sábado, 29 de enero de 2011

Chile: “Es posible combinar el arte de alto vuelo y la política”

Entrevista con Horacio Salinas, Director Artístico del histórico Inti Illimani


“Porque esta vez no se trata de cambiar a un presidente,

será el pueblo quien construya un Chile bien diferente”

Estribillo de ‘Canción del Poder Popular” de Inti Illimani para la campaña de Salvador Allende en 1970

Por Andrés Figueroa Cornejo

Tras la historia vibrante y dramática de los cantautores y las agrupaciones más relevantes de la música popular chilena, Inti Illimani (Sol de la montaña ubicada en La Paz, Bolivia) es el conjunto cuyas producciones han dejado huellas indelebles en la memoria popular no sólo de Chile, sino del mundo. Desde su disco iniciático ‘Si Somos Americanos’ (1969), hasta su última placa, ‘Travesura’ (2010), la presencia de Horacio Salinas como director artístico de Inti Illimani y autor y co-autor de sus más conocidos temas marca a fuego el tono, pulso y madera profunda de sus creaciones. No sólo ha participado en las principales obras del conjunto, sino que tiene a su haber discos como solista y música para películas. Horacio Salinas no detiene jamás su caminata perfeccionista, como nunca abandona la experimentación, el trabajo propio y colectivo; los materiales combinados que han ofrecido frutos culturales de aliento imperecedero.

-¿En qué empeños artísticos se encuentra Horacio Salinas en la actualidad?

“En primer lugar, inmerso en el intenso trabajo del Inti-illimani histórico que se ha ido acrecentando el último tiempo. Acabamos de publicar nuestro disco ‘Travesura’, dedicado al mundo de la infancia y se ha intensificado la labor con Orquestas en Chile y en el exterior. Luego las giras por nuestro país y recientemente por Canadá y México, donde visitamos cuatro ciudades en el marco del importante y magnífico Festival Cervantino. Otra parte de los empeños artísticos son la creación musical que, de forma intensa y a veces pausada, es siempre el eje y el nervio de mi vida artística.”

-¿Cuáles han sido sus principales influencias musicales?

“Variadas. Mi interés primero tiene que ver con la música popular de raíz folclórica. Su comprensión, su pasión. Soy de la idea que cuando le hacemos el quite a este patrimonio, en tanto creadores, la música se aleja del alma humana y entra muchas veces en un espacio de especulación técnica. A los 13 años escuché en la casa de mi familia un disco de Violeta llamado ‘Toda Violeta Parra’. Esa manera de componer me atrajo, por su originalidad, al punto de entender el país en que vivía de otra forma y creo que fue el primer impulso que tuve hacia la contemplación de la música como un potente oficio para toda la vida. Luego conocí guitarristas argentinos, después la música latinoamericana. Paralelamente fui compenetrándome en las escuelas nacionales de los países del este, norte y centro europeo, donde precisamente gravitan en forma muy bella las tradiciones folclóricas, Borodin, Stravinski, Edward Grieg, Brahms, etc. y quienes en Chile y en Latinoamérica han realizado trabajos de inspiración parecida como Celso Garrido Lecca, Luis Advis, Ponce, Revueltas, Leo Brower, Ginastera, Guastavino, Márquez, el mexicano Barrios Mangoré, etc. Pero también soy un curioso auditor del rock, menos del pop y más del jazz, sobre todo de grandes intérpretes instrumentistas. No sé si hay algo de ellos en la música que compongo, pero me deleito escuchando Ray Charles, Stevie Wonder, Winton Marsalis, Chet Baker y también Bola de Nieve, Toto la momposina, y a Leo Masliah, para aplastar con una risotada la mediocridad reinante que a veces nos malhumora.”

-¿Por qué escogió la música popular y no la docta (propiamente tal)?

“Mi profesora de guitarra de entonces (1966), Liliana Pérez Corey, deseaba que fuera concertista y abandonara eso de "rasguear" la guitarra. Más tarde aprendí que para tocar bien esa música que se "rasguea" hay que ser bien "docto", como dices en la pregunta. Mi profesor tutor en el Coservatorio cuando estudiaba composición, Celso Garrido, decía que la música no era culta, que esa era "oculta". En fin, apellidos más o menos, prefiero aquella donde palpita la historia de la gente, emotiva y fresca. Porque existe también mala música "académica o culta", y no es poca, sobre todo cuando se hace con sentimientos de inferioridad respecto de la tradición europea y lejos de la rica cultura de nuestros pueblos.”

-¿Por qué los primeros trabajos están tan ligados a la música andina?

“Precisamente, el del altiplano era un mundo lleno de una poesía misteriosa y lejana y que debíamos acercar y aprender a querer. Instrumentos nuevos y raros y cierta melancolía y ritmos cadenciosos y contagiosos. En fin, un mundo por descubrir entonces lleno de magia.”

Arte y política

-¿Cuál fue la relación de Inti Illimani con el gobierno de la Unidad Popular?

“Cantamos para que Allende ganara, como lo mejor de los artistas chilenos de entonces. Luego cantamos a las 40 medidas del gobierno y sostuvimos ese gobierno hasta el fin. Fue una relación intensa, desprendida y de grandes momentos muy emotivos y masivos.”

-¿Qué vínculos existen entre política y arte?

“Son vínculos antiguos, pues siempre el arte se ha hecho cargo también de la realidad social, de la política, sobre todo la mala. Violeta es el ejemplo de cómo es posible el arte de alto vuelo que ocupa espacios de la política.”

-¿Cómo impactó el exilio político en su vida y creación?


“El exilio ha dejado una huella para siempre en mi vida. De naturaleza a ratos ambigua. Fue el dolor, de una parte, y de otra el deslumbramiento. Pero por sobre todo el exilio me puso en un territorio sin fronteras desde donde es posible imaginar música también para un país imaginario.”


-¿Cuál ha sido la relación entre usted y Patricio Manns artísticamente?

“Una especie de sastrería, espero de gran estilo. Hemos creado canciones, muchas, más de 30, pienso. En total sintonía y con recíproca estima. Por lo demás somos dos sureños hijos de madres profesoras, que se conocieron en tiempos de la Escuela Normal de Angol y cuyas historias (y la de nuestros padres) hacen pensar a Manns que somos hermanos. Cuando en verdad lo somos, independientemente de esas historias nunca bien precisadas y, a lo mejor ciertas...”

Obra y futuro

-¿Cuál es el trabajo o disco de Inti Illimani que considera mejor logrado y por qué?

“Todos los discos son bastante redondos, felizmente. Y son como 40 y tantos. Creo que ‘Palimpsesto’ (1980) es aquel que hicimos en medio de muchos temores existenciales y que finalmente nos impulsó fuertemente hacia el futuro. La utilización de pequeños arreglos orquestales, canción ‘Palimpsesto’, y de banda ‘El Mercado Testaccio’. De hallazgos de nuevos caminos para la creación en momentos de perplejidad, temas instrumentales de formas más holgadas como ‘Danza’, junto a un punto de vista en relación a la música del Caribe, ‘Un hombre en general’ (dedicado al nicaragüense Augusto César Sandino). Creo que ‘Palimpsesto’ es sólo comparable al disco ‘Esencial’ que hicimos hace 3 años y que fue filmado magníficamente por Ricardo Larraín, estampando el modo actual de hacer música del Inti-Illimani.”


-¿Cuál es la recepción de Inti Illimani en el extranjero?

“La de un grupo que ya está en la memoria musical al cabo de un trabajo de 43 años. Precisamente, venimos llegando de una muy bonita gira por Canadá y México donde hemos sentido una muy numerosa y cariñosa recepción en nuestros conciertos. Cada vez más nos piden visitar países. Sin duda, nuestro grupo es parte de lo que se conoce cómo ‘la música chilena de los últimos tiempos’.”

-¿Qué recital recuerda con más emoción?

“El concierto de La Bandera, a los pocos días de nuestro regreso del exilio. 150 mil personas, dicen que asistieron. La emoción nos jugó un poco en contra pues estábamos resfriados, sobre excitados, en fin, la emoción arrasó con nosotros y no era para menos.

-¿Cuáles son las claves musicales de su trabajo como solista y en la producción de música para películas?

“Creo entender mi trabajo muy cercano a la emotividad. Me interesa transmitir emoción y ojalá acompañada de belleza, dos cosas que espero me unan a los auditores, aunque me doy cuenta que es un asunto del mundo muy privado de cada cual y que otras, o muchas veces, es un deseo alucinante del artista. En todo lo que hago pretendo lo mismo, como insistiendo en decir algo que es una variación de lo primero que quise expresar con esa primera composición....”

-¿Cómo le gustaría que fuera recordado su trabajo y el de Inti Illimani en 50 años más?


“Como aquel de un músico y un grupo que amó las tradiciones populares de su continente, inventó bonitas melodías y canciones y recorrió el mundo defendiendo a su pueblo y no sólo al suyo.”













Chile: Frente a la gran propiedad privada, soberanía nacional

Por Andrés Figueroa Cornejo

1. Cosa antigua y actualización de la cosa antigua. ¿Por qué la clase dominante, minoritaria, rentista, transnacionalizada, explotadora y opresora que reina en Chile cuenta con expresiones políticas que se muerden con dentadura criminal, pero finalmente logran subordinar sus reyertas y actuación de manera estratégicamente común? Porque son los propietarios de los medios de reproducción de la vida y pugnan hasta lo indecible por mantener sus privilegios. Es decir, porque la propiedad privada –a pesar de los discursos postmodernos cada vez más demolidos ante un nuevo de ciclo de lucha de clases en los países centrales del capitalismo euronorteamericano, ampliado adjetivamente a los países BRIC- está en la base de las relaciones sociales del capitalismo. Naturalmente, la propiedad privada como modo material y jurídico que es capaz de producir utilidades, plusvalor y renta. No se trata de la propiedad privada de una vivienda familiar, un auto o un horno para hacer pan para vender en el barrio, o subsistir de una chacra de hortalizas. Se trata de la propiedad privada de aquello que somete a las mayorías a vender su fuerza de trabajo o pagar intereses extraordinarios por un crédito. Es decir, la clase dominante es capaz de someter, en general, sus disputas como condición para sostener la hegemonía sobre los más. Y las expresiones políticas –sus partidos y componendas- de la clase dominante no se reducen a la derecha tradicional, a la “nueva derecha”, al populismo asistencialista con fines de control social, sino que amplifica el sostén político de sus intereses históricos, “metiéndose al bolsillo” a su propia oposición –que siempre tiene forma de alternancia y nunca de alternativa-, imponiendo su programa al llamado “centro-izquierdismo”, “progresismo”, e incluso, “izquierda convencional”. La cooptación, al respecto, se manifiesta como consenso resumido en que la actual manera de vivir, “es la única posible”, fatalmente.

2. En cambio, ¿por qué las agrupaciones anticapitalistas, en general, no logran su unidad? ¿Representan cada una de ellas distintos intereses de clase? ¿Tienen un programa mínimo incompatible? ¿Sus direcciones son abyectas, torpes, sectarias, no aprenden nada del enemigo? ¿El movimiento popular en Chile está al borde del poder por abajo y por arriba, entonces los matices de los proyectos anticapitalistas resultan decisorios, innegociables? ¿Las clases subordinadas enfrentan un período álgido de lucha social y política, y por tanto, ya existe el partido o los partidos políticos paridos por el movimiento real de los trabajadores y el pueblo? ¿A nadie convence que no hay nada qué perder y todo qué ganar? ¿No se comprende que hoy más que nunca, el horizonte anticapitalista tiene que ver con socializar las riquezas y no la miseria, debido al desarrollo de las fuerzas productivas en el presente estadio histórico del país y la humanidad? ¿O es que el anticapitalismo no tiene propiedad privada qué defender y, por tanto, sólo es capaz de construir relatos sobreideologizados –pura mala conciencia y simulacro- y testimoniar las injusticias del capital, como si la construcción de una sociedad de libres e iguales fuera un asunto de “idealismo”, en su sentido más fuerte, de sectas (que viene del número 6) autoproclamadas como “preclaras”, sin que se entere nadie, ni conduzcan nada? Contra la propiedad privada de los medios de producción –que, por lo demás, tienen carácter transnacional, mundializado, “sin patria”-, del crédito, de los recursos naturales, el anticapitalismo bien puede abocarse a desarrollar el concepto de soberanía nacional y popular, y de los pueblos originarios. Y no sólo de soberanía alimentaria, esto es, no como un tema, sino como una estrategia y sentido. La soberanía, es la propiedad social sobre la totalidad de recursos naturales e industrias cardinales de la economía, entendida ella, como “el lugar donde ocurren las cosas”. La soberanía social, nacional y popular es la condición sin la cual resulta imposible acceder a una sociedad donde gobiernen relaciones determinadas por el bien común, la humanización de la vida, los pilares de la felicidad. Las formas de la soberanía son un solo momento con el desmantelamiento de la propiedad privada que reproduce el capital y la dominación de los menos contra los más. Y el inicio de la lucha larga por la soberanía en Chile tiene que ver con el paro general y la superación de los combates parciales y puramente económicos de las clases no propietarias. No porque el paro general o muchos paros generales conducirán a la soberanía de las grandes mayorías sobre las riquezas del país. Sino porque el paro general, aunque sea relativo debido al limitado segmento de trabajadores estructuralmente organizados, creará el marco de la protesta general, liberando el malestar social probadamente existente, aupando a todos los convocados a presentar lucha, primero por sus demandas inmediatas, y dinámicamente, por sus demandas políticas reunidas. Porque la estrategia soberanista de las grandes mayorías precisa de un punto de arranque, de una convocatoria autorizada en términos de clase. Y en la contención exitosa del reflujo del movimiento popular chileno están las pistas de la construcción de la o las nuevas conducciones políticas de los trabajadores y el pueblo. Es decir, existe una ligadura dialéctica y necesaria entre la recomposición del movimiento social que se bate por la recuperación de la soberanía y sus derechos asociados, y la formulación de una renovada dirección política cuya maduración sea hija del propio movimiento real de los desheredados. Es allí donde la construcción de una alternativa política contra la alternancia matizada de la clase que domina, brinca como un imperativo pleno de sentido para amplios territorios del pueblo. Es en un plano de relaciones de fuerza tensionadas, basculadas, visibles y genuinas que, por ejemplo, ya se puede hablar de cambiar la Constitución Política de los poderosos, e incluso del poder popular como punto de llegada, realización y acción de las fuerzas propias de los trabajadores y el pueblo. Sólo entonces el Estado corporativo, empresarial o capitalista, sufrirá un jaque promisorio para el ejercicio socializado de la soberanía.

3. Cada tiempo político origina sus instrumentos políticos más adecuados. Su reverso es la nostalgia –que no tiene nada que ver con la memoria-, el apego inoficioso a una política y representaciones simbólicas y orgánicas correspondientes a otra época. Y cada instrumento político auténtico, con vocación de organización y poder, es fruto de las luchas reales de un período, al menos en sus formas. Hoy se propone un contenido fundado sobre la recuperación de la soberanía nacional y originaria. Ese es su programa.

4. El anticapitalismo debe empinarse sobre su estatura transitoriamente disminuida y fragmentada, objetivar las relaciones sociales y la realidad opresora del capitalismo en Chile. Una vez más, el porvenir de la alternativa política de los intereses de los trabajadores y el pueblo, tiene que ver invariablemente con la participación activa de los militantes sociales en las luchas reales del pueblo, en el análisis concreto de la realidad concreta, en un programa soberanista, en el combate en todas sus variantes contra la hegemonía de los intereses del capital, y en la unidad más amplia posible sin hipotecar principios y objetivos estratégicos, pero flexibilizando tácticas y sepultando el sectarismo. Salvo que a alguien le resulte conveniente el presente estado de cosas y enmascare el egoísmo y la prebenda sucia del beneficio inmediato e individual con retórica antisistémica, pero que jamás cuaja, sospechosamente, en voluntad unitaria.



Noviembre 29 de 2010









Chile: El retorno de Lagos y el combate contra el olvido


Por Andrés Figueroa Cornejo

1. En un paisito donde casi el 20% de la población es bebedor problema (OMS) producto, entre otras variables, de las malas condiciones de existencia ancestrales –culturales y materiales- y cuyo movimiento social comienza lentamente a despercudirse de un largo letargo apenas estremecido los últimos años por las protestas estudiantiles de los jóvenes secundarios, de los trabajadores subcontratados del cobre y de los forestales que, lamentablemente, terminaron en mesas de negociaciones infructuosas y amañadas por el gobierno anterior, ya arrancan los motores de la formación de pactos electorales de una Concertación noqueada por la victoria de la derecha tradicional para encarar las municipales de 2012.

2. Hace muy poco retornó el ex presidente de la República Ricardo Lagos Escobar al Partido Socialista “a colaborar en la formación de nuevos liderazgos”. Como una manifestación más de crisis de la Concertación, quien fuera el mandatario del súper aperturismo económico chileno –que en definitiva volvió más dependiente del capital transnacional al país, osificando el modelo exportador extractivista y cuprífero-; que propició con vocación de accionista la privatización de carreteras, agua y cobre; que durante su gobierno acentuó la cruzada contra el pueblo mapuche y sus demandas históricas, aplicando sin temblor la Ley Antiterrorista –rémora de la dictadura-; y protagonizó los escándalos de corrupción asociadas a las licitaciones y concesiones tramposas del Ministerio de Obras Públicas (casos MOP-Gate y MOP-Ciade), de la CORFO-Inverlink , y de Ferrocarriles del Estado, ya está de vuelta. En virtud de los enormes favores hechos graciosamente a los dueños de Chile (con lágrimas de despedida genuinas del empresariado en un acto exclusivo cuando acabó su período) y a las políticas emanadas de las entidades imperialistas como el FMI y el Banco Mundial, irónica o bien por esas mismas razones, el 2007 Lagos fue investido por el Secretario General de la ONU de la época como enviado especial para el cambio climático, toda vez que bajo su mandato la celulosa Arauco (Celco) se acriminó con los cisnes de cuello negro en el sur de Chile, y propulsó el proyecto minero Pascua Lama que castiga actualmente con especial fiereza el medioambiente de la zona; eliminó la medida contemplada en el Plan de Descontaminación Atmosférica de Santiago que impedía la extensión de la capital sobre tierras agrícolas, como asimismo, la violación de áreas de valor natural y preservación ecológica. A qué mencionar que Lagos fue el único gobernante del continente en reconocer al gobierno que se instaló por algunas horas mediante un golpe militar contra el presidente Hugo Chávez en 2002, que sería rápidamente frustrado.

¿A qué habrá regresado? ¿A colaborar con el posicionamiento de Carolina Tohá, actual coordinadora de la Concertación, la cual usufructúa políticamente del prestigio de su padre, el vicepresidende de la Unidad Popular de Salvador Allende, José Tohá, asesinado en 1974? ¿A allanar el camino presidencial a Bachelet? ¿A testear una segunda oportunidad para las presidenciales de fines de 2013, aprovechando la escasez de memoria nacional reinante? ¿A todas las anteriores?

3. Mientras tanto, Carolina Toha juega sus cartas a ampliar la Concertación hacia el ex candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami, el senador Navarro del MAS, el presidente del Partido Regionalista Independiente (¿independiente de qué?), el Partido Humanista y el Comunista, primero bajo la forma de un pacto político-electoral para enfrentar conjuntamente las municipales de 2012 como ejercicio preliminar hacia la consolidación de una componenda lo suficientemente maciza con propósitos de intentar la alternancia inmediata respecto de la derecha tradicional. Las reacciones de los invitados, al menos de Enríquez-Ominami, el PRI y el PC han sido bien recepcionadas en tanto existan inclusiones programáticas en la carrera de refundar una Concertación desrumbada. Con las dificultades que comporta que el gobierno de Piñera ha resultado un fiel continuista de las mismas tareas antipopulares y privatizadoras, y ha facilitado las tendencias del capital en orden a acentuar su concentración, desigualdad social, y precarización del trabajo. Tal cual los gobiernos civiles anteriores.

Los mismos que ayer siguieron a pies juntillas el catálogo del capitalismo más salvaje, fundado en la explotación humana y el despojo de los recursos naturales, ahora sí que van a proponer a los chilenos –siempre por arriba, cómo no- un programa para beneficiar a las grandes mayorías. ¿Será tanta la confianza de los dirigentes de la Concertación en la peste del olvido de los chilenos?

Por otra parte, la marginalidad política no termina con la existencia simbólica de representantes políticos subsidiados electoralmente en las instituciones del Estado. Para quienes buscan inagotablemente cambiar la vida, el orden infame e infeliz del actual estado de cosas, la contienda electoral es apenas una de las formas en que se expresa la lucha de clases. El movimiento real de los trabajadores y el pueblo es el protagonista. Siempre por abajo, cuando se pueda por arriba. Y cuando es por arriba, para los que persiguen transformaciones ligadas a la recuperación de la soberanía nacional y los derechos sociales asaltados por la clase que manda, es únicamente para colaborar con la dinámica participativa y radicalmente democrática de los populares. No al revés. Porque “la historia la hacen los pueblos” y otras razones bien sabidas.

Nuevamente, sectores de la izquierda tradicional prestan oídos a los cantos de sirena de una Concertación descompuesta y desesperada, que ya tuvo su oportunidad –y 20 años no son poca cosa, a pesar de Gardel- y que con retórica transformista y apremiada, procura su recomposición a través de supuestas concesiones a su programa histórico y expresión política de los intereses de la clase en el poder. Que si la táctica se vuelve estrategia, en medio de una correlación de fuerzas donde los partidos políticos no neoliberales van a pérdida, las alianzas con la Concertación sólo fortalecen al más poderoso. Y en este caso, la componenda más poderosa no es más que una versión matizada (y muy relativamente) respecto de la derecha tradicional de la minoría dominante. El costo de semejante contubernio es claro para las direcciones de las agrupaciones convocadas: hipotecar las transformaciones más estructurales y pro populares de sus programas y estrategias originales.

4. En tanto, el movimiento social comienza tímidamente un nuevo ciclo de luchas, aún dislocadas y parceladas, pero auspiciosas. Se multiplican las huelgas –todavía parciales y atomizadas-, y las primeras coordinaciones multisectoriales, tanto de los propios trabajadores, como de la izquierda que no sueña con su inclusión en una “nueva” Concertación. Los estudiantes y trabajadores de la enseñanza ya asoman la cabeza contra la “revolución educacional” de Piñera, comandada por el pre candidato de la UDI para las próximas presidenciales, el ministro de Educación, Joaquín Lavín, y cuyas políticas únicamente promueven a través de incentivos perversos el traspaso de lo que va quedando de educación pública –en todos sus niveles- al área privada, consagra una enseñanza desintegrada socialmente, tecnifica en su peor acepción el currículo para producir trabajadores disciplinados e irreflexivos para bien del capital, y busca destruir las pocas conquistas que restan del Estatuto Docente.

Del lado ancho y mayoritario de humanidad, la caminata por los derechos fundamentales, por la riqueza socializada y la soberanía plena debe retornar por sus fueros, construir las condiciones del paro general y la protesta ampliada de los humillados. De esos combates iniciales brotarán como necesidad y sentido las futuras conducciones políticas de la auténtica alternativa política de los intereses de los asalariados y las grandes mayorías. Lo demás sólo engorda al capital, robustece y reproduce su hegemonía, y oxigena los días de la dominación de una minoría gran propietaria y que constituye sus privilegios sobre la apropiación de la riqueza socialmente producida, el crédito, el despojo de los recursos naturales, la ruina ambiental, el menosprecio y castigo a los pueblos originarios, la cultura del patriarca y el fetiche esclavizante de la mercancía.

Diciembre 3 de 2010


Chile: Mar adentro


Entrevista amplia con el presidente de la Confederación de la Gente del Mar, Jorge Bustos, a propósito de la huelga de portuarios en San Antonio

“cuando miro la roca que estalla/ sobre mi mar de Chile/ cuando miro a los pescadores/ que vuelven de la jornada/ popular y hambrienta/ del pescado barato y mal mirado”

Fesal Chain

Por Andrés Figueroa Cornejo

Jorge Bustos (54 años, cinco hijos) es presidente de la Confederación de la Gente del Mar (Congemar) desde el 2005. Ya trabajaba a los 17 años en la industria portuaria; partió como cargador y hoy es encargado de documentos de una empresa del sector. Sindicalmente nació el 2002, como dirigente del Sindicato de Empleados de Bahía de Valparaíso. Hoy la Congemar constela a 71 sindicatos, entre pesqueros y portuarios.

En Chile existen alrededor de 230 mil trabajadores ligados a la pesca industrial, faenas portuarias y pesca artesanal; es decir, considerando las familias, cerca de un millón de personas vive del mar directamente.

A partir del 1 de diciembre, 600 portuarios de San Antonio, V Región, están en huelga porque según afirma Jorge Bustos, “el gobierno ha determinado un nuevo proceso de privatizaciones. Todavía le queda concesionar el 13% de los puertos estatales” y agrega que “esas privatizaciones, además de violentar la soberanía nacional, adolecen de estudios. Se supone que los países del continente están creciendo económicamente por los precios de las materias primas debido a la demanda asiática, principalmente, y de manera contradictoria, en un marco de contracción del consumo en Estados Unidos y Europa que son mercados que recepcionan las mercancías chinas e indias. Esa demanda de materias primarias no es infinita y está basada en la explotación de recursos no renovables. Con el agravante de que el capital se lleva todo y prácticamente no paga nada al país. Ahora bien, resultado de la nueva ola privatizadora, se está realizando una discusión entre los trabajadores y las empresas portuarias de San Antonio (avaladas y determinadas por el Estado). La oferta no es considerada justa por los trabajadores. Plantea un plan de indemnizaciones para aquellos que habían trabajado con montos ridículos, deja fuera el tema de las pensiones, y no aborda el tema central. Los viejos que salgan de los puertos no pueden quedar cesantes. El plan, de esta manera, no sólo se destruye empleo, sino que además, apenas se gasten las indemnizaciones, ya no habrá plata para vivir y dinamizar la economía en la ciudad de San Antonio. En 1999, durante el gran proceso de privatizaciones, de cinco mil trabajadores, quedaron trabajando mil. Nosotros creemos que el Estado debe garantizar el flujo de circulante para que no se intensifique la cesantía estructural. Por eso en El Espigón de San Antonio (aquel sector aún no privatizado), los trabajadores están paralizados. Y la huelga no se detendrá hasta que el Ministerio de Transporte no asuma que él debe sentarse a negociar. Aquí el Estado no puede ofrecer cinco millones de pesos (10 mil dólares) por una vez y deshacerse para siempre de los trabajadores que hemos sido los mismos que producimos las riquezas del sector.”

BUCEO

-¿Cuáles son los problemas fundamentales de los trabajadores del mar?

“Tenemos dos conflictos básicos. La depredación de la masa bioceánica por el lado de la industria pesquera, donde nosotros buscamos la generación de más peces en el mar para el consumo humano. La depredación es producto de la industria salmonera. El 80% de la harina de pescado en que se convierten las especies marinas termina de alimento para salmones. Aquí hay una contradicción. La industria salmonera actualmente es subsidiada por el Estado, pero esa misma política alienta la destrucción de especies como el caso dramático de la merluza y el jurel. Según nuestros antecedentes, ya se ha perdido un 60% de esos recursos.”

-¿Cuál es la solución inmediata que proponen?

“Hay que regular el sector pesquero en Chile. La Ley Costa de Pesca privatizó la captura de peces. Aquí debe existir una discusión sobre la matriz económica del país, es decir sobre el desarrollo de las especies y para qué. Si en vez de capturar especies para hacer harina de pescado, lo hacemos para el consumo humano, por un lado podríamos equilibrar el crecimiento de las especies, y por otro, contar con un buen producto. Además así aumentaría el empleo. Y, cómo no, no tendríamos que exportar pescado para el consumo interno, pensando que Chile tiene cuatro mil kilómetros de costa.”

-¿Cuándo y cómo empeoraron las cosas en el sector?

“Desde la promulgación de la Ley de Pesca -hace cinco años y con la participación interesada y protagónica de los hermanos y senadores Zaldívar-, se intensificó la explotación de las especies, y la gente ha ido convirtiéndose en un trabajador informal, en un paria. Los contratos ahora son por marea. Los viejos se hacen al mar, pescan, salen, y quedan cesantes de nuevo. Se labora 3 o 4 meses y ahí se acaba el año.”

-¿Y qué pasa en el área portuaria?

“En la industria portuaria, la cuestión es un poco más grave. Los trabajadores portuarios existimos desde 1536. Sólo fuimos formalizados entre las décadas del 60 al 80 del siglo pasado. En 1981 (Plan Laboral de la dictadura), el Estado determinó con la ley 18032, efecto de los cambios de transporte a nivel internacional y la integración del container como envoltorio de la mercancía, el fin de las conquistas del área. Es decir, el derecho a participar en la regulación de la explotación marina con la Cámara Marítima basado en un convenio internacional, y las formas contractuales de relacionarnos con las empresas. Lo que ocurre es que esa legislación ya no obedece a las nuevas maneras de producción que existen en los puertos, ni al nivel de ganancias. Ahora hay una buena cantidad de tratados internacionales, a través de organismos tripartitos, que Chile todavía no suscribe. Aquí no hay negociación colectiva y existe una gran fragmentación sindical que no permite contar con la fuerza para llegar a convenios con los empresarios. Frente a esto nosotros estamos porque el país formule un plan de desarrollo estratégico. ¿Vamos a ser la “puerta del Pacífico”? ¿Tendremos o no corredores bioceánicos que permitan traer cargas del cono sur y sacarlas por medio de los puertos chilenos? Tampoco está definida la infraestructura vial necesaria para impulsar los objetivos anteriores. Al respecto, ya existen crisis en materia vial en Coquimbo, Valparaíso, San Antonio. Hace falta una ley portuaria. Lo que hay es una ley de modernización portuaria cuyo propósito es sólo la concesión y privatización de los puertos.”

-¿Quiénes mandan allí?

“Los dueños de los puertos son el grupo Claro y el grupo alemán transnacional Von Appen, que es el que ha crecido más. Entre ambos son los controladores del 87% de los puertos del país. Lo que resta son puertos pequeños.”

-¿Y qué gana el Estado?

“Un dólar por tonelada transferida. San Antonio mueve casi 16 millones de toneladas. Valparaíso, 10.5 toneladas. Eso no es impuesto, es un pago por el derecho a concesión. En el sector, se cobran las patentes de las empresas pesqueras que van a parar al llamado Fondo de Administración Pesquera (FAP) cuya finalidad original era dedicar esos recursos a investigación y desarrollo del sector. El FAP en realidad se ocupa para subsidiar la pesca artesanal y contener la cesantía. Pero ese fondo debería destinarse a universidades públicas que tuvieran que ver con el rubro para producir conocimientos tendientes a aumentar la masa bioceánica y proponer al país nuevas formas de explotación marina. Así se resolvería, entre otras cosas, de manera verdadera el desempleo.”

-¿Qué exigen al Estado?

“Nosotros le pedimos al Ministerio del Trabajo que genere insumos para poder discutir, para que ponga investigación al servicio del debate de todos los involucrados. Necesitamos legislación internacional comparada, ¿cómo funcionan España, Suecia, Finlandia, por ejemplo? Pero no existe la voluntad para ello en este gobierno, ni en los de la Concertación.”

LAS CONDICIONES LABORALES

-¿Qué ocurre alrededor de los puertos?

“Debe existir una relación entre las utilidades de los puertos y las ciudades que los albergan. No es posible que San Antonio y Valparaíso sobrevivan con las dádivas estatales, cuando en esas localidades opera una actividad tan potente como es la salida de productos a través de sus puertos.”

-¿Cómo va la cosa en materia de sueldos?

“Nosotros logramos el derecho a tener licencias médicas recién el 2008, en virtud de las elecciones que se avecinaban entonces. Y los viejos pesqueros, cuando pueden trabajar –máximo tres meses continuos-, ganan mensualmente unos $500 mil pesos (mil dólares) en promedio. En mi sindicato, los trabajadores pueden llegar hasta dos millones de pesos al mes (4 mil dólares), pero por sólo un trimestre. Esa plata deben dividirla para aguantar todo el año.”

-¿Y las condiciones de trabajo?

“Los viejos de 55 años ya no pueden subirse a los buques a arreglar los container. Ahí comienzan las jubilaciones en los hechos. Consideramos que realizamos trabajo pesado por las condiciones laborales en que nos desempeñamos: contaminación acústica, polución, extremas variaciones de temperatura y tenemos turnos alternados que imponen que entre turno y turno no se alcance a descansar ni siquiera 8 horas.”

-Ustedes han denunciado muchas veces el problema previsional…

“Tenemos problemas de densidad y continuidad previsional. Producto de los malos contratos y la informalidad, nuestros viejos no pueden jubilarse en forma porque no llegan ni a la pensión mínima. De esta manera el Estado tendrá que subsidiar las pensiones que, en el fondo, es subsidiar a las AFP’s y a la industria pesquera y portuaria.”

-¿Y los niveles de accidentabilidad laboral?

“El último accidente grave, que terminó con dos portuarios muertos, se produjo en San Vicente, durante el mismo tiempo en que las cámaras de la televisión apuntaban a los 33 mineros de la mina de San José, en Copiapó. Los accidentes laborales más recurrentes del sector son el desmembramiento, decapitaciones, aplastamiento de container. Todo porque no hay una legislación que implique cuadrillas mínimas de seguridad para trabajadores. Las cifras de accidentabilidad son secretas y sólo las conocen instituciones al servicio del empresario. Esos datos deberían ser públicos.”

MÁS ALLÁ DEL MAR

-¿Qué piensas de las posibilidades de un nuevo ciclo de luchas de los trabajadores y el pueblo de Chile?

“Según el Ministerio del Trabajo, un 32% de los asalariados en Chile son informales y precisamente laboran en las zonas productivas que exportan (2 millones cien mil personas). Ahí existe un territorio de fuerza laboral que ya comienza a generar acciones de unidad. Mi única preocupación al respecto, es que los trabajadores no sean usados, contra sus intereses, por la Concertación con el único fin de volver al gobierno. Si eso no pasa, y los viejos se organizan tras sus propias fuerzas e intereses, se podrían lograr grandes avances en un proceso relativamente breve. Yo creo que las demandas de la lucha deben ir por una mejor distribución del ingreso, la construcción de un nuevo Código Laboral. Y deberíamos contar con una potente y única central de trabajadores, que no existe, y con dirigentes auténticos con sindicatos reales. Ya no basta con pelear por un poco de plata. Debemos ganarnos el reconocimiento como actores principales de la producción de riqueza del país. Y con la fuerza de los estudiantes, los mapuche, las mayorías castigadas, podemos ampliar la plataforma sobre los principios de la soberanía nacional. Hoy no sólo podemos presentar lucha contra Piñera, sino también contra la Concertación por su responsabilidad ante el actual estado de cosas. De lo contrario cometeríamos un error estratégico que limita la posibilidad de crear un nuevo bloque nacional de desarrollo que, además, vea en Latinoamérica el lugar natural para negociar en conjunto mejores condiciones económicas y tecnológicas con el mercado internacional.”

Diciembre 5 de 2010












Chile: Estamos muertos en la cárcel de San Miguel los 81 (por ahora)


Por Andrés Figueroa Cornejo

La delincuencia, fuera de las patologías psiquiátricas marginales, es producto de la miseria y la ignorancia.

A las 5:48 hrs. de la madrugada del 8 de diciembre de 2010, los bomberos recibieron un llamado telefónico probablemente de un interno de la cárcel del San Miguel, comuna de la Región Metropolitana, donde se estaba produciendo un siniestro con consecuencias fatales sin precedentes en la historia de las penitenciarias chilenas. Sin embargo, el incendio habría comenzado alrededor de las 4:00 hrs. de la madrugada, es decir, casi dos horas antes de que llegara auxilio, a las 6:00 hrs. De acuerdo a versiones preliminares, ya son 83 los reos calcinados y muertos por asfixia. A ello se agregan más de 300 heridos y un número indeterminado de presos en riego vital que están distribuidos en distintos recintos hospitalarios de Santiago. La tragedia se concentró en el cuarto piso de la torre 5 de la cárcel. Durante los acontecimientos, sólo había cinco funcionarios de gendarmería en un recinto donde estaban recluidas 1961 personas, toda vez que la prisión está habilitada para 900 hombres. Es decir, los niveles de hacinamiento superaban más de un 100% las instalaciones. Los familiares de los reos, presa de la desesperación y la incertidumbre debido a las escasas informaciones vertidas oficialmente, lanzaron huevos y piedras a las autoridades y la policía.

De modo oficial resultan opacas las razones que originaron el desastre. Lo cierto es que independientemente de las responsabilidades inmediatas –eventual negligencia de gendarmes en particular-, existen responsabilidades políticas de fondo que recaen en los gobiernos anteriores y en el actual, y de los actuales ministros de Salud y de Justicia, Jaime Mañalich y Felipe Bulnes.

Antecedentes

En los últimos 10 años el incremento de la población carcelaria fue de 22.000 mil presos a 52.621 hoy. Considerando los reos que están beneficiados por políticas intrapenitenciarias o sistema abierto se llega a 55.000 mil reclusos. Esto es, el sistema penitenciario chileno es responsable de 107 mil personas.

El modelo privado que cuenta con subsidiado estatal generado con el propósito formal de aminorar el hacinamiento ha resultado un fracaso. En la actualidad, en los recintos concesionados existen tres presos en calabozos hechos para un interno. En la prisión femenina hay 300 reclusas en una habitación con capacidad para 80 personas, mientras que en la penitenciaría las instalaciones para 120 internos alojan a 800 reos.

La ley indica que el objetivo fundamental de la reclusión es la rehabilitación del preso con el fin de su eventual inserción social. No obstante, en el último tiempo se redujo el presupuesto para gendarmería en más de 2.600 millones de pesos (US$ 5 millones 200 mil dólares). Esa cifra deviene en que ninguna cárcel posee programas de rehabilitación.

El modelo penitenciario estatal invierte por recluso 290 mil pesos (US$ 580), en tanto en los penales privatizados, prácticamente 600 mil pesos (US$ 1.200). En el sistema privado, los montos comportan enseñanza, salud, especialistas en rehabilitación, comida, y gastos en arriendo del recinto, agua y luz. Inversamente, bajo el modelo fiscal, por menos de la mitad de los recursos todas las labores anteriores deben efectuarlas los gendarmes.

En Chile hay un funcionario de gendarmería por 91 presos. Investigaciones, hechas por el gremio de gendarmería, informan que sus trabajadores laboran para el Estado más de 12 millones de horas extraordinarias no canceladas.

El fondo del desastre

Mientras mediáticamente Piñera intenta explicar con abundante demagogia, como si fuera parte de la oposición –tomando distancia absurda respecto de su propia administración y culpando al eslabón más frágil de la cadena carcelaria-, una vez más, el mandatario enfrenta una crisis que revela las condiciones de subdesarrollo de Chile, asociadas, en este caso, a las inexistentes estrategias de prevención de accidentabilidad, resguardos sanitarios, rehabilitación efectiva de los reos, y un hacinamiento estructural del sistema penitenciario. Tras estos fenómenos se oculta el más profundo desprecio y abandono respecto de un segmento de la población chilena que es pobre y cuyo comportamiento está gatillado esencialmente por las pésimas condiciones de vida de las clases subalternas, la ausencia de una formación cultural digna, el desempleo, falta de porvenir y expectativas de desarrollo personal y colectivo, y la alienación social provocada por el imperio del fetiche del consumo innecesario que facilita la constitución de una subcultura ligada a la violencia y produce relaciones sociales dañadas y dañinas. Si no terminan las más que precarias condiciones materiales y educacionales de importantes segmentos de la desigual sociedad chilena, la delincuencia cobrará, simétricamente, una tendencia creciente y sin control. He aquí como se suma una nueva denuncia para la conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos el 10 de diciembre, dos días después de la inédita tragedia.

Diciembre 8 de 2010, 13:30 hrs.