· Entrevista al flamante Presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Alberto Hurtado, Gustavo Orellana Acuña
Andrés Figueroa Cornejo
Durante la primera mitad de noviembre se realizaron las elecciones estudiantiles en la única casa de estudios superiores de la Compañía de Jesús de la Iglesia Católica chilena, la Universidad Alberto Hurtado. En un reñido proceso electoral, los jóvenes anticapitalistas agrupados en la lista Todxs, encabezados por el flamante Presidente de la federación estudiantil, Gustavo Orellana Acuña, vencieron al conglomerado compuesto por los partidos afines al gobierno nacional de Michelle Bachelet.
Gustavo tiene 20 años y estudia, a la vez, Pedagogía en Música y Sociología. El estudiante de excelencia proviene de la populosa comuna de Puente Alto de la metrópolis. Su madre de desempeña de peluquera y su padre es repartidor de parafina y leña. Se declara “antiimperialista, anticapitalista, antipatriarcal y ecosocialista”.
-¿Cuál es el programa de Todxs?
“Está fundado sobre tres ejes cuyo objetivo principal es la democratización de la universidad. Si bien las distintas listas que participaron en las elecciones planteaban la democratización, las y los estudiantes se inclinaron por quienes llevamos consecuentemente más tiempo trabajando por ese fin primordial. Al término del día, la gente votó por quienes le ofrecen mayor confianza y capacidad de conducción participativa.”
-¿Qué contradicciones tenían las listas del oficialismo respecto de la democratización de la U?
“La principal incongruencia es la imposibilidad de no poder democratizar nada, toda vez que detrás del oficialismo está un directorio empresarial dueño de la universidad, y además, por principio, el oficialismo está constituido por partidos políticos que son parte de un ejecutivo nacional que se opone a la democratización. Nosotros/as, en cambio, siempre hemos propuesto una democracia sin el gobierno empresarial de la institución.”
Hacia el Claustro Triestamental para democratizar la UAH
-En concreto, ¿cuáles son las propuestas democratizadoras que piensan realizar?
“Junto con potenciar un cuerpo de consejeros/as por facultad, llevar adelante un claustro triestamental, a través del cual refundemos la democracia al interior de la universidad. El objetivo es que cualquiera de nosotros/as, al igual que todo/a trabajador de la institución, valga lo mismo para elegir al rector de la UAH. Ocurre que no puede existir una “cabeza doble” como hoy. La dirección y el consejo directivo deben ser elegidos por el conjunto, toda vez que sólo es el consejo directivo o directorio quien elige actualmente a la dirección. Y el directorio está compuesto por militantes de los partidos políticos del gobierno de Bachelet, entre los que se encuentran grandes empresarios como Rafael Guilisasti (ex presidente del gremio del empresariado en Chile), Anita Holuigue (directora de Unimarc), Diego Vidal (director de varias empresas de distintos rubros), Sergio Molina (ex vicepresidente del Banco del Desarrollo), José Said (presidente del Banco BBVA y de la Asociación de Bancos y Entidades Financieras y Afines A.G.), y Eugenio Tironi (director de Tironi Asociados y columnista habitual del golpista diario El Mercurio), entre otros (http://www.uahurtado.cl/ universidad/autoridades- universitarias/). Ellos son los que en realidad mandan. En consecuencia, la UAH no es un órgano autónomo.”
-¿Y ya está la instancia de auto-organización de los académicos y trabajadores de la UAH?
“Existe un sindicato único de trabajadores/as que aglutina a académicos y a trabajadores. En este sentido, lo importante es que el sindicato se amplíe más, porque faltan docentes que se sumen. Perdura aún la reproducción de la tradicional diferenciación entre trabajadores/as de primera y de segunda clase (académicos y administrativos), agravada por la exclusión de los trabajadores/as subcontratados/as del aseo, de la seguridad y del casino. Ese es uno de los desafíos principales.”
-Lamentablemente, el rector y sacerdote jesuita de la UAH, Fernando Montes, una de las autoridades más relevantes de la Compañía de Jesús en Chile, la misma congregación de la cual proviene el actual Papa Francisco, en relación con los estudiantes y trabajadores se ha caracterizado por adoptar medidas represivas y persecutorias cuando lo considera ‘oportuno’ (http://www.rebelion.org/ noticia.php?id=200276). ¿Se notó la mano pesada de Fernando Montes durante la última elección de federación?
“Sí. Sobre todo el último día de las votaciones, cuando durante las horas finales en que las urnas estuvieron abiertas, los estudiantes de posgrado llegaron en masa a votar. Entonces apareció casi un centenar de votos a favor de la lista oficialista y en nuestra contra. Eran sufragios significativos a la hora de quiénes triunfarían, ¡pero de manera extraña su inmensa mayoría fue para la lista del directorio de la UAH! Por ello se efectuó una pequeña investigación que arrojó que los oficialistas hicieron propaganda los días en que legalmente ya no se podía. Más grave fue que muchos académicos recibieron la orden de la dirección de obligar a los y las estudiantes a votar en nuestra contra. De hecho, algunos académicos llegaron a ofrecerles subir las notas a quienes sufragaran en contra de nosotros/as. Finalmente, ganamos de todos modos y sin necesidad de impugnar esa urna amañada por arriba.”
“Somos pueblo que busca a su pueblo”
-¿Por qué la federación es importante para los jóvenes revolucionarios/as de la UAH?
“Después de varios años de aprendizaje, de sanciones y represión, evaluamos que es lo mejor que podemos hacer para enfrentar al directorio empresarial de la UAH. Es una de las maneras de crear contra-hegemonía y apoyar lo fundamental: el establecimiento de relaciones sociales que apunten a la construcción de una mayoría crítica en la U. La dirección siempre ha jugado a atacarnos como a una ‘minoría revolucionaria’, y a dividirnos. Ello nos llevó a la unidad más amplia posible para enfrentar y ganar las elecciones.”
-Ustedes ganan las elecciones en medio de la llamada ‘reforma educacional’ del gobierno nacional. ¿Qué mirada tienen de esa política del Ejecutivo?
“Entre marzo y abril de 2016 realizaremos un congreso estudiantil que resolverá democráticamente nuestra posición y nuestra acción al respecto. Ahora bien, nuestra reflexión preliminar como fuerza social y política indica que, hasta ahora, el ‘bloque de conducción’ del movimiento estudiantil general nos ha llevado por un lugar equivocado. Y ese lugar equivocado ha sido reducir las transformaciones de la enseñanza en el país a una pura demanda economicista, llena de tecnicismos, pero sin tocar sus contenidos e intereses. No hemos estado luchando por una educación al servicio del pueblo. Es más, en materia solamente de recursos, la reforma del gobierno no comporta la gratuidad universal de la enseñanza, sino que se limita a un sistema de becas (‘vouchers’ o cupones) para el 40% más empobrecido de la población. La lucha consiste en combinar como un solo momento un sistema de enseñanza subordinado a los intereses de los oprimidos/as, mediante una educación gratuita y de excelencia.”
-Más allá de que el proyecto de democratización profunda y participativa para el funcionamiento interno de la UAH, ¿cómo observan sus vínculos ampliados hacia las diversas fracciones del movimiento popular, hasta el momento exitosamente balcanizado por el poder?
“En la práctica concreta de lo que buscamos para la universidad, está en miniatura lo que queremos para el conjunto de la sociedad. Por eso ponemos también el acento en un sistema de vocalías: las vocalías de medioambiente, de género y disidencia sexual, de auto-educación, de voluntariado (que no tiene nada que ver con el asistencialismo paternalista y aparentemente apolítico), de defensoría popular. La sociedad chilena está basada en relaciones de explotación, opresión y dominación. Y nosotros/as somos pueblo que se solidariza recíprocamente. Somos pueblo que busca a su pueblo. Nuestro gran objetivo no puede reducirse al campo puramente estudiantil.”
-Gustavo, tú elegiste ser un estudiante de la única universidad jesuita de Chile. ¿Por qué?
“Hay una cuestión valórica fundamental de por medio. Las y los estudiantes no sentimos una desafección con el discurso jesuita de la UAH. Nuestro problema es con la incongruencia entre el relato y la práctica, sobre todo en lo concerniente a la solidaridad de clase que debería existir, pero que no existe. Mira, en la U debemos pagar un arancel promedio anual por carrera de 3 millones de pesos (USD4.280), que en 6 años alcanzan más de USD25.700
Nosotros/as consideramos que el servicio público no se hace solamente abriendo carreras universitarias de Humanidades y Ciencias Sociales. El servicio público lo comprendemos como una enseñanza para y desde el propio pueblo. Eso extrañamos. La distancia entre una narrativa ética, por un lado, y los criterios concretamente discriminatorios de la actual dirección de la UAH, por otro. La incoherencia duele más que la verdad, por dura que ella sea.”
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