miércoles, 25 de enero de 2017

Chile. “El Estado implementa un escenario de guerra contra la Resistencia Mapuche” / Héctor Llaitul, vocero de la CAM

“Ha tardado el fin de la noche”
Patricio Manns

Andrés Figueroa Cornejo  

La represión vieja y rabiosa del Estado chileno en contra de la lucha Mapuche reinventa fórmulas para desintegrar a un pueblo entero. Ahora es el turno de la Comisión Asesora Presidencial  o “mesa de diálogo” aventurada por la administración de la Nueva Mayoría.
Para conocer la opinión al respecto de una de las fuerzas que encara mediante la acción directa y un proyecto político anticapitalista en formación propiamente mapuche, nos entrevistamos con el vocero de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), Héctor Llaitul.

-¿Cuál es la opinión de la CAM respecto de la llamada Comisión Asesora Presidencial  o “mesa de diálogo” que levantó la administración de la Nueva Mayoría en el territorio Mapuche?

“Para nosotros se trata de una apuesta más de las autoridades de turno con la intención de enfrentar el conflicto entre nuestro Pueblo Nación y el Estado chileno. Para nosotros es “más de lo mismo” simplemente. Existe una situación que no es nueva. Se realizó un llamado para conformar una mesa asesora presidencial con el fin de establecer algunas medidas para frenar el conflicto, pero a la larga consideramos que no habrá ninguna respuesta concreta a la confrontación.”

-¿Por qué?

“Porque pareciera que son las voces más conservadoras del sector empresarial que encabeza el régimen de ocupación colonial en La Araucanía, sobre todo la industria forestal y el latifundio que han usurpado el territorio del Wallmapu, el que tiene mayor preeminencia en esta “mesa de diálogo”. En consecuencia, la propuesta y sus resultados fueron previamente definidos en el sentido de mantener el actual estado de cosas y el capitalismo neoliberal a través de la política extractivista que está causando estragos en nuestros territorios. Ella tiene que ver con la depredación y el saqueo de nuestros recursos, principalmente de la tierra y el agua. Por lo tanto, la “mesa de diálogo” sólo le ofrece mayores garantías a este sistema, el cual está erigido sobre el principio fundamental del desarrollo capitalista de salvaguardar a toda costa la propiedad privada.”

-¿Por qué estimas que la “mesa de diálogo” emerge ahora y no antes?

“Por el nivel de antagonismo irreconciliable que ha alcanzado la lucha entre las comunidades movilizadas y sus representaciones (entre las cuales nos contamos), y el sistema de propiedad privada usurpador, principalmente de la industria forestal. Este combate se ha ampliado y profundizado. Y lo que existe concretamente es una desestabilización de la reproducción del capital y sus relaciones. Ese es el escenario que marca la confrontación. Y en ello nos cabe una responsabilidad política real. En el wallmapuche, el capital y sus representaciones políticas institucionales ya no pueden gobernar como lo hicieron antes. Hoy hay un conflicto de características estratégicas.”

-¿Qué significa esa estrategia?

“Con los resultados del informe que se entregó al ejecutivo se pretende el continuismo y con ello lapidar las aspiraciones de autodeterminación que gran parte del Pueblo Mapuche ha asumido en el último tiempo, más allá de la CAM. El movimiento Mapuche en general, y el autonomista en particular, se han propuesto con mucha fuerza la lucha por la reconstrucción nacional Mapuche.”

-¿Cuáles son las características lapidarias para la causa liberadora Mapuche que comporta la “mesa de diálogo”?

“Hay un diagnóstico y hay propuestas que en el fondo preparan al gobierno de turno para que ni siquiera se establezca el  reconocimiento constitucional o la posibilidad de un Estado plurinacional dentro de los marcos legales y reformistas de su propia arquitectura política. Por ello, muchos sectores mapuche distintos a nosotros y que están comprometidos con una aspiración autonomista, también critican esa Comisión Asesora Presidencial – “mesa de diálogo””.

-El “caramelo” de la “mesa de diálogo”, al menos en el papel, considera cupos parlamentarios para mapuche. Más allá de esa clásica forma de cooptación sistémica que ha empleado el poder históricamente, ¿qué es lo de fondo para ustedes?

“Lo trascendente es que, al no existir un reconocimiento constitucional de nuestra condición de Pueblo Nación, el Estado chileno se niega a declararse plurinacional y con ello coarta toda posibilidad autodeterminista,  que es la aspiración y demanda que más nos representa a los mapuche. O sea, aquí la unidad monolítica del Estado de Chile no permite su debate democrático. Ello expresa una posición extraordinariamente conservadora, derechista y hasta fascista. Por tanto, nos encontramos, una vez más en la historia, con una concepción que rechaza de plano el conjunto de derechos que componen y son condición de la reconstrucción de la Nación Mapuche. En el fondo, el Estado chileno y su administración se niegan una vez más a reconocer la diferencia respecto de los sujetos colectivos que presentan formas de vida distintas y que por cierto poseemos demandas propias. ¿Por qué? Porque no se ajustan a sus intereses.

Lo anterior es altamente grave para la Nación Mapuche y explica por qué nuestro proyecto emancipatorio se basa en la realidad incuestionable de que somos un pueblo ocupado, sometido. ¿Cuál es la diferencia con la militarmente criminal “pacificación de La Araucanía” en nuestra contra impuesta por el Estado de Chile hacia la última parte del siglo XIX? Hasta hoy persiste ese mismo régimen de ocupación colonial, de “integración” y chilenización forzada, en donde no tiene cabida nuestra concepción de autodeterminación y soberanía. Y esa opresión no sólo ocurre en contra de nosotros. Está presente en la base de las resistencias de los pueblos palestino, kurdo, saharaui, de los pueblos indígenas de todo el Continente, del pueblo vasco, de los movimientos de liberación africanos, asiáticos, en Norteamérica, en Australia, etc.”

-¿Qué ha cambiado respecto de otros momentos históricos para el Pueblo Mapuche que pueda explicar por qué se lanza esta Comisión Asesora Presidencial - “mesa de diálogo”?

“Los múltiples esfuerzos del movimiento Mapuche (con muertos, prisioneros, procesos de lucha, persecución política sistemática) han ido creando una correlación y condiciones de fuerzas distinta con el objetivo de viabilizar un proyecto autonomista. La lectura es que, la lucha mapuche autonomista se ha intensificado y el Estado tiene que hacer algo frente a ello. Y dentro de su repertorio habitual,  la respuesta del Estado chileno es utilizar una aparente estrategia de “diálogo”. Claro que aquí hubo definiciones políticas y presiones de empresariado. El uso de ese medio no sólo es un “portazo”, una clausura unilateral a nuestra causa de autodeterminación, sino que atenta contra todas las causas de autodeterminación de los pueblos y comunidades no Mapuche sojuzgadas por el Estado chileno, y que trasciende con creces el paradigma dominante de lo que territorialmente se denomina “país chileno”. Se trata de una bofetada brutal en contra de todos los pueblos del mundo que pugnan por su autodeterminación.”

-¿Qué significa “autodeterminación” para el conjunto de la Resistencia Mapuche?
“La existencia etno-política de las condiciones y capacidades de autogobernarnos y definir nuestro propio destino. De seguir siendo mapuche. De reconstruirnos, en el mapuche kimun, el mapuche rakiduam, el ad mapu el itrofil mongen. Todo."

“Siempre hemos sufrido dictadura”

-¿Qué diferencias hay entre el trato de la dictadura pinochetista en relación a los gobiernos civiles, con el mundo Mapuche?

“Para el Pueblo Nación Mapuche no hay variaciones sustantivas al respecto. Siempre hemos sufrido dictadura, independientemente de las formas que ha adoptado el régimen político chileno.”

-¿Qué es la dictadura para ustedes?

“Nosotros seguimos padeciendo la dictadura del capital monopólico financiero. Ella es la que ha regido el orden del racismo y la intolerancia hacia nuestros derechos. Por eso, ante la presente contingencia, por arriba, no habrá más que “soluciones” en la línea de la “integración”. Integración como asimilación y subordinación a la totalidad del Estado nación chileno. E incluso del intento de aniquilamiento concreto frente a nuestras posiciones de lucha por  territorio y autonomía. Ello acrecentará la represión y la persecución política hacia los sectores más consecuentes con estas aspiraciones.”

-¿Qué pasa si luego del informe de la Comisión Asesora Presidencial - “mesa de diálogo”, como se ha publicado por los medios, la Nueva Mayoría ofrece una bancada parlamentaria mapuche?

"Ciertamente que el gobierno ofrecerá representación política, pero no a los legítimos dirigentes mapuche que sostienen coherentes convicciones autonomistas, sino que a individuos mapuche que son funcionales a sus intereses. Esto es, funcionales al proyecto desarrollista, productivista, consumista y extractivista que está en el ADN de la acumulación capitalista.”

-Sin embargo, existen grupos mapuche que no miran con malos ojos esa “oferta”…

“En efecto, existe una cosecha en curso ligada a un quehacer político que es parte de la institucionalización de ciertas franjas de la lucha mapuche. Y se expresa con personas de apellido mapuche que son absolutamente funcionales a los poderes establecidos por arriba. ¿Cuál es el problema principal en este ámbito? Que dadas las actuales condiciones de resistencia, organización y lucha autonomista consecuente de amplios sectores del Pueblo Mapuche, de producirse la institucionalización vía parlamentaria de individuos mapuche, se agudizarán las contradicciones en el movimiento general.”

-¿Qué pasaría?

“El movimiento se polarizaría. Por un lado, quienes estamos por la autonomía, incluso por la autonomía revolucionaria como lo plantea la CAM; y aquellos que están por institucionalizar la lucha mapuche. Bajo esas circunstancias se provocaría un quiebre. Desde nuestra perspectiva, no deja de resultar un ejercicio doloroso, pero sano. Para nosotros un virtual quiebre representa un desafío y una transparentación de las posiciones. En todo caso, lo cierto es que no existe ninguna garantía de que haya diputaciones o senaturías reservadas para mapuche que no pertenezcan a algún partido de la propia clase política dominante que, por lo demás, se encuentra en medio de una crisis feroz de su democracia representativa que no tiene por donde remontar.

Asimismo, “la oferta” de la gobernanza agrega las típicas “ayudas” focalizadas y clientelares que bien conoce el propio pueblo chileno.”

La doctrina del enemigo interno y el conflicto de baja intensidad

-¿Cuáles son las condiciones de la resistencia del movimiento autonomista Mapuche?

“Respecto del accionar del Estado chileno, nosotros decimos que los hechos tienen más fuerza que las palabras. Lo que observamos es que la institucionalidad está implementando un verdadero escenario para la guerra, en la lógica de la doctrina del enemigo interno y el conflicto de baja intensidad. Hablamos de una maquinaria política y militar para la guerra por parte del Estado en la zona. Quien quiera ver, ahí está la creciente militarización de última generación (se trata de armamento comprado a Israel), criminalización y represión en el Wallmapu; la prisión política, los montajes, la persecución sistemática, los controles de identidad. O sea, vivimos la violación permanente de los derechos civiles y humanos de nuestra gente.

A ello sumamos que la totalidad del personal militarizado estatal apostado en el territorio está allí para cautelar los intereses empresariales. Operan como la “guardia pretoriana” del capital forestal. Asimismo, enfrentamos la prórroga del Decreto 701 que tiene que ver con la certificación de la expoliación forestal.”

“¿Qué piensa la izquierda de la resistencia de nuestro pueblo?”

-¿Y qué ocurre con las bocas de la denominada “clase política”?

“En ese sentido, nosotros emplazamos no sólo al sistema político dominante, sino que también a las llamadas “izquierdas tradicionales” y a las “izquierdas revolucionarias”. ¿Cuál es su posición en relación a nuestra lucha?”

-Ya se conocen las posiciones de la “derecha tradicional” (UDI, RN, etc.) y de otras tiendas sistémicas…

“Que no haya un reconocimiento constitucional de nuestro Pueblo Nación es el resultado de que se impuso la derecha económica en la institucionalidad. Y la Nueva Mayoría se subordinó a esa imposición. Sin embargo, lo que nos llama poderosamente la atención es que sectores de la Nueva Mayoría que se autoproclaman “progresistas”, no tengan una posición clara al respecto.

Porque, ¿qué hay detrás de la “mesa de diálogo”? Una continuidad a un proceso de explotación de los recursos de basamento capitalista en su forma extractivista, junto al exterminio del Pueblo Nación Mapuche.

¿Qué piensa la izquierda de la resistencia de nuestro pueblo? Para nosotros no se trata simplemente de apoyar a una machi o a un lonko en particular. Queremos conocer su pensamiento práctico respecto de la opresión y saqueo total que sufrimos. Necesitamos definiciones concretas respecto del modelo de desarrollo que nos está destruyendo en el territorio. No nos interesan los “saludos a la bandera”.

Si nuestra decisión ante la integración forzada y el avasallamiento del Estado y su sistema político es la resistencia organizada y la autodefensa como ejes dinamizadores de nuestras luchas, ¿cuál es la posición que adoptará la izquierda? ¿Qué dirá la izquierda y el progresismo si hacemos el legítimo uso de las armas, fundado en el Derecho a Rebelión de los Pueblos del mundo frente a la tiranía? El Estado ejercita a diario y a discreción el monopolio de la violencia política en nuestra contra. Nosotros ya no lo podemos aguantar. Es la violencia del Estado la que nos violenta y no al revés.”

“No transamos con las políticas estatales e institucionales”

-¿Cuál es el proyecto político de la CAM?

“El ejercicio de reconstrucción nacionalitario (que no tiene nada que ver con el nacionalismo patriotero del fascismo), la autonomía sobre la base de la lucha por el territorio ancestral, y la autodefensa. Y la autonomía también es independencia política de los poderes que nos someten, adquieran la forma que adquieran (el capital, el Estado, las religiones, los partidos, las ong’s, etc.). Nosotros hablamos de la construcción en proceso de un nuevo proyecto y pensamiento  mapuche, desde, con y para el Pueblo Nación Mapuche, UN NUEVO RAKIDUAM. Se trata de definiciones colectivas y desde abajo que hemos encontrado a través del devenir de nuestra propia lucha y que tienen las categorías del anticapitalismo, antioligarquía, antiimperialismo. No provienen de la academia ni de las elites. Ahora bien, nosotros estamos empeñados en construir nuevas condiciones, superando las actuales, mediante la lucha misma. Nuevas condiciones políticas, culturales, cosmovisionarias, y, sobre todo, valóricas y éticas propias mapuche. Nosotros hablamos mucho de la ética de la acción política, no sólo respecto de la accion directa, sino de la conducta y actitud en la lucha. Por eso no transamos con las políticas estatales e institucionales. Y el control territorial se vuelve nuestra plataforma concreta para hacer frente a todo el andamiaje de poder que persigue que perezcamos.”

-¿Cuál es la diferencia entre el “nacionalismo” y lo “nacionalitario”?

“Aquí nosotros combinamos dos modos mundialmente conocidos respecto de lo que entendemos por liberación. Por un lado, está la emancipación de las clases oprimidas por las clases opresoras, y por otra parte, está la liberación de un pueblo cuando es sojuzgado por otro pueblo. Ambas luchas son absolutamente legítimas. Nuestra resistencia conjuga ambos momentos en un solo movimiento liberador. Nosotros hacemos converger la lucha anticapitalista con la lucha de liberación nacional.”

-¿A qué sociedad aspiran?

“Postulamos la liberación de la humanidad de toda opresión. Y en particular, por nuestro lugar en el mundo, la liberación como mapuche. Nuestro pueblo conformó históricamente una concepción colectiva de pueblo y de nación. Con autogobierno, autodeterminación, autonomía. Los mapuche somos una formación histórica y cultural común, con un idioma propio, con una concepción del mundo y una espiritualidad propias; con un sentido de pertenencia e identidad distintivo. En este contexto reivindicamos el concepto de nación. La nación y las relaciones sociales y materiales que buscamos recuperar de nuestros antepasados, de su legado, es un tipo de sociedad que entra inmediatamente en contradicción con la sociedad capitalista. Estamos en contra de la ideología de la modernidad capitalista, del desarrollismo productivista, del falso progreso infinito a costa de acabar autodestructivamente con la propia naturaleza de la que hacemos parte; estamos en contra del beneficio individual y privado por sobre el bien común y colectivo. Los mapuche siempre fuimos de mirada comunitaria y de reciprocidad con la naturaleza. Entonces ahí queda clarísimo el choque entre dos modos concretos y culturales irreconciliables. El desenvolvimiento de la reconstrucción del mundo mapuche se torna anticapitalista. Y esta contradicción insalvable entre el proyecto de desarrollo capitalista y la cosmovisión mapuche, la conocen muy bien los dueños del capital y de ahí su objetivo de destruirnos.

Aquí debería existir una reflexión profunda de aquellos que se dicen cercanos a la causa mapuche o pro-causa mapuche, en el sentido de entendernos a nosotros como sujetos revolucionarios.”

-¿Algunos los acusan de “nacionalistas y sectarios”?

“Eso debe ser aclarado y que no haya equívoco. La viabilidad de la liberación mapuche tiene que ver también con la liberación de la sociedad chilena de la totalidad capitalista predominante. Por eso le pedimos a esos sectores comprensión y autocrítica. No somos “proletariado rural, ni campesinado”. Buscamos el acompañamiento y la solidaridad de las izquierdas.”

jueves, 12 de enero de 2017

Chile. Los choferes del transporte colectivo conocen la ruta: La huelga comenzó

“Por nuestros compañeros… como abusan, no nos pagan la quincena, nos echan a los sindicalistas y a quienes reclaman… Hasta cuando… compañeros”.
Últimas palabras del chofer y dirigente sindical del Transantiago, Marco Antonio Cuadra, antes de quemarse a lo bonzo el 2 de junio de 2014. Murió hospitalizado 25 días después.

Andrés Figueroa Cornejo  

Un millar de choferes de la empresa Vule S.A. del sistema de transporte colectivo de la metrópolis chilena, Transantiago, se arrojaron a la huelga el 12 de enero de 2017 ante la negativa sistemática de la firma respecto de sus demandas salariales y del mejoramiento de sus condiciones laborales.

Se trata de la línea 300 del privatizado transporte público inaugurado el 2007 por la primera administración de Michelle Bachelet y cuya primera etapa fue ejecutada por el mandatario anterior, Ricardo Lagos Escobar, actual precandidato a las elecciones presidenciales de 2018.
Santiago es la capital de la vanguardia capitalista en América Latina y en buena parte del mundo. Y en Chile todo es mercancía. Desde el agua, la tierra, el aire, la integralidad de las relaciones sociales e individuales.

El mercado del trabajo está sometido a la superexplotación, al subcontrato, a la precarización, a la polifuncionalidad, y al conjunto de fenómenos enmarcados en la llamada “flexibilidad laboral”, tanto en el ámbito privado como en el estatal. La fuerza de trabajo organizada en sindicatos-empresa (no ramales o sectoriales) es mínima, y aquella fracción con capacidad de negociación con el empresariado es más insignificante todavía.

Asimismo, Chile es una de las sociedades líderes del globo en enfermedades asociadas a la salud mental, como la depresión y otras dolencias similares. Sin embargo, su puesto estelar en materia de dolores psiquiátricos no es resultado del clima, del carácter chileno, de la genética o de la geografía. Se encuentra íntimamente ligado a las formas que adquiere el trabajo. Al miedo, a la ansiedad, a la impotencia que emerge de la inseguridad laboral. El terror al desempleo, a diferencia de otros países, es superior a perder o carecer de la plenitud erótica, por ejemplo. Y en consecuencia, el trabajo tiende a vincularse con el displacer, con el sufrimiento, con la angustia permanente “por llegar a fin de mes”. El trabajo como “realización personal y social” es tan fantástica como la galaxia más remota. De hecho, el trabajo es la negación del sujeto y de la libertad. Es desintegración, calvario, puro extrañamiento y deshumanización.

En medio de la adversidad, los choferes del Transantiago tienen clara la ruta y ya ofrecen organización, lucha y resistencia.

La huelga

En el contexto de la negociación colectiva de los sindicatos números 8 y 42 de buses Vule S.A., más de mil conductores del Transantiago votaron la huelga y un proceso de paralización, que se efectivizó desde el primer turno del jueves 12 de enero de 2017. Es una de las huelgas de mayores dimensiones desde que fue implementado el presente sistema de transporte metropolitano.

Los trabajadores de la línea 300 exigen un salario base más próximo a sus necesidades, un incremento en los bonos de almuerzo, movilización, validación, capacitación. Uno de los argumentos-fuerza de los trabajadores es que la empresa obtiene 1.900 millones de pesos (más de USD287.000) en utilidades anuales. Semejantes ganancias resultan de los bajos salarios para los trabajadores y del alto precio de los pasajes para los usuarios. De hecho, el pasaje del Transantiago es uno de los más caros del Continente en relación al sueldo mínimo.

Como es habitual, la decisión de adoptar la huelga corresponde a una medida de fuerza histórica y de última instancia de los asalariados ante la falta de disposición de la compañía a la hora de negociar respecto de sus demandas laborales.

El dirigente sindical Rafael Contreras solicitó “comprensión y solidaridad a los pasajeros, que si bien se verán afectados en sus planes de viaje mientras dure la huelga, sabrán comprender que nuestra lucha se da para mejorar la condición de los trabajadores, e inmediatamente, para poder brindar un mejor servicio”.

Por su parte, el dirigente Luis Faúndez señaló que “la huelga fue forzada por la propia empresa al mostrarse completamente intransigente frente a nuestras reivindicaciones de mejores condiciones laborales. Ellos se llenan los bolsillos con el alza del pasaje, con la subvención que el Estado les da mediante los impuestos de todos, y a nosotros, a los que hacemos funcionar el transporte público en la ciudad, nos dan migajas. Por dignidad y por mejores vidas para nuestras familias no nos ha quedado otra alternativa que ir a la huelga”.