jueves, 25 de octubre de 2007

Hacia la unidad de los trabajadores y el pueblo

SALUDO DE OVEJA NEGRA

Para los campesinos de mi patria
quiero la voz de Lenin.
Para los proletarios de mi patria
quiero la luz de Lenin.
Para los perseguidos de mi patria
quiero la paz de Lenin.
Para la juventud de mi patria
quiero la esperanza de Lenin.
Para los asesinos de mi patria,
para los carceleros de mi patria,
para los escarnecedores de mi patria,
quiero el odio de Lenin,
quiero el puño de Lenin,
quiero la pólvora de Lenin.”
Roque Dalton

Queridas compañeras y compañeros: la hora actual -donde el capital campea sobre el trabajo mediante la dominación brutal de la clase en el poder y sus expresiones políticas- está signada por el empeño irrenunciable y urgente de la unidad de los trabajadores y el pueblo, la unidad de los revolucionarios y las organizaciones más avanzadas de los de abajo. Pero esa unidad no es “unidad en general”.
Es la unidad con independencia de clase, horizontes libertarios y hacia la construcción de la hegemonía socialista. Es la unidad con convicción de poder, protagonismo popular, y producción democrática del proyecto liberador del pueblo.
Es la unidad que destaca los acuerdos entre revolucionarios, y pone muy lejos las pocas diferencias que a los poderosos y al reformismo les conviene agitar entre nuestras filas.
Es la unidad concreta, edificadora de confianzas, potenciadora de convergencias cada vez de mayor tonelaje orgánico y político para enfrentar al enemigo histórico de los trabajadores y el pueblo.

Saludamos a nuestras queridas hermanas y hermanos que han organizado este acto que conmemora los 90 años de la primera revolución de obreros y campesinos del mundo.

Con Lenin, Recabarren, Mariátegui, el Che, Santucho, Miguel Enríquez y todos los demás revolucionarios del planeta, marchamos con tranco popular y luminoso.

¡Hacia la unidad de los Trabajadores y el Pueblo!

¡De la Memoria al Poder!

Oveja Negra, Núcleo Político del Pueblo.
Octubre 26 de 2007
Santiago de Chile

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