Por Andrés Figueroa Cornejo
1. Ante alrededor de 25 mil
personas reunidas en la Plaza de Mayo, el 10 de diciembre la Presidenta
Cristina Fernández invocó las columnas centrales que persigue para su segundo
período a la cabeza del Ejecutivo argentino. De este modo señaló esperar en
materia de Derechos Humanos que los juicios en curso provenientes de la
dictadura militar de 1976-1983, “puedan ser terminados”. Sobre la crisis capitalista
internacional, Fernández fustigó el momento financiero privilegiado por los
países centrales, por sobre el acento en “la economía real” (momento
productivo). En relación a la deuda pública, la mandataria celebró su
cancelación anticipada e indicó que “en moneda extranjera se redujo a
27,5% del PBI”. Asimismo, informó una vez más que durante su primera
administración hubo “5 corridas bancarias” donde “el Banco Central vendió casi
16 mil millones de dólares” para impedir la devaluación. Cristina Fernández
relevó la ley de medios –que aguarda su aplicación-; el fin de las privadas
administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP) y el retorno al
sistema de reparto anterior (2008). Respecto de la industria del crédito, la
Presidenta afirmó que en la actualidad las grandes empresas del rubro “tienen
el 19%”, y el Banco Nación (estatal) el “57% de la cartera de préstamos
(que van) “a la pequeña y mediana empresa”. El turno de los sindicatos fue
mencionado, haciendo una comparación con el gobierno de Juan Domingo Perón,
donde ahora habría “derecho de huelga, no de chantaje ni de extorsión”.
Asimismo, anunció la implementación de la evaluación docente y que “hagamos un
inmenso esfuerzo colectivo por cumplir todos los días de clase, los unos (profesores)
y los otros (gobernadores provinciales).” Finalmente, Fernández comunicó la
creación de la Secretaría de Comercio Exterior y la Subsecretaría de
Competitividad.
Ese es el “relato oficial”.
Y se escribe “relato” porque esa es la expresión impuesta desde arriba.
Entonces, un “relato” (¿política lingüística o lingüística politizada?) es un
recurso comunicacional que recoge aspectos de la realidad a discreción y que
pretende guardar coherencia interna según una intencionalidad política bien
determinada. Esto quiere decir, que resulta innecesario que el “relato” sea
real. Basta que sea verosímil y coherente consigo mismo, como un texto
literario.
Desafortunadamente, la vida
es relaciones sociales, de poder y de clases; fuerza, coacción e intereses;
modo en que se reproduce la existencia, sus contradicciones permanentes y otros
asuntos. Menos es un cuento.
2. En Argentina es
extraordinariamente difícil encontrar cifras duras, positivas, siquiera
encuestas meridianamente confiables para hacerse de una panorámica de la
realidad, tanto fenoménica (empleable como síntoma), como profunda. Los datos,
en general, resultan opacos o derechamente invisibles. Que no se entienda como
excusa. Es una variable con la que brega cualquier análisis en el país del tango,
la cumbia villera, el folclor intacto, el rock latino, la pizza económica, las
migraciones añosas y las recientes, los
contrastes por doquier, el barrio Palermo y el tren-miseria a Moreno, los
granos y los vacunos, las calles bien numeradas y un subterráneo porteño cuya
línea A es de la segunda década del siglo pasado y permanece tal cual lo
dejaron; los fines de semana sagrados, un pueblo que abraza y una fracción del
sector medio bonaerense que obsequia a sus hijas quinceañeras “tetas” postizas
y anorexia. En fin.
3. El economista y académico
Fernando Azcurra afirma que la administración de Cristina Fernández es
ideológicamente “pequeño burguesa democrática” y que para ella la “democracia y
el capitalismo corporativo financiero serían opuestos en lucha
irreductible”. Del mismo modo, Azcurra indica que la condición pequeño
burguesa del actual gobierno cree que
“la sociedad burguesa y el capitalismo democrático correctamente administrados
desde el Estado, puede y debe eliminar las desigualdades, la pobreza, la
marginalidad más escandalosa y acceder al pleno empleo, el bienestar económico,
la equidad social y la auténtica igualdad ante la ley”. Sin embargo, lo
anterior corresponde al “relato” cuando el economista argentino asegura que
“cada vez que (la pequeña burguesía democrática) accede a la administración del
Estado choca inevitablemente con los intereses y poderes reales del capital
financiero interno y mundial que la coacciona y la corrompe”. Más claramente,
Azcurra manifiesta que la “pequeña burguesía kirchnerista ha asumido el papel
de “burguesía nacional”, aunque la burguesía argentina “tradicional”, tomándola
como un todo, no se sienta representada por aquella. Su drama es que carece de
partidos y líderes políticos, carece de independencia y representación política
ante el resto de la democracia. Por eso apela y apura muchas veces los
expedientes que le da el poder económico y financiero dominante en la economía
argentina: golpes de mercado, corridas contra la moneda nacional, presión contra
el tipo de cambio, fuga de capitales, intimaciones desde el capital financiero
internacional (FMI, BM, Club de París, etc.) para imponer sus intereses
económicos y políticos”.
Pero con honestidad,
Fernando Azcurra reconoce que “Néstor Kirchner y Cristina Fernández nunca
defraudaron sus convicciones ni cambiaron los objetivos: jamás se propusieron a
ellos y a la sociedad suprimir la oposición entre el capital y el trabajo
asalariado. Lo que ha proclamado Fernández es lo que ha hecho, hace y hará:
atenuar tal oposición y transformarla, si puede y la dejan, en armonía de
clases. Lo que sí podría establecerse es una comparación entre sus aspiraciones
de juventud y sus realizaciones de senectud. A saber: querían combatir al
capital, pero lo administran sin combatirlo; querían tomar el poder, pero el
poder los tomó a ellos; querían cambiar el sistema, pero el sistema los cambió;
y querían una sociedad sin clases, pero pertenecen a la clase pequeño burguesa
de la sociedad”.
4. Sobre la hipótesis de la
existencia de una “burguesía nacional”, en un encuentro elitizado de la
Fundación Endeavor, el dueño de la centenaria cadena de venta al detalle
supermercadista La Anónima, Federico Braun, se quejó de la escasa gravitación
de los capitales argentinos en la economía y la comparó con el peso que
conservan brasileros y chilenos. En verdad, Brasil es un coloso de inspiración
subimperialista del cual depende un conjunto de economías regionales, entre las
que se cuenta Argentina, y a su vez si llueve en China, el país carioca debe
abrir paraguas. Y en Chile la “burguesía nacional” no existe. Los capitales del
piño que ordena el naipe en el país trasandino están genéticamente subordinados
al gran capital mundializado. Una vez, por rareza y sorpresa, quien suscribe el
artículo compró una prenda tosca de ropa cuya etiqueta prometía su origen
chileno. Aunque se destiñó al primer lavado, todavía la conserva.
5. Respecto del famoso
alegato internacional de la Presidenta de retornar al “capitalismo en
serio” o productivo contra el “anarco capitalismo financiero” –como si
estuvieran compartimentados y no fueran en la realidad dinámica, momentos de un
solo capitalismo donde hegemoniza el financiero sobre los demás momentos del
capital desde la fase inaugurada en los 70 y 80 de la centuria pasada-, el
economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, Augusto de
la Torre, informó que “El financiamiento a la inversión es escaso en la
región”, y agregó que “tenemos un sistema financiero más estable, pero parece
que todo lo que hace es financiar el consumo”.
Según Zona Bancos de
Argentina, la industria de la deuda transfirió el aumento de las tasas que
pagan por plazos fijos a los consumidores. Esto es, que los créditos personales
más baratos de la plaza que en abril de 2011 promediaban un interés a 12 meses
del 36,4 %, en la actualidad se incrementaron 7 puntos (43 %). Sin embargo, en
el mercado el costo total puede arribar a casi un 90 % anual, considerando las
tasas más IVA y gastos operacionales.
Por su parte, el dinero
plástico alcanzó un alza de 36 % en su precio. Desde un banco importante
argumentaron que “nos movemos con cautela porque no vemos un horizonte claro.
Estamos esperando qué pasa con las tasas, la inflación y el consumo”. La banca
enfría los créditos de consumo, los encoge y recorta sus plazos de tal manera,
que el gobierno debió “solicitarle” que no lo hiciera.
Por si no resultara
suficiente, las mutuales, que ganan prestando a los trabajadores jubilados, en
muchos casos, venden sus carteras de crédito a los bancos para contar con
dinero constante y sonante. Al fin, las mutuales son parte de la malla del
capital financiero, y operan como una subcontratada fuerza de ventas.
¿Por qué la banca y las
instituciones financieras –que forman holdings con “el capitalismo en
serio”- se tornan renuentes con la demanda crediticia para las personas?
¿Saben algo que el resto de Argentina desconoce y que podría lastimar sus
utilidades y jaquear hasta el negocio mismo?
El gobierno de turno,
contradiciéndose con los propios reajustes salariales del segundo trimestre
de 2011, continúa afirmando que la inflación es de un 9 %, toda vez que
analistas de distinto signo político consensúan una desvalorización del peso de
alrededor de un 25 %. A su vez -y como no existen economías blindadas y el
mundo entero está todavía supeditado a un puñado de corporaciones
deslocalizadas cuyos avales son los Estados y sus bancos centrales “autónomos”
de los intereses del 99 % de la humanidad-, el 2012 el planeta y sus partes sufrirán
una profundización de la crisis económica que estalló el 2008, proporcional a
su situación contable nacional y regional. La economía china, que sostiene los
precios históricos de las materias primas sobre las que se funda la inmensa
mayoría de las economías latinoamericanas, ralentiza sus motores gradualmente,
impactando a la baja en el precio de la soya, los granos y la minería en
territorio argentino. Esos recursos, base de la economía primario
agro-extractiva del país, representan el 45 % de las ventas al mercado
internacional, del cual un 25 % ingresa al Estado. Asimismo, el
presidente de la empresarial Coordinadora de las Industrias de Productos
Alimenticios (Copal), Daniel Funes de Rioja, dijo que “No sabemos si no estamos
en la puerta de un nuevo 2008. (Ese año) Rusia bajó todos los embarques
de frutas y vinos. Ahora lo estamos viendo con industrias como la pesquera.
España e Italia no están comprando y son casi mil millones de dólares menos de
ingresos”. Los exportadores, de no ocurrir un milagro que cambie la
situación recesiva en Europa y Estados Unidos, estiman que pueden perder hasta
un 20 % de las ventas al exterior el año entrante. Junto con la eliminación de
los subsidios a los propietarios de los servicios básicos, el empresariado ha expresado
que en materia de remuneraciones, “tiene que haber moderación”.
Sin descontar siquiera el 25
% de inflación (a qué restar impuestos, ahorros jubilatorios, seguros
sanitarios, etc.), el salario mensual promedio de un trabajador ‘en blanco’
argentino es de US$ 767, al día de tallarse el presente artículo. Y existe más
de un 30 y menos de un 40 % de personas de toda la fuerza laboral que se emplea
‘en negro’, ilegalmente, en condiciones infrahumanas, sin beneficios sociales
ni reajustes y con salarios cuartomundistas. Esto, en un Buenos Aires, por
ejemplo, donde el arriendo de una vivienda “digna” para una familia de 4
personas cuesta mensualmente 465 dólares, empleando los mismos criterios usados
para medir el salario promedio.
Sólo en el último período en
Argentina, pese a la contracción reciente de venta de dinero para el consumo,
se está expandiendo su área de créditos para consumir y, por tanto, la tasa de
morosidad todavía es bajísima comparada con la de Chile u otros países donde el
espiral de sobreendeudamiento parece no tocar techo. Se puede observar en
Buenos Aires a profesionales y empleados de oficina, con la misma cantidad de
tarjetas de crédito que el Santiago de Chile de fines de los 80, hasta ahora,
donde las deudas se concentran en una sola cuenta acumulada y muerden los
sueldos del trabajador tipo ferozmente, promediando un endeudamiento financiero
de consumo de 6 a 8 veces su salario. Hace mucho tiempo que en Chile no existe
capacidad de ahorro. De hecho, se está acabando la capacidad de endeudamiento.
En Argentina el trabajador gasta todo lo que gana y además, ya está requiriendo
suplementos que sólo consigue en el sistema financiero comercial. En este y
otros aspectos nada alentadores para las grandes mayorías, Chile es el futuro de
Argentina.
Lo anterior podría
contener algunas de las variables significativas que intimidarían a los
bancos a la hora de ofertar créditos de consumo. Si existen riesgos, se
dificulta la dotación de préstamos a las personas.
Por otra parte, aún Banco
Nación se concentra en la oferta de créditos para la pequeña y mediana empresa,
que es la que explota más trabajo en general. Naturalmente, la economía y el
mundo del trabajo es un sistema completo y complejo, y resultaría preciso tener
acceso a las condiciones remuneracionales, contractuales y laborales en las que
se desempeñan los trabajadores de un sector tan gravitante como las PYMES para
obtener una lectura más concreta de la situación.
6. Como se ha vuelto hábito
en América Latina, la educación formal es síntoma y resumen de sociedades
divididas en clases de intereses irreconciliables. En Chile y Colombia han sido
movimientos telúricos los que prueban en los hechos el mito de la movilidad
social a través de la enseñanza. La segmentación brutal de la educación
reflejada en el avance de la escolaridad y enseñanza terciaria o superior
privatizada contra la pública, estatal,
laica y gratuita es apenas una señal de la actual fase capitalista mundial.
Sólo en Argentina, la mitad del sistema escolar ya se encuentra privatizado.
Los resultados posteriores en las universidades especialmente públicas no hacen
más que refrendar dramáticamente las desigualdades sociales, consolidándolas, aunque
el acceso parezca ilimitado y no haya que costear un cobre del bolsillo
personal (que sí menos visiblemente del excedente del trabajo asalariado
acumulado por millones y administrado por el Estado).
Cristina Fernández dijo en
su alocución inaugural que debía implementarse un sistema de evaluación docente
en todo el país. El objetivo sería mejorar “la calidad” (terminología que
inmediatamente homologa la enseñanza a una mercancía más). El problema
entonces, serían los profesores, su talla al momento de impartir clases, de
prepararlas, de capacitarse, etc. El problema de la “calidad” y sus resultados
estarían dentro del aula entonces.
Sin embargo, hace pocos días
se publicaron los números y conclusiones del censo escolar aplicado el 2010 a
277.959 estudiantes del último grado de la secundaria pertenecientes a 7.308
establecimientos de toda Argentina. De acuerdo a la prueba, de los jóvenes más
pobres, apenas el 4,4 % obtuvo un alto desempeño en Matemática y un 8,7 % en
Lengua. De los alumnos de los entornos más adinerados, un 26 % alcanzó los
mejores puntajes en Matemática y un 31,7 % en Lengua. Es decir, a contextos
familiares más empobrecidos, peores resultados y viceversa.
¿Cuál es el conflicto de
fondo? ¿La ausencia de evaluación docente o las inequidades estructurales de
una sociedad fragmentada en materia económica, y por tanto, culturalmente? Ello
sin medir las tareas extra escolares que realizan los educadores de la
educación pública, sustituyendo por fuerza y ética, las descompensaciones y
descomposiciones familiares de sus estudiantes, teniendo que hacer además, de
psicólogos infanto-juvenil, trabajadores sociales, guardia disciplinaria,
colaborando en los comedores urgentes, bregando con madres y padres sobreexplotados,
sin tiempo ni recursos. Qué mencionar sus salarios enanos y pésimas condiciones
contractuales y laborales, de infraestructura y enfermedades profesionales. La
enseñanza privada, que funciona llanamente como una empresa con fines de lucro,
toma y expulsa docentes a gusto del cliente. Sus problemas son otros. Desde los
malos tratos de propietarios y concesionarios escolares, apoderados e incluso
de los propios estudiantes, hasta precarización y alta rotación laborales.
¿En qué consiste la
evaluación docente de la Presidenta? ¿Qué busca calificar, qué efectos tendrá
sobre los docentes? ¿Sabrá el ministro de Educación que la enseñanza es un
proceso y no un engranaje productivo? ¿Buscan proletarizar la marginalidad
excluida para bien de la demanda empresarial de mayor cualificación de mano de obra barata y abundante? Por ahí señaló un
independentista mayúsculo del Caribe, uno de espada y letras, que “sólo un
pueblo culto es un pueblo libre”. ¿Qué tiene que ver la cultura acaudalada por
la humanidad con una evaluación docente con objetivos, en el mejor de los
casos, operativos?
7. El discurso de Cristina
Fernández en Plaza de Mayo tuvo su especial mensaje hacia los trabajadores en
general, y para los organizados en particular. Otro de los ajustes económicos
contra el trabajo en vista a las paritarias o las grandes negociaciones
remuneracionales que deben darse en la primera mitad de 2012 (la otra
archicomentada medida tiene que ver con la quita de subsidios a las energías,
la telefonía, el transporte colectivo, agua, etc. y el subsecuente aumento del
precio de todas las mercancías) está asociado al tope de un 18 % de reajuste.
Allí la Presidenta aseveró extrañamente que “…cuando estaba Perón no había
derecho a huelga, digo por los que reivindican a Perón y no a nosotros (…) En
cambio, ahora sí hay derecho a huelga, pero no al chantaje y la extorsión”.
En lo formal,
constitucionalmente, Perón no ganó el veto o ilegalidad de las huelgas cuando
fue gobierno en la época de las políticas de sustitución de importaciones e
institucionalización de derechos sociales básicos, aplicadas en prácticamente
toda América Latina. De hecho, hubo huelgas significativas entonces
(ferroviarios, marítimos, etc.).
Más allá de la anécdota,
tras el fenómeno y contextualizadamente, lo anterior ocurrió entre los 30 y
comienzos de los 70 del siglo XX, debido a causas ligadas a la Gran Depresión
de 1929 y el avance del socialismo. Es decir a motivos vinculados a las
correlaciones de fuerza mundiales, la división internacional del trabajo, las
crisis del propio capitalismo, y todas ellas dialécticamente combinadas.
Y en términos tanto
estructurales, como históricos, la huelga es una adquisición de los
trabajadores que se remonta a los orígenes del capitalismo industrial, y bien
específicamente a la Inglaterra de 1810-1811, y a la propia Revolución Francesa.
Primero fue la huelga, luego la ley. Primero fueron las condiciones de miseria
en las que se desempeñaba el asalariado, su toma de conciencia elementalmente
económica, su organización precaria, su realización contra la máquina y
el propietario. Tuvo que pasar tiempo para comprender las relaciones sociales
de producción, la generación del excedente socialmente producido y privadamente
apropiado. La pugna irreconciliable entre capital y trabajo, la necesidad
histórica de su superación aún pendiente. La reacción de los propietarios, del
capital, acorralado ante la fuerza que oponen los intereses de las clases
subordinadas, como recurso de sobrevivencia ante la ofensiva de los que tienen
como mercancía nuclear la venta de su fuerza de trabajo, dio como conquista de
los asalariados cuerpos legales de “beneficios” arrancados del propio
excedente producido colectivamente, de acuerdo a las relaciones de fuerza a
toda escala. No al revés.
Por eso en la provincia de
Chaco, trabajadores del propio Estado de una gobernación kirchnerista
realizaron importantes movilizaciones antes de que terminara noviembre. Y
manifestaciones y huelgas existen ahora mismo. No por nada hay alrededor de 4
mil trabajadores, dirigentes y delegados sindicales judicializados por luchar
por mejores condiciones de existencia. Y contra una burocracia sindical, de
directivos empresarios, sustantivamente antidemocrática y vertical (como espejo
del propio modo de gobernar del Ejecutivo, sin participación alguna,
inconsultamente), que colabora con el empeoramiento de la vida de los
trabajadores, delincuencial ella misma o que ocupa al lumpen para castigar a su
propia disidencia a través de “patotas”, se asoman nuevas organizaciones de
trabajadores que sí caminan tras sus intereses de clase. Aunque la administración
del Estado busque aprobar precautoriamente una ley “antiterrorista” que amplía
hasta el delirio las facultades legales para intentar detener al venidero
movimiento de los trabajadores y el pueblo argentino. En la actualidad, el
sindicalismo independiente del Estado, el gobierno, los empresarios y los
partidos tradicionales, es minoría. Pero la fatalidad se disuelve
instantáneamente cuando la lucha, el movimiento real de los trabajadores cobra
bríos, destruye el miedo y la alienación, y se reconoce como fuerza, voluntad y
sostén de la totalidad social. El futuro está abierto. Condicionado, por
cierto, pero pleno de posibilidades.
Los intereses de los
trabajadores no son chantaje o extorsión. Son realidad objetiva, concreta,
nunca “relato”. Así como los intereses de la minoría gran propietaria tampoco
son un discurso. De lo contrario hace tiempo que habitaríamos el reino de la
libertad y la felicidad plenas.
8. No es posible en un solo
y apretado análisis abarcar el “relato” fotográfico agendado por la Presidenta Cristina Fernández. Las fronteras
de un artículo no alcanzan ni para un
paneo relativamente parcial, primero de la coyuntura y luego de las relaciones
de fuerza. Quedan en carpeta la caracterización del sistema político actual,
las alternativas políticas del campo de los trabajadores y el pueblo, la
violencia estatal y su relación con la lumpenización de amplias franjas
sociales, el lugar de Argentina en el mundo, sus pugnas de clase internas, el
papel del imperialismo, etc., etc. Quien suscribe, inexorablemente, queda en
deuda hasta una nueva partida.
Diciembre 15 de 2011
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