1. El 22 de
febrero de 2012, en la estación Once de Septiembre de ferrocarriles de Buenos
Aires, a las 8:32 de la mañana, se hizo trizas una formación de trenes llena de
trabajadores, estudiantes, pobres. 51 muertos, una mujer embarazada, más de 700
heridos. El accidente pre anunciado por la Auditoría Nacional, pasajeros y por
los propios asalariados del tren, descubrió con el hueso desintegrado de
inocentes lo sabido. Que la colusión negra entre la alta administración del
Estado, el Grupo Cirigliano y la superestructura sindical construyeron las
condiciones para el desastre. Un tren subsidiado por el pueblo, un subsidio
convertido en ganancia para la empresa amiga de los intereses de funcionarios
gubernamentales y de sindicalistas de espina y timo. El capitalismo argentino
en sus manifestaciones más decadentes: corrupción, indolencia, negocio y
crimen. Cada administración política de turno de un Estado orientado por el
programa ultraliberal tiene forma nacional y contenido internacional. Si en
Chile se impuso con metralla, en Argentina se privilegia ‘el arreglo’, la
manipulación, el soborno, el silencio, la amenaza, el asesinato preciso.
Miles llenaron la
Plaza de Mayo después de un año del espanto, reunidos en torno al clamor
multiplicado por justicia y reestatización del servicio. Quien escribe también
estuvo escuchando los martillazos testimoniales de los familiares de las
víctimas. Muy cerca, a pocos metros, la Casa Rosada quedó teñida de sangre y
vergüenza, de látigo popular e indignación demoledora que repitió durante horas
‘no los quiero de embajadores, tampoco en sus casas tranquilos; los quiero ver
aquí juzgados. En esta plaza, en este sitio’.
2. El deterioro
del capitalismo argentino sólo es ralentizado por el coyuntural buen precio de
la soja y la producción cerealera. La estanflación, de su realidad aplanadora,
pasó a convertirse en diagnóstico consensuado de los especialistas y de los no
tanto (un misterio dialéctico). Es por ello que los inquilinos de turno de la
Casa Rosada -concesionistas de medidas pirotécnicas y cortoplacistas a
fuerza de un año electoral que determina la posibilidad de una tercera
repostulación de la Presidenta Cristina Fernández-, más que mejorar salarios y
condiciones laborales, propician una potente propaganda pro empleo, pero del
peor pagado, del que causa mayores accidentes, y sin contrato de ningún tipo.
La casta política y de intereses comunes, hegemónica aún y sin pueblo -en
cualquiera de sus versiones, bloques y alianzas-, sabe perfectamente que en las
condiciones actuales, el avance de la cesantía es seguro caldo de cultivo para
un eventual ciclo abierto de lucha de clases (los jubilados sufren su calvario
propio, casi a solas). Entonces de la crisis de representatividad y
credibilidad de los gobiernos nacional y provinciales, del sistema de partidos
políticos (incluidos y excluidos, blancos, amarillos y rojizos), se pasa a una crisis institucional, volviendo más
próxima una crisis de gobernabilidad.
3. Más allá de la
situación geopolítico económica de Argentina como territorio primario
exportador agroextractivo -dependiente
de los Estados corporativos centrales, la bolsa y los organismos del crédito
imperialistas regentados por el momento financiero del capital-, las
vacilaciones e improvisaciones del Ejecutivo nacional incrementan tanto la
objetiva, como la denominada ‘sensación térmica’ de las mayorías de
sobrevivir al día y no saber cómo llegar a fin de mes. La única 'solución' a
mano hasta ahora para grandes sectores de trabajadores ha sido la proliferación
de créditos de consumo mediante el plástico del comercio minorista, el
retailer, el almacén del barrio, todos ellos, altamente especulativos y pro
inflacionarios (consumo y gasto del salario diferidos y en creciente
devaluación). La mayoría laboral que se desempeña informalmente, 'en negro' o
‘en gris’, indocumentadamente, está condenada a la confianza del almacenero.
4. La última
iniciativa del gobierno nacional -que primero se anuncia con fuegos de
artificio y en el camino se va modificando de acuerdo a los grupos de interés y
presión- fue el congelamiento de los precios de las mercancías de los
supermercados por dos meses para paliar malamente los efectos de la inflación.
De inmediato se revelaron, por lo menos, cuatro dificultades y trampas. Los
supermercados subieron sus precios antes de que la medida se pusiera en
ejercicio; quienes fijan los precios son los grandes proveedores y no el
momento de la venta a boca de consumidor; luego del tiempo de congelamiento de
precios se estima que subirán de golpe las mercancías; y los dos meses
coinciden con las negociaciones salariales de los trabajadores, por lo cual el
congelamiento funciona como argumento empresarial para evitar los reajustes.
Flor de política.
5. Mientras la
administración del Estado continúa pagando religiosamente la deuda externa,
tomando deuda interna de los ahorros previsionales de los trabajadores
concentrados en la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), del
Banco Central, emisión de bonos soberanos y el control de la compra de dólares
para 'hacer caja'; el promedio del salario de los funcionarios públicos es de 3
mil pesos mensuales y la canasta mínima familiar se encuentra en 7 mil pesos.
El dólar oficial está en 5 pesos y el paralelo en casi 8 pesos; en tanto,
la inflación estructural se encuentra en alrededor de un 30 a un 35 % anual
(según cuentas conservadores).
Pese a que las
empresas inmobiliarias exponen una venta de departamentos un 85 % menor en
enero de 2013 respecto del mismo mes del año anterior, en el país carecen de
soluciones habitacionales 3 millones de personas. Así y todo, continúan
vendiéndose predios públicos ligados a ferrocarriles y al puerto, entre otros,
para continuar edificando viviendas de lujo. La sobreproducción en particular
beneficiaría a la empresa Inversiones y Representaciones S.A. (IRSA), en sus
cálculos, para vender eventual refugio sólo para millonarios. Los pocos que
pueden ahorrar y no son grandes accionistas de nada, lo hacen en dólares, oro,
compra de inmuebles y hasta en botellas de whisky. La credibilidad bancaria
todavía se resiente del ‘corralito’ de 2001.
6. La crisis y el
hambre ganancial del capital en Argentina también se manifiesta en el aumento
de la violencia contra la mujer; en la escolaridad primaria pública reducida adrede
a comedores infantiles para beneficio de la privada; en la secundaria del
Continente que más consume marihuana; en la delincuencia principiante. La salud
pública ofrece turnos atemporales incluso en casos de alto riesgo vital; en
muchos hospitales los enfermos deben llevar
sus propios materiales sanitarios y, por ejemplo, en la provincia de
Córdoba, ya existen casos de dengue mortales, mientras las vacunaciones
infantiles son parciales e insuficientes contra la meningitis, la TBC y la
hepatitis B. Los seguros de salud privatizada –inaccesibles para la gran
mayoría- por lo menos han duplicado su precio por similar cobertura. Los
trabajadores ‘en blanco’ acceden a una obra social según el precio de su
salario, y los mejor pagados suelen combinar ambos sistemas. Sin embargo, se
trata únicamente de una franja de los trabajadores. Los jóvenes, los
precarizados, los subempleados, los desempleados, los migrantes y los
trabajadores ‘en negro’ –la mayoría de la fuerza laboral- solamente pueden
optar a la salud pública en bancarrota.
7. En total, la mayor cantidad de huelgas y negociaciones paritarias el 2012 se
concentró en los funcionarios del Estado (considerando docentes y trabajadores
de la salud), y una minoría en la empresa privada (grande, mediana, pequeña o
pequeñísima). Como en otros países, la organización sindical de los empleados
públicos es históricamente superior a la de los trabajadores de empresas
privadas, lo que facilita a los primeros contar con una mejor ubicación en las
relaciones de fuerza para pactar. De hecho, los profesores agrupados en la Asociación
de Trabajadores del Estado (ATE) ya están en huelga porque la propuesta
gubernativa a sus demandas salariales está muy por debajo de la inflación. Todo
lo contrario ocurre en el área privada. Al respecto, la llamada ‘inseguridad ciudadana’
está mucho más vinculada al temor de perder el empleo que a la delincuencia
común.
8. No importa que
las izquierdas todavía sean incapaces de constelarse. No importan sus razones
abundantemente impresas y las inconfesables –que en caso alguno son sinónimo de comprensibles
y comprendidas, aceptadas o siquiera algo interesantes para la gente de a pie-.
No importa que las izquierdas se cobren cuentas absurdas, confundan al hermano
de lucha con uno de los adversarios principales, intenten obtener más
suscriptores mediante la apropiación obscena, uso y abuso de los mártires del
pueblo. No importa que se autoproclamen ‘fuerzas nuevas’, cuando su conducta,
discurso y procedimientos sean fotos en sepia y sin contexto, y reproduzcan los
modos del sistema de partidos políticos en crisis. No importa que sean pura táctica confusa y
proyecto abstracto, maximalista, descoyuntado de la realidad concreta. No
importa que sus direcciones consideren que los fines no tengan ninguna relación
con los medios. No importa. El movimiento real de los trabajadores y los
pueblos y las contradicciones sociales
se encargarán de parir los instrumentos de su propia emancipación. Con nuevos y
no tan nuevos, pero rehabilitados
militantes populares. De no ser así, la próxima oportunidad histórica para cuestionar
materialmente los fundamentos de un capitalismo sin respuestas -imposible de
emparchar o reformar significativamente, agonizante hasta que la voluntad de
las mujeres y los hombres hagan estallar sus respiradores artificiales-,
simplemente ofrecerá más tiempo a los
contados enemigos de la humanidad y sus intereses nativos en terreno argentino.
Trabajadores y
pueblos porque hay indígenas también en Argentina y migrantes fronterizos por
doquier, aunque no aparezcan en los órganos oficiales de las izquierdas, esas versiones marchitas y
autoreferentes, descontextualizadas y mal editadas de las relaciones sociales concretas del país actual.
9. Cuando termina
este pobre fresco sobre la contingencia argentina, llegan noticias del asesinato
del sindicalista chileno Juan Pablo Jiménez. En Chile es más fácil formar un
grupo anticapitalista que un sindicato de lucha. Juan Pablo tenía 34 años y era
Presidente del Sindicato Nº 1 de la Empresa Azeta, corporación subcontratista de
Chilectra (propiedad de Endesa España, a su vez, propiedad de la transnacional
italiana Enel). Fue asesinado a bala exacta y fría al interior de la propia
empresa. Juan Pablo venía del futuro y había nacido para luchar y luchado para
vencer. De esta memoria, emputecidos y armados con todas las razones, los
desheredados batallan con la mira en el
poder. Honor y gloria a Juan Pablo.
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