialistas e intercapitalistas; a la deuda impagable; al incremento de la represión, del asesinato, de la vigilancia y del encarcelamiento precautorio o por sospecha; al saqueo de la biodiversidad; al derretimiento de los cascos polares; a la deslocalización de sus inversiones hacia paraísos fiscales y paraísos de trabajo barato y materias primas a precio de feria; a la naturalización social de la ausencia de libertad y de igualdad; a la promoción del racismo como ideología necesaria para justificar la súper explotación del trabajo humano; a la pérdida y vaciamiento de sentido de personas y comunidades; a la ampliación desesperada tanto del fetichismo del capital financiero en cualquiera de sus formas, como de las mercancías y servicios de obsolescencia programada que gatillan deuda automática y alienación. A la estandarización planetaria de la banalidad y del consumo propalado por la estrategia de la saturación por los medios de comunicación de masas; al ocaso de las democracias burguesas-liberales, de los Estados de Bienestar, de los “pactos sociales” y de los modos de la socialdemocracia y el progresismo; a la inexistencia todavía de un proyecto revolucionario y popular que ofrezca unidad política y horizonte de sentido a los pueblos, condición sin la cual resulta imposible dar combate eficiente política, épica, ética y estéticamente, modificar el sentido común impuesto por los pocos que mandan y pasar a la ofensiva. Y toda lucha defensiva, en términos estratégicos, no puede superar las condiciones impuestas por la ofensiva de la dictadura del capital.
La numeración anterior funciona como totalidad dinámica y se funda sobre la fuerza y los intereses de la clase social minoritaria que oprime a la mayoría humana. Asimismo, como históricamente ocurre, la industria armamentista produce las doctrinas y tecnologías de punta para matar, avasallar y construir, distraer (Internet), controlar y organizar contradictoriamente el sistema-mundo capitalista.
Nunca antes estuvo más claro que no existe una diferencia o siquiera una contradicción relevante entre los Estados capitalistas y el movimiento real del capital, entre Estado y mercado, entre el Estado capitalista y el gran capital privado. Esto quiere decir, por ejemplo, que sólo en el momento del análisis existe la deuda pública y la deuda privada.
El imperialismo financiero se expande mundialmente, pero tiene sus puestos de mando en el imperialismo norteamericano, el alemán, el francés, el chino, el inglés, el japonés. Los imperialismos se revelan y distinguen por la condición de sobrevida de los dominados/as y su hegemonía bursátil.
El cuerpo mancillado de una mujer empobrecida, africana, asiática, originaria, latinoamericana, del sur de Europa, de los costados miserables de EE.UU., de las maquilas chinas e hindúes, de los pueblos de Palestina, el Sahara Occidental, Kurdistán, etc., son la representación intolerable y clara de la ocupación corporal del crimen imperialista y colonial, de la cuchillada repetida  asestada por el patriarca.
La naturaleza también es una mujer violada una y otra vez. Los pobres de la Tierra somos una mujer violada por la razón desarrollista de la ganancia infinita e imposible. Grecia es una mujer violada. África, Medio Oriente, América Latina, Indochina y etcétera, son mujeres despedazadas. Los niños/as, los jóvenes, el pueblo trabajador, los migrantes, los bosques degollados, el agua sacrificada al extractivismo, la biósfera rota, son una mujer descuartizada en la plaza pública del mundo.

Tercero.
En plena trayectoria del capitalismo especulativo mundializado, existen Estados capitalistas centrales y sociedades periféricas. O imperialismos que se sirven de sus Estados y de las economías dependientes cuyos Estados permanecen subordinados al imperialismo que les tocó por maldición.
La dependencia de Chile es básicamente bipolar y desigual: primero Estados Unidos y luego China. Para el caso, no importa gran cosa que, de ambas dependencias, una parezca más política que comercial y la otra más comercial que política. Los grandes capitales entre Estados Unidos y China (integración conflictiva) mantienen flujos financieros, comerciales y productivos intervinculados, como si fueran parientes que se enseñan los dientes atómicos por la mañana y comparten la habitación por la noche. No duermen tranquilos. Pero hoy por hoy, nadie duerme tranquilo.

Cuarto.
Bachelet, como el conjunto del sistema político dominante, necesita que la corrupción en vitrina sea subsumida rápidamente por la peste del olvido entre la gente. Lamentablemente para el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, y tal como lo indicó el secretario ejecutivo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría, respecto de la corrupción política, los chilenos tienen “un umbral de tolerancia bastante bajo”.
Sin embargo, la presidenta chilena requiere “un segundo tiempo” ordenado, donde las encuestas aprueben su administración, al menos por un 30%. Ese es el trabajo que le encomendó el Pentágono: colaborar con la gobernabilidad para beneficio del gran capital y que el chorreo, que ya no existe salvo en la forma de un endeudamiento cada vez más acotado, cubra de algún modo las demandas sociales más visibles, como la educación, la salud, el trabajo, la vivienda, la seguridad social, el ambientalismo, la resistencia mapuche. Que cubra de algún modo dichas demandas del movimiento popular descoyuntado significa intentar apagar un incendio amazónico con un extintor doméstico.
Pues bien, la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), institucionalidad que representa los intereses del capital transnacional y combinado en Chile, comporta una de las direcciones sustantivas para entender el comportamiento del Ejecutivo y del Legislativo. La CPC no se trata de una organización realmente distinta que el Estado y que el propio gobierno de turno. El Estado de Chile es de contenido burgués y capitalista. Por eso festeja al ministro de Hacienda Rodrigo Valdés y al del Interior, Jorge Burgos. Porque son sujetos que calzan geométricamente con sus intereses. Entonces la CPC pone las condiciones al Ejecutivo, incluso cuando se trata de su propio Ejecutivo. Para ello cuenta con los plenos poderes de los altos mandos de las Fuerzas Armadas y las policías, y la cúpula ultra conservadora de la Iglesia Católica chilena. El país, como parte de un sistema integral de dominación, condensa la totalidad opresora del globo a escala local. Bajo similar gramática, la lucha de clases se expresa en todas las instituciones que soportan y reproducen la arquitectura capitalista. Que la lucha de clases se exprese en todas las instituciones sistémicas no quiere decir que de ellas mismas saldrán las pistas de una sociedad superadora del capitalismo. ¿Cómo podrían resolverse conflictivamente los intereses antagónicos entre opresores y oprimidos a favor de la mayoría humana al interior más poderoso de los eslabones del capitalismo? Concentrar las fuerzas sociales (que aún se mantienen en una situación de resistencia) dentro de las instituciones capitalistas es como creer que los pilares del capital contienen una cláusula secreta de auto-desintegración. Al respecto, sólo basta evocar la tragedia del 11 de septiembre de 1973, y detenerse en un texto del principal asesor de Salvador Allende, el español Joan Garcés, escrito en 1976: “(La burguesía) En lo sucesivo, está condenada a mantener formas dictatoriales de gobierno y a imposibilitar la instauración de un régimen democrático que permita la libre competencia para retener o alcanzar el poder político…”.
Lo demás es puro posibilismo político; mistificación de una democracia burguesa que ni siquiera existe en la presente fase del capitalismo y menos aún en los países periféricos como Chile; la subestimación de la conducta y de los aprendizajes acumulados por el propio capital; la franca capitulación y renuncia a la creación de fuerzas y del proyecto político para que los todos/as sean el poder repartido y socializado mañana.

Quinto.
Ahora mismo, el Estado capitalista y dependiente chileno, en un solo momento con las fracciones dominantes del gran capital, “socializan” las formas de la llamada “seguridad ciudadana”. La fascistización de la sociedad chilena y especialmente direccionada hacia sus sectores medios y medio empobrecidos, pareciera no bastar con el poderío de las FFAA y las policías y su despliegue para prevenir eventuales estallidos sociales. Un régimen cuartelario como el de Chile,  para asegurar la maximización de la renta capitalista, necesita que la propia sociedad civil se autovigile con el argumento muy bien publicitado por los medios masivos de comunicación y los relatos por arriba, de “protegerse de la delincuencia”. El terror y el miedo devenido de “la percepción” construida mediáticamente, ha facultado al gobierno y a los municipios para la implementación y “democratización” de múltiples dispositivos  de seguridad que antes sólo empleaban los bancos y el retailer.
Si durante la Unidad Popular, las Juntas de Abastecimiento Popular (JAP) y de distribución directa para hacer frente al mercado negro y al acaparamiento de mercancías como parte de la política imperialista para acelerar la caída de Salvador Allende; y en el ciclo de protestas contra la tiranía en los 80’ del siglo XX se autogestionaron modos de organización popular, como el “Comprando Juntos”, para sortear colectivamente y desde abajo el hambre; hoy la colaboración mutua se intenta desplazar exclusivamente al campo de la seguridad. Leal reflejo del propio desplazamiento presupuestario del Estado desde sus reparticiones  destacadas a los derechos sociales hacia el campo de la seguridad interior en los ámbitos del fortalecimiento de las policías, la justicia, el subsidio y privatización carcelaria, Defensa, Interior, etc. El objetivo subyacente no es un misterio: el mandato es que el orden debe homologar la delincuencia con la insubordinación y desobediencia civil. La delincuencia, fenómeno propio de las relaciones sociales capitalistas, tiene necesariamente que igualarse al castigo contra la acción política organizada que enfrenta al capital. En consecuencia, la fascistización de la sociedad chilena, o el proyecto de éxito relativo de la ultraderecha sintetizado en la “UDI popular” (https://es.wikipedia.org/wiki/Uni%C3%B3n_Dem%C3%B3crata_Independiente), es apalancado por el gobierno de la Nueva Mayoría, con la correlativa creación de demanda para el negocio de la seguridad y los guardias privados, donde sus dueños y miembros son normalmente uniformados en retiro.
El gasto fiscal en Defensa  (FFAA), como en la seguridad interior del Estado, contienen el mismo sentido. Como Chile es plataforma financiera y comercial para un segmento de América Latina, el fin es proteger las inversiones del capital en los países vecinos hacia afuera, y a la vecindad barrial hacia adentro. De ahí, por ejemplo, el fetiche del mall como espacio privilegiado del intercambio y consumo real o virtual de los bienes y servicios.

Sexto.
En la actualidad, la población de Chile sufre un ajuste estructural antipopular. O como se nombra ahora, “plan de austeridad fiscal”. Si ya las reformas comprometidas por la campaña de la Nueva Mayoría no tocaban ninguna cuerda significativa del vanguardismo capitalista chileno, hoy Bachelet y su gabinete han señalado una y otra vez, que las reformas (descafeinadas por minuto) simplemente no se realizarán. No habrá educación gratuita ni de excelencia, no habrá modificaciones a favor del trabajo, no habrá proceso constituyente, no habrá impuestos relevantes para el empresariado. Los ahorros fiscales (calculados en alrededor de USD50 mil millones y colocados en el sistema financiero mundial) sólo se emplearán como reserva estratégica para el gran capital.
Está en curso y se intensificará la agenda y el programa de la comandancia en jefe del capital. Y como es tradición mundial y nacional, el ajuste estructural cae sobre el pueblo trabajador y la sociedad en su conjunto. La crisis de los amos se realiza en la socialización de sus efectos entre los esclavos.
El derrumbe de los precios de las materias primas y commodities, superiores garantías para la inversión, trabajo más precario todavía, aumento de la cesantía (va en 6.6% según las cuestionadas mediciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), y se incrementará de acuerdo a la propia entidad), del empleo-basura y de la flexibilidad laboral; detener la inflación que se acerca a un 4% anual, el impacto que tendrá en las exportaciones la depreciación de la moneda chilena con la inminente alza de las tasas de interés del Banco Central norteamericano (FED), etc., son parte, tanto  de la realidad, como del relato en ejecución de los mandarines.
Sobre la cesantía, el retailer, uno de los sectores más dinámicos de la economía, ha arrojado a la calle a alrededor de 7 mil asalariados/as en un año, según la Asociación de Trabajadores del Comercio. Cifras mayores anota la minería grande, mediana y pequeña, el extractivismo en general, la metal-mecánica y la siderúrgica locales. El aumento del trabajo a cuenta propia se expresa mediante la amplificación de la venta de cualquier cosa en la vía pública y las ferias populares. Los servicios financieros, telefónicos y el subcontratismo encogen tanto sus planillas laborales, como los sueldos, mientras la polifuncionalidad y el pago a través de boletas de honorarios hacen nata.
La mayoría de los hogares ha comenzado a dejar de endeudarse con los bancos comerciales (0.2 puntos porcentuales el trimestre abril-junio respecto del trimestre anterior). La gente privilegia la compra de bienes de primera necesidad que de artículos suntuarios. Los que antes podían salir a comer fuera de casa, ahora empiezan a hacerlo dentro.  La comida chatarra y los fideos con salsa amplían su consumo. Y en el centro de Santiago, no hay bote de basura que no sea meticulosamente registrado por los que no tienen nada.
El poder le llama desaceleración económica a la baja de todos los índices de mejoramiento macroeconómico. De todos modos, cuando se suceden ciclos donde ascienden esos índices, ello sólo redunda en un mayor endeudamiento de los trabajadores/as.
El plan de austeridad fiscal para el pueblo griego tuvo su origen en la deuda creada por Alemania y Francia. El Estado chileno cancela religiosamente la deuda externa. Las formas que adopta el plan de austeridad en Chile tienen que ver con el empobrecimiento sistemático de los derechos sociales, las inequidades en todos los campos, la no ejecución siquiera de las reformas-bonsái prometidas por la administración Bachelet; la reestructuración presupuestaria y el encarecimiento del costo de la vida.
En la madrugada del pasado 24 de julio, uno de los obreros de la Confederación de Trabajadores del Cobre (subcontratismo del sector), Nelson Quichillao López, en medio de la huelga que llevan adelante, fue asesinado a balazos por las Fuerzas Especiales de Carabineros. 
También la represión criminal del Estado se hace parte de las formas que  adquiere el plan de austeridad fiscal en Chile.

martes, 14 de julio de 2015

Apuntes de la crisis en Chile

Andrés Figueroa Cornejo   
 
1. No tiene casi ninguna importancia que la Presidenta Bachelet se precipite inexorablemente cuesta abajo en las encuestas (68% de desaprobación según la consulta Adimark, mes de junio 2015). Ni que el sistema de partidos políticos dominante, Nueva Mayoría y Alianza por Chile, sea aprobado en su gestión apenas por un 15% de los consultados por la misma encuesta y en el mismo mes. ¿Por qué? Porque en la presente fase de la mundialización capitalista, de sus crisis y contradicciones internas, la democracia burguesa y liberal, como se conoció hasta los años 60 y 70 del siglo XX, ya no existe. De hecho, la corrupción generalizada del capitalismo y del sistema de partidos políticos chileno, en particular, es apenas una de las manifestaciones del ocaso de la democracia liberal, por una, y del control del gran capital sobre las viejas formas de representación electoral en cualquiera de sus niveles, por otra. Lo nuevo es que las grandes mayorías ya lo saben, independientemente de la incapacidad del movimiento popular descoyuntado de hacerle frente de manera políticamente eficiente.
Lo único que existe son, por un lado, grandes polos capitalistas centrales, concentrados y en disputa, fuerzas e intereses, desplegándose y replegándose en la totalidad del sistema-mundo, y economías periféricas y dependientes por el otro. El movimiento real del capitalismo se resuelve en su propia condición dictatorial. No por placer, sino que por necesidad histórica. Ni siquiera las formas de la antigua socialdemocracia tienen sitio en la guerra del capital hacia la configuración de monopolios condensados, como lo demostró la eventual restructuración de la deuda griega con más austeridad para el pueblo helénico.

2. Chile, México, Colombia, Perú y otras economías por venir, son los enclaves dependientes de la ofensiva geopolítica del imperialismo norteamericano en el continente y que por ahora se llama Alianza del Pacífico. Se nombra como ‘ofensiva’ del imperialismo norteamericano no porque el imperio haya estado a la defensiva alguna vez. Sucede que la gran ola de insubordinación popular y autoconsciente de los pueblos de América Latina entre los 50 y comienzo de los 70 del siglo pasado ralentizó y llenó de obstáculos la mencionada ofensiva.
Sin embargo, en la ‘integración conflictiva’ capitalista entre China y Usamérica, y sus respectivas órbitas, Chile, al mismo tiempo, resume en un solo momento, los intereses del Estado del capitalismo burocrático chino y los intereses del Estado corporativo norteamericano.
De manera simultánea, la Eurozona está pronta a consagrar el Tratado de Libre Comercio (TTIP, por sus siglas en inglés) con EE.UU. Tanto la Alianza del Pacífico como el TTIP, forman parte de una sola estrategia de la Casa Blanca de aseguramiento de mercados, poder y hegemonía sobre sus subordinados históricos luego de la Segunda Guerra Mundial. Dentro de la misma dinámica de integración conflictiva entre China y EE.UU., la Eurozona (aprovechando el abaratamiento en tiempo y costos generales devenidos del transporte ferroviario euro-asiático) y la propia economía norteamericana son las principales importadoras de mercancías chinas, sin contar la propiedad de China de la deuda de EE.UU. en la forma de la tenencia de una cantidad sustantiva de sus bonos del Tesoro.

3. (Bachelet es al sistema político de Chile, lo que Obama al sistema político norteamericano. Con la única diferencia respecto del Partido Demócrata de Obama, de que la Nueva Mayoría de Chile contiene al Partido Demócrata Cristiano en su seno. Es como si el Partido Demócrata de Obama tuviera en su interior a una costilla del Partido Republicano. Por ello, por ejemplo, en cuanto se aprobó el matrimonio igualitario entre personas del mismo género en EE.UU., a los pocos días el Ejecutivo chileno presentó un proyecto similar al Legislativo. Empero y de inmediato, el Partido Democristiano se negó a su tratamiento, al igual que ocurrió con el proyecto de aborto legal. En resumen, y sobre los derechos civiles de carácter liberal, la Nueva Mayoría está a la derecha del Partido Demócrata de Obama. Pese a que Bachelet y buena parte de sus mentores, como el ex Presidente Ricardo Lagos Escobar y el ex secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, han sido y son representantes leales de los intereses del Pentágono en la silla donde se sienten. Aquí es preciso considerar la forma y condiciones nacionales que originaron la coalición político-partidista que participó en el pacto interburgués hacia fines de los 80 del siglo que pasó y que abrió el actual período de gobiernos civiles. Al respecto, en el presente es un despropósito propagandístico del borde izquierdo de la Nueva Mayoría intentar hacer creer a la opinión pública de que esa componenda se trata de una suerte de Frente Popular del siglo XXI. No es la cuota progresista de la Nueva Mayoría la que la hegemoniza. Por el contrario. Ahora mismo es la Nueva Mayoría la que subsume-derechizando a su costado progresista. Y sin entrar siquiera al debate sobre la imposibilidad histórica de reeditar sin contexto el nacional-desarrollismo que marcó la economía del país entre fines de los años 30 hasta el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende.)

4. ¿Cómo se expresa la integración conflictiva entre China y Estados Unidos en Chile? El 25 de mayo de 2015, el primer ministro chino Li Kegiang, cerró su viaje oficial de objetivos geoeconómicos por Brasil, Colombia y Perú, precisamente en Chile, y con un giro distinto y no contradictorio con el Tratado de Libre Comercio en vigencia desde el 2006 (firmado el 2005 por el Presidente Ricardo Lagos y realizado durante el primer gobierno de Bachelet). La mandataria chilena y la autoridad del gigante asiático anunciaron el establecimiento en Chile del primer banco de liquidación en Renminbi (RMB o yuan) en América Latina a través del banco chino de Construcción, uno de los principales de esa potencia. En la ocasión, el actual ministro de Relaciones Exteriores andino, Heraldo Muñoz, señaló que “La idea es que haya una globalización de la moneda china y la globalización de la moneda china requiere de ciertas plataformas (…) Chile se va a transformar en un centro financiero para China para la liquidación de sus monedas”.
Anteriormente, los Bancos Centrales de Chile y China rubricaron un acuerdo sobre el uso de swap (transacciones de moneda a futuro) de sus monedas locales, que contempló un monto máximo de 22.000 millones de yuanes o (unos 3.600 millones de dólares). Además, China anunció un aporte de 50.000 millones de yuanes (USD 8.000 millones) para que inversionistas institucionales extranjeros puedan invertir directamente en el mercado de valores chileno.
Si China invierte bajo la lógica de las ventajas comparativas y la deslocalización productiva en la industria y los commodities en Brasil; en Chile, desde igual paradigma, invierte en el ámbito financiero. Simplemente, China intensifica y aprovecha la ya instalada división internacional del trabajo de acuerdo a las distintas regiones del mundo en donde establece sus negocios.
Lo anterior da cuenta de los modos complementarios a través de los cuales se desenvuelve la repartición en tiempo real de los mercados entre los capitales combinados de los centros neurálgicos del devenir capitalista. A este tipo de fenómenos algunos expertos lo han denominado “cambio de época”, “multipolaridad”, etc. Sin embargo, es imprescindible recordar que China, Rusia, EE.UU., Japón, India, Alemania, Francia, por numerar a algunos, son Estados capitalistas que sostienen su influencia en su armadura nuclear. En este sentido, la nueva época se parece mucho más a un complejo en tránsito e inestable, de dentelladas gananciales y de distribución del botín-mundo en términos geográficos, económicos y político-militares, que a una modificación que redunde por algún lado en beneficio para la humanidad. La multipolaridad se manifiesta como una serie de combates intercapitalistas e interimperialistas donde los pueblos del mundo todavía no logran conquistar la calidad de actores protagónicos. Allí está Medio Oriente, África, Ucrania, la lucha por controlar la zona comercial del Pacífico, Grecia. He aquí los campos provisionales de la barbarie capitalista en medio del rediseño planetario del mapa de la sobreexplotación, la esclavitud, la expoliación, la destrucción de la naturaleza, el extractivismo, el narcicismo lumpen-burgués y el fetiche de la ganancia a cualquier costo por parte de la minoría dominante.

5. Debido a la mundialización capitalista, a la celeridad vertiginosa producida, entre otros factores, por la revolución de la industria informática, no existe posibilidad de intentar explicar los fenómenos económicos y la crisis integral del capitalismo sino de manera extraordinariamente provisoria. Así como los mercados bursátiles se caracterizan por su volatibilidad multicausal, así también cualquier análisis en general, y en Chile, en particular, es eminentemente transitorio. El propio sistema lingüístico, con su linealidad forzosa, limita tanto la interpretación de la realidad de estratos dimensionales complejos, como el establecimiento de tendencias. En este sentido, el pensamiento emancipador, la constelación de saberes en busca de una aproximación frágil a la verdad desde los intereses del pueblo trabajador y la mayoría social, impone al anticapitalismo un esfuerzo superlativo. Lo que llaman “aportes multidisciplinarios”, no es más que la exigencia a los intelectuales orgánicos de los dominados/as a plantearse el desafío sin final de acercarse a la totalidad del conocimiento históricamente acumulado.
Si la actual fase del capitalismo y el estado de la lucha de clases en Chile y en el mundo (o relaciones de fuerza locales y planetarias), marcada primero por la condición chilena de economía dependiente, se caracteriza por la hegemonía del capital financiero sobre el conjunto de momentos que hacen la reproducción capitalista, ella sólo puede intervincularse con la tendencia a la baja de la tasa de ganancia del capital. Y la tendencia a la baja de la rentabilidad está asociada a largos ciclos donde el capital constante (tecnología de punta, robótica y maquinaria) tiende a eliminar el trabajo humano (capital variable), el artífice de la producción de valor y, por ende, de plusvalor o excedente socialmente producido que es apropiado de manera privada por el capitalista.
¿Pero quiénes son capaces de invertir en la adquisición de la tecnología de punta si no las grandes transnacionales oligopólicas de los capitalismos centrales? En este sentido, los países periféricos funcionan como contra-fuerzas de la tendencia a la baja de la tasa de la ganancia mediante las deudas públicas y privadas impagables a los organismos globales del crédito y sus condicionamientos políticos y económicos; la súper-explotación del trabajo humano; la flexibilidad laboral; el saqueo extractivista y la destrucción de biodiversidad y recursos naturales finitos; el intercambio asimétrico de mercancías, servicios y capitales. Del mismo modo, los países dependientes se tornan mercados para consumir la sobreproducción del capital concentrado y tutelar. Históricamente, ha sido la densidad de la lucha de clases la que ha obligado a procesos de mayor redistribución del plusvalor. Sin conflicto consistente y de alta frecuencia desde los trabajadores/as y los pueblos y en contra del gran capital, en un continuo dinámico de avances y retrocesos, así como en su politización premeditada (o la franca lucha por el poder político), entonces la totalidad sistémica, su recuperación y ampliación, solamente tiene como frontera a sus reyertas “por arriba”.
Las inversiones del gran capital en Chile (con o sin fachada “nacional”) no ofrecen más empleo. De hecho, replican con superior barbarismo la destrucción y depreciación del trabajo debido a las leyes propias del aperturismo económico dependiente y la obsecuencia del rentismo de importantes fracciones del empresariado local. Esas inversiones, en concreto, desplazan comunidades, consumen el agua que posibilita la vida humana y ecosistémica, desforestan y castigan en especial, y con respaldo del Estado chileno (fuerzas policiales y militares, leyes y burocracia), junto a las bandas fascistas de origen paramilitar y a pago por el latifundismo, a la humanidad y al territorio mapuche en resistencia.
Otro caso es el de los grandes grupos económicos y de capitales combinados y diversificados chilenos (como los Luksic, Matte, Angelini, Claro, Piñera, Saieh) que operan no sólo disputando el mercado interno, sino que expanden sus intereses en el resto del continente y más allá, vía inversiones directas, participaciones accionarias y reciclando sus beneficios en el campo bursátil.
Lo cierto, es que las crisis en los nudos cardinales del capital mundial se viralizan con mayor daño e impacto en las economías periféricas, como la chilena.

6. El 6 de julio de 2015, el ministro de Hacienda Rodrigo Valdés señaló que el crecimiento del país a fin de año, a diferencia del proyectado 3.6%, sólo alcanzaría al 2.5%. De acuerdo a estimaciones de analistas del empresariado, el Indicador Mensual de la Actividad Económica anualizado (Imacec), el crecimiento se promediaría a la baja del anunciado por Valdés. Es preciso recordar que en el último cambio de gabinete de la administración de la Nueva Mayoría, los nombres que marcaron con indiscutible claridad la determinación de Bachelet de fortalecer sus puntales más liberales en materia económica fueron las nominaciones del DC Jorge Burgos (ultraconservador y anticomunista acérrimo) en la cartera del Interior y del ex funcionario del FMI y tecnócrata, Rodrigo Valdés en Hacienda. Este último es uno de los precandidatos presidenciales aún no proclamados oficialmente por los intereses empresariales, pero paulatinamente propagandizado por sus medios de comunicación, como el Diario Financiero y El Mercurio, entre otros. En el enrarecido panorama del sistema político dominante debido al escándalo de la corrupción, ya se lucen en el mismo sentido varios ex presidentes (Lagos, Piñera, Frei Ruiz-Tagle), el ex secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, el ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz, y uno que otro peregrino cuyas eventuales promesas también riman con el continuismo.
El cambio de gabinete de Bachelet tuvo dos objetivos inmediatos: ofrecer las garantías de que no existiría ninguna modificación en “las reglas del juego” para el capitalismo de vanguardia en Chile y que, por tanto, no habría ni siquiera reformas bonsái ni políticas redistributivas que mellaran alguna fracción de sus ganancias; y que formalmente estaba dispuesta a cambiar ministros y miembros del Ejecutivo ligados a la corrupción (menos a ella misma, por cierto). Ambas finalidades se han perfeccionado y extendido desde las rotaciones ministeriales del 11 de mayo de 2015. La administración Bachelet ya mutó y/o desplazó hacia el tiempo del nunca jamás las reformas comprometidas en su programa presidencial. De hecho, el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, declaró al Financial Times que "Sin crecimiento será imposible implementar programa de reformas".
Y en la actualidad, ante la crisis de la baja estructural de las inversiones privadas, pobremente compensadas con un fuerte programa de apalancamiento e inversión de capital estatal sobre todo en la gran minería y en programas de obras públicas, ya se reestablecieron las clásicas medidas para tentar a la inversión capitalista bajo sus condiciones antipopulares conocidas en el país desde mediados de los 70 del siglo XX.
Sin embargo, la inversión del gran capital concentrado en temporada de crisis, por una parte se recoge, fusiona y refugia en las bolsas del casino especulativo mientras pasa la mala racha, y por otro lado, busca economías periféricas más baratas todavía y que le otorga réditos más inmediatos.  Como se enunció en este mismo artículo, quienes mandan en la actual fase del capitalismo no son los gobiernos de turno de un país en particular, sino que las grandes corporaciones transnacionales que hasta el momento controlan el sistema-mundo.
En el mapa de las expresiones de la crisis en Chile, durante el trimestre móvil marzo-mayo de este año, el desempleo se incrementó en 0.5 puntos, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el cual mide la cesantía mediante encuestas engañosas, sin importarle la calidad del trabajo, su frecuencia, relaciones contractuales y condiciones laborales. Las cifras arrojaron un desempleo de un 6.6%, donde los hombres alcanzaron un 5.7% y las mujeres casi un 8%, confirmando, una vez más, la feminización de la pobreza. Naturalmente que los guarismos del INE son dibujados desde arriba y sobre la base de metodologías mañosas y subordinadas a los intereses de clase que representa la componenda en el Ejecutivo. Lo cierto es que todos los días se multiplican los despidos en todas las industrias y áreas del país, siendo las más graves las de la gran minería pública y privada, el retailer o grandes cadenas comerciales de venta al detalle, y la industria manufacturera. Los modos de la polifuncionalidad y flexibilidad laboral hegemónicas obran como contenedores de un desempleo desbocado. Sin embargo lo anterior, se sufre una ampliación creciente del trabajo a cuenta propia y ciertos grifos crediticios que colaboran con su desenvolvimiento. Se trata de la proliferación de diminutas unidades de trabajo donde gobierna la autoexplotación, la subcontratación y el empleo precario. Una suerte de economía de subsistencia y subsidiada por la deuda que, desde hace décadas, forma parte necesaria del encadenamiento en la producción de valor y utilidades para los capitales gigantes que se mueven a sus anchas en Chile.
Como si fuera poco, a la consabida baja general de los precios de los commodities o materias primas demandadas por la órbita de las economías vertebrales del planeta (que en el país golpea duro al cobre y sus minerales asociados, a la madera, la fruta y el pescado), la llamada “desaceleración económica” chilena padece de un nuevo garrotazo mundial: la caída en curso de las principales bolsas chinas. Hasta el momento, el apalancamiento del Estado chino, junto a una batería de medidas, parece amainar sus efectos transitoriamente. No obstante, la mundialización capitalista se caracteriza por la contaminación acelerada de la totalidad del movimiento del capital. Hasta ahora, la única certeza es que China ya no crecerá este año al 7% proyectado. Ello, junto al fortalecimiento del dólar, significa una renovada debacle en los precios de los commodities en Chile, fundamento de una economía basada en la exportación de bienes y servicios, el extractivismo, y en una nueva burguesía chilena súper concentrada que obtiene sus mayores rentas en su deslocalización, la especulación con los ahorros forzosos de las Administradoras de Fondos de Pensiones privadas (AFP), la industria de la deuda y en la gestión financiera, como destacó hace unas semanas el secretario ejecutivo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría, el mismo que apuntó a Chile como al país con la peor distribución del ingreso de los 34 Estados que componen esa institución regentada por el imperialismo norteamericano, Alemania y Francia.
Materiales de futuros artículos serán las relaciones de fuerza mundiales y nacionales entre el movimiento popular planetario y chileno (o situación de la lucha de clases) y el capital transnacional; la negación de la cúpula de la iglesia chilena de acuerdo a los paradigmas instalados por el papa Francisco en su encíclica Laudato si respecto de la crisis cierta de sobrevivencia para la humanidad que comportan el cambio climático, la falta de agua y de soberanía alimentaria, la ecología y el papel del capital financiero; las formas de la alienación y del fetichismo en Chile; y la ejecución concreta de prácticas cada vez más recurrentes de criminalización y represión contra los jóvenes y trabajadores/as en lucha, al ambientalismo consecuente y contra la resistencia mapuche por parte del capitalista Estado chileno.

sábado, 4 de julio de 2015

Chile. Entrevista con la vocera del Movimiento de Pobladores/as Ukamau, Doris González: “Somos dignidad, lucha y organización”

·        La dirigenta se reúne en la primera semana de julio de 2015 con el Presidente de Bolivia, Evo Morales, y el Papa Francisco.

Andrés Figueroa Cornejo  

A principios de julio de 2015, la vocera nacional del movimiento de pobladores/as Ukamau (voz aymara, “así somos”), Doris González Lemunao, fue una de las expositoras centrales en el marco de la proyección del documental “La vida en espera: El referéndum y la resistencia en el Sahara Occidental” de la directora Lara Lee. La iniciativa de solidaridad internacionalista fue organizada por el Comité de Amistad Chileno con el Pueblo Saharaui y los pueblos oprimidos del mundo (https://comitesaharaui.wordpress.com/) y realizada en la Librería Le Monde Diplomatique en Santiago de Chile. En la actividad también se desarrolló una completa presentación del director de Jóvenes por Palestina (JOP), Tarik Lama, y entre el público estuvo el periodista de asuntos internacionales de Oriente Medio, Pablo Jofré; la actriz Rosa Ramírez (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=197645) y el actor, productor y director teatral, Alejandro Gutiérrez (ambos pertenecientes al Gran Circo Teatro, www.grancircoteatro.cl/); y una representación del Centro Cultural, Deportivo y de Desarrollo Social “Grandes Alamedas” de la popular comuna de Cerro Navia, entre una asistencia de comprometidos/as con las causas justicieras de Chile y el planeta.
La joven Doris González Lemunao es la actual dirigenta del proyecto Ukamau (1987-2015,http://sitiocero.net/2014/maestranza-san-eugenio-ukamau-y-el-ciclo-de-la-vivienda-social/) que, en principio, se organizó por la recuperación de la Maestranza de Ferrocarriles San Eugenio para la edificación de habitaciones destinadas a la población sin casa de la comuna de Estación Central de Santiago, disputando en la acción directa el terreno en contra de la industria inmobiliaria.
Cuando sea publicado el presente texto, Doris estará por reunirse o ya se habrá reunido con el Presidente de Bolivia Evo Morales y el Papa Francisco, como representante de las mujeres empobrecidas de Chile que luchan por “mucho más” que una casa. ¿Extraño? En absoluto, considerando que en la última y revolucionaria encíclica papal, inspirada en san Francisco de Asís, Laudato si, el jefe del Vaticano señala que “La falta de viviendas es grave en muchas partes del mundo, tanto en las zonas rurales como en las grandes ciudades, porque los presupuestos estatales sólo suelen cubrir una pequeña parte de la demanda. No sólo los pobres, sino una gran parte de la sociedad sufre serias dificultades para acceder a una vivienda propia. La posesión de una vivienda tiene mucho que ver con la dignidad de las personas y con el desarrollo de las familias. Es una cuestión central de la ecología humana.”.
En los últimos años, Ukamau se ha transformado en la agrupación de los empobrecidos/as de Santiago y otras ciudades del país que mayor participación activa ha tenido en las luchas populares, sociales y políticas, mucho más allá del mero combate por la vivienda.

-¿Por qué tú, una pobladora empobrecida chilena, expones en una actividad de solidaridad con los pueblos saharaui, palestino, kurdo, armenio, etc.?
“Porque en la lucha colectiva he aprendido que somos un solo pueblo oprimido a escala mundial. Por ello me declaro internacionalista. El desarraigo, los desplazamientos, la exclusión, la explotación, el colonialismo, son las formas de sometimiento mediante las cuales nos hermanamos con otros pueblos despiertos del globo. Mi deber es llevar la solidaridad internacionalista no sólo en la palabra, sino que en el corazón y en la práctica.”

-¿Cómo se explica el despliegue de Ukamau en las diversas batallas del movimiento popular chileno en tránsito a su recomposición?
“Nuestra lucha principal es por la vivienda. Naturalmente, cuando la gente llega a la organización no trae consigo la convicción de cambiar el mundo ni hacer la revolución, ni cambiar la reforma laboral o la reforma educacional del gobierno de la Nueva Mayoría que se están urdiendo en contra y a espaldas de los intereses del pueblo trabajador. Sin embargo, nuestra lucha es más grande que una casa.”

-¿Las políticas de vivienda corresponden a los gobiernos de turno o a una política de Estado?
“A las administraciones del Estado, no al Estado. Esto es, cambia el gobierno y cambian entonces los presupuestos para el sector, los requerimientos para las familias, las metodologías, etc. Se maneja a través de decretos del Ejecutivo y a la Ley General de Vivienda. Si bien las lógicas de la Nueva Mayoría y la Alianza por Chile no son exactamente iguales, pero tampoco distintas, se aplican a discreción. ¿Qué tenemos que hacer? En el corto plazo, conseguir una solución habitacional para las familias y en el largo plazo, conquistar una Ley General de Vivienda que se consagre en la Constitución política del país. Por eso necesitamos que se transforme la Constitución. No obstante, hasta que junto con las diversas expresiones del movimiento popular construyamos las fuerzas sociales necesarias para recién acariciar las posibilidades, de acuerdo a las relaciones de fuerza entre dominados y dominadores, de aproximarnos a ese punto de llegada, debemos mejorar las condiciones en que vamos a habitar nuestros barrios y ciudades. Una Asamblea Constituyente no la vemos como la solución a todos nuestros males ni menos que está a la vuelta de esquina. Si hubiera una Asamblea Constituyente hoy, sólo se consagraría y perfeccionaría la antipopular Constitución que ya existe. Es más, primero es el poder y las fuerzas, y luego las constituciones que nos favorezcan.
Ahora bien, con la sola casa o el departamento no accederemos a las soluciones en educación, salud, trabajo, seguridad social, libertad de expresión, etc. Nuestra reflexión y horizonte de lucha es que las familias puedan desarrollarse dignamente como comunidades integrales. Y es precisamente es esta conclusión devenida del ejercicio concreto de la lucha por la vivienda y los derechos sociales que en Chile no existen, es que nos encontramos dinámica y naturalmente con otros territorios del movimiento popular. Pueblo es el que lucha y todas las luchas tienen que ver con nosotros/as.”

Anticapitalistas y antipatriarcales

-Ukamau habla del “Buen Vivir”…
“Exactamente. Nosotros sabemos que el obstáculo inmediato para el objetivo del Buen Vivir es el bloque en el poder que domina desde hace más de 40 años y que no es más que la manifestación local de los dueños privados de la riqueza de todos/as.”

-¿Cuáles son las distinciones de Ukamau respecto de otras franjas del movimiento popular?
“El 95% está formado por mujeres. Históricamente en Chile el movimiento de pobladores/as ha sido femenino, independientemente de que sus dirigencias hayan estado compuestas por hombres. Nuestra lucha es eminentemente anticapitalista. A las mujeres nos ha costado mucho organizarnos y formarnos, teniendo que cumplir tantos roles a la vez. En la práctica, hemos ido destruyendo la relación social y de poder que impone a los hombres el “resguardo” de las mujeres. En este sentido, la izquierda, lamentablemente, no ha sido distinta. En los hechos nos hemos vuelto antipatriarcales. La liberación será un resultado de todos los seres humanos. Lo que ocurre es que en este momento nosotras nos estamos abriendo paso como mujeres pobladoras y luchadoras políticas. Hoy la voz de la mujer está siendo mucho más determinante que antes porque hemos batallado para eso. Además, entendemos muy bien que debemos enfrentar al feminismo liberal debido a que ellas mismas son también parte de la opresión de la mujer popular y trabajadora. El pasado 8 de marzo, para la marcha del Día Internacional de la Mujer, Ukamau tomó la iniciativa de encabezar la movilización. Dejamos la Alameda impregnada con el olor de la mujer empobrecida. Más tarde, muchos grupos feministas se enfurecieron porque “las viejas gordas” del Ukamau dirigieron la actividad.”

Pueblo trabajador y cristianos/as de abajo

-¿Qué pasa con los modos tradicionales de la izquierda chilena en el campo de los pobladores/as?
“Nos aburrimos de ser una izquierda de autoconsumo. De reunirnos con nuestros/as amigos/as que piensan lo mismo que nosotros/as. Co ellos/as no tenemos que ponernos de acuerdo en nada: basta fijar fecha y hora para resolver conjuntamente qué vamos hacer. Como al Ukamau arriban personas que persiguen una vivienda, sin importar su posición política, por tanto nuestro desafío es elevar la conciencia política. En definitiva, todos/as somos pueblo trabajador, con contrato o sin contrato.”

-¿Y el Cristo de los sometidos/as?
“Prácticamente el 100% del Ukamau es cristiano. Yo soy cristiana. Sin embargo, el cristianismo de base que acompañó la resistencia contra la tiranía brilla por su ausencia, salvo contadísimas excepciones. En la actualidad están cerradas las puertas de la Iglesia para nosotros/as. Nos dicen que hoy la Iglesia “ya no está en la política”.”

-Al respecto, está claro que la Iglesia oficial y “de los de arriba” en Chile se encuentra, por decir lo menos, atrasada en relación con la última encíclica papal que, entre materias ligadas al trabajo, la desigualdad social, la ecología radical, la crítica dura al consumismo y al capital financiero, dice que “los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente. Así se manifiesta que la degradación ambiental y la degradación humana y ética están íntimamente unidas.”…
“Yo considero que el Papa Francisco está reconvocando a esa Iglesia chilena que fue compañía del pueblo durante la dictadura. Por eso cuando me reúna con él en Bolivia, me gustaría contarle de nuestro pueblo y, de primera mano, decirle cómo se está comportando la Iglesia oficial aquí, contradiciendo abiertamente la revolucionaria perspectiva a favor de nosotros/as que en su nueva encíclica plantea.”