“Siempre mujeres,
cumpliendo oficios
que se entretejen sin tener fin.
Ser costureras, ser
cocineras,
recamareras y
planchadoras;
ser enfermeras y
lavanderas,
también meseras y educadoras.”
Gabino Palomares
Andrés Figueroa Cornejo
1. Cristian Cepeda remata en su artículo
‘Presidenciales Chile:
La Dura Batalla por el Protagonismo Popular’, que “este ejercicio electoral de noviembre no será el punto de quiebre de
estos últimos 40 años de neoliberalismo. Seguramente las candidatas del
duopolio arrastrarán a buena parte de los chilenos detrás de
sus promesas. Por lo mismo la candidatura de Roxana Miranda (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=166339
) no podrá ser evaluada en su capacidad de
acumular en un juego que aún sigue rigiéndose con las cartas marcadas. Pero si la apuesta va más allá de lo
electoral, la demostración de poner al sujeto popular como protagonista de
la historia de Chile, en un período
que se viene álgido de cuestionamientos al modelo, sin duda es la única apuesta
correcta.”
¿Pero qué significa
‘protagonismo popular’, una apuesta ‘que va más allá’ y cuáles son sus
condiciones?
2. El capitalismo no se
convertirá en otra cosa por medio de las elecciones. De hecho, las elecciones o
el ejercicio repetido de votar por uno u otro candidato, salvo en inflexiones
históricas que ni siquiera están asociadas al campo electoral centralmente,
forman parte de la fachada ya traslúcida de tanta tintura, lavado y enjuague,
de una dominación apenas más sofisticada que la franca servidumbre o esclavitud.
El imperialismo (Estados
corporativos de EEUU-UE-Israel) hace tiempo formuló los mandamientos para la
presente fase de su reproducción –a punta de armas robotizadas, el dólar; el
monopolio del conocimiento científico, la genética y nanotectnología, la
neurociencia, los transgénicos; y la ruina o sobrevivencia de la periferia
mundial jugadas en la especulación bursátil y la relación comercial asimétrica entre
los bordes primario exportadores y el centro creador de conocimientos
estratégicos-. Esto es, democracias representivas duopólicas (matizadas entre
sí, jamás contradictorias, siempre complementarias, y a cargo de empresas electorales
privadas altamente especializadas y cuyo valor -de cambio, de uso y abuso- es
la gobernabilidad o subordinación con alto consenso social respecto de los
requerimientos del capital concentrado y transnacional); lucha contra el
terrorismo (donde terrorismo es todo
aquello que se resiste al terrorismo imperialista); y el liberalismo
financiarizado, mediático y militar.
Es decir: parodia de
democracia para satisfacer un mismo proyecto de clase y sistema mundo;
represión precautoria y ofensiva contra los intereses populares; y recreación
permanente de la deuda, la explotación humana y el saqueo. Un conjunto opresivo
mediado por la alienación simbólica y la fuerza. Avasallamiento, usura y miedo. Cada cual con su industria y
especialidad, y todas juntas accionistas de un mismo holding.
¿El narcotráfico, la
industria bélica, la red de trata de personas, la prostitución infantil, el
patriarcado, los medios de masas, la especulación con la producción y precio de
los alimentos, la explotación de los recursos energéticos –en particular los
hídricos y fósiles-, los bancos y financieras, el retailer, y el lobby
político, policial y judicial, no son acaso fracciones de un mismo mosaico cuya
unidad de sentido y necesidad, armado y propiedad, está a la base del mejor de los mundos posibles?
3. El protagonismo popular
no abandona su inconsistencia abstracta y vacía si no se despliega como
movimiento creativo y liberador determinado por la práctica. O sea, el
protagonismo popular no es la simple negación idealista del orden vertical de
la dictadura del capital. Es más bien, el momento del entendimiento y
autoconciencia de grupos humanos insurrectos contra la dinámica capitalista que
en su propia lucha contiene los materiales de la superación del trabajo
asalariado, de la autodeterminación, la socialización de la vida, la democracia
radical. Por eso requiere de una voluntad estratégica para destruir la sociedad
de clases, aunque su programa y tácticas contingentes estén inestablemente
condicionadas y acotadas por las relaciones de fuerza o el estadio de la lucha
de clases.
El protagonismo popular,
entre su formación inicial y finalidad, atraviesa por un momento de confusión
inevitable. La derrota del economicismo, la pelea limitada y corporativa que
resulta incapaz de ligarse y reconocerse en otras luchas por miopía, pavor a la
revolución, y/o cooptación de su dirección; el populismo caudillista y preso de
un nacionalismo de conciliación social –corto o ampliado (de un país o de un
continente en particular), corresponden a obstáculos que pueden enfrentarse y
subsumirse hasta su extinción, sólo a través de la acción y la producción
teórica y política independientes, propias.
4. El protagonismo popular
es un punto de llegada. Un derrotero duro y sublevado que es objeto primero de
control, represión, y según llegue a madurar, de aniquilamiento
político-militar desde el Estado corporativo. Por ello su blindaje en todos los
ámbitos –orgánicos, formativos, materiales- no es una opción. Por el contrario;
es la condición de su realización. La acción directa, el poder popular, la
participación electoral, la lucha frontal hasta la desmoralización y reducción
del enemigo de la Humanidad, son momentos que, combinadamente y según el pulso
de los combates y el tonelaje de fuerzas en los campos de la política concreta,
configuran los avances, retrocesos, empates y posibilidades de la victoria del
género humano sobre el capital, y sus relaciones de clase y de poder.
Para alcanzar la unidad -o
la totalidad sometida y despojada de su libertad logre enrumbarse en un solo
sentido histórico-, siempre deben preexistir formaciones políticas que
condensen las claves tendenciales de la sociedad futura. Producto de la
alienación masiva bajo el capitalismo, en el actual período esas formaciones
difícilmente contendrán porcentajes mayoritarios de la población, pese a que su
vocación concreta de mayorías y de poder son su necesidad y condición.
5. ¿Qué pueden hacer en
Chile hoy las agrupaciones cuya estrategia es la superación socialista del
capitalismo, entonces? Junto con concentrarse y ponerse a disposición política
del movimiento de los sujetos en lucha reales –en especial los trabajadores
precarizados, los estudiantes secundarios y el Pueblo Nación Mapuche, las
mujeres, los migrantes; los que se saben excluidos, explotados y usurpados-, es
preciso que destaquen tiempo a la formación, producción de conocimientos, y al establecimiento
poli-ético en sus propias relaciones habituales del proyecto de sociedad que
acabará con la totalidad amenazante del capital.
Asimismo, y aunque parezca
un sobreentendido, debe hundirse en el movimiento real, luchar a la cabeza para
obtener participación en la autoridad o conducción política reconocida por
quienes ofrecen resistencia. Y, naturalmente, si cuenta con fuerza y organización
suficientes, tácticamente puede aprovechar, para amplificar su influencia y
proyecto –sin ingenuidades, diciendo la verdad y jamás distrayéndose de lo
importante-, la tribuna que limitadamente ofrece la forma democrático burguesa
de la tiranía del capital.
Condenados a que ese
conjunto de sujetos sociales insurrectos, en el marco impuesto por una
legalidad extraña a los intereses de la Humanidad, deba tener un rostro de
alcance simbólico, entonces que ese rostro, ahora, sea de mujer morena y empobrecida,
de claras huellas mapuche. Luchadora por excelencia; creíble porque se trata de
una mujer genuina y con expedientes al respecto, y no porque imposta la voz.
Una mujer roxanamente igual
a su pueblo.
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